009. the last dance
𓂃 ˒ BLOOD DYNASTY
❪ chapter eight— act one ❫
❛ El último baile ❜
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MYSTIC FALLS, 2010.
𓂃˒ El cielo estaba cubierto por nubes oscuras que amenazaban con estallar en una tormenta. Azaela se encontraba en un bosque denso, rodeada por sombras que parecían moverse a su alrededor. Cada paso que daba resonaba en el silencio, su respiración acelerada era el único sonido que acompañaba el latido frenético de su corazón.
De repente, se vio a sí misma corriendo, el pánico apoderándose de su ser. No sabía de qué huía, pero la desesperación la impulsaba hacia adelante. El bosque parecía interminable, los árboles se alzaban como gigantes en la oscuridad, y el suelo bajo sus pies estaba cubierto de hojas secas y ramas rotas que crujían con cada pisada.
Una presencia la perseguía, poderosa y letal. Azaela podía sentirla acercándose, como si el mismo aire a su alrededor se volviera pesado y frío. Su instinto le decía que no debía mirar atrás, pero el terror y la curiosidad la vencieron. Giró la cabeza, solo para ver una figura imponente que se acercaba con pasos seguros, decidido a alcanzarla.
Su corazón latía con fuerza en su pecho, y aunque no podía ver el rostro de su perseguidor, sabía con certeza que él era la encarnación de la muerte misma. La presencia irradiaba una energía antigua y destructiva, una fuerza que no podía comprender pero que instintivamente sabía que significaba su fin.
El suelo bajo sus pies cedió de repente, y Azaela tropezó, cayendo al suelo. Intentó levantarse, pero la figura estaba sobre ella antes de que pudiera moverse. Sintió una mano fuerte y helada sujetándola, el agarre tan intenso que le cortó la respiración. Una voz profunda y sombría resonó en su mente, llena de ira y odio.
—Traidora.
La palabra la atravesó como una daga, y antes de que pudiera gritar, antes de que pudiera siquiera defenderse, sintió un dolor intenso en el pecho. Algo afilado y frío penetró su corazón, y su visión comenzó a oscurecerse. El mundo a su alrededor se desvanecía.
Y en el último momento, mientras la oscuridad la envolvía, su mente gritó un nombre.
Con un último suspiro, su mundo se desmoronó en la oscuridad absoluta.
Azaela se despertó sobresaltada, su respiración entrecortada, el cuerpo cubierto de sudor frío. Su corazón latía desbocado, y un escalofrío recorrió su columna vertebral mientras intentaba orientarse en la penumbra de su habitación. Todo estaba en su lugar, pero el sueño, o lo que fuera, había sido tan vívido que aún podía sentir el frío de esa mano sujetándola, el dolor en su pecho, la desesperación absoluta.
—Fue solo un sueño… —se susurró a sí misma, llevándose una mano al pecho, donde el dolor persistía, aunque débilmente.
A pesar de sus intentos por calmarse, no podía deshacerse de la sensación de que lo que había experimentado era algo más que un simple sueño. Todo había sido demasiado real. La textura del suelo bajo sus pies, el susurro de las hojas, el terror que la había consumido... Incluso el nombre que había pronunciado al final, le sonaba extrañamente familiar, aunque ni siquiera lo recordaba. Y por más que intentara recordar detalles específicos, como el rostro de su perseguidor o el lugar donde se encontraba, todo se desvanecía como arena entre los dedos.
Azaela se sentó en la cama, abrazándose las rodillas, mientras la sensación de peligro y pérdida la invadía.
—Solo fue un mal sueño —repitió, pero esta vez su voz temblaba, incapaz de convencerse por completo.
La noche avanzaba lentamente, y aunque Azaela intentó volver a dormir, el miedo persistió, anidándose en su mente como una sombra imposible de disipar. Sabía que algo más oscuro y profundo la estaba esperando, acechando en los rincones de su mente, y se sintió verdaderamente aterrorizada.
[...]
Klaus Mikaelson, en el cuerpo de Alaric Saltzman, abrió el armario se y se burló mientras pasaba camisa por camisa.
—¿Quién es este? ¿Safari Sam? —tomó dos opciones de camisas y se las mostró a Katherine—. Vale, ¿malo o peor?
—Los colores oscuros te quedan mejor. —respondió ella, en voz baja y de mala gana.
—Oh, gracias, cariño —se burló con falsa gratitud. Arrojó la otra prenda a la cama y luego volteó hacia Katherine—. Está bien, examen sorpresa. La daga y la ceniza blanca están en posesión de los Salvatore, ¿correcto?
—La daga se usó para matar a Elijah. Lo encontrarás en el sótano de la casa Salvatore.
—Está bien, esa daga debe permanecer justo donde está. Lo último que necesito es a Elijah despierto. Ese tipo es malvado.
—No olvides que estás en problemas con tu novia Jenna.
—Claro, la tia de Elena —asintió—. Por todas las mentiras de Isobel. ¿Que más?
—Eso es todo.
Katherine se estremecido al sentir la mano de Klaus acariciar su cabello.
—Oh, que.nerviosa. —murmuró él, con una sonrisa, disfrutando de su miedo
—Por favor, solo... mátame. Te he dicho todo lo que sé. —suplicó.
Klaric se inclinó hacia ella.
—Verás, yo creo lo que tú crees, pero ¿qué es lo que no sabes? ¿Que cosa pueden estar ocultandote? —la miró a los ojos, obligándola—. Dime.
—Estaban tratando de ver si Bonnie podía encontrar la manera de matar a un original sin una daga.
—¿Bonnie, la mejor amiga? —se puso de pie—. Creí que habías dicho que ya no tenía sus poderes.
—No los tiene, o sí. No lo sé. Tu me secuestraste, ¿recuerdas? Me perdí algunas cosas. —replicó
—Bueno, tenemos que llegar al fondo de esto. —afirmó. Se le dió la espalda a Katherine. Sin embargo, volteó hacia ella nuevamente—. No lo has metido en tu tonto juego, ¿cierto? —preguntó bruscamente, a lo que Katherine frunció el ceño—. No actúes como si no supieras de quién hablo.
—No. No le he tocado ningún pelo a Azaela. Sé lo mucho que significa para ti —Klaric asintió, satisfecho con la respuesta—. ¿Sabes qué Elena es como su hermana, no? Ella significa mucho para Azaela. Te odiará.
—Me perdonará cuando sus memorias vuelvan. —espetó, confiado en sus palabras.
—No estoy tan segura de eso. Lo que caracteriza a Azaela es su lealtad, su amor y protección inquebrantable a las personas que ama. Si, puedes hacer que sus recuerdos vuelvan, pero ¿podrás hacer lo mismo con el afecto que sintió por ti en algún momento?
Klaric inhaló profundamente, fastidiado.
La doppelgänger apretó los labios. Años huyendo solo para terminar en las garras del mismo hombre.
—Por favor, mátame, Klaus, y termina con esto. —le rogó
— ¿Y mostrarte amabilidad? Te he buscado durante más de 500 años. Tu muerte durará al menos la mitad de ese tiempo. Pero por ahora —sacó un cuchillo de su bolsillo—...,quiero que tomes este cuchillo y te apuñales —se lo entregó a Katherine y ella se lo clavó en la pierna mientras soltaba un grito ahogado—. Ahora sácalo —Katherine siseó una vez que se sacó el cuchillo —. Ahora, mientras no estoy, quiero que hagas eso una y otra vez, y si te aburres, cambias de pierna.
—¿A dónde vas?
—Voy a ver a mi preciosa Azaela —sonrió—. No te pongas triste, Katerine, la diversión apenas comienza —caminó hacia la puerta, agarrando su abrigo—. Otra vez.
[...]
Habían sido unos días de locos para el grupito sobrenatural de Mystic Falls. Primero, la madre biológica de Elena había vuelto. Segundo, Katherine había salido de la tumba. Tercero, Katherine robó la piedra de luna, que según Damon estaba en un lugar muy seguro, lo cual era como decir 'Hogwarts es el lugar más seguro', lo que claramente es una mentira. Cuarto, Isobel se quemó frente a Elena. Quinto, Bonnie perdió y recuperó sus poderes. Sexto, Caroline le contó a Matt sobre los vampiros para después hacerlo olvidar.
Oh, y Caroline había vuelto con Matt.
En ese instante, ante la mirada de Elena y Bonnie, Azaela miró el suelo distraídamente antes de poner su cara de me-da-absolutamente-igual-pero-por-dentro-estoy-muriendo y encogerse de hombros. «Genial», fue lo que dijo, para después agarrar un pote de helado y marcharse a su habitación.
Ahora se encontraba caminando por el pasillo de la escuela para juntarse con Elena y Bonnie en la cafetería.
Se detuvo cuando sintió una mano tocar su hombro.
Frunció el ceño y sin dudarlo, tomó mano y giró a la persona estampandolo contra el suelo.
Se tapó la boca cuando vió que era el profesor Saltzman. Intentó retener la carcajada pero fué inútil mientras klaric parecía anonado.
Azaela supuso que era por el golpe.
─Lo siento, Ric ─ella le ofreció la mano para ayudarlo a levantarse, sin embargo, el hombre parecía estar en un trance─. ¿Ric? ¿Te golpee muy fuerte? Podemos ir a la enfermería si quieres
─¿Qué? ─Klaric sacudió la cabeza y se centró. Le regaló una leve sonrisa y aceptó su mano, dejándolas unos segundos más de lo debido─. No te preocupes, estoy bien.
─Lo siento por el golpe, es que el tema del innombrable me tiene con los pelos de punta. ─explicó Azaela, arrugando la nariz.
─¿El inombrable?
─Oh, vamos, Ric ─ hizo una mueca de sufrimiento─. El tipo con nombre de idiota ─Klaric seguía con el ceño fruncido─. Klaus, Ric, Klaus ─ rodó los ojos─. ¿Estuviste bebiendo o qué?
Klaric pasó de la confusión a la indignación más rápido que flash. Pero de todos modos no iba a protestar al respecto, eso sería estúpido.
─Oh, claro, el inombrable ─se limitó a decir.
─Si...─ Azaela lo observó con los ojos entrecerrados por unos segundos ─. Bueno, iré a la cafetería, quedé en juntarme con las chicas. Adiós, Ric.
[...]
—Hola, bonitas —Azaela saluda a Bonnie y Elena, tomando asiento frente a ellas. Ambas correspondieron el saludo con una sonrisa cálida—. Bon, ¿crees que podrás contra el inombrable? Tienes que estar muy segura o no te dejaré hacerlo.
Bonnie asiente de inmediato.
—Puedo hacerlo. Estoy bastante segura de que sí.
—Solo me preocupo —la joven Salvatore soltó un suspiro—. Honestamente, todos deberían comenzar a pagarte cada vez que nos ayudas.
—Hey, tú —una chica se acercó interrumpiendola, su mirada estaba en Azaela—Esto sonará loco, pero un chico muy atractivo me pidió que te preguntara si irás al baile esta noche.
—Cualquier chico que no se atreva a hablarle directamente, dice mucho de él. —menciona Elena, divertida.
—No salgo con estudiantes —Elena y Bonnie se miraron cómplices antes de soltar una pequeña risa, lo que ocasiona que Azaela las golpee por debajo de la mesa.
—Al menos podrías conocerlo —continúa la chica—. Ah, mira, me pidió que te regalara esto —ella le entregó una rosa blanca—. Se llama Klaus —al momento de tomarlo entre sus dedos, ella soltó la rosa de inmediato—. Sé que es un nombre bobo, pero lo juro, es guapo.
—¿Dónde está? ¿Él está aquí? —preguntó Bonnie, mirando todo el alrededor de la cafetería.
La chica Danna parecía confundida.
—Yo...no lo sé.
—Está hipnotizada. —mumuró Elena.
—También preguntó si le podías guardar un baile, ¿no es lindo?
—No, no es lindo —espetó Azaela, levantándose de su asiento—. Es estúpido. Increíblemente estúpido. ¿Por qué no vas y le dices que venga? Que dé la cara el sinvergüenza. —Elena la toma de los hombros obligándola a tomar asiento.
—Gracias, Danna.
[...]
—Entonces, vamos al baile y lo encontramos —dijo Damon.
Una vez que comentaron lo sucedido, todos se reunieron en la casa Salvatore, que parecía una guarida de lo sobrenatural.
—¿En serio? ¿Como vamos hacer eso? —cuestionó Stefan—. Ni siquiera Sabemos como Luce.
—Algo me dice que no tendrá dieciséis ni acné —responde Damon, con sarcasmo.
—Bueno, lo que sabemos es que es un idiota y un payaso —Azaela suelta un bufido—. Mira que obligar a esa chica a decir que era atractivo. Y yo pensaba que el ego de Damon era grande.
Damon la empuja ligeramente con los hombros. Ella le sonríe burlonamente mientras lo empuja aún más fuerte, haciéndolo caer al suelo. Azaela sonrío con aire de suficiencia. Damon se levanta rápidamente pero Stefan se interpone entre ambos extendiendo los brazos para detenerlos.
—Ya, es suficiente. —dice, claramente frustrado.
—Ella empezó —se excusó Damon.
Stefan lo mira fijamente
—Y yo lo termino. Volviendo al tema, podría estar en cualquier lugar y en cualquier momento. Obligó a alguien en la escuela —Stefan miró a Elena y Bonnie—. Supongo que no es tan seguro como pensaban, ¿no?
Se escuchó un golpe en la puerta y entró klaric.
—Ahí estás —dice Damon—. Ponme como chaperón en el baile —Azaela carraspeó—. Y a Azaela, por supuesto —Damon le sonrió sarcásticamente antes de volver a mirar a Alaric—. Klaus hizo su primer movimiento.
Elena se cruzó de brazos y habló.
—Bien, entonces lo encontramos ¿y luego qué? ¿Cual es nuestro plan de ataque?
—Yo —afirmó Bonnie, confiada. La atención de todos se dirigió a ella—. Yo soy el plan de ataque. Él no tiene idea de cuánto poder puedo canalizar. Si puedo encontrarlo , puedo matarlo.
Klaric se rió entredientes, sacudiendo la cabeza ante sus palabras.
—No va a ser tan fácil —argumentó el. Azaela ladeó la cabeza mirandolo confundida—. Digo, el es el vampiro más viejo y malvado que existe.
—No lo alavés tanto, Ric —dice Azaela—. Él es solo un imbécil con el ego más grande que su cerebro.
Klaric hizo un gesto ofendido.
—Alaric tiene razón. Quiero decir, ¿que pasa si él...? —comenzó Damon y corrió a velocidad vampírica hacia Bonnie solo para ser arrojado al otro lado de la habitación, sin tocarlo.
Azaela soltó una carcajada, burlándose de Damon abiertamente, mientras que Elena rió divertida
—Bueno, estoy impresionado. —Stefan sonrió
—No importa si es un original. Puedo acabar con él —aseguró Bonnie—. Sé que puedo.
—Estaría más tranquilo si supiera que es lo que realmente Klaus quiere de Azza. — Azaela le dirigió una mirada mordaz a Stefan. Si tuviera un tenedor a mano, de seguro se lo encontraría en el ojo.
—¿Qué? —Elena giró su cabeza bruscamente ante las palabras de su novio.
—No es nada, Elena —dijo Azaela entre dientes—. Al parecer a Stefan le falta que la sangre le llegue al cerebro.
—¿A qué te refieres con eso, Stefan? —Klaric pregunta. Estaba bastante tenso.
Azaela abrió la boca para restarle importancia pero Bonnie fue más rápida.
—Luka dijo que Klaus vendrá por Azza. Y es la única licantropo en la ciudad...por lo que solo nos deja pensar en una sola cosa.
—¿Por qué no dijiste nada? —cuestiona Elena, con su voz temblando ligeramente mientras que Damon se mantenía al margen.
—Por esto mismo, nos estamos desviándo de lo que realmente nos importa, tu vida, Elena. Así que ahorremonos esta conversación. —se aleja subiendo las escaleras.
—No creo que Klaus quiera usar a...Azza para su ritual —Klaric suelta una risa corta.
[...]
El gimnasio de la escuela estaba repleto de adolescentes que bailaban al ritmo de la música. Azaela se abrió paso entre la multitud en busca de sus amigas. Cuando las localizó, una sonrisa se formó en sus labios.
—Bueno, ¿no se ven ustedes guapas?
—¡Te ves increíble! —jadeó Elena, al ver su atuendo. Bonnie y Jeremy asintieron de acuerdo.
—Gracias, gracias —ella le sonrió a Elena antes de voltear hacia Bonnie—. Bon, ¿estás de acuerdo con esto? Puede ser peligroso usar tanto poder. —la preocupación nubló su rostro.
—Estaré bien. —le respondió la bruja, sonriéndole para tranquilizarla. Sin embargo, ella sabía las consecuencias de usar tanto poder. Las brujas se lo advirtieron, pero haría lo que fuera necesario, incluso si eso significa arriesgar su vida por sus amigos.
Azaela apretó los labios, inconforme ante la respuesta.
—¡Gracias a todos por venir! —exclamó la chica Danna a través del micrófono, mientras todos vitoreaban y aplaudían—. Tenemos un saludo especial esta noche. Es para Azaela de parte de Klaus.
La chica Salvatore se congeló en su lugar, aunque logró disimularlo demasiado bien.
—Que gusto tan horrible. —gritó al aire, mientras la canción comenzaba a sonar.
Stefan y Damon llegaron de inmediato junto a ella.
—Eso fue patético y poco convincente —se burló Damon—. Solo está tratando de provocarnos.
—Conozco a todos aquí. —señaló Elena, dejando escapar un gemido de molestia.
—Tal vez no está aquí —dijo Stefan, encogiéndose de hombros, observando—. Quizás solo quiere que creamos que está aquí.
Azaela observó a su alrededor, de pronto sintiéndose observada. Sus ojos se encontraron con los de Klaric, él le sonrió suavemente. Ella le sonrió de vuelta, algo extrañada.
—Esta es una fiesta. Bailen, mezclense. Dejen que venga a nosotros. —comentó el Salvatore mayor.
—Que gran idea. —Bonnie tomó la mano de Jeremy arrastrándolo para ir a bailar, pese a la protesta de este.
—Miren, ahí está Alaric. Ahora vuelvo. —Damon se marchó.
—Y yo iré por algo de tomar —les dijo a la pareja antes de dirigirse a la mesa de comidas. Claro, no antes de recibir una advertencia de Stefan de que se mantenga cerca.
—Hola, Azza. Los años 60 te sientan bien.
Ella giró su cuerpo completo. Ahí, frente a ella estaba un chico más alto que ella, su cabello corto, sus ojos azules la veían fijamente mientras una sonrisa apareció al ver la sorpresa en el rostro de Azaela.
—¿Jace? ¡Jace! —Azaela salió de su estado de sorpresa y lo abrazó—. ¡Oh por dios! ¿Cuando regresaste? —se separó manteniendo sus manos en el hombro del Jace.
—Hace dos días.
—¿Y no me buscaste? —lo miró indignada.
—Bueno, a decir verdad, han sido unos días estresantes. Como sabrás, el Grill no está en su mejor racha. Papá tuvo que despedir a algunos y le he estado ayudando con las cuentas.
—Oh, claro...
—Si, pero no es momento de pensar en eso. Ven, baila conmigo. —pidió. Tomó su mano y la hizo girar mientras ella reía.
Se dirigieron al centro de la pista. Azaela rodeó su cuello con sus brazos mientras las manos de Jace descansaban en su cintura. Ambos se movían en perfecta sincronía.
En un rincón oscuro, separado del bullicio, Klaric observaba la escena con una intensidad que podría cortar el aire.
—Al parecer su novio regresó —una voz lo sacó de sus pensamientos. Damon Salvatore apareció junto a él, con una sonrisa sardónica en el rostro.
Klaric sintió que su paciencia se agotaba.
—¿Novio? —murmuró, con sus ojos clavados en Azaela
—No, en realidad no son novios.
Su cuerpo se relajó.
—¿Y quién es él? No lo reconozco.
—Y no lo harás. Se fué antes de que tú llegaras. Jace es el hijo del dueño del Grill. Con Azaela se conocen desde que eran niños. Son mejores amigos o algo así.
[...]
Jeremy estaba bebiendo un refresco cuando Azaela se acercó a él.
—¿Estás bien? Luces preocupado.
—Si, estoy bien. —respondió cortante mientras se alejaba. Azaela frunció el ceño y lo siguió. Logró alcanzarlo en uno de los pasillos de la escuela, el cual estaba vacío.
—Jer, vamos. Dime que te está pasando.
El adolescente volteó hacia ella, su respiración estaba entrecortada.
—Es... Es Bonnie.
—¿Que pasa con Bonnie?
Él tomó una bocanada de aire.
—Si Bonnie se enfrenta a Klaus —cerró los ojos unos segundos antes de abrirlos—... Canalizar toda esa energía va a matarla.
—¿Qué? —Azaela sintió un nudo en el estómago cuando las palabras de Jeremy resonaron en su mente.
La ira burbujeaba en su interior, pero, más allá de su enojo, estaba la desesperación, un miedo visceral que la consumía lentamente. No podía perder a Bonnie. No después de todo lo que ya había perdido y de ver cómo la vida de aquellos que amaba se desmoronaba a su alrededor.
Bonnie era más que una amiga, era su hermana, su confidente, y la idea de que podría sacrificarse la llenaba de una impotencia desgarradora. No quería perder a alguien más, no podía soportar otro vacío en su vida.
—Ella no quería que te enteraras, porque si no trataras de detenerla. Y entonces tú y Elena son las que podrían terminar muertas y...¿Que se supone que debo hacer? —los ojos de Jeremy se llenaron de lágrimas. Estaba desesperado.
Ella tomó una bocanada de aire para lograr tranquilizarse. Ahuecó las mejillas de Jeremy entre sus manos.
—Mirame, solucionaremos esto, ¿si? No dejaré que Bonnie muera. No lo permitiré. Ahora ve a tomar un poco de aire. Arreglaré esto. —besó su frente antes de que el joven Gilbert obedeciera.
Azaela se devolvió por el pasillo, con la intención de enfrentar a Bonnie y detenerla. Sin embargo, klaric interceptó su paso.
—¡Ric! —ella se detuvo—. ¿Bonnie sigue en la fiesta? Necesito hablar con ella.
—¿Bonnie? Si, estaba con Elena. Ven, sígueme.
La Salvatore asintió antes de caminar junto a él. Klaric comenzó a perderse por los innumerables pasillos de la escuela, a lo que Azaela se confundió.
—¿Porqué Elena y Bonnie se alejaron tanto de la fiesta?
—No lo sé. Elena dijo que tenía algo importante que discutir con Bonnie. Estaban ahí adentro. —señaló.
Azaela abrió la puerta sin dudar, pero en cuánto dió un paso, ella no vió a sus amigas. Volteó de inmediato en cuanto escuchó la puerta cerrase y vió a klaric apoyado contra la puerta. Él soltó una risa.
—Solo quería alejarme de ese baile. Los 60 uff. Prefiero los 20. El estilo, las fiestas, el jazz...
Azaela retrocedió.
—Tu no eres Ric...—sus ojos se abrieron cuando la respuesta llegó a su cabeza—.¿Klaus?
—¡Sorpresa! —el esbozó una sonrisa mientras extendía sus brazos a sus costados.
Azaela seguía retrocediendo mientras klaric avanzaba hacia ella. Chocó con un estante, y ahí, agarró lo primero que encontró, que fué un libro bastante pesado. Cuando él se paró frente a ella, lo golpeó con fuerza contra el costado de su cara, y luego al otro lado. Cuando este se tambaleó, Azaela lo agarra de los hombros y le propina, no uno, si no dos rodillazos entre las piernas.
Klaric retrocedió, gimiendo del dolor, y fue ahí cuando Azaela se alejó. Corrió hacia la puerta y trató de abrirla.
—Eso en realidad dolió. —rió entre dientes mientras recuperaba la compostura.
Azaela maldijo cuando se dió cuenta de que la puerta estaba cerrada con llaves.
—Lo siento, cariño, pero me temo que no puedo dejar que intervengas.
Klaric se lleva una sorpresa cuando ella voltea y le da un fuerte golpe en el rostro.
—Sigues siendo ruda. Me gusta —sonrió divertido—. Pero por más que me gustaría seguir aquí, debo irme, así que...—él la agarró de ambos brazos y la acorraló contra la pared. Azaela se detuvo cuando sintió un toque frío en su muñeca derecha, y escuchó un pequeño click. Su rostro decayó cuando se dió cuenta de que klaric le había esposado la muñeca en un pasamanos con tubos de aluminio.
—Me estás jodiendo. —siseó.
Klaric dió un paso atrás y con una sonrisa traviesa, se dió unas palmaditas en el bolsillo del pantalón.
—Ops, parece que olvidé las llaves —la Salvatore lo observaba furiosa—. Ahora, quédate aquí, luego volveré por ti. —abrió la puerta con una llave y se marchó. Su risa resonó por los pasillos.
—¡Ven acá, maldito idiota! —gritó ella—. ¡Hijo de perra!
[...]
Azaela corrió como nunca en su vida. Su corazón acelerado y su respiración entrecortada. Dobló a un pasillo y se encontró a los Salvatore junto a Elena.
—¿Donde está Bonnie? —preguntó, frenéticamente.
—Ella está haciendo lo que tiene que hacer. —respondió Damon, con voz monótona.
—¿¡Qué!? —espetó Elena.
—¿Donde está? —Stefan alzó la voz.
—Stefan déjala hacer esto.
Azaela sintió como su paciencia se agotaba, así que tomó a Damon del cuello de la camisa y lo estampó bruscamente contra los casilleros.
—¡Dime dónde está!
Damon se mantenía quieto.
—Si la detienes, tu y Elena morirán. Es tu elección, Azaela. Está en la cafetería.
Sin pensarlo dos veces, la joven Salvatore salió corriendo, con Elena y Stefan pisandole los talones. Al llegar a unos metros de la entrada, vieron a Bonnie, Azaela corrió con el intento de detenerla, pero la Bennet cerró la puerta rápidamente.
—¡Bonnie! —gritó, mientras golpeaba la puerta con el puño. Golpeó y golpeó con todas sus fuerzas, pero Bonnie dirigía toda su energía a mantenerla cerrada, casi ignorando completamente a Klaric
Las luces dentro comenzaban a estallar una por una. Klaric yacía en el suelo, mientras Bonnie apenas lograba mantenerse en pie. Bonnie gritó mientras lanzaba su hechizo hacia él, provocando que otra luz explotara y las chispas comenzaran a caer a su alrededor. La desesperación invadía a Azaela, con lágrimas amenazando con derramarse.
Finalmente, Bonnie levantó la mirada, sus ojos encontrandose con los de Azaela mientras ella le sonreía y de repente, se desplomó en el suelo. Azaela jadeó, le costaba respirar. En ese momento, todos supieron que todo había terminado. La barrera mágica que mantenía la puerta cerrada se desvaneció, y Bonnie se desplomó al suelo.
Sin perder un segundo, Azaela abrió la puerta de golpe y corrió hacia Bonnie, arrodillándose junto a su cuerpo inerte.
—Bonnie, no... por favor —suplicó entre sollozos, mientras las lágrimas le corrían por las mejillas, buscando desesperadamente un pulso en la muñeca de Bonnie, pero no encontró nada—. Por favor, no puedes... no puedes dejarme.
Elena observaba, con lágrimas en los ojos, el cuerpo inmóvil a unos pocos metros de distancia. Su voz tembló cuando murmuró
—No...
—Stefan, dale tu sangre, haz algo, por favor —suplicó Azaela, mirando a Stefan con desesperación, pero él solo la miraba con tristeza. Esa mirada le rompió el corazón—. No... ¡Bonnie, por favor! ¡Por favor!
Las lágrimas caían sin control mientras miraba los ojos apagados de Bonnie, que permanecían abiertos, pero sin vida, sin enfocarse en nada.
Ella había muerto, y Azaela no pudo hacer nada para salvarla. ¿Hasta cuándo tendría que soportar esto? Estaba agotada, como si todo estuviera escrito en una maldita profecía, destinada a repetirse una y otra vez.
—Bonnie... —susurró entre lágrimas, acariciando el cabello de su amiga mientras su llanto se intensificaba.
Escuchó a Damon hablar y fué como si alguien hubiera encendido una cerilla y la hubieran rociado con gasolina.
—Stefan, sacalas de aquí. Yo lidiaré con el cuerpo dijo Damon.
—¿Qué quieres decir con lidiar con el cuerpo?—espetó Elena, amargamente.
—El sheriff no puede saber nada de esto. Lo último que necesitamos es otra muerte misteriosa.
Los ojos de Azaela ardían de odio mientras miraba fijamente al hombre. Se tambaleó hacia él, las lágrimas corrían por su rostro. Estaban a solo unos centímetros de distancia, su corazón se sentía débil mientras a ella le temblaba el labio.
—Tu lo sabías. Sabías que si Bonnie usaba todo ese poder moriría.
—Si, Azaela, lo sabía.
Inesperadamente, ella lo golpeó fuertemente en la cara con su puño. Antes de que Damon pudiera procesar esa acción, ella comenzó a golpearlo en el pecho. Golpeando sus manos y puños contra su cuerpo mientras dejaba escapar lamentos silenciosos.
—¡Te odio! —su ira se multiplicó por diez cuando vio que sus brazos permanecían a su lado, sin hacer nada para detenerla—. ¡Defiéndete imbecil! —gritó, golpeándolo—. ¡Vamos, defiéndete! —lo empujó con fuerza del pecho, logrando que Damon se tambalee.
Stefan la jaló hacia atrás, abrazándola y al mismo tiempo haciendo un esfuerzo para mantenerla en pie.
[...]
Cuando Damon le contó sobre su plan, Azaela no tardó en ir con Bonnie, quien estaba en el bosque, en la casa de las brujas.
Entró a la habitación y ella miró a su alrededor con cautela cuando vio a Bonnie sonriéndole.
—Bonnie —Azaela corrió hacia ella y la abrazó mientras lloraba de alegría. Bonnie la rodeó con sus brazos—. Creí que estabas muerta. Nunca me hagas eso. No puedes dejarme.
—Lo siento mucho, Azza —dijo Bonnie suavemente mientras ambas se alejaban, tomándose de las manos—. Tuvimos que dejarle pensar a todo que estaba muerta, pero sobre todo a Klaus.
Azaela volvió a abrazarla, negando soltarla.
( 🤍 ) NOTA. . . !
Y bueno, en los siguientes capítulos tendrán más contexto, aunque creo que ya están sacando sus conclusiones...
Por cierto, el faceclaim de Jace es Drew es él , no me acuerdo de su nombre ahorita pero sale como protagonista en la serie "Smallville"
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