CAP. 01- EN EL MUELLE



―¡ESTE ES NUESTRO HOMENAJE!, ¡DIVIÉRTETE!. ―(Choop)

El auto empezó a acelerar, mientras las risas y los flashes de sus móviles parpadeaban sobre mi penosa figura. Mi mejilla sentía el asfalto frío que me asaltaba con punzante dolor. Me quejé tres veces, mi respiración estaba acelerada.

―Veremos si tienes las agallas Nueve. No te quiero cerca de ella, ¿me entendiste bien? ―(Edward)

Sus voces y risas, mientras se mezclaban con la música del auto, hacían la escena más cliché que podía vivir.

―¡En mi vida, que nunca más vuelto a beber! ―(Nueve)

Estaba abandonado en el lado Norte del muelle, la brisa del mar se sentía fuerte y fría, una ligera bruma marina empezó a aparecer. Me levanté tristemente tratando de encontrar mi teléfono móvil. No había nada, ni siquiera tenía un centavo.

―¡Joder!¡Joder!¡Joder! ¡Me las vas a pagar! ―(Nueve)

Suspiré aceptando la situación. Caminé tres pasos y vomité las piezas de pizza que comí en la fiesta. Me sentí deshidratado, mi garganta estaba totalmente seca. De pronto me di cuenta que la escena ante mis ojos era magnífica, por alguna razón me hacía recortar a las escenas de terror de Stephen King. La extraña bruma, los sonidos de algunas embarcaciones y ese profundo olor a sal, me habían transportado a una escena de ensueño, de terror pero de ensueño. Caminé hacia el sur siguiendo las potentes luces de la ciudad, mientras caminaba, recordé que debía tomar el vuelo a New York aún tenía algo de 10 horas, así que podré dormir bien para presentarme en la Convención Anual de Avances Científicos (CAAC-2017), para presentar algunos resultados de mis investigaciones. Para entonces ya había firmado un precontrato de trabajo con la Corporación Biomedic Technologys , también llamada Biotech; la más grande del mundo dedicada a la investigación biomédica. Estaban ansiosos por incorporarme a sus filas, junto a mi equipo de trabajo. Según las razones que me expusieron para reclutarme, versaban en que mi enfoque estaba muy orientado a sus líneas de investigación, además había demostrado tener el talento que la compañía requería, por ello era indispensable nutrir y guiar desde ya, con los mejores recursos humanos, financieros y tecnológicos que solo ellos podían ofrecer, para así alcanzar los más grandes logros en aras de la salud humana.

―¡Claro, cómo no!, seguro sus CEOs son ángeles de Dios. ―Sin duda alguna el Premio Nacional de Investigación por mi tesis sobre "Desarrollo de estructuras biomecánicas celulares" tuvo mucho que ver. Quisieron embaucarme con mis patentes, me ofrecieron 50 millones de dólares al estilo la película "Gracias por fumar" de Jason Reitman. El tipo abrió una maleta me mostró el dinero y casualmente dejó caer los billetes al piso, además de eso me ofrecieron un departamento en Dubái con pasajes aéreos vitalicios en primera clase a cualquier parte del mundo. Claro es lo que vale la materia prima, lo que podrían hacer con ellas en el futuro cercano, les proporcionaría ganancias en un 3000%, sin contar que se convertirían en los dueños del mundo. Seré una rata de laboratorio, pero no soy estúpido. Negociamos algunos acuerdos, aparte del jugoso sueldo y libertad de dirección en mi trabajo, si querían mis patentes tendría que ser socio accionista. Claro que Biotech veía estas condiciones como el chiste de una hormiga, pero no habían declinado, tampoco son estúpidos, podían ver el potencial lucro cesante y la posible pérdida de su posición de dominio mundial si era captado por la competencia; eran posibilidades que no estaban dispuestos a tomar a la ligera. Les amenacé que si algo me pasaba a mí o a algún compañero del equipo, todas mis patentes las regalaría a su principal competidor. Dijeron que pondrían a prueba mi valía. Me ofrecieron un precontrato laboral, con condiciones casi perfectas. Aquella mañana cuando salí de la última entrevista/negociación, me sentía el dueño del mundo, siempre supe que las miles de horas de estudio y sacrificio en los laboratorios tendrían sus frutos. Para celebrar aquella victoria, los miembros del equipo de investigación organizaron una tremenda fiesta en el piso de Björk. Aquella era la chica más perfecta que había conocido, tenía un acento inglés que a mi parecer era hermoso para sus características físicas, dándole un aire de sabiduría y arrogancia innata. Ella era londinense, de padres 100% ingleses con líneas de sangre que se podían rastrear hasta 300 años atrás. Aunque su nombre provenía de Islandia, según ella, sus padres tenían una excelente razón para llamarla así.

Sus padres se conocieron y se enamoraron en diciembre de 1993, durante un concierto de la cantante Björk, mientras cantaba "Human Behaviour". 


"(...) If you ever get close to a human
And human behaviour
Be ready to get confused

There's definitely no logic
To human behaviour
But yet so irresistible

There's no map
To human behaviour (...)"

(Sus hombros chocaron y se miraron.)

(La atracción despertó.)

(―¿Quieres ir a beber algo después?)

(―Por supuesto. ―Ella lo miraba sensualmente.)

(Ambos sonreían como si estuvieran drogados)


En aquel concierto, ese choque de hombros despertó emociones de las que nunca pudieron liberarse, sintieron emociones tan fuertes y atrayentes que no tenían explicación racional. Después del concierto, salieron directo a tomar unas cervezas, las risas fluían de forma natural, nunca se habían sentido tan unidos, eran desconocidos al fin y al cabo, pero algo dentro de ellos les decía que ya se conocían desde mucho antes de conocerse. Ese mismo día en un departamento frente al Támesis, estaban concibiendo a su primera y única hija. 

―¿Cómo la llamaremos? ―exclamó la madre al ver a su hija por primera vez a través del monitor en su primera ecografía. Ninguno de los dos lo dudó. ―¡Se llamará Björk! ―Ambos contestaron al mismo tiempo.

Recordar aquel día cuando Björk me contaba el origen de su nombre, me hacía sentir una extraña calidez, desde aquella conversación, supe que no podría separarse de aquellos enormes ojos verdes que brillaban con luz propia, y ni qué decir de su sonrisa, era imposible no reír o sentirse atraído con aquella forma desenfadada de reírse.

La imagen mental de Björk la mantuve presente con gran fervor. El recuerdo de su cabello lacio oscuro cayendo a la mitad de su rostro mientras reía a más no poder. Su voz presumida pero dulce, su chaqueta de cuero negro y sus vaqueros perfectos, la convertían en la imagen más hermosa e impactante que podía tener.

La pasión desencadenada por esta imagen mental, al sostenerla con tanta emoción, hizo que Björk, desde la fiesta en su piso; sintiera vívidamente la imagen lejana de Sese abandonado en un muelle.


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