i. cuevas de arena

capítulo uno:
CUEVAS DE ARENA



📍 MONTAÑAS DE ZAGROS, IRAK.
2012, 27 DE AGOSTO.

Sólo habían pasado unas horas desde que el Sol se había puesto y el cielo había sido entregado a la Luna. La oscuridad de las montañas de Zagros, junto con el frescor que la acompañaba, descendía lentamente sobre las tierras desérticas y áridas, mientras el viento acariciaba la tela arenosa de las tiendas instaladas sobre el terreno arenoso.

El crujido de un nuevo trozo de madera colocado para alimentar el fuego se mezclaba con la soledad de la noche. La joven estaba sentada en una de las incómodas sillas alineadas alrededor de la fogata. En lugar de unirse al zumbido de los susurros de los planes de mañana desde las tiendas de campaña instaladas alrededor del área que determinaron, prefería leer el libro en su regazo mientras se divertía sentada con las piernas debajo del libro, que ciertamente era un pequeño obsequio de aliento de Jala para su pequeña hija por la excavación en la que las dos estaban trabajando. Las desgastadas páginas del libro contenían información de la civilización y mitología sumeria.

Para Reina, parecía interesante aprender sobre las personas que vivían en la tierra en la antigüedad. Sin embargo, el libro que tenia en su mano era muchísimo más interesante que otros por una razón; Se trataba de pensamientos individuales vertidos en paginas, que surgían del paso de mano en mano entre los historiadores. Algunos habían tomado notas en los espacios de la página y otros habían pegado pequeñas notas en papel. Se escribieron diferentes teoría sobre algunos temas. Según algunos, una que otra información del libro era errónea o exagerada. Tambien hubo quienes argumentaron lo contrario e incluso señalaron que había información incompleta. Se sentía como si estuviera en un animado debate sobre el libro que se prolongaba desde hacía años atrás, sin traspasar los limites del respeto. Todos tenían una opinión, pero nadie tachaba la idea de los demás.

Mientras se dirigía a la siguiente página del libro, acompañada de la luz anaranjada proveniente de la fogata, los delgados y delicados dedos de Reina se cernían sobre la imagen de la página. Era un dibujo sobre Pazuzu, un demonio de la mitología sumeria, quien tenía una apariencia humanoide; Dos pares de alas adornaban su espalda y su cabeza parecía ser una mezcla entre un león y un perro. Asimismo, tenía largas uñas en las manos, sus pies eran garras de águila y detrás de él se arrastraba una cola de escorpión.

Su rostro se contrajo ante la descripción. Era como si hubieran integrado todo lo que se temía en los factores ambientales de la región en la que vivían en una sola entidad que había que temer. Agresivos leones y perros; águilas, los cazadores y depredadores del cielo, y los animales más mortíferos con su veneno; escorpiones y serpientes. A veces Reina pensaba que seres como Pazuzu fueron creados por creencias humanas. Érase una vez una comunidad que creía en su existencia y con esta creencia tomo forma la energía del universo. Si hubiera vuelto a ser como era hace tan solo unos años, Reina podría haber encontrado esos pensamientos bastante ridículos.

Una persona fue suficiente para cambiar toda su visión.

Levanto la vista del libro en el que estaba absorta cuando noto que la luz de la fogata se desvanecía lentamente. Mientras metía los mechones de cabello detrás de la oreja como de costumbre, lo primero que vio fue una chaqueta militar color crema extendida hacia ella. Miro al joven soldado sorprendida ante el gesto inesperado. Con su piel obscura, su estilo bien marcado como todo soldado y ojos del mismo tono que su cabello castaño oscuro, Agro se paro frente a ella con toda su gentileza.

Sus ojos marrones miraban los vibrantes ojos azules de la joven con tanta sinceridad e inocencia como un cachorro, como si estuviera preguntando: "¿No vas a usarlo?"

Reina se removió en su silla, sin siquiera molestarse en reprimir el impulso de poner los ojos en blanco. Mientras sostenía el libro con una mano y se aseguraba de que no se cayera de su regazo, tomo con su mano libre la chaqueta que el soldado le ofreció usar.

La joven negó con la cabeza─. Acordamos que no harías eso.

─¿Qué? ─Cuando la rubia finalmente acepto tomar la chaqueta que su contrario le ofreció, este tenia una expresión agradable en su rostro. El hombre metió sus manos en los bolsillos de sus pantalones militares y se dio la vuelta. Decidió que era mejor interesarse en alimentar la fogata que se estaba quedando sin energía.

De Agro, Reina podría decir que era el militar menos ruidoso en comparación a los demás. En realidad, solía tener un carácter bastante tranquilo en público. Era casi imposible oír al hombre en un ambiente estridente. Pero ahora, en la zona desierta donde se encontraban los dos, con solo el zumbido de los pájaros nocturnos y el raspado de los insectos, el murmullo del soldado salió en un tono bastante normal. A veces la oji-azul se preguntaba como aquel chico podía hacer su servicio militar con el silencio que siempre lo inundaba. La mayoría de los soldados que conoció gracias a su padre eran hombres realmente bulliciosos y duros. A excepción de unos pocos, nadie se había comunicado adecuadamente con ella; Hablar con la hija del comandante debe ser bastante aterrador y arriesgado.

─Eso que hiciste ─Dijo la rubia, poniéndose la chaqueta. Aunque el clima era mayor a lo esperado en comparación con el ambiente desértico, su sensibilidad al medio ambiente era mayor a la de otras personas, debido a su anemia y los medicamentos que consumía. Continuó su frase mientras liberaba su cabello ligeramente dorado de de ajo del grueso trozo de tela─... favores y ojos de cachorrito alejados de mi.

─Solo te pregunte si ibas a usar la chaqueta. Pronto hará más frío ─El joven, con una clara sonrisa en su rostro y tarareando, siguió actuando como si no fuera consciente de la situación de la que intentaban hablar.

Su azul de advertencia captó el ligero tropiezo del hombre mientras observaba a Agro retroceder unos pasos. Eso hizo que la chica rubia perdiera toda la seriedad que había acumulado. En un intento por ocultar su sonrisa, giró la cabeza en otra dirección e intentó volver al libro que tenia en el regazo.

Desde que se conocieron, se dio cuenta de que Agro sentía algo por ella. No solo Reina, sino todos los miembros del equipo de excavación estaban al tanto de la situación. Los que conocen al soldado, para describirlo utilizan las palabras «tranquilo», «caballeroso» y, algunas veces, demasiado «callado». Sin embargo, cuando se trataba de la chica, era más hablador. Era más positivo y mucho más reflexivo.

Aunque este interés del joven soldado mantuvo alerta a los miembros del equipo, pronto se tranquilizaron. Debido a sus experiencias, Reina aún no estaba abierta a una nueva relación y no estaba interesada en los soldados. Ya había dos soldados en su vida, demasiado para su nivel de estrés anual. Agro era un buen amigo para ella; Un amigo con quien es bueno hablar y quien sabes que pase lo que pase, te cubrirá el trasero.

Siguiendo los pensamientos de la mujer, decidió no expresar sus sentimientos para no perder la amistad con el chico. Su secreto facilitó este asunto. Sin embargo, no expresar sus sentimientos y seguir siendo amigos no significaba que trataría a Reina de la misma manera en la que trataba a todos los demás. Todavía ocupaba un lugar especial para él.

El silencio volvió a caer. Los susurros provenientes de las tiendas habían disminuido. La brisa seca seguía jugando con la fogata. Con cada fluctuación del fuego, pequeños crujidos se mezclaban con los sonidos de los animales nocturnos. La joven pasó a otra página, poniéndose un poco más cómoda dentro de la chaqueta.

─El cielo... ─Comenzó el soldado. Después de su tropiezo anterior, estaba sentado en una de las sillas que rodeaban la fogata. Apoyo la larga rama que tenía en la mano, con la que jugaba con la fogata, en el brazo de su asiento. Jugando con las heridas en sus dedos por el accidente ocurrido durante la excavación del día de hoy, inclinó su espalda lo más atrás posible y miro el cielo que rodeaba toda esta vasta tierra—. Hoy es mucho mejor.

Al recordarlo, Reina volvió a mirar el cielo, que había mirado innumerables veces. Cuando el azul nocturno del cielo se cruzó con azules vibrantes, decenas de estrellas volvieron a cobrar vida en los ojos de la niña. La luna llena completaba el cuadro del cielo estrellado con su magia habitual. Aquí todo era mucho más vívido y claro.

─Sí... Es irritablemente hermoso ─La chica, que desvío la mirada del cielo, recogió el cabello rubio que cubría ambos lados de su rostro en un hombro. Mientras estaba a punto de volver a leer su libro para llamar su atención sobre otras cosas, esperaba la pregunta que vendría con los chirridos provenientes de la silla frente a ella.

─¿Qué te molesta?

Ante el murmullo de Agro, su mirada permaneció fija en un solo punto, evidencia de que estaba perdido en sus pensamientos. Inquieta, tomó su collar. Mientras agarraba la cabeza del zorro colgante, se preguntó más de una vez que era lo que le inquietaba. Sin embargo, no pudo encontrar la respuesta a ninguna de sus preguntas y esto lo hizo aún más infeliz.

─No sé ─Se volvió hacia el joven encogiéndose ligeramente de hombros. Aunque puso una sonrisa en sus labios para ocultar su repentino estado de ánimo deprimido, no pudo escapar de la atención de Agro, quien la observaba atentamente.

─Tal vez lo que paso hoy... ─Miro hacia el sitio de excavación, donde se encontraban algunos soldados, a metros de las tiendas. Aunque se les dijo a todos que fue un accidente, pensaron entre ellos que podía tratarse de un asesinato─. Sabes, eras bastante despistada. Es posible que estés experimentando la tensión que no podías experimentar en el momento.

─Eso espero ─Murmuró la joven, como si intentara convencerse a sí misma al máximo. Miró por encima del hombro en la dirección que miraba el soldado. Él sabía que los acontecimientos de la mañana no fueron un accidente. Cuando ocurrió el incidente, todos estaban asustados y en pánico. Alguien tenía que mantener la calma. Inevitablemente, Reina reprimió sus sentimientos y pensamientos, y asumió el papel.

─Sí ─Una pequeña tos y un pequeño aplauso dispersaron momentáneamente todos los pensamientos que flotaban en el aire─. Ahora unas palabras de mi abuela.

─Oh, ¿aquí vamos de nuevo? ─Reina dejó escapar una fuerte risa ante lo que estaba por venir. La tensión de la atmósfera desapareció repentinamente. En lo que respecta a Agro y su abuela, la situación era un poco tragicómica. Su abuela quería que su nieto se convirtiera en un clérigo respetado y rezo por ello, pero el moreno eligió el servicio militar, lo que le hizo cuestionar a Dios.

─Si no quieres escuchar, puedo quedarme callado ─Se llevó la mano a los labios e hizo un gesto como si estuviera apretando los labios. Era como si no hubiera podido pronunciar las palabras adecuadas a lo largo del día y se hubiera reservado todo el derecho de hablar para ese momento.

─Ay, por favor, continua.

─Mi abuela me dijo una vez: "Si sientes que estás a punto de perder la cordura, mira siempre hacia arriba, no a tu alrededor... ─Reina, que estaba reclinada y escuchándolo atentamente, vio como Agro levantó la vista y señaló el cielo con una de sus manos─ ... La gente matara tu imaginación, son egoístas, pero el cielo es generoso, te abre las puertas del infinito. La solución de todo está ahí"

Reina automáticamente levantó la cabeza hacia el cielo para entender el significado de las palabras de la abuela. Hizo una mueca y se rio ante el pensamiento que le vino a la mente, y miró con desaprobación al hombre sentado frente a ella─. ¡Agro! Ambos sabemos que lo que la abuela quiso decir que con 'mirar hacia arriba' es mirar a Dios, no al cielo.

─Qué puedo decir, mi abuela era una católica devota ─Extendió las manos con un sarcástico encogimiento de hombros, mostrando que la situación le divertía. Esto hizo que la joven recogiera la pequeña rama del suelo y se la arrojará─. ¿Qué? Prefiero percibirlo como el cielo. También puedes percibirlo como el espacio si lo deseas.

Mientras ambos reían del punto alcanzado, la paz del área donde se encontraba la crepitante fogata fue repentinamente perturbada por un vehículo que se acercaba al lugar. Agro derrepente se puso serio y se levantó de su silla. Reina, en cambio, se había inclinado hacia la derecha, apoyándose en su silla, para poder ver bien el vehículo que se aproximaba. Las ventanillas del jeep color crema, que hacía juego con el ambiente, estaban sucias de arena. Fue muy difícil para el duo distinguir el rostro de la persona o personas que estaban dentro con la luz reflejada. Sin embargo, supieron fácilmente que la persona era miembro del equipo, basándose en el número de placa y en el hecho de que alguien se fue diciendo que iba a hacer compras para el campamento.

─Por fin podría venir ─Pensó Reina cuando los faros del vehículo alcanzaron el punto llamativo, el dúo se protegió los ojos con las manos. Finalmente cuando el automóvil quedó estacionado junto a otros vehículos y se apagó el motor, se abrieron las puertas. El primero en salir fue el hombre moreno del equipo de mercenarios en el asiento del conductor. Saludo con un pequeño gesto a su amigo Agro, que lo cuidaba, y a Reina, la hija de la historiadora del equipo de excavación. Agro también saludo con la misma seña militar y enfoco la otra puerta abierta del vehículo. Sabían que el soldado iba solo y no habían compartido ninguna información sobre su futuro con nadie.

La joven parpadeó sorprendida cuando la puerta del pasajero al lado del conductor se abrió y un hombre moreno salió del vehículo. Para asegurarse de que lo que veía era real o una ilusión óptica, se levantó de su asiento y se acercó un poc más. Cuando estuvo segura, no pudo reprimir su grito de alegría. Corrió y rápidamente envolvió sus brazos y piernas alrededor del cuerpo joven moreno.

Arne, a quien le costaba mantener el equilibrio ante el repentino y violento abrazo, hizo un gran esfuerzo para evitar que cayeran. Apoyó su cadera en el capó de su auto y abrazó a Reina, quien pretendía ser su hermana pequeña a pesar de que era un año mayor que él─. Vas a paralizarnos a ambos, He-Man.

─Te extrañe tanto que ni siquiera lo mencionare, Cringer.

Los dos rieron por la pequeña broma entre ellos. Su caricatura favorita de la infancia era Masters of the Universe, y el único juguete de Reina además de sus peluches era una espada en lugar de muñecas. Siempre levantaba su espada hacia el cielo y caminaba diciendo algo como: "Por el poder de las sombras, ahora tengo el poder". Siempre sería Reina quien defendería aquel papel y ganaría siempre. Cuando su hermano menor perdió poder entre todos los personajes, tuvo que convertirse en Cringer, un tigre intrépido pero esencialmente asustado.

Al darse cuenta de que todo estaba sucediendo con repentina emoción, bajó las piernas envueltas alrededor de la cintura del chico y colocó ambos pies finalmente en el suelo, permitiendo que Arne respirara. Echó su cuerpo hacia atrás y como el rostro moreno con una de sus manos alrededor de su cuello, mirándolo a los ojos muy sonriente─. Podría llorar ahora mismo.

─Deberías llorar, me has estado provocando para que me vaya de casa durante años.

La rubia puso los ojos en blanco ante las palabras de su hermano. Se arrepintió de lo que hizo, pero tenía buenas razones. Quito la mano que sostenía su cara, unió la punta de su dedo medio a la punta de su pulgar y de repente lo lanzó hacia adelante, golpeándolo en medio de su frente─. No hay lugar para soplones en la casa.

El hombre dejó escapar un pequeño gemido, demostrando que el golpe le dolía, y se llevó la mano a la frente, con el rostro arrugado. Comenzó a frotar el área golpeada para aliviar el dolor─. Soy simplemente el decente de la familia.

Cuando el grito de la joven se sumó al silencioso ambiente del desierto durante horas, los campistas que se retiraron a las tiendas de campaña ante el ruido exterior, sacaron la cabeza de las tiendas con curiosidad y ligera alarma. Mientras la gente observaba los alrededores con la mayor atención posible, tratando de entender lo que estaba sucediendo, una de ellos fue especialmente cuidadosa.

Jala, que estaba tomando decisiones importantes sobre la excavación con su equipo, fue una de los que salieron de las tiendas. Estaba bastante segura de que el grito pertenecía a su hija y busco a Reina con ojos ansiosos. Cuando la encontró abrazando a un hombre cuyo rostro no podía ver, le entregó los documentos que tenía en la mano a su amigo y se dirigió a los niños para comprobar mejor la situación.

Mientra sus botas aplastaban la arena, a medida que se acercaba, el rostro que vio comenzó a convertirse en uno familiar. Tenía la piel oscura y algunos flequillos marrones que le llegaban a la frente. Rostro infantil y cuerpo frágil que apenas comenzaba a desarrollarse. Jala no esperaba ver a su hijo frente a ella. La onda expansiva que experimento hizo que las lágrimas comenzarán a correr por sus mejillas. Sus lentos pasos de repente se convirtieron en pasos de carrera y abrazó fuertemente a su hijo con los brazos extendidos hacia adelante.

En respuesta a otra cálida bienvenida de su madre después de su hermana, Arne abrazo a Jala, que era un poco más baja que él, y le dio un beso en la cabeza y entre el cabello. Frunció el ceño al sentir la humedad en su camiseta. Apartó a la mujer de él y miró las lágrimas derramadas por ella.

─Creo que vengo de una gran guerra ─Murmuró para sí mismo, pero tanto Reina como Jala se rieron cuando escucharon el comentario. Él recién iba a la escuela militar y no se habían visto desde hacía unos meses, pero ninguna de las dos mujeres se le acercó jamás de esa manera. Sonriendo secó las lágrimas de su madre y la atrajo hacía él una vez más, abrazándola con fuerza.

Mantuvieron breve la sesión de alivio del anhelo y no hicieron esperar más a la audiencia, lo que les permitió a cada uno de ellos conocer a Arne. Cuando terminó el encuentro y los saludos, la familia Kolchek se reunió y entró en una de las grandes carpas para hablar. Generalmente, el equipo militar y el equipo de excavación se juntaban en una carpa de área común donde la gente charlaba, compartían algunas decisiones, críticas y comían.

Aunque había muchos elementos útiles, como mesas y sillas, el espacioso interior estaba iluminado por una sola bombilla y algunas lámparas de gas colocadas en cada rincón. Mientras cada uno de ellos se acercaba a una silla, Arne le había preguntado a su hermana con un pequeño gesto de mano si podía conseguirle un poco de agua. No había podido beber ni una gota de agua en el camino y ahora podía sentir que se había deshidratado por completo.

Cuando el único hombre en la carpa por fin estuvo sentado en una de las sillas del lugar, el sujeto giró la cabeza hacia su madre, quien se hallaba sentada a su lado. Sintió la necesidad de examinar el aspecto de su madre debido a la extraña sensación de no haberla visto durante mucho tiempo. Como siempre, vestía informalmente en tonos tierra. Su cabello esponjoso estaba recogido en una apretada cola de caballo y asegurado con un pañuelo verde oscuro. No importaba que edad tuviera, para él su madre seguía siendo mucho más hermosa que la mayoría de mujeres. Esperaba que su hermana no se ofendiera al respecto, así que por supuesto que ella estaba en segundo lugar.

Justo cuando estaba por concluir que no había ningún cambio en su madre, vio el vendaje en su mano izquierda, uno que no había notado antes, y se movió ligeramente desde donde estaba sentado hacia la persona que lo dio a luz. Con pánico y miedo, tomó la mano vendada de la mujer entre sus palmas y comenzó a examinarla, haciendo el intento por no lastimarla─. ¿Qué te pasó?

─Hubo un pequeño accidente esta mañana ─La mujer sonrió y miró la herida que le vino a la mente al ver a su hijo. Giro su muñeca dos veces, de derecha a izquierda, para demostrar que se trataba de una lesión menor─. Es una herida menor, ni siquiera duele.

─¿Es verdad? ─Con las manos resbalando de sus palmas, se levanto de donde estaba inclinado hacia adelante y se volteo lanzando una mirada inquisitiva a la chica rubia que estaba detrás de él. Aunque eran su madre y su hermana, no confiaba en ambas mujeres. Estaban haciendo una gran solidaridad femenina, pero él no pudo evitar cuestionarse.

Reina, quien estaba regresando con una botella y vasos de plástico que sacó de su paquete, intercambió entre su hermano y su madre en un breve vistazo. A pesar de que podía ver cuáles eran los hechos, condoró y cerró los ojos como si apoyara lo que decía su madre, acompañado de su murmullo melódico.

Cuando los morenos insatisfechos comenzaron a trazar un rumbo entre las dos mujeres, Jala se levantó en un instante. Había soltado las miradas aterradoras que todas las madres usaban mientras señalaba con el dedo al niño─. ¡Ni siquiera pienses en contárselo a tu padre!

Después de la advertencia, Arne, que abrió y cerró la boca con fuerza, se cerró los labios con cremallera─. Lo bueno es que es trivial que lo mantengas en secreto. No puedo alterarlo.

─En serio, ¿por qué estás aquí? ─Reina, que había estado callada durante mucho tiempo, sintió la necesidad de romper este silencio mientras extendía el vaso que había llenado para su hermano.

─Solo pensé que mi trasero era el que decía 'Te echo de menos, voy a llorar" ─había intentado divertirse con su hermana, fingiendo estar muy ofendido por la pregunta que surgió, pero la respuesta a su ocurrencia no se hizo esperar. Reina había alterado el equilibrio del chico al chocar la silla de Arne contra su pie. El joven, que logró evitar caerse con su silla en el último momento gracias a sus reflejos, recibió otra reprimenda de su madre.

─Habla correctamente con tu hermana, Arne Aali.

Jala miró a sus dos hijos, que estaban bromeando brutalmente el uno con el otro, con desaprobación. Estaba rezando a Dios para que cuando fueran más mayores, fueran más maduros el uno con el otro. Aunque eran hermanastros, tenían una gran hermandad.

─¡Muy bien, chicas! Elegí pasar mi cumpleaños con dos hermosas damas en lugar de pasarlo con mi padre y docenas de hombres. Con una muy ligera ayuda, Rafael intervino y ahora estoy aquí ─Él pensó que su explicación de encogimiento de labios sería suficiente para las dos mujeres. Mientras bebía el agua de su vaso, se volvió hacia su hermana, pensando que se hablaba mucho de él. Antes de ir a la escuela militar, hubo una crisis a pequeña escala en casa, tanto en sentido figurado como en términos reales. Después de salir de casa, quería saber qué estaba pasando─. ¿Cómo estás?

Reina, que también vertió el agua restante de la botella en su propio vaso, lo entendió, a pesar de que no examinó exactamente lo que Arne estaba tratando de mencionar. Lo convirtió en el chico frente a él, separando su azul del vaso al que fue. Había tratado de ocultar su profundo suspiro bajo su sonrisa, y lo había conseguido─. Estoy bien. Han pasado tres semanas.

─Eso es bueno ─La felicidad de Arne se reflejó en sus ojos. Lo que le paso a su hermana no fue fácil. Siempre quiso estar con ella, pero el tiempo no siempre se lo permitió. Fue halagador verla recuperarse poco a poco ahora que la vio colapsar durante años. Solo Dios sabía que todos los días, Arne maldecía a la madre biológica de su hermana y a los responsables de ello.

─Pero es obvio que estás luchando, cariño. Cuando terminemos todo aquí, cuando volvamos a la ciudad, no hay garantía de que esas cosas no vuelvan a aparecer. Volverás a ahogarte en estrés... ─Jala extendió su mano, agarró la mano vacía de su hija y la dio una palmadita con cariño─... cariño, con el apoyo de un médico, puedes ir por un camino más saludable... podrías recuperarte.

Reina dejó una sonrisa dolorosa con lo que dijo su madre. El tema del que no quería hablar, que evitaba constantemente, se abrió una vez más. Era inevitable, aunque deseara que no, siempre estaría con ella. Levantó su vaso, medio lleno de agua, al aire como para animar, y luego lo bebió en una sola puntada─. Al diablo con los médicos.

Se levantó de la silla donde estaba sentada, alejando su mano entre las manos de Jala. Si continuara quedándose, las cosas empeorarías desde la dirección que Reina no quería, y el medio ambiente se calentaría en el tema para nada. Reina no quería romperle el corazón a alguien de nuevo. Había hecho esto en ese momento y se encontró con comprensión ante la situación, pero todavía estaba experimentando su arrepentimiento.

─Tiene razón ─comenzó Arne. El niño vio a su hermana alejarse con los hombros caídos. Inhalo profundamente y dejo caer la mirada sobre el vaso de plástico que sostenía en su mano. Mientras los eventos volvían a llenar su mente, la ira comenzó a extenderse por sus venas como un veneno. Intento dirigir esa ira hacia todos, sobre todo hacia si mismo, aplastando el vaso de plástico─. Si uno de los médicos la hubiera examinado, esto no estaría sucediendo justo ahora. O al menos sería menos intenso.

Tras su disfrute, se levantó de su silla, donde estaba sentado, como lo hizo su hermana. Tiró el plástico triturado a la basura junto al poste que sostenía la tienda en el medio. Mientras se preparaba para salir de la tienda, la mujer morena lo detuvo frente a ella.

─Arne... ─Para tranquilizarse, ella toco ligeramente la barbilla de su hijo. Mientras observaba los ojos tiernamente brillantes de su madre, su mirada de repente se lleno de compasión─. Tienes que convencer a tu hermana.

─Ella esta bien, mamá, tan solo ve su estado. Esta bastante contenta siempre y cuando su tema no se abra ─señaló con la mano hacia la puerta de la tienda de campaña donde Reina acababa de salir, al exterior─. ¿Cuándo fue la última vez que la vimos tan viva y dispuesta a hacer algo? Puede superarlo por sí misma sin ir al médico. No seré yo quien arruine su felicidad.

Una vez más, cuando intentó salir de la tienda, su paso fue bloqueado por Jala de nuevo. Esta vez, cuando miró, había una expresión seria en la cara de la mujer. Pero además de la seriedad, también había dolor. Estaba claro que luchó una fuerte batalla consigo mismo para no llorar.

─Puede que Reina no sea mi hija biológica. Sin embargo, ella es mi hija, ¡no importa lo que digan! Como madre, me preocupo más por la felicidad de mi hija que por nadie ─Cuando Arne abrió la boca y fue a la defensa, lo detuvieron bruscamente─. ¡No digas una palabra, hablaré esta vez, Arne Aali! El dolor de Reina aumenta día a día. Puede que te haya dicho lo bien que estaba durante tres semanas, ¡pero adivina que! no usó los medicamentos que le dieron para su tratamiento en el plazo de esas tres semanas. No va al psicólogo, ni siquiera fue al frente de la puerta de la fisioterapia por una vez. ¡Sí, estoy feliz de que mi hija se haya deshecho de lo que la hizo adicta! Pero esa felicidad que dijiste que "no vas a estropear" es toda falsa. Te sonríe a ti, a mí, a todos los que están allí, comparte su alegría... ─Mostró su exterior con las manos, como lo hizo su hijo─. Pero ustedes y los que están allí, ninguno de ustedes, saben por lo que pasaron cuando se retiraron a su tienda de campaña, en su habitación. ¡Pero yo he sido testigo! Ahora vas a ir y convencer a tu hermana, cuya felicidad dijiste que no arruinarías, para curarla y hacer que entre en la verdadera felicidad.

Se frotó la cara con fuerza con nubes oscuras poniéndose sobre él. El problema no era hablar con Reina... okay, ese también era un problema, pero era mucho más fácil convencer a un clérigo de que Dios no existía que convencer a Reina de que hiciera algo que no quería─. Sabes, tiene una terquedad más allá de una cabra.

─Ella nos valora a todos, pero para ella, tu lugar está separado. Ella te escuchará ─Con suerte, le golpeó el hombro para apoyar a su hijo. Creía que de alguna manera derrotaría a su hija con su relación de mandíbula y hermandad. No tuvo más remedio que creer. No podía hacer nada por la fuerza.

─Ojalá ─murmuró Arne justo antes de dar un beso en la cabeza a su madre. Asegurándose de no detenerse esta vez, dejó atrás a Jala y salió de la tienda de campaña. Mientras la oscuridad de la noche lo envolvía, la luz de la luna cortaba como un cuchillo. Las personas se dispersaban por el entorno en varios grupos. Con los ojos en busca de su objetivo, avanzó para realizar el primer intento de persuasión cuando encontró a Reina. Con la esperanza de que Dios lo ayudara en cada paso, interrumpió la conversación de la chica con el soldado moreno que había visto antes, diciendo─: Hola.

El silencio cayó de repente como una bomba. Cuando los tres entraron en un duelo de mirada entre sí, Reina puso fin al silencio innecesariamente formado con una pequeña tos falsa. No le dejó decir nada mientras sostenía la chaqueta que se había quitado en la mano de Agro. Dibujó una ruta entre el soldado y su hermano con la mano vacía.

─Agro, mi hermano Arne. Arne, Agro es del equipo de mercenarios de Rafael.

─Encantado de conocerte. Somos considerados colegas, y mi objetivo es la fuerza aérea. Si no, me uniré a ti. Ya sabes, conocer a mujeres hermosas... ─Arne le guiñó un ojo a su hermana mientras le daba la mano a Agro. El rostro ofendido de la rubia no se hizo esperar demasiado. No podía creer que su hermano estuviera utilizando ese sarcasmo─... Ahora, con tu permiso, quiero hablar con mi hermana. A solas.

─Por supuesto, buenas noches ─Agro no se burló del chico, que era más joven que él, por meterse con él. Con un pequeño gesto en la cabeza, saludó a los dos hermanos y se alejó en silencio de ellos.

Cuando finalmente estaban solos, Reina giró la cabeza como si preguntara "¿qué pasó?" al chico que estaba a su lado. Sin embargo, Arne abordo un tema completamente diferente. Cuando estaba seguro de que Agro se había ido por completo de sus lados, se volvió hacia su hermana y señaló a los dos─. Pensé que no te interesaban los soldados. Es por eso que aleje a mis amigos de ti.

─Sigue alejándolos, porque todavía no estoy interesada ─Reina había repelido a su hermano como si estuviera empujando a sus amigos. Había un pequeño grupo de soldados que no sabían que su padre era el comandante Joel, o que no se dieron por vencidos a pesar de haber sido rechazados repetidamente por el círculo de amigos de Arne. La mayoría de ellos eran más jovenes que su hermano y se sentían algo importantes.

Dejó al niño atrás e ingresó de inmediato a la tienda de campaña que estaba puesta justo frente a ellos. Era la tienda de campaña que compartía con su madre, perfectamente dimensionada para ambas mujeres. Dos camas estaban colocadas en dos esquinas, una para cada una. En el centro, una barra de hierro sostenía la sección del techo. Bolsas con pertenencias personales estaban colocadas a los lados de las camas y al pie de las mismas.

Cuando se encendió la linterna que colgaba de la barra de hierro, la tienda se iluminó parcialmente con una luz amarilla. Dejó su libro, que previamente había estado sobre su silla cercana a la fogata, en su cama y se sentó a su lado. Al apretar su bolsa azul, que había palidecido por el sol en el suelo, entre sus dos piernas, colocó cuidadosamente su libro sobre los sumerios entre sus otros libros.

Arne, que entró en la tienda por detrás de la chica, continuó con el problema que debía cerrarse. Y eso hizo que Reina hiciera la vista gorda una vez más─. Nosotros, los soldados, somos buenas personas en nuestra esencia. Es carismático, genial, y la mayoría de nosotros somos guapos.

─Bueno, entonces, si te gustan tanto, buscate uno ─El sonido de la cremallera que tiró con ira resonó por toda la tienda.

La señal de que su hermana ya no lo estaba disfrutando antes había estirado al niño. Estaba tratando de suavizar el ambiente con sus chistes, un poco más tarde sabía bien que lo arrojarían con una cabra dura.

Para sentarse más cómodamente, levantó ligeramente sus pantalones de carga de las rodillas y se fue a la cama frente a Reina. La cara de Arne, que sonreía constantemente, de repente se volvió seria─. Tenemos que hablar.

─¿Sabes? ¿Mis padres planearon todo esto? ─Levantó su sudadera negra estampada de Star Wars y la colocó sobre la camiseta delgada con unos pocos movimientos. Después de entregar la chaqueta a Agro, la frialdad del desierto lo envolvió─. Mi padre te hizo obtener permiso de la escuela militar, y mi madre envió a Rafael a un soldado para que te recogiera.

Se rió de la teoría expresada de Reina y levantó las manos en el aire como si se rindiera─. Admito que todo era su plan. También escribieron la historia del mañana sobre mi identidad solo porque conocían el futuro de hoy.

─No estás siendo gracioso ─le lanzó una mirada despectiva a su hermano y le puso la almohada de la cama en la cara. Cuando la almohada, que le permitió golpear la cara, cayó sobre su regazo, se la entregó a su hermana y se la devolvió.

─No estoy tratando de ser gracioso, Reina. Hay reglas estrictas en el ejército. Mi trasero ni siquiera llega a tocar el suelo antes de que ya me estén llamando flojo o bueno para nada.

─¿Ya te diste cuenta de que el servicio militar no es para ti? ─murmuró mientras devolvía la almohada. Estaba tratando de desviar el tema futuro, pero también estaba cuestionando a su hermano. Siendo un gran aficionado a los aviones desde su infancia, la idea de unirse a la fuerza aérea surgió al tomar a Joel como ejemplo. Aunque su padre estaba muy orgulloso de esto, las mujeres de la familia Kolchek no estaban conformes. Si quería volar, las mujeres de la familia argumentaban que los aviones de pasajeros también necesitaban pilotos. Aunque había tensiones en cuanto a si alguien podía regresar a casa todo

─Tan pronto como puse mi espalda en la cama, desde el primer día ─El primer día que vivió, se estiró y se acostó boca arriba en la cama mientras miraba hacia los polvorientos estantes. La cama en la que estaba ese día no era más cómoda que la superficie de una canica. Sintió que sus huesos dolían como nunca antes en su vida─. Bueno, ¿te diste cuenta que perseguir a mamá no era para ti?

Soltó una risa que se mezcló con asombro y diversión, luego siguió el ejemplo de su hermano y se acostó a lo largo de la cama─. Estoy feliz de estar aquí.

─¿En serio?

─¡Sí! Esta investigación, historia, medio ambiente. Todo esto me ayuda a superar esto...

─¿Y qué pasara cuando se acabe? No sé hasta dónde has llegado, pero sé que algún día deberá terminar ─Apoyó la cabeza con el brazo y se volvió hacia Reina desde donde estaba acostado. Su mirada estaba fija en el techo de la tienda. Con el reverso de su mano, se limpió rápidamente el lado invisible de su cara, mientras sus hombros se movían ligeramente en un pequeño encogimiento

─No lo sé.

Después de la desesperación en la voz de la chica, se quedó en silencio por ambos lados. Las palabras de Jala resonaron en los oídos del niño una vez más; "ninguno de ustedes lo sabe". Era cierto, ni siquiera podía predecir lo que había sucedido y por lo que podría haber estado pasando. Arne tenía la edad suficiente para entenderlo en ese momento; Reina, por otro lado, ahora tiene la edad suficiente para decírselo.

Mientras el silencio envolvía sus oídos como una canción de cuna, el ruido confuso proveniente fuera de la tienda de campaña los alertó desde las camas donde estaban tumbados. Algunos chasquidos de fuego resonaban a sus pies, acompañados de murmullos que parecían cuestionar lo que estaba ocurriendo. Salieron rápidamente de la tienda de campaña, solo para encontrarse con alguien armado que los recibió. El hombre, con el rostro oculto tras una bufanda negra y vestido con ropa de mediana edad, apretó con fuerza su arma al ver a Reina y Arne frente a él, ordenándoles que levantaran las manos en árabe.

Los dos hermanos entendieron lo qué quería decir el hombre frente a ellos, a pesar de que hablaba un árabe egipcio con mayor fluidez. Levantaron las manos en el aire evitando movimientos bruscos. Cuando miraron detrás del hombre, dos soldados yacían inmóviles en el suelo. Después de ellos, el equipo del campamento, incluida su madre Jala, fue conducido por la fuerza al coche que llegaba. La mujer morena miro con miedo a los niños que dejó atrás. Ambos sacudieron la cabeza lentamente hacia la mujer, no queriendo que ella hiciera nada malo. Podrían defenderse a si mismos de los piratas del desierto.

─¡Agáchate! ─Grito el hombre cuyo rostro estaba oculto por el pañuelo. El sujeto había apuntado deliberadamente a Reina, pero Arne se paro frente a su hermana, hizo contacto visual con el hombre y rompió su lengua en sílabas lo más claramente posible.

─Apúntame con el arma, imbécil.

El sonido del metal aplastando huesos se extendió por las tierras áridas en una fracción de segundo. Cuando Arne cayó al suelo arenoso por el golpe que recibió, el hombre detrás de ellos grito algunas palabras de enojo al aire. Reina, viendo todo jugar frente a sus ojos, luchaba por no dejarse llevar por el pánico. ¿Qué debía hacer? ¿Aprovecharse del descuido del hombre y atacar? Pero, ¿cómo derribaría a alguien que había venido a ellos armado? Los vehículos que llegaban ni siquiera involucraban al hombre. No se trataba solo de su propia vida, sino de la vida de muchas personas.

El hombre escupió y les ordeno que se pusieran de rodillas una vez más. La chica rubia se inclinó ante la orden y lentamente cayó de nuevo. Su hermano tomo lugar junto a ella, apoyándose en el suelo arenoso. La piel del hueso cigomático en su mejilla derecha se había reventado debido al golpe y la sangre fluía a chorros. Por mucho que quisiera ayudar a Arne, estaba atrapado en la creciente tensión dentro de ella.

Cuando vio el rostro pálido de Reina, Arne murmuró "no tengas miedo" en francés, para que solo ellos pudieran entender y oír. Aunque Reina escuchó las palabras de su hermano, no pudo controlar el impulso dentro de ella. Mientras los pelos amarillos de sus brazos se erizaban, la conciencia de que algo iba a pasar hacía que su corazón latiera como loco. Pronto escucho esa voz decidida en su mente.

─¡Protégete a ti misma!

Todo sucedió en una fracción de segundo; el fuerte golpe proveniente del suelo hizo que todo lo que había en la tierra, vivo o inanimado, saltara. Inmediatamente después, un fuerte temblor puso fin a lo sucedido. La etapa del miedo y comprensión de la situación hizo que la gente entrara en pánico y también se aturdiera. Quizás el terremoto fue su única oportunidad.

Cuando los rehenes contraatacaron a costa de sus vidas, atraparon inesperadamente a los piratas de las arenas. Aprovechando el caos del fondo, Arne rápidamente agarro el arma del hombre que lo golpeo, como había aprendido en las lecciones. No permitió que el hombre que derribó al suelo y el hombre detrás de él, le dispararan.

Cuando Reina se levanto para unirse a Arne y a los demás, el suelo de repente se derrumbo bajo sus pies. Mientras los innumerables sumideros que se formaron en la superficie debido al terremoto se tragaron a todos, lo único que quedo fueron los gritos de su gente.

________


📍82 PIES BAJO TIERRA
CUEVAS DE ARENA & TEMPLOS

Cuando la luz de la luna caía sobre los granos de arena, brillaba como una partícula de cristal. Cuando el rugido del terremoto terminó en las aparentemente interminables cuevas de arena, el único sonido que quedo fue el sonido de la arena fluyendo de la tierra hacia el agujero. Eran enormes columnas escondidas bajo tierra que impedían el sumidero abierto se expandiera más

«Reina, tienes que despertar...»

Mientras la arena que fluía rociaba a la chica rubia que yacía inmóvil boca arriba en el suelo, la voz que venía de lo más profundo de su mente confusa intentaba despertar a la joven. Abrió los ojos ante la voz profunda que decía su nombre una y otra vez. Mientras las imágenes ganaban claridad lentamente, involuntariamente se centro en la forma humanoide frente a ella que no tenia sentido. De pronto, solo el rostro de una persona cobro vida en su mente confusa─. Arne...

Era puso los ojos en blanco ante el murmullo de la joven que apenas era audible incluso en silencio. «No permaneciste mucho tiempo inconsciente», dijo, aunque no pudiese verla.

Reina no se detuvo en las palabras de la diosa que flotaban en su cabeza. Intento respirar profundamente, pero junto al aire que inspiró, siguieron algunos granos de arena. Su consciencia fue estimulada directamente por el dolor ardiente que sentía en la nariz y en su caja torácica. Y segundos después, todos los sentidos de la chica se abrieron.

Saco fuerzas del suelo arenoso con los brazos y se puso de pie, tosiendo. Con su visión clara, enfoco cual era la forma que acababa de pensar que era su hermano. En realidad, era un esqueleto con ropas podridas, apoyado contra una columna con escritos en sumerio.

─Ay dios mío ─Sus cejas de fruncieron. Tenía muchas teorías respecto a ese esqueleto, pero todas terminaban igual.

Cuando sus ojos azules pudieron separarse del esqueleto, examino sus alrededores. Había un gran agujero encima de ellos, del que de vez en cuando caía arena. La enorme luna en el cielo cubierta de millones de estrellas estaba directamente encima de ella, como si la saludara. La oscuridad del cielo era mucho más brillante que hace horas. Si estuvo inconsciente por mucho tiempo y no logró llegar al amanecer, la causa natural de este evento fue un terremoto. Esto explicaba el motivo de la tensión que sintió durante toda la velada, los instintos animales de Era estaban advirtiendo a Reina.

Cuando su mirada paso del techo al suelo, rápidamente se dio cuenta de que estaba en uno de los templos sumerios que habían estado perdidos durante años y estaban enterrados bajo tierra. La gente ofrecía sacrificios a los dioses en los que creían en esos templos. Aunque las columnas, cubiertas de inscripciones cuneiformes sumerias, estaban dañadas, cumplían muy bien su trabajo. Podía distinguir la entrada del templo, aunque estaba oculta entre las sombras.

─Arne ─susurro la niña de repente, cuando vio cuerpos inmóviles en el suelo. Su hermano fue uno de los afortunados en caer sobre el suave suelo arenoso. Sin embargo, uno de los caídos yacía sobre una dura roca cubierto de sangre. Fue el pirata del desierto al que Arne disparo en el último momento.

Intento levantarse débilmente una vez más del suelo para comprobar los dos cadáveres que permanecían a unos metros de distancia. Aunque dio los primeros pasos, sus piernas, aún traumatizadas por lo sucedido, hicieron que la niña tropezara. Como resultado de su tambaleante progreso, pudo llegar a Arne.

Cayo de rodillas. Con sus manos repletas de arena, estaba indecisa si mover al niño que estaba boca abajo. Al inicio de las vacaciones de veranó realizó un curso de primeros auxilios que duro varias semanas. Sabia que el más mínimo movimiento en falso podría provocar un error irreversible. Pero necesitaba darle la vuelta para intervenir, e iba a correr ese riesgo.

Tomo los hombros del chico con fuerza y con movimientos lo más cuidadosos y suaves posible; sé recupero y luego inclinó la espalda hacia atrás. Cuando miro a su hermano, su piel oscura estaba manchada de sangre y el liquido rojo estaba cubierto de arena.

Reina actuó rápidamente y tiro la camiseta debajo de su sudadera, que era más fácil de rasgar, hacia ambos lados con todas sus fuerzas. Limpio la cara de su hermano tanto como pudo con los brazos de la persona que llevaba y uso trozos de tela para cubrir la herida en su mejilla y cabeza después de su caída.

─Arne... ─Reina murmuró el nombre de su hermano una vez más, esta vez mirando su rostro manchado de sangre. Si bien había superado el shock de la sucesión de ataques piratas, terremotos y caídas en el infierno, ahora la realidad de la posibilidad de perder a su hermano, la sacudía violentamente. Las lagrimas que ya no pido contener corrieron lentamente por sus sucias mejillas.

«Él esta bien, Reina. Él vive y vivirá»

La voz de Era volvió a resonar en su cabeza, por lo que la ignoro una vez más. Estaba enojada con ella, pero ahora tenia problemas más importantes. Inhalo por la nariz y colocó sus elegantes dedos a cada lado del rostro del menor. Le acarició suavemente la piel con los pulgares, esperando que él reaccionara. No le bastaba con respirar. Estaba asustada en este momento y ni siquiera le importaba lo que dijera Era─. Arne, por favor abre los ojos.

«Reina...»

Reina de repente sintió que no podía respirar debido al agudo dolor en su pecho. Su cabello rubio cayo hacia atrás y giró la cabeza hacia el cielo. Cuando la luz de la luna toco sus húmedas pestañas, respiro el aire lo más profundamente que pudo. La última vez que se sintió tan impotente fue en su adolescencia. Estaba nuevamente sola, nuevamente no tenia a nadie quién hiciera oír su voz.

─Oye, Battle Cat ─Sus ojos azules, que se habían convertido en un océano de desesperación, volvieron a caer sobre el rostro inconsciente de Arne entre sus manos. Puso una sonrisa forzada en sus labios mordisqueados─. Si te despiertas ahora, te lo prometo, te compraré el avión que quieras ─Cuando un sollozo escapó de sus labios, no pudo soportarlo más y apoyo su frente en el pecho del chico. Su voz temblaba mientras sus lágrimas mojaban lentamente el trozo de tela─. Prometo que no volveré a hacer trampa...

«Puedo notar que no quieres escucharme, pero puedo sentir que se aproximan problemas mucho mayores que Arne»

─Cierra la boca ─Reina soltó con ira entre dientes, pero cuando acababa de terminar sus palabras y Era tenía derecho a responder, se escucho el sonido de una bala clavada en la arena. Pronto le siguió otra, solo que, esta vez, en lugar de arena, quedo atrapada en una roca, rozando el hombro de la chica rubia.

Cuando Reina presiono su mano contra la sensación de entumecimiento en su hombro, se dio cuenta de que le habían disparado. Mientras su mente estaba llena de las voces de Era solo miro la sangre que se extendía por sus dedos. ¿Qué pasaría ahora? ¿Es así como esperaba la muerte a todos? Caes en uno de los templos sumerios que han sido buscados durante años, y llega un pirata y te dispara mientras el cuerpo inconsciente de tu hermano yace en tus brazos.

«Déjame hacerlo», cuando todo en su mente quedo en silencio, le susurro una vez más a la chica, «déjame salvarte»

─Haz lo que tengas que hacer ─murmuro, aceptándolo todo. Ya había perdido suficiente, ¿qué más podía perder después?

Era no volvió a preguntarle a Reina. En los viejos ojos azules, se formó una pequeña mancha blanca que creció más y más a cada segundo.

Finalmente desapareció.

Ahora, era Era quien controlaba el cuerpo y mente de la chica rubia.

Miro a Arne en sus brazos. Aún inconsciente, pero podía sentir que se encontraba en buenas condiciones. Reina se había estresado por nada y se había agotado en segundos, pero podía entenderlo. Aunque la joven intento objetar, fue ella quien mejor lo entendió.

Cuando colocó suavemente a Arne en el suelo. Después de escuchar el recargo de un arma, dio un salto mortal hacia atrás con un movimiento acrobático antes de que el siguiente sonido de disparo llenara las profundidades de las cuevas de arena. La estructura corporal flexible de Reina facilitar mucho el trabajo de Era. Si bien durante mucho tiempo pensó que no tener cuerpo le causaría problemas de adaptación, encontró la opción perfecta.

Cuando sus dedos fueron a la cabeza de zorro del collar que Reina llevaba, conectándolos a los dos, de repente desapareció para el hombre. El hombre se aferró con fuerza al arma que sostenía en la mano en la confusión que sintió después de desaparecer de su vista. Se giro con la mirada, buscando alguna señal de la chica. Se quedo con el dedo en el gatillo, tenso, listo para cualquier cosa que pudiese venir, pero el rugido del tigre resonando dentro de la cueva distrajo toda su atención.

Y antes de poder reaccionar, lo habían golpeado en el costado izquierdo con una fuerza que no podía describir. Mientras tropezaba hacía atrás, pudo mantener el equilibrio con unos pasos firmes que dio en el último momento. Cuándo giro hacia donde venia el golpe, vio a la chica rubia acercándose a él. Ignorando la herida en su rostro que probablemente estaba sangrando, le apunto con su arma y apretó el gatillo sin pensar.

El cuerpo joven había evitado la trayectoria de la bala con la mejor agilidad posible. Mientras tomó la mayor fuerza posible del suelo y saltó, se dio una vuelta en el aire y golpeó el brazo del hombre que sostenía el arma. Cuando un pie aterrizó en el suelo, otro sonido animal resonó en la cueva, y el otro pie, que permaneció en el aire, se balanceo hacia el cuerpo del hombre. El golpe que recibió arrojo su cuerpo directamente contra la pared rocosa detrás de él.

Con la falta de aliento que sintió en su caja torácica, un gemido y una sibilancia salió de la garganta del hombre. Solo se centraba en inhalar y dar en el aire. Miró con calma a la chica que se acercaba a ella. Lo que vio cuando miró a la niña fue una piel blanca lechosa contaminada con tierra y sangre, cabello rubio disperso, ojos azules hundidos por el insomnio, pero llenos de adrenalina. Era una chica normal que podía ser derrotada fácilmente. Debajo de su ropa, los músculos en los que podía exhibir este poder no podían ocultarse. No sabía lo que estaba pasando, pero no iba a perder contra la joven.

Arrojó el velo negro que anteriormente cubría su rostro sobre la cabeza de la chicaMientras la manta era lanzada al aire, restringiendo la visión de la rubia, el hombre escondido detrás de la tela ataco e hizo el primer movimiento con el cuchillo. Había hecho una estrategia, pero no funciono. La chica rubia repelió el movimiento invisible entrante con el gesto de mano más profesional posible.

─¿Quieres jugar? Juguemos entonces ─Murmuró Era para sí misma. Jugó para protegerse contra cada ataque lleno de ira y avaricia, con cada movimiento qué hacía. Su marcha atrás satisfizo al hombre, permitiéndole atacar. Se cansaría, como todos los demás. Podría haber sido de Reina, pero Era no tenía sensación de fatiga.

En la pelea que parecía un juego de gato y el ratón, las cosas empeoraron. Si bien Era tuvo mucho éxito en repeler los ataques, en el último movimiento recibió un rasguño del cuchillo desde la mano hasta el codo. Finalmente, cuando la superficie de su cuchillo vio sangre, el hombre se volvió agradable porque logró romper la defensa de la niña. Esta herida que llegó al cuerpo de Reina fue una señal de que el cierre se acercaba para Era.

A pocos metros de distancia, el hombre frotó el cuchillo ensangrentado contra el brazo de su camiseta. Ahora tenia una postura mucho más segura que hace unos minutos. Rápidamente corrió hacia adelante y arrojó el cuchillo limpio en el cuerpo de la niña, hasta su garganta.

Los dedos delgados agarraron con fuerza la muñeca de la mano que sostenía el cuchillo que le arrojaron. Tiro del mango con todas sus fuerzas mientras giraba la muñeca y cambiaba la dirección de la hoja. El cuerpo, que quedó indefenso por el inesperado ataque del otro lado, fue lanzado hacia adelante, hacia la chica. El sonido que se escucho antes, que recuerda al de un rinoceronte, volvió a llenar los oídos. La chica sumó un nuevo gritó de dolor en la muñeca del hombre con un fuerte golpe en la rodilla.

Su grito no duro mucho ya que resonó en las cuevas de arena. Era agarro la garganta del hombre con su mano libre y arranco en trozo de carne junto con sus cuerdas vocales. El cuerpo, que entro en shock por la intensa perdida de sangre, pronto perdió el conocimiento y cayo al suelo.

«Reina»

Cuando el silencio de la noche, que no había estado con ellos durante mucho tiempo, tomó su lugar, se escuchó un pequeño murmullo. Era levantó la cabeza y volvió su cara pintada de sangre en la dirección de la que venía el sonido. Arne estaba de pie en estado de conmoción. Con una mano aplicaba presión en la herida de la frente con el trozo de camiseta que le había puesto Reina, mientras que con la otra apuntaba el arma que el hombre había dejado caer a la chica. Incluso olvido que palabras debía utilizar ante la brutalidad que vio. Su hermana había matado a un hombre con sus propias manos, sin esfuerzo ni vacilación. Ya sea por los efectos de la lesión o por el impacto de lo que presenció, tropezó hacia atrás y cayo sobre sus caderas, incapaz de encontrar fuerza en sus piernas.

Era no esperaba ver a Arne sobriamente frente a él. Devolvió el cuerpo a su legítima propietaria, Reina, sin mayores dificultades. Como si despertara de un sueño profundo, la joven parpadeó con sus ojos azules un par de veces para comprender más claramente su entorno desde la oscuridad a la luz. Como lo recordó por último vez; estaban dentro de las cuevas de arena donde se encontraba el templo. Lo primero que vio, diferente al último punto que dejo; fue la forma en que Arne la miro, horrorizado. Después de mirarlo, pudo concentrarse en la sensación de agarrar algo con las manos.

Cuando se dio la vuelta, la vista que encontró le quito el aliento a Reina. Abrió los dedos, que estaban fuertemente cerrados, mientras experimentaba el mismo horror que sentía su hermano. Mientras los pedazos restantes en su mano caían sobre la arena y rodaban por un tiempo, el cadáver, que no era diferente a un títere, quedó esparcido bajo sus pies.

No le había dado el control a Era todo este tiempo. Ni siquiera sabía que podía controlar su cuerpo de esa manera. Solo pensó que podía hablar con los animales y que podía alcanzar los sentidos con una gran intuición. Era nunca le había dicho que podía alcanzar un poder tan terrible.

Le dio permiso a Era y ahora yacía frente a ella un cuerpo mutilado, en el que también estaba involucrada─. ¿Qué fue lo que hice?

Una disculpa si hay
errores de ortografía.

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este capítulo!

📌 NOTA DE AUTOR
[ Mavipofudukbulut ]

Primero que nada, ¡saludos al mundo entero desde Zonduldak, la tierra de la miel de castaño!

¡¡Hola!! ¿Cómo estás? Ha pasado bastante tiempo desde que nos conocimos. No esperabas un capítulo de este libro, ¿verdad? Sí, bueno, la vida esta llena de sorpresas. Yo tampoco me lo esperaba, así que no tengo ni idea de que es esto.

Vayamos al episodio, la historia de fondo, mis opiniones y pensamientos;

82 PIES = 24 METROS

Rodar los ojos
Melora 🫱🏽‍🫲🏻 Reina

Mientras escribía este capítulo, me inspire mucho en el juego de House of Ashes. El apellido Kolchek en realidad viene de ahí ;)

En el primer borrador que hice de este capítulo, iba a contar la historia de como Era y Reina se encontraron. Más tarde, daría un salto en el tiempo y escribiría la sección sobre Irak en un estilo mucho más breve y resumido. Luego evoluciono y se centró enteramente en la cuestión de Irak. Fue mucho más largo de lo que esperaba. No se si esto es bueno o malo.

Pero este capítulo se basó enteramente en conocer a los personajes que creé. Tú conoces a Agro, nosotros conocemos más o menos a Reina, y recopilaremos más información sobre ella a lo largo del libro. Conocemos la postura de Jala sobre estos temas. Dijimos 'hmm' sobre Era. Conocimos a Arne, y ahora sabemos la fecha de su cumpleaños. Casualmente, el tema de los cumpleaños tambien se menciona en el primer capítulo de Dark Blood. Ademas, no se menosprecia específicamente ninguna religión/raza en el episodio. Hay piratas en todo el mundo.

Según la línea del tiempo que tengo en mente, podemos decir aue Reina y Arne tenían entre 17 y 18 años, cuando eran bastante inmaduros. Tienen un largo camino por delante y ¿cuándo podría haberles cambiado la vida? Ademas, no debemos olvidar la relación entre Era y Reina.

Pasemos al otro tema; Reina se casó con Marc, que era soldado lamiendo su saliva. Agro, que enterró su amor en su corazón, en este momento está llorando. Sigo buscando candidatas para Agro.

Ahora, pasemos a la última escena. Un borrador del episodio tenía una trama similar a lo que leíste. Sin embargo, me rendí al ver el recuento de palabras. Además, la escena anterior, cuando caen del sumidero, sirvió como un buen final para el episodio, lo que la hizo intrigante. No obstante, terminar el capítulo ahí dejó muchas incógnitas sin resolver. El siguiente capítulo tiene lugar en la actualidad, y solo pude insinuar lo que sucedió después en conversaciones posteriores. Sería imposible entrar en tantos detalles.

Después, añadí la escena final que leíste, siguiendo el esquema del borrador en mi mente. Mencioné que si no funcionaba, la eliminaría. En ese borrador mental, quería profundizar más en el personaje de Era y cómo descubrió el secreto ultra confidencial de Arne.

Estaba indecisa a la hora de elegir, pero ya sabéis el resultado. No quería correr riesgos y dejarlo sin respuesta.

En mi mente había una brutalidad en el final, pero esto es horror y salvajismo.

Mientras el episodio avanza sin contratiempos, lo que ocurre al final te hará comprender por qué elegí esa canción para el episodio. Estoy considerando incluir canciones en los episodios. Aunque las canciones que publique abarcarán todo el episodio, algunas se seleccionarán específicamente para ciertas escenas.

Si tienes alguna pregunta sobre la historia, puedo resolverla aquí mismo;

Para aquellos que se pregunten cuándo aparecerá Marc y sus diferentes personalidades, su nombre ni siquiera fue mencionado en este episodio. Habrá mucho más en la segunda parte, ya que los próximos episodios se desarrollarán en la actualidad dentro del MCU.

Ahora, mis preguntas para ti son;

1) ¿Quién fue tu personaje favorita en este episodio?

2) ¿Qué te pareció Agro?

3) ¿Qué te pareció Reina?

4) ¿Qué te pareció Arne?

5) ¿Qué opinas de Jala?

6) ¿Cuáles son tus comentarios sobre Era, qué nos espera?

7) ¿Qué te pareció este capitulo?

También me gustaría abordar brevemente los significados de los nombres;

Agro; Es el nombre del caballo del protagonista de un juego asiático que me gusta. Era imposible no usarlo porque la forma en que se decía sonaba muy mágica para mis oídos (se pronuncia tal como se escribe, al menos en el juego). En mi investigación en Internet, descubrí que se usa como apellido. En Frances, creo que significa "duro" o "amargo"

Era; En realidad, es un nombre que deriva del dios egipcio Ra. Para aquellos que no lo saben, ella es la hija de Ra. Pero realmente existía tal nombre; El nombre albanés, dice (siendo mitad albanés, nunca he oído hablar de él), significa viento o aire, mientras que en hebreo significa vigilante o guardia/protector. Dije que sea así por su significado hebreo. En el centro de su historia, él es un protector, un guerrero.

Eska; El nombre del loco perro dorado adoptado por Marc y Reina, que aún no has visto. Significa "arroyo" en idioma inuit y "oro rosa" en irlandés.

Si bien son conocidos, si tuviera que resumirlos brevemente serian; Reina - reina, pura, sabia. Arne - águila, fuerte como un águila. Aali: suprema, iluminada. Jala – grandeza, especial, glorioso, etc.

Sí, gracias también por venir aquí y escucharme hablar. Nos vemos en el próximo episodio, que no sé cuando llegará.

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