12. Ojos de luna llena y realidad
«Nadie puede llevar una máscara por mucho tiempo.»
Séneca
La jornada de clases se me pasa volando, en parte porque el tiempo se vuelve efímero cuando estoy con Hitoshi y Kiri, y en parte porque esta noche será la fiesta de máscaras. Debido a ello las clases acabaron antes y estoy a punto de quedarme calvo por los nervios. Nervios de tener que concurrir a un evento social de alta cuna, nervios de ver a Shoto, nervios de meter la pata y convertirme en el hazmerreír, nervios de estar ahora mismo frente a mi habitación, dudando sobre si entrar a buscar un uniforme limpio para usarlo en la fiesta o bien dejarme el que llevo puesto aunque esté sudado. La segunda opción me sabe mucho más seductora. Mi compañero de cuarto es la última persona que quiero ver en este momento.
Para mi infinita desgracia, Kacchan abre la puerta antes de que mis pies acaten la orden de "aborten la misión y llévenme lejos de aquí".
—¿Sueles hacer eso seguido? ¿Lo de quedarte parado como idiota frente a los dormitorios?
—Solo frente a los dormitorios ocupados por capullos —contesto bilioso, lo que hace sonreír a Katsuki.
Mis ojos zumban a su pecho desnudo antes de que logre contener el impulso de corroborar que se encuentra sano y salvo. No hay ni una marca allí, su piel sigue impoluta y rasa.
—¿Se te antoja algo? —pregunta ladinamente.
—Sí, buscar mi móvil y mi ropa.
Entro al cuarto, casi empujándolo y con mi objetivo bien presente en mi mente para no cometer el error de desviarme por los rumbos que a Kacchan le encanta imponer. Nuestra relación ha cambiado. Para él ya no soy el pringado que le servía de chivo expiatorio y para mí él ya no es un semidiós omnipotente. En mi corazón puede morir, ahora lo sé, y espero que él también se haya enterado.
Sobre mi cama hay una caja negra de tamaño mediano que llama mi atención. Especialmente por el enorme moño rojo en la tapa.
—¿Qué es esto?
—No lo sé. Lo trajo Todoroki.
Observo a Katsuki con suspicacia. Si realmente Shoto trajo esto, se me hace sumamente extraño que no lo haya hecho explotar aún. ¿Eso quiere decir que su relación no se fue al coño después de todo? Quiero saber, pero no quiero preguntar. Para cumplir mi objetivo debo limitar mi comunicación con este patán en la medida de lo posible.
Desato el moño y abro la caja, tratando de disimular mis ansias. Una carta se me presenta primero, escrita con la refinada caligrafía de Shoto.
"Izuku:
El amor tiene tantas máscaras como la noche estrellas. Comprobémoslo juntos hasta que la luz del alba lo extinga todo y solo quedemos nosotros.
S.T."
Siento cosquillas en el corazón, y son tan agradables que ocultar mi sonrisa me parece una falta de respeto al sentimiento.
Debajo de la carta hay un antifaz de lo más exótico, y no lo digo porque se halle cargado de perifollos. Su forma es simple, delicada y angulosa en ambos laterales, la textura es lisa, el color negro, pero lo curioso son los cientos de destellos que en ella rutilan, como si el creador de la máscara le hubiese robado un trozo de noche a Nyx para hacerla. Deslizo un dedo sobre la superficie y una vaporosa voluta oscura llena destellos se desprende, desvaneciéndose en el aire como humo de incienso. Me muerdo el labio inferior, conmovido por la belleza que solo la magia puede otorgar, y por el hecho de que Shoto la ha elegido para mí.
El regalo no acaba allí. Extraigo de la caja una camisa burdeos, unos pantalones de vestir azabache y un chaleco del mismo color. La tela es brillante y vistosa como ónix, y combina de maravilla con el antifaz. Oh, también hay unos zapatos de charol al fondo.
No merezco a Shoto.
—Así que en eso se gastan el dinero los remilgados —suelta Katsuki desde su repantingada posición en su cama.
Permanezco firme en mi postura de ignorar sus gilipolleces. No dejaré por nada del mundo que me afecten sus comentarios de mierda.
Cojo mi móvil del cajoncito del buró, lo echo dentro de la caja junto a todo lo demás y me dispongo a irme. Me arreglaré en el cuarto de Toshinori.
—¿Estás tomando tu medicina?
Su pregunta me desconcierta. ¿Ahora se preocupa por mi salud?
—No te incumbe.
Se incorpora en un abrir y cerrar de ojos para tomarme de la muñeca y voltearme hacia él, haciéndome soltar la caja por la sorpresa y el movimiento brusco. Por suerte nada se desparrama cuando cae al suelo. Lo único que sí se rompe es mi falsa ecuanimidad.
Mi corazón da un brinco y arremete contra mis costillas de una dolorosa manera cuando Kacchan acerca su boca a la mía sin concretar nada.
—Suéltame.
—Contéstame.
—No te incumbe —repito, apartando su mano con una sacudida como personaje de novela mexicana.
Las pupilas de Kacchan oscilan. Me sujeta de la cintura y me atrae hacia sí con agilidad, todo sucede en una efimeridad. Mi boca entreabriéndose, la suya acercándose decidida, mi pulso acelerándose, sus ojos encendiéndose a cada milímetro que muere entre nosotros... pero todo acaba de la misma forma fugaz gracias a un bendito golpe en los cristales de la ventana.
Nos quedamos congelados mirando como una, y otra, y otra piedrita se estampan en el vidrio con insistencia, evidentemente siendo lanzadas por alguien.
Empujo a Kacchan y corro hacia la ventana, salvado por la peripecia. ¡Casi la cago de nuevo!
Abro ambos paneles y saco un poco el cuerpo para mirar hacia abajo. Mis cejas se juntan para sostener un enorme signo de pregunta. ¿Por qué diablos Denki se encuentra en el jardín arrojándole piedras a la ventana de mi dormitorio? ¿Y... con una guitarra?
Apenas me ve aparecer, sonríe y abre la boca, pero no para saludar, sino para dejar salir una voz melodiosa, profunda y potente a la par que sus dedos rasguean las cuerdas.
—It's so hard to say that I'm sorry, I'll make everything all right;
all these things that I've done now what have I become, and where'd I go wrong?
Me llevo las manos a la boca, arrobado por el dulce sonido acústico que acompaña sus palabras; un arte para el oído que es capaz de llegar a lo más recóndito del alma.
—I don't need to hurt just to put you first, I won't tell you lies
I will stand accused with my hand on my heart, I'm just trying to say...
I'm sorry,
It's all that I can say,
you mean so much, and I'd fix all that I've done if I could start again
I'd throw it all away
to the shadows of regrets, and you would have the best of me...
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]
Kacchan se ha acomodado a mi lado en algún momento del que no fui consciente. Contempla a Denki con una expresión deformada por la vergüenza ajena.
—¡¿Qué cojones haces frente a mi ventana, maldito ridículo?! —vocifera con la vena de la frente cerca del estallido—. ¡Regresa a tu pokebola!
Denki cesa su rasgueo y observa a Katsuki con curiosidad.
—¡Oye Izu, se te ha metido otro pejelagarto!
El semblante de Kacchan adquiere una traza asesina. Sube un pie en el alféizar y se impulsa para saltar hacia afuera con sus manos chispeando. Denki echa a correr para huir de una muerte segura, pero mientras está en ello gira la cabeza hacia mí y grita:
—¡Espero aceptes mis disculpas! ¡Te veo en la fiesta!
Desaparece entre las edificaciones con Kacchan pisándole los talones.
El silencio reina nuevamente.
Parpadeo, todavía confundido por lo que acaba de suceder, hasta que veo la caja en el suelo y recuerdo que debo salir de aquí antes de que Kacchan reaparezca.
De camino al cuarto de Toshinori voy corriendo con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Cómo podría rechazar semejantes disculpas?
Me reúno con Ochaco en nuestro punto de encuentro pautado, la fuente de Acuario, ubicada en la zona norte del campus cerca del Gran Salón. Un lugar estratégico, puesto que se halla lo bastante cerca como para que la música y el aroma a comida y sangre fresca nos atraiga, pero no lo suficiente como para quedar a la vista de los demás vampiros.
—No soy un perro, pero guau.
Río con timidez.
—¿Me veo bien?
Mi amiga se quita momentáneamente su antifaz de rubíes para que lea la respuesta en su expresión.
—Todoroki es Todo-rico en todos sentidos —sopesa—. Te ves magnífico, como un íncubo.
—Gracias... supongo. Tú estás hermosa. —Su vestido negro de sirena le va muy bien, especialmente por ese escote que acaba encima de su ombligo—. ¿Has visto a Hitoshi y a Kiri?
—Noup. ¿Pero qué demonios haces preguntando por los humanos cuando tienes a tu sangrepura esperando por ti?
—E-Es que quería saludarlos antes de reunirme con Shoto... probablemente estaré el resto de la noche con él así que...
—¡Entonces deja de perder el tiempo y ve a disfrutar!
Ochaco me arrastra denodada al Gran Salón, saboteando mis planes para retrasar el encuentro con Shoto.
—¡Espera, estoy n-nervioso!
—Patrañas, los nervios no existen esta noche.
—Yo no tengo esa impresionante vanguardia como para estar tan confiado de mí mismo —bromeo.
—Lo tuyo es la retaguardia, querido.
Hiperventilo cuando Ochaco nos mete entre el gentío, cada vez más profuso a medida que nos acercamos a la entrada. Me esperaba algo así, y sin embargo no puedo estar más embelesado. Los vestidos de las vampiresas, algunos elegantes, otros excéntricos, se abigarran entre los atuendos mayestáticos de los machos y la enorme variedad de máscaras que ocultan caras pero no personalidades. Antifaces, máscaras de medio rostro y enteras, algunas ostentando diamantes y metales preciosos, algunas otras exhibiendo fascinantes rasgos animales y plumas de colores... todo se ve tan surrealista que Salvador Dalí reviviría solo para poder inmortalizarlo en una pintura.
La decoración del Gran Salón no se queda atrás. El lugar es de por sí inmenso, de inagotable espacio, pero se las han arreglado para que ni un solo recoveco deje de impresionar. Por supuesto, no existen aquí chucherías como banderines y guirnaldas fabricadas con cartulina brillante. El lema de los organizadores debe de ser "antes muertos que sencillos"; joder, es que no veo un solo mueble, lámpara o vajilla que valga menos que mi vida. Puede sonar cruel, pero la moral vampírica es un poco distinta a la humana. ¿O no?
Un camarero se acerca a nosotros con una bandeja llena de copas de sangre. Yo tomo una, Ochaco rechaza el ofrecimiento y le da las gracias.
—No quiero que mi aliento apeste —refunfuña mi amiga cuando el mozo se aleja, pero admira con deseo mi copa.
—O-Oh... no lo había pensado...
¡Tendré que enjuagarme la boca antes de ver a Shoto! Pero, antes que nada... ¿dónde está él? Ni siquiera sé lo que lleva puesto, ¿cómo lo encontraré entre tantos vampiros enmascarados? Bueno, no es que muchos tengan el cabello de dos colores. Ojeo por allí y por allá, cuidando de no cruzar miradas con ningún otro vampiro. A muchos no les agradará saber que la única mancha de la Academia decidió venir a su lujosa celebración. Pero eso es lo que menos me preocupa. Me aterran mucho más aquellos que se pondrán felices de tener cerca al híbrido para depositar sus puñetazos. El pensamiento me inquieta tanto que, en lugar de buscar unos cabellos bicolores, recorro el salón en busca de unos violetas o rojos. La máscara me brinda un poquito de seguridad. Tal vez nadie me reconozca endomingado con vestimenta tan fina. Además, mi cabello está "peinado" hacia el costado, y la gomina lo hace lucir más oscuro, como si fuese negro.
Bien, todo saldrá bien... no tengo de qué preocuparme. Ochaco camina a mi lado, aunque en un momento un grupito de vampiresas la detiene para saludarla. Muchos ojos caen sobre mí y decido que lo mejor es no quedarme quieto, por lo que dejo atrás a mi amiga y sigo buscando por mi propia cuenta.
Deposito la copita de sangre vacía sobre una de las mesas largas de bocadillos y salgo al jardín. También se halla ataviado, pero aquí se puede respirar mejor. Los perfumes están dándome jaqueca. Voy algo distraído contemplando mi entorno, por lo que no advierto que alguien se me ha acercado hasta que habla. Suelto un gritito bochornoso.
—¿Gusta de un bocadillo? Oh, lo siento, no quería sorprenderte... ¿Izuku?
Mi pecho se desinfla cuando reconozco a Dominik bajo su sobrio antifaz.
—¡Dominik! N-No te preocupes, soy asustadizo. No pensé que estarías trabajando hoy.
—¡Tengo que subsistir! De lo contrario tendré que salir a cazar humanos y eso no va conmigo —se lamenta. Toma un bocadillo de la bandeja que carga y se lo lanza a la boca—. Además... hay luna llena. Mejor mal acompañado que solo.
—No hay lobos aquí.
—Ya no sé qué creer, el Árbol de Érebo se secó.
—¿Qué? ¿Cuándo?
—Pues, ayer estaba bien... pero hoy apareció con las ramas peladas y secas. Ni modo. Mi abuela dice que es mejor valer verga que no valer nada.
—Quisiera ser tan positivo como tu abue...
Mi respuesta muere cuando avizoro a Shoto a unos cincuenta metros. Y no lo reconozco por su cabello, sino porque todos los Todoroki están con él. Mi dermis pierde varios tonos. Enji abraza a su esposa por la cintura, Fuyumi y Natsuo se intercambian sus copas, seguro para degustar los sabores de los distintos grupos sanguíneos. Shoto parece ajeno a su familia, revisando su móvil con una postura aburrida. Lleva un smoking oscuro que calza a la perfección en su torso triangular y una máscara de medio rostro, blanca de un lado y negra del otro.
—Oh, ¿irás con el sangre pura? —inquiere Dominik, zampándose otro bocadillo—. Buena suerte...
—¡No! ¿Qué hace su familia aquí? —suelto todo acobardado.
—Es común que asistan a los grandes eventos los miembros importantes de aquelarres importantes.
—O-Oh, v-vale, cualquier cosa no me has visto, ¿entendido?
—Pero...
Me escabullo entre el amontonamiento y regreso al salón, desmoralizado. Siento una mano alrededor de mi corazón, apretando hasta hacerlo sangrar.
No pueden verme con Shoto. Qué va, ¡no pueden verme ni siquiera solo! Endeavor tiene el poder de destruirte con solo una de sus lacerantes miradas. Considerando lo mucho que me detesta, ni polvo restaría de mí si se entera que su hijo me eligió como pareja de baile.
Apresuro mis piernas para escapar a los dormitorios, mordisqueando mi labio inferior con saña, pero algo se enlaza a mi brazo y me hace frenar con una sacudida por lo envalentonado que voy.
—Hey, te estaba buscando... ¿te sucede algo, arbolito? —pregunta Kiri.
Su extraña máscara no vela su preocupación, pues deja mucho de su rostro expuesto. Apenas posee una franja sobre su nariz y cuatro puntas que simulan colmillos, dos por encima y dos por debajo de su boca.
—Tengo que salir de aquí... hay unas personas que no me quieren, e-es decir, nadie me quiere, pero ellos me enviarán un sicario si me ven, t-tengo miedo...
Una caricia de Kiri en mi mejilla me reconforta. Deja un beso en mi frente y mi apocamiento se quema con su calor. Cuando susurra en mi oído, Enji luce como un conejillo de Indias en mis recuerdos.
—Solo tienes que pedirlo y quien sea que te moleste tendrá un ejército de sicarios tras su trasero. Ese es solo un pequeño granito del poder que manejarás...
—Solo tengo aceptar su propuesta... ¿no es así?
—No. Solo tienes que aceptar tu naturaleza y tu realidad.
Niego con la cabeza.
—¿Cómo? Estoy tan perdido...
—Toshi está esperándote en la biblioteca. Ve y toma una decisión, solo depende de ti. ¿Qué es lo que quieres para tu vida, Izuku?
Mis lágrimas se apelotonan bajo mi antifaz.
—Quiero... ser respetado y amado... sin obstáculos ni prejuicios estúpidos.
Cierro los puños, mi cabeza no deja de maquinar. Nunca me sentí cómodo en este lugar. Tampoco me sentí a gusto con los humanos. Lo cierto es que nada sé de lo que significa tener un hogar. Sin embargo, Hitoshi y Kiri hablan con tanta elocuencia que todas las soluciones parecen hallarse en sus bolsillos.
—Iré a hablar con Hitoshi... él... ¿se encuentra en la biblioteca de arriba?
—Así es.
—Creí que habían cerrado el paso al segundo piso.
La biblioteca del Gran Salón es la más grande de California, construida en su totalidad con madera sequoia santificada. Solo pueden entrar eruditos y políticos, legalmente hablando.
—¡Hey! —chilla Ochaco, apareciendo por detrás de Kiri—. ¿Dónde diablos te habías metido? ¿Encontraste a Todoroki?
Aprieto los labios.
—Tengo algo que hacer. Nos vemos luego.
—¿Eh? ¿A dónde crees que vas de nuevo?
Kiri la abraza por los hombros y le dice algo que la despista, facilitando mi escape.
Después de varios minutos esquivando bailarines, doy con una puerta que lleva al corredor. Es mucho más amplio que los del edificio principal de la Academia, y también más hermoso, con sus paredes claras salpicadas de cuadros renacentistas. La escalera no está muy lejos, pero si está "cerrada" con una cuerda y un aviso que cuelga de ella: "No pasar".
Echo un vistazo hacia ambos lados y paso por encima tras cerciorarme de que estoy solo. No me he tomado el momento para pensar el por qué Hitoshi eligió hablar en la biblioteca, pues en el poco tiempo que lo conozco he aprendido bastante de sus preferencias. Sé lo mucho que le agrada la soledad, el silencio y romper las reglas.
El segundo piso tiene todas las cualidades que Hitoshi adora. Hasta llega a ser lúgubre su oscura inhospitalidad. Mis pasos crean un eco eterno que me eriza la piel. ¿Cómo es posible que ni un murmullo se oiga de toda la algarabía de abajo? Justo en ese momento un murmullo se oye, aunque no procede de la fiesta. Viene del interior de la próxima puerta, la de la biblioteca.
—Hitoshi, soy yo. Eijiro me dijo que estarías aquí.
Avanzo y empujo la pesada puerta de madera, ya entreabierta por alguien.
—¿Hitoshi?
Me topo con una sombría y abismal biblioteca de tres pisos con millares de libros, pero no con el humano.
—Aquí.
Mi ceño se pliega y mis ojos se abren en toda su capacidad. Mis sentidos deben estar fallando.
—Detrás de ti.
Mi respiración se paraliza. Es la voz de Hitoshi, pero... ¿por qué suena dentro de mi cabeza?
Una imposiblemente enorme mano peluda con unas zarpas de diez centímetros se apoya en mi hombro.
Por un instante solo siento frío y una sensación de enajenación que me lleva a girarme por simple inercia de la vida. Al ver a la bestia de tres metros, con hocico largo y orejas atentas, casi me entran ganas de reír en mi marasmo mental.
Hago contacto visual con esos ojos dorados esperando hallar nada más que la muerte en ellos. Contra todo pronóstico, los orbes de luna llena me provocan un sentimiento de inmaculada devoción.
Podría haber gritado o intentado huir, pero no hago más que quedarme aturullado, observando ese par de esferas de oro, brillantes entre el pelaje oscuro. El torso del lobo bípedo se dobla y su morro se acerca lentamente a mi rostro, hasta que finalmente alcanza a propinarme un lametón sobre los labios. En realidad, su lenguetazo abarca desde mi mentón hasta mi nariz y me embadurna de saliva.
Permanece encorvado, olisqueándome fervorosamente. Su morro es más largo que mi antebrazo, por lo que estimo que el tamaño de sus colmillos supera el de mis dedos.
Entonces... ¿moriré aquí? ¿Y ya? ¿Siendo la cena de un licántropo? Ni siquiera mis huesos restarán para un funeral digno, pero creo que es mejor así.
Toco tu hocico con algo de vacilación, luego lo acaricio un poco.
—Hitoshi, ¿por qué no me dijiste desde el principio que querías comerme?
—¿No te lo dije?
—Probablemente me lo has dicho. —Río, pero mi llanto simultáneo ahoga el alegre sonido—. ¿Cómo lo haces? Eso de hablar en mi mente... ¿un don? Escuché que... —Tengo que parar de hablar por un nuevo ataque de llanto. Continúo luego de quitarme la máscara y sorber mi nariz—. Escuché que algunos licántropos los tienen... y-y... disculpa por llamarte feo. Estaba equivocado.
Tengo el corazón destrozado, tal vez por eso mi sinceridad. Ya no hay necesidad de protegerlo de nada.
Esta criatura es maravillosa sin dejar de ser aterradora. Su pelo es suave y brillante en lugar de hirsuto como lo describen en los libros. Su pecho es robusto como sus patas, firmes y fuertes, gráciles, pero su cintura es más estilizada y delgada. La cola es mi favorita, larga y de frondoso pelo. Ahora se está moviendo de un lado a otro.
—¿Estás contento porque vas a matarme? —le pregunto angustiado.
El pelaje entonces se desprende y su forma comienza a mutar, mudando a una cada vez más humana hasta que el Hitoshi Shinso que conocía surge de toda esa masa de garras, dientes y músculos fibrosos.
Mi compañero hinca una de sus rodillas desnudas en el suelo, toma mi mano y me besa el dorso.
—¿Matar a mi pequeño dios? Jamás. Estoy contento porque te haré mi omega.
Y toda la realidad de la que hablaba Kiri cae como avalancha sobre mí.
☾ ☾ ☾
Las malas lenguas dicen que Shoto le robó la máscara a Jiwon
Tengo curiosidad por saber si son team vampiros o team licántropos 👀
Qué creen que sucederá ahora que Izuku lo sabe todo? 😬
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