7.
Después de la agradable tarde con Kihyun, me sentí diferente, claramente lo extrañé un poco cuando se fue porque de alguna manera la soledad me hacía sentir extraño ahora, pero luego de meditar un poco en mi sala, supe que no debía quejarme pues en las últimas horas me habían pasado muchas cosas increíbles.
Me dispuse a ver películas hasta que el sueño me venció y acabé durmiendo mal en el sofá, con la esperanza de que el vampiro se apareciera una vez más por mi casa.
Pero no lo hizo.
Supuse que debía adaptarme a la idea de que lo que pasó entre nosotros no fue algo especial, simplemente fue algo extraño sacado a flote gracias a nuestros instintos, pero aún así me era difícil simplemente dejar su recuerdo de lado.
Un nuevo día transcurrió como cualquier otro, volví al trabajo y eso alegró mucho a Kihyun, también usé mis lentes aunque me viera un poco extraño, pero lo hice porque así al verme al espejo me era más fácil pensar en que seguía siendo el mismo Hyungwon que antes, quizá un poco menos ingenuo y con un poco menos de sangre que hace unos días, pero al fin y al cabo era yo.
Aún así, verme a mi mismo atrapado en el ajetreo de aquella oficina me hacía sentir frustrado e incluso triste, y eso no podía esconderlo aunque quisiera.
Me despedí de Kihyun y partí hacia mi apartamento antes de que él tuviera la loca idea de invitarme a algún sitio al cual no quisiera asistir, sólo quería comer algo y acostarme a dormir a pesar de que aún fuera temprano.
Al abrir la puerta pasé directamente a la habitación y en cuanto pude, me despojé de la incomoda ropa que tenía que llevar puesta en el trabajo, entonces coloqué el pantalón de mi pijama y cuando estaba colocando mi camisa algo considerado de lo más paranormal me sucedió.
Mi mirada estaba plasmada en el espejo y en cuanto pasé la camiseta por mi cabeza y volví a dirigir la mirada al mismo punto, el vampiro estaba detrás de mí, viendome fijamente.
— ¡Joder! —me sobresalte tanto que me golpee contra el espejo— ¡¿por qué demonios apareces de repente?! —grité mientras sentía como mi corazón quería salir de mi caja torácica— además ¿no se supone que los vampiros no pueden verse en los espejos?
Fruncí el ceño viéndolo con molestia pero lo que recibí a cambio fue una enorme carcajada de su parte.
— A ver... —intentó explicar entre risas— primero que nada, no "aparecí" —hizo una señal de comillas con sus dedos— ya estaba aquí antes de que tu llegaras, aunque no precisamente aquí... —señaló el lugar en el que estaba parado— además ¿Quién crees que soy? ¿Drácula?
Volvió a reírse dejándome aún más desconcertado.
— ¿Aquí? ¿Donde? —susurré recuperando mi postura— y no sé si eres familiar del conde Drácula o no, pero eso es lo que se ha rumorado siempre.
Él soltó una risita más y negó con la cabeza.
— Que tierno... —arregló mi camiseta que no había llegado a colocar bien— estaba en el apartamento cuando llegaste, solo que no me viste... —arqueó las cejas— y antes de que pienses en que soy un acosador, déjame informarte que solo quería asegurarme de que siguieras vivo... —asentí sonrojado al recordar lo vivido— y sobre lo de los espejos... Es una leyenda antigua cuando se fabricaban los espejos con plata y se creía que la plata era un metal sagrado y nosotros... —se señaló a sí mismo— los enviados por el demonio —se río— no podíamos reflejarnos en su "pureza" - hizo una señal de comillas— pero no se si te has dado cuenta que ahora los espejos... —dio dos golpecitos en el espejo que tenia a mis espaldas— están hechos de aluminio... —sonrió— ¿tienes hambre?
Lo miré estupefacto sin saber como sentirme o como reaccionar, mi mente tenía demasiado por procesar.
— Vale... —suspiré— empecemos desde el principio— si, tengo hambre... —él asintió y señaló hacia la puerta invitándome a ir a la cocina entonces obedecí— y también tengo demasiadas preguntas...
Wonho asintió mientras comenzaba a servir un plato de una comida deliciosa.
— Entonces hazlas —se encogió de hombros— de tres en tres si gustas.
Soltó una leve risita que me hizo sentir aliviado por una razón.
— Entonces... —hice una pausa— primera: ¿por qué estas aquí?, segunda: ¿como entraste?, tercera: no es una pregunta, quiero que me cuentes sobre ti.
Él sonrió levemente mientras depositaba el plato sobre la mesa de comedor y tomó asiento al lado mío.
— Bien, estaba seguro de que serían precisamente esas tres... —sonrió— en primer lugar estoy aquí porque me interesa saber que estas bien... Es decir... —suspiró y asentí— en segundo lugar, entré por la puerta ¿por donde más crees que lo haría?
Se río y bufé molesto mientras comía de la deliciosa comida que me dio.
— Me siento estúpido cada vez que hablo contigo... —aparté mi mirada de su brillante sonrisa porque me molestaba en ese momento— eso no explica nada, necesito saber si tienes una llave, forzaste la puerta o qué... —deposité otro bocado en mi boca— y tampoco sé por qué quieres saber si estoy bien cuando fuiste tú el que se fue sin decir nada...
Wonho asintió.
— Lamento hacerte sentir estúpido, no es mi intención... —suspiró— es solo que creo que esperas demasiado de mi, no soy el conde Drácula y las diferencias entre tu y yo son mínimas... —lo miré fijamente comprendiendo que quizá tenía razón— y esas pequeñas diferencias tampoco son visibles al mundo... —asentí— y la razón por la que estoy aquí es porque es mi responsabilidad cuidarte después de tomar tu sangre, así que usé el poder que ya conoces.
Mi mente viajó a los recuerdos que tenía con él y cuando por fin supe a lo que se refería, asentí.
— Así que tu... —suspiré— fingiré que estoy teniendo una charla normal —bufé al saber lo que tenía planeado preguntar y él se rió— ¿tú atraviesas cosas y eso? Es decir...
Suspiré mirando mi plato casi vacío.
¿Desde cuando me comía toda la comida que me servían?
— Algo parecido a la teletransportacion... —susurró llamando mi atención— así que técnicamente si puedo hacerlo... Esa es la forma en la que entré a tu casa... —asentí intentando procesar la chocante información que me acababa de brindar— la idea inicial era compartir un almuerzo contigo el día de ayer y tener esta charla, pero tu amigo llegó y no podía dejar que me viera así que tuve que irme —miré nuevamente al plato recordando la comida que Kihyun tanto alabó— volví por la noche y vi que te dormiste mientras mirabas películas, así que no quise molestar tu sueño...
No podía procesar claramente lo que me decía, definitivamente las respuestas eran increíbles.
— Aún no me queda clara la otra respuesta... —incité a que hablara.
Él sonrió tranquilamente.
— Te lo dije, debo cuidar de ti... —suspiró estirándose un poco.
Bufé.
— ¿Porque soy un fracaso o porque soy un debilucho? —fruncí el ceño mientras masticaba otro bocado.
Él me miró inexpresivo como si no creyera lo que acababa de decir.
— Porque me ayudaste a no morir de hambre... —susurró— porque estoy más fuerte gracias a ti y... —suspiró— por... Cosas que sabrás luego.
Esa última parte atrapó mi atención.
— ¿Por qué no ahora? —deposité el tenedor sobre el plato vacío— ¿Qué pasa conmigo? ¿Seré un Drácula también?
Él volvió a reír y negó.
— No, para que eso pase deben suceder ciertas cosas, lo digo porque así... —hizo una pausa mientras miraba fijamente a la mesa— así debe ser, debes cuidar de quien te ayuda.
Lo miré fijamente buscando en su rostro la ambigüedad dicha en esa frase.
— ¿Hay alguien más que hace lo que yo hice? —susurré, no por celos o molestia, simplemente porque me intrigaba demasiado su vida.
Él me miró fijamente con sus bellos ojos que ahora estaban pintados de un marrón claro muy hermoso, en ese momento su celular timbró indicándole que tenía un nuevo mensaje que no tardó en leer.
— Debo irme ahora —susurró sin apartar su mirada del celular— tengo trabajo que hacer.
Me quedé estupefacto.
— ¿Qué? ¿Trabajo? —me puse de pie junto con él— ¿De qué? ¿Dónde? —lo seguí a través de la cocina mientras recogía su chaqueta del perchero— ¿Wonho?
Él se detuvo y se giró lentamente para colisionar su mirada con la mía y sonrió.
— Aún te debo una larga respuesta... —tomó mis manos entre las suyas que parecían estar un poco frías sin motivo alguno— te la daré, lo prometo... —entonces me soltó— pero no será hoy...
Se dio la vuelta con la intención de irse, pero lo detuve por la chaqueta.
— ¿Vas a hacer eso? —susurré intrigado y él asintió, entonces lo solté lentamente— bien, hazlo frente a mi, necesito acostumbrarme...
Él sonrió.
— Bien... —susurró— dulces sueños Hyungwon.
Me quedé de pie, observándolo como si fuera algo irreal, algo sacado de mi pura imaginación.
— ¿Quién eres, Wonho? — susurré.
Su sonrisa se ensachó hacia mí, tan brillante como la mismísima luna llena de esa noche.
— Un vampiro... — susurró soltando una risita.
Y entonces, allí frente a
mis ojos dio dos pasos y
simplemente pude sentir un
viento recio dándome
directo en el rostro, demostrandome
que lo que estaba viviendo
era tan real como mi estómago lleno.
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