Cap 1. O+

Filosos y tan escarlata como la sangre, sus comisuras formaban una descarada sonrisa mientras la sangre ser vertía en su ropa y miraba con asco el cuerpo en el suelo que hace unos segundos gozaba de una vida, solo un significante "animal" que no valía la pena.

Los humanos para ellos eran eso, animales, a comparación de majestuosas criaturas como ellos: los vampiros.

...

El rey vampiro yacía en su templo, no, no estaba sentado en su trono, realmente estaba colgando intentado suicidarse nuevamente, mientras su esposo, la reina vampiro intentaba bajarlo de allí pues le aseguraba no moriría por un simple ahorcamiento, su hijo llego a la sala mientras volvia a guardar sus alas negras en su espalda y tocia ligeramente, cerro sus ojos victorioso hasta llegar a él. – Padre – hablo el chico azabache y miro a sus padres – conseguí una gran victoria el día de hoy

- ¿en serio? ¿Ayudaste a alguien? – pregunto el castaño aun colgado mientras su esposa se colgaba de sus pies para bajarlo

- Al contrario Padre, he causado la segunda guerra mundial – hablo victorioso el azabache

- Aagh, muchos humanos morirán entre ellos – suspiro el castaño - ¿nunca puedes hacer nada bien?

- ¿Qué? – hablo sorprendido – pero Padre, yo cause destrucción y

- No necesitamos destrucción, necesitamos a los humanos sanos – hablo el castaño bajando de su amarre

- ¿Por qué deberíamos de ayudarles? – hablo molesto el azabache – padre yo solo quiero que esté orgulloso y

- Entonces deja de hacer estupideces – hablo el castaño. El Azabache apretó sus puños, estaba molesto, salió del lugar sin decir una sola palabra más dejando a sus padres en el centro

- ¿no fuiste duro con él? – pregunto el pelinaranja

- Chuuya ~ ese chico un día entenderá – dijo el castaño chasqueando sus dedos y formando con ello una nube roja que le permitió ver el mundo como si fuese una película en una pantalla, así pudo ver la guerra – ellos no nos necesitan, viven bien solos, pero nosotros necesitamos de su sangre para tener fuerza o solo seríamos cadáveres débiles andantes

- Lo sé – hablo cruzándose de brazos – aun así, Ryunosuke los ve como animales

- Ellos ven a los animales como fuente de fuerza así que no está del todo erróneo, pero los animales no van contra los humanos, los protegen – suspiro el castaño – Ryunosuke aprenderá que un humano puede ser más fuerte que el algún día, y peor aun

- ¿peor aún? – pregunto Chuuya

- Si no se cuida, un humano podría enamorarlo

- Oye – se quejó el pelinaranja - ¿aun amas a ese granjero?

- Eso fue el pasado Chuuya – sonrió el castaño tomando la mano del pelinaranja – solo te amo a ti, mi reina

- Imbécil

Los años iban transcurriendo, pero el tiempo no pasaba por su cuerpo, después de varias causas de problemas por parte de su hijo, el rey vampiro Osamu Dazai, había decidió mandar a su hijo al mundo humano, y allí debía convivir con la gente. El castigo del azabache era el peor que había podido obtener, lo odiaba, pero no le molestaba del todo, sus habilidades como vampiro le permitían causar uno que otro pequeño caos y así divertirse

Usaba su tiempo libre mirando a las personas, pues así se lo había ordenado su padre, solo vigilar y aprender, aun no entendía como habían terminado así, su padre había causado el caos por todas partes y dado temor por muchos milenios, era el creador de las pesadillas y el miedo, entonces ¿Por qué era tan amable? Seguía sin entenderlo.

Su vida con los humanos era aburrida, pero algo debía aprender de esas criaturas para lograr que su padre volviese a ser el desalmado de siempre y dejará de estar todo el tiempo coqueteando con su madre, la reina. Debía demostrar que podía ser el siguiente rey y así recibir un reconocimiento de su padre ¿pero cómo? Sus pensamientos lo habían invadido por completo e ignorando al chico que le atendía - ¿se encuentra bien? Señor – hablaba el chico. Fue cuando el pequeño decidió tocar su hombro y el azabache volteo a verlo

- No me toques, cortaré tus dedos – hablo molesto y miro al chico. "Que particular, nunca vi un humano así". Pensó. El chico gozaba de un cuerpo delgado y de buena piel, su cabello mal cortado y blanco le sorprendió ¿Por qué no lo arreglaba? Mientras lo que invadió su mayor curiosidad fueron sus ojos bicolores, violeta y dorados ¿Cómo existía un humano así? Será lo que su padre tanto había buscado

- Disculpe, solo quería saber si se encontraba bien – hablo el chico y el azabache se fijó en su gafete

- ¿Nakajima?

- Si – sonrió el albino – permítame repetir – dijo sacando su nota de pedidos – buen día, mi nombre es Nakajima Atsushi y estaré ateniéndole el día de hoy ¿desea ordenar o prefiere una sugerencia?

- Sugerencia

- Podría sugerirle el café expreso con un cheesscake de arándanos y algunas fresas decorativas, es delicioso – sonrió el albino

- Bien – suspiro el azabache – solo tráelo

- En un momento – siguió sonriendo el chico

La misión del azabache era observar pero ese chico era demasiado extraño, no dejo de ir a aquella cafetería esperando a que el albino le atendiera, siempre sonreía ¿no se cansaba? Incluso otros comensales o a sus compañeros ¿no se aburría? Pues el si después de probar casi todo el mundo del café a sugerencias de Atsushi.

El domingo había sido diferente, aquel día no se encontró con el peliblanco, fue atendido por un pelirrojo, mientras su chico de ojos extraños no apareció en todo el día. El azabache conocía sobre los días de descanso pero no pensó que sería ese. Llevaba ya una semana yendo y ni lo había notado. Continuo sus pasos alrededor de la cafetería que acostumbro visitar y fue cuando lo vio como si fuese una aparición, aprovecho la noche y su silencioso ser para seguirle, sin ese molesto uniforme de pantalón, camisa y corbata que llevaba el albino, el azabache podía apreciar mejor al chico: Cuello delgado y tierno, hombros suaves, piernas delgadas y apetitosas, ese chico realmente era un mangar al solo verle.

...

Horas atrás

Atsushi había despertado aquel día con dolor de espalda, entre uno que otro leve quejido se levantó de su cama hasta el baño, bajo su pijama para poder hacer sus necesidades aun casi dormido y fue cuando miro al reloj en su baño, (si, tenía un reloj en su baño) y pudo sonreír. - ¡hoy es domingo! – grito alegre, no había ni escuela ni trabajo.

Termino sus deberes, se quitó la ropa y se metió a bañar, un poco de agua caliente y relajante, sonrió mientras bailaba en el baño, era su mejor día, era su día de descanso total.

Salió del baño mientras tarareaba una canción, allí decidió pues aunque estaba fresco al chico le gustaba sentir el fresco en él, era otra forma más de sentirse aliviado, pues entre trabajo y la universidad siempre debía ir bien vestido, ¿Por qué no?, se puso su pantalón capri color negro que apenas tapaban sus rodillas, una playera de cuello abierto, incluso sus hombros podrían mostrarse y por ultimo unas sandalias. Antes que terminará de peinarse su teléfono sonó, un simple mensaje era "nos vemos a las 10 cerca del café" y el albino con ello sonrió.

No tenía muchos amigos, solía andar solo, iba a bibliotecas a leer o simplemente al parque por unas creppas, helado o lo que encontrase en su camino, disgustaba de los domingos como si fuese el último y la verdad, lo sería.

...

Una vez más regresamos por la noche, cuando el azabache perseguía al albino, desconocía hacia donde iba el chico o por qué, pero le seguía, había algo en el que le hacía seguir y fue cuando el mismo azabache comenzó a golpearse la cabeza ¿Qué tanto estaba esperando? Solo tenía que hacer lo de siempre, ser un vampiro.

Al doblar a la esquina, Atsushi se sorprendió al topar con el pecho del azabache – disculpe – dijo Atsushi y miro al azabache – ¡ah! Es el señor del café, no sabía que vivía por aquí – menciono el albino y el azabache sonrió ligeramente

- Yo tampoco, debes tener más cuidado al andar, he escuchado que asaltan

- Estaré bien, quede de ver a alguien cerca. Gracias – sonrió el albino y comenzó a andar

- ¿siempre sonríes? – pregunto el azabache teniendo a contra espalda al albino

- Umh... pu-pues si – menciono el albino y volteo a verle - ¿Por qué? – pregunto pero respuesta no tuvo, el azabache tapo su boca y lo llevo lejos

Ryunosuke conocía más que perfecto la ciudad, había llegado a una de las torres altas de Yokoahama, la brisa era perfecta y tenía milenios, no, nunca había encontrado un "animal" como él, si iba a tomar su sangre debía ser perfecto, majestuoso al igual que el cuello de su portador

Atsushi estaba asustado, no solo porque el azabache lo había retenido si no que había visto una bestia negra salir de su ropa para llevarlos hasta la cima de una torre de Yokoahama. Lo peor vino cuando lo soltó – te he estado mirando Nakajima Atsushi – hablo el azabache

- ¿Qu-que eres? – pregunto el albino asustado mientras se recargaba en la pared de la torre

- ¿Qué soy? No, más bien, "Quien soy". Me atrapaste con esos ojos tuyos – dijo mientras deslizaba sus dedos por el cuello del albino – y este cuello tan delgado

- ¿qu-que dice? Y-yo solo le atendía en el café

- No, en realidad me tienes fastidiado

- ¿eh?

- ¿de dónde sacas esa desigualdad de ojos? ¿Por qué son tan penetrantes? ¿Por qué me tienes tan atraído? ¿eres alguna especie de criatura?

- ¿eh? ¿eh? – siguió preguntando el albino sin entender

- Esto no tiene sentido – menciono el azabache – soy Akutagawa – menciono

- Ese no es un nombre – dijo el albino y el azabache sonrió

- Exacto, no puedes saber mi nombre, confórmate con eso

El azabache había golpeado a Atsushi en el estómago logrando sacar su aire y dejarlo caer a sus pies – así es como me gusta, que rueguen, de rodillas es la mejor forma

- N-no sé qué es lo que qui-quieres de mi – decía débil el albino – pero n-no hice nada malo – dijo mirándolo con sus ojos llenos de lágrimas. El azabache sintió como una corriente eléctrica paso por su espalda, no podía negarlo, algo le provocaba el chico

- Bien, alarguemos esto – dijo el azabache poniéndose encima del albino

- ¿A-alargarlo? ¿de qué hablas? – pregunto nervioso el albino

- Te enseñaré lo que es temerle a un vampiro – menciono el azabache

Atsushi no pudo hacer nada en realidad, se vio rápidamente atrapado entre la bestia negra de Akutagawa, está lo había capturado de piernas y brazos, no podía moverse, sentía un miedo escalofriante que aumento en cuanto sintió ser despojado de su ropa baja - ¿qu-que haces? – pregunto el albino asustado

- Es más que obvio, a los demonios no les importa este tipo de cosas – sonrió el azabache – está noche te haré el favor de ser mío –

- Es-espera no

El albino hablo o más bien pidió tarde, pues el azabache había entrado de una sola vez en él, los gritos desgarradores por el dolor se hicieron presentes y el azabache solo se concentraba en sí mismo, el albino debajo de él era suave, era apretado y su sangre olía más que deliciosa

Atsushi no paraba de llorar y gritar, había sido penetrado sin preparación o si quiera un aviso, ni siquiera estaba excitado o encantado de la persona encima suyo, tenía miedo, y no quería morir, por su parte, el azabache disfrutaba de sus gritos, no pudo evitar limpiar las lágrimas del albino solo para lamerlas en sus dedos, sin dudar comenzó a morder al chico, comenzaba por sus muslos y continuaba por su torso, se desvió por sus brazos para morder sus muñecas, y al llegar al clímax pudo ver la vista nublada del albino, estaba por morir...

Iba a morir, el chico que le había dado tanta emoción a su vida, el chico que el mismo cazo, el mismo le daría fin a su vida, pero... ¿no sería aburrido ahora? Fruncio el ceño al darse cuenta de ello, no quería ver morir al chico bajo de él, quería continuar su travesía con el chico, quería más

...

Atsushi despertó adolorido viendo el techo de su habitación – Eso... ¿fue una pesadilla? – se preguntó así mismo

- No lo fue – escucho una voz a su lado, volteo a verle y en efecto, volvió a encontrarse con el azabache haciendo al albino levantarse de golpe y obvio adolorido

- ¿Qu-que ha-haces aquí? – preguntó

- Decidí que serías mi mascota

- ¿mascota?

- Ustedes los humanos así llaman a los animales que viven con ustedes

- ¿eh? – se quedó confundido – pero... este es mi departamento

- Si, desafortunadamente me quedaré aquí – dijo y miro al chico quien había tomado su celular – aunque se lo digas a alguien más no te van a creer y puedo matar a cualquier policía que se aparezca aquí o si no simplemente borrar sus memorias – suspiro el azabache – entiende, eres mío ahora

- ¿po-por qué yo?

- Quien sabe – menciono sin importancia el azabache

Atsushi trago saliva, miro su cuerpo, las mordidas aun dolían pero iban desapareciendo, suspiro y se sintió rendido, más solo ante el azabache, pues aun debía buscar como deshacerse de él

...

- ¿ahora a quien vez bastardo? – hablo el pelinaranja molesto

- Chuuya, no deberías ser tan grosero conmigo, soy tu rey

- Un rey estúpido, suicida y bastardo – volvió a quejarse y ver la nube de pantalla – ¿y bien? ¿Por qué vigilas a Ryunosuke?

- Es porque al fin se topó con Atsushi-kun

- ¿el niño albino de esa tribu que dejaste vivir?

- Sip – sonrió el castaño para abrazar al pelinaranja – te dije que sería de gran ayuda – menciono y el pelinaranja le aparto con fuerza

- No me toques bastardo

- Vamos Chuuya, ¿no quieres hacerlo? Celebremos que nuestro pequeño lo encontró – decía el castaño volviendo a Chuuya y besando su cuello

- No, te digo que no – decía Chuuya, aunque termino tomando las mejillas del castaño y besándolo para introducir su lengua – si vas a besarme hazlo bien estúpido desperdicio de vendas

- Con mucho gusto, mi reina – dijo Dazai apretando el agarre en la cintura de Chuuya 



¡Hola a todos! Se que el principio fue algo brutal para Atsushi pero... bueno yo solo conozco vampiros crueles no los que brillan, así que espero les guste lo que vendrá y no, no será así siempre. Fue pedido por Rosa Aguilar del grupo de Shin Soukoku en español (Bungou Stray Dog) espero te haga feliz todos los capítulos 

¡Gracias por leer!

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