9.
Estoy más que seguro que mi sangre hervía dentro de mis venas y también sé que si las feromonas existen en los humanos, tuve una explosión de ellas que seguramente fue sentida por él. No hacía falta que me lo dijera porque su mirada me transmitía todo, así que traté de mantenerme en calma y volver a comenzar nuestra charla, pero esta vez con más normalidad dentro de lo que cabía.
— Sabes mucho... —susurré aún sintiendo su cuerpo muy cerca del mío y sin atreverme a mirarlo directamente a los ojos, continúe— ¿estaría mal si te pido que elijas la comida por mí?
Él sonrió a medias, su brazo se deslizó por el mío a propósito hasta recoger el plato que tenía en la mano y luego volvió a mirarme a la cara con esa sonrisa de esas que quieren ser y no son.
— Para nada... —susurró— toma asiento, llegaré enseguida.
Asentí levemente, seguramente sonrojado como un tomate sin justificación alguna más que la excitación que me provocaba escuchar su voz en susurros.
Elegí una mesa de esas típicas de esquina que la gente ignora porque no tienen buena vista al corazón de la fiesta, sin embargo eso era lo que más anhelaba cuando estaba con Wonho; estar a solas, en lo privado. Escuchando su voz ronca en susurros y de ser posible también sus gemidos.
— ¿Alguna preocupación? —preguntó sobresaltandome al instante ya que me encontraba perdido en mis pervertidos recuerdos de aquella noche— hola...
Se sentó en la silla del frente y dejó un buen plato de comida frente a mi. Debo admitir que no podría adivinar el nombre de aquella comida ni aunque me dieran mil oportunidades de hacerlo, pero el olor que emanaba era demasiado para mi pobre estómago que rugía de hambre.
— Hola... —sonreí apartando mi mirada de él— esto huele bien... —aunque no tan bien como olía él— me sorprende tu gusto en la comida...
Él sonrió y asintió mientras me veía darle el primer bocado a la deliciosa comida que tenía delante y su sonrisa se ensanchó aún más ante mi expresión por el primer bocado de aquella deliciosa comida.
— Te sorprendería aún más saber todo lo que sé sobre comida... —hizo una breve pausa y se acercó a mí para susurrar— comida humana...
Solté una risita y esperé hasta poder terminar de tragar mi bocado para responder al cómico comentario.
— Hablas de la comida como si fuera un pecado... —las comisuras de mis labios se alzaron levemente— y para responder a tu comentario, te comento que tú te sorprenderías de saber todo lo que sé acerca de tu comida...
Él sonrió de igual manera sabiendo muy bien que me refería a la sangre.
— ¿Ah si? —susurró con coquetería, alterandome un poco— ¿Así que nos complementamos?
Suspiré ante su pregunta.
¿Él era mi complemento?
Mis ojos viajaron a su rostro en busca de la respuesta a mi propia pregunta y no me detuve a pensarlo cuando mis ojos ya estaban explorandolo completo. Quería verlo bien, quería guardar esa figura en mi memoria y analizarlo, sentirlo, tocarlo e incluso oler la fragancia que destilaba.
Pero solo yo.
— Seguro... —sonreí tranquilo después de mirarlo descaradamente en silencio por varios segundos— esto es increíble... —señalé el plato en un intento por cambiar la charla que tenía con él, pues al estar mucho tiempo conversando, una parte inexplorada de mi ser salía a flote. Mi arrogancia y egoísmo hacían de las suyas, y esa persona definitivamente no era yo— iré por algo de beber... ¿Te apetece algo?
Él me miró fijamente, seguramente analizando mi comportamiento al igual que yo estaba haciendo con él.
— No, gracias... —sonrió levemente— si no es tu sangre, entonces estoy bien...
Decir que esa frase no me erizó el cuerpo entero, sería mentira. Me excitaba, me volvía loco solo de pensar en que él deseaba de mí sangre una vez más y por lo tanto mi ego seguía alimentándose.
Sonreí en respuesta y me levanté de la mesa despegando mi mirada de él muy lentamente, hasta que por fin comencé a caminar hacia algún sitio.
Entre el mar de personas comencé a buscar el lugar de las bebidas, intentando pensar correctamente pero era casi imposible teniendo a mi lado irracional gritandome al oído que regresara a mi asiento, tomara de la mano al vampiro y me lo llevara a otro sitio a tener una noche llena de fetiches y dolor, mientras mi lado racional me susurraba diciendo que eso no era correcto, que estaba en la fiesta de mi jefe y que aquellas cosas solo pasarían una vez.
Llegué al lugar y pedí un jugo de algo, ni siquiera recuerdo qué era, solo sé que tenía un color llamativo, y cuando di un par de sorbos supe que era algo demasiado extravagante para mí gusto.
Sin prestarle mucha atención me dirigí de regreso a la mesa que estaba compartiendo con el vampiro, pidiendo al cielo de todo corazón que él en mi ausencia se haya ido, o que al llegar me dijera que tenía algo importante por hacer y que se fuera. Pero no quería que siguiera volviéndome un jodido arrogante que mataría por volver a estar con él una noche más.
Y para mí jodida buena/mala suerte, él se encontraba en el mismo sitio, esperándome con aquella leve sonrisa que nunca era demasiado ni muy poco, viéndome entero y casi podría jurar que estaba leyendo mi mente. Pero en ese momento, mientras cruzaba el mar de personas hacia él, alguien chocó con mi brazo y acabé por derramar toda la bebida a medio empezar sobre mi camisa color azul cielo.
Resoplé visiblemente molesto ante eso y me giré para enfrentar a quien fuera el borracho que todos los años me hacía lo mismo, pero no tuve tiempo siquiera de distinguir a las personas, cuando sentí que mi peso era arrastrado hacia algún sitio.
Al sentir el contacto, busqué rápidamente el rostro de aquella persona que me estaba llevando hacia los baños y me encontré con la misma persona que quería que quería odiar/besar esa noche.
— Parece que lo hizo a propósito... —susurró molesto intentando secar el exceso de líquido de mi camisa— quería molestarte, lo vi... —gruñó.
Yo también estaba molesto pero verlo a él molesto con alguien por mi causa se me hizo de lo más tierno al mismo tiempo que me di cuenta que tenía una vía de escape.
— Tranquilo... —me apoyé en la encimera de los lavabos— de todas formas ya casi me iba a casa, así que supongo que ya es hora... —le di dos palmaditas en el hombro sin dejar de pensar en lo bien que le quedaba la camisa blanca que llevaba puesta— así que... Ha sido un placer volver a verte...
A pesar de haber escuchado con claridad mi despedida él no se inmutó, ni se movió de su lugar, así que intenté esquivarlo para escaparme, pero antes de que pudiera hacer algo, mi cuerpo estaba sentado sobre la encimera siendo aprisionado por su musculoso cuerpo que se encontraba sin vergüenza alguna entre mis piernas.
— ¿Acostumbras a irte temprano de las fiestas o te vas porque sabes que si sigues hablando conmigo no puedes contener tus ganas de tomar el control de la situación ya que tu arrogancia te lo pide? —susurró a cinco centímetros de mi rostro.
Mi respiración se agitó por la mezcla de factores que más amaba/odiaba de él; sus roncos susurros, su jodido aroma y sus bellos ojos marrones que lentamente se estaban tornando a un color rojizo que sólo yo podía apreciar con tal detalle.
— ¿Hay algún problema si digo que ambas? —respondí intentando mantenerme calmado al sentir sus manos abriéndose paso a mis costados hacia mi cintura.
— No... —soltó una risita— no la hay... Pero, no voy a dejarte ir... Al menos no a donde tu quieres.
Fruncí el ceño cada vez más emocionado de aquel misterio.
— ¿Ah, no? —lo miré curioso y rodeé su cuello con mis brazos, cediendo lentamente al deseo de pecar— entonces... ¿A donde?
Él sonrió y dejó un suave beso en mi nariz, que no terminé de comprender.
— A matarte —soltó mientras se encogía de hombros despreocupado para finalmente cargarme— necesito hacer un sacrificio humano hoy a medianoche.
Sonreí en medio de su estupidez y por pura inercia me aferré a él cruzando mis piernas detrás de su espalda.
— Uy, pues me costaría mucho morir... —le respondí mientras él abría una de las puertas de los cubículos— debiste buscarte a alguien más.
Su pequeña risa me provocó una mezcla de sensaciones que no supe describir, pero que tampoco podía analizar muy a fondo gracias a que su mano interrumpió mis pensamientos y se posó en mi cara.
— Cierra los ojos o vas a marearte mucho y no quiero que devuelvas la comida... —me ordenó, entonces asentí. Apenas pasaron un par de segundos cuando sentí como se movía quizá con un poco de prisa y luego lentamente volvió a caminar normalmente— Ya llegamos... —comunicó.
Abrí mis ojos un poco sorprendido, no sabía que realmente iba a sacarme de la fiesta y menos que me llevaría a un lugar tan bonito.
— ¿Dónde estamos? —pregunté asombrado mientras él me depositaba en la cama— ¿Qué es este lugar? ¿Te aprovechas de tu poder para ingresar a cualquier lugar sin pagar?
Escuché una carcajada de su parte mientras lo miraba meterse a una de las puertas que había en la enorme habitación.
— No lo hacía, pero ya que lo mencionas... —bromeó y a los pocos segundos salió con una camisa muy bien planchada, que además parecía ser de muy buena calidad— estas en mi habitación Hyungwon... —lo miré sorprendido y simplemente asentí, pero lo que más me sorprendió fue cuando él extendió la valiosa camisa hacia mí— necesitabas una...
Tomé la prenda por puro instinto, pero sinceramente no me sentía capaz de usarla.
— Wonho, yo no... —suspiré frustrado— estoy bien, ya casi se seca... —mentí.
Él asintió y tomó la prenda de regreso, pero contrario a lo que yo pensaba, no la devolvió al closet, sino que simplemente la colocó con mucho cuidado sobre una encimera.
— Mientes...—susurró mirándome fijamente desde la encimera y entonces empezó a caminar hacia mi— mientes, te reprimes y te aguantas todo lo que quieres hacer... ¿Por qué?
Me empujó por el pecho y sin darme tiempo a defenderme, tomó mis manos y la detuvo con fuerza sobre mi cabeza.
— Porque es incorrecto... —susurré con la respiración agitada deseando que su peso me aplastara contra el colchón como la primera vez.
— ¿Lo es? —arqueó una ceja y me miró fijamente— ¿Lo dices tú? —soltó mis manos quedándose únicamente de rodillas en la cama dejando mi cuerpo entre sus piernas. Pero sabía que sólo era una prueba y la evidencia definitiva de que estaba conteniendome— ¿Por qué tus manos siguen en la misma posición entonces? —jadeé involuntariamente cuando él tiró de mi camisa con fuerza, rompiendo todos los botones— ¿Por qué no me detienes Hyungwon? ¿Qué está gritando tu mente justo ahora?
Mi mirada viajó hacia aquel lugar donde su entrepierna y la mía estaban casi rozandose y noté como mi pecho desnudo subía y bajaba rápidamente debido a mi agitada respiración. Y así fue como mi arrogancia volvió a hacer su aparición, entonces sonreí.
— Dijiste que eramos nuestro complemento... —susurré y dejando la vergüenza de lado y escabullendo mis manos por debajo de su camisa, sabiendo que allí iba a encontrarme con un muy bien trabajado abdomen— tú me alimentaste bien... ¿Te apetece un poco de mi sangre?
Mis manos se pasearon con libertad por su torso mientras su mirada estaba fija en mis movimientos.
— ¿Qué te hace pensar que quiero algo de ti, arrogante? —cuestionó, pero lejos de enojarme me sentí halagado al notar el dulce sabor del sarcasmo en sus palabras.
— Pues es muy simple... —llevé mis manos a su cinturón y lo saqué fácilmente— si tú no quieres nada de mi... —hice una pausa mordiendo mi labio inferior mientras bajaba la cremallera lentamente, después de desabotonar su pantalón— entonces... Yo haré que quieras todo de mi... —susurré y me deslicé un poco hacia abajo, sorprendiendolo— Todo, Wonho. Todo.
Y allí, con Wonho de rodillas a altura de mi pecho, mis brazos sosteniendo sus musculosas piernas con fuerza, su fija mirada de expectación y sólo una prenda entre mi boca y su cuerpo, supe que aunque quisiera mantener el control, era imposible.
Mi sangre hervía por llegar a
sus labios y mi lujuria ardía
por tenerlo una vez más.
— ✘—
*se va volando para que
no la pateen por cortar
el lemon a la mitad*
🦅
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