42.
De repente, una torrencial lluvia de recuerdos fragmentados cayeron sobre mí con ímpetu, haciéndome sentir aturdido y adolorido en partes iguales.
Frente a mí, pude ver a aquel vampiro que con tanto odio había tratado de acabar conmigo y con quienes amaba, pero no estaba literalmente conmigo o frente a mí, más bien estaba viendo a Kihyun con una expresión desgarradora que de no haber sido él mismo quien le causó tal situación, podría haber jurado que le importaba su vida. Pero para mi sorpresa y la de todos, con la rapidez que caracterizaba a la míticas criaturas, recogió a Kihyun del suelo y en un salto desapareció en medio de la oscuridad de la noche.
Después de eso sólo pude ver y oír como Hoseok le pedía a su padre por mí a pesar de estar malherido también. Fue así como observé a su padre mordiendo mi cuello y liberando todo el veneno que supuestamente podría salvarme. Seguidamente sólo vi la confusión en sus rostros y el sufrimiento de Wonho.
A partir de ahí todo se volvía confuso.
Wonho hablándome acerca de algo mientras limpiaba mi cuerpo, la rubia limpiando el lugar mientras tarareaba una canción, Kihyun viéndome sobre la camilla y muchas cosas más que no podía entender correctamente.
— No es un sueño. —contestó Wonho sacándome de mis recuerdos— Ni siquiera sé si sería mejor que estuvieras soñando o no.
Lo miré todavía con una expresión aturdida y lo abracé sintiendo miedo de repente.
— Sólo dime qué ocurre... —pedí acurrucado contra él— Morí, o más bien, morimos. De repente despierto mucho tiempo después, Kihyun está vivo, y yo también pero sigo siendo un humano y no entiendo nada...
Wonho soltó un suspiro.
— Hay muy poca cosa que pueda explicar. —se sinceró— Lo que pasó con tu amigo es que fue convertido por la misma persona que los hirió a ambos. En realidad no sabemos que pasó exactamente. Él simplemente se lo llevó antes de que pudieramos hacer algo y tomó la decisión de convertirlo. —asentí en señal de que estaba escuchando— Meses después él vino a buscarte y desde entonces va y viene sin darnos más información de la necesaria.
Me separé de él con miedo y lo miré a la cara.
— ¿Y si esa persona le ha hecho algo malo? —pregunté exaltado— Debo buscarlo...
Me levanté inmediatamente después de decir eso, pero Wonho me sostuvo por el brazo y con la facilidad de siempre, me hizo volver a él.
— ¿Qué puede hacerle ahora? —preguntó haciéndome entrar en razón— Es un inmortal igual que él. No importa lo que haya pasado antes, cuando te vuelves inmortal tienes que dejar ir tus rencores con el tiempo, no importa si son diez días o novecientos años.
Asentí levemente sin querer indagar más en el tema antes de hablar con quien todavía consideraba mi amigo.
— ¿Y que hay de mí? —susurré agobiado— ¿Hay algo malo conmigo?
El vampiro que tenía delante soltó una carcajada sin disimulo que me confundió todavía más.
— Sobrevives al ataque de un vampiro puro, despiertas después de todo este tiempo, ¿y crees que hay algo malo contigo? —preguntó entre risas hasta que acunó mi rostro y me beso mientras su expresión se tornaba en tristeza y melancolía— No importa lo que haya sucedido contigo. Estás de nuevo conmigo, y eso es todo lo que me importa. —de repente sentí como aspiraba el aroma de mi cabello— Estúpido humano...
Solté una risita leve, preparandome para reprochar su comentario, cuando escuché los pasos de alguien más viniendo hacia nosotros.
— ¿Ya terminaron con el reencuentro? —preguntó la rubia caminando junto a su marido— Yo también quiero hablar. Ven cariño. —su mano se extendió hacia mí y aunque estaba temeroso de lo que sea que tuviera en mente, fue realmente muy extraño ver como tocaba mi pulso y este se sentía vívidamente, como si nada hubiera pasado— Impresionante.
Miré mi mano y luego a los vampiros, quienes me observaban de pies a cabeza.
— ¿Qué crees que ocurrió? —pregunté realmente necesitado de esa información.
Para mi sorpresa, la persona que respondió no fue ella, sino su marido. Quien a pesar de todo lo vivido, fue quien verdaderamente me salvó.
— Mitridatismo. —respondió brevemente.
Fruncí el ceño sin saber qué decir.
— ¿Y en mi idioma...? —susurré avergonzado.
Si bien nunca había hecho algo por caerle bien a quien era mi suegro, a veces mis actitudes e ignorancia sólo me dejaban en una peor condición que antes. Por su parte, él alzó una ceja y aunque se tardó un poco, finalmente contestó.
— El Mitridatismo es la práctica de la protección de uno mismo contra un veneno, autoadministrándose poco a poco cantidades de veneno no letales... —explicó— Lo que quiere decir que durante todo este tiempo que Hoseok... —carraspeó la garganta dejándome el resto de la explicación a mi propia imaginación— Ya sabes. Él no es un vampiro puro, así que su veneno no podría hacerte cambiar, sin embargo de alguna manera te hizo inmune y a la vez no.
Miré a Wonho y a la rubia necesitando un poco más de explicación.
— Eso quiere decir que aunque no te convirtió en un vampiro a través de una sola dosis de veneno en una mordida, lo iba haciendo poco a poco. —explicó la rubia— Sus dosis de veneno eran tan bajas que ni tú mismo podrías notar el cambio, sin embargo cuando un vampiro puro descargó una dosis significativa de veneno sobre ti, tu cuerpo entero la rechazó. —me sorprendí ante esa información— En pocas palabras, tu cuerpo humano ha aprendido las virtudes de inmortalidad y regeneración con ayuda del veneno de vampiro, pero nunca sería capaz de convertirse como tal. Es por eso que te tomó tanto tiempo volver. Lo hizo a su ritmo.
Casi me explotó la cabeza de tan sólo pensar en todo eso.
— ¿Cómo es que contigo no pasó todo eso? —pregunté a la rubia.
Ella sonrió.
— No tengo una respuesta a esa pregunta. —susurró— E incluso todo lo que te dijimos es sólo una hipótesis de lo que técnicamente pudo haber ocurrido, pero no lo sabemos. Nunca vimos algo como esto antes.
Me giré para ver a Wonho, quien a esas alturas parecía igual de confundido que yo.
— ¿Tú qué crees? —pregunté casi riéndome de la situación confusa.
Él se encogió de hombros.
— Tu cuerpo tiene una habilidad para regenerar tu sangre con más rapidez que el resto del mundo, catalogada como enfermedad. —me recordó— ¿Eso tendría algún sentido?
— No lo sé... —respondí sinceramente.
Solté un suspiro y fue entonces que me di cuenta que ya no estábamos solos, sino que también Kihyun estaba ahí.
— Lo importante es que estas bien. —susurró desde unos pasos de distancia.
Lo miré y no pude evitar romper en llanto mucho antes de correr hacia él y abrazarlo con todas mis fuerzas, queriendo que mi garganta emitiera aquellas palabras que tanto había querido decirle.
“Por favor no me odies”
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top