4.
Expectación.
Los labios de un vampiro rozando la sensible piel mi cuello, sintiendo su aliento a medio centímetro de distancia, era algo indescriptible.
Mis ojos se cerraron ante la sensación del dulce castigo de la incertidumbre que me abrumaba a tal punto de cortar mi respiración.
No sabía si él iba a romper mi cuello y dejarme tan seco como una pasa o si iba ser delicado y bebería de mi sangre, pero lo que si sabía es que el contacto de su aliento con la piel de mi cuello y su pesado cuerpo aplastando el mío contra la cama, no me estaban dejando pensar con la claridad que quisiera.
Así que involuntariamente solté un jadeo, que por cierto fue una muy mala decisión.
Él se separó de mí con una rapidez espeluznante y antes de que pudiera decir algo su mano estaba aprisionando mi cuello en busca de asfixiarme.
— ¡¿Qué carajo contigo?! — me soltó y comencé a toser — ¡¿por qué...
Cortó su propia pregunta en medio de la visible frustración que tenía y yo me senté en la cama un poco aturdido, pero sin dejar de sentirme excitado.
— Yo... — susurré buscando en mi mente una estúpida excusa para inventar, pero fue inútil al notar que mi propio cuerpo había respondido a la expectación de una manera que quizá no debía — lo siento... — susurré cubriendo mi entrepierna con la sábana, sintiendome avergonzado al no reconocerme a mi mismo — no sé qué me pasa...
Él soltó algo parecido a una risa sarcástica.
— Me enferma que seas un enfermo... — susurró con desprecio — debí saber desde el principio que eras nada más un pervertido.
Frunci el ceño ante sus palabras.
— ¡No soy un pervertido! — le grité con rabia — esto es...
No pude continuar mi frase al notar su molesta mirada sobre mi.
— No voy a conceder tus absurdos caprichos, no estoy aquí para ser tu sirviente... — recogió su chaqueta del suelo — vine aquí en agradecimiento por... — hizo una breve pausa — por lo que me regalaste... Así que olvídate de que existo y agradece que no moriste porque si perdieras más del 13% de tu sangre te aseguro que en este moment...
— No es así... — susurré cabizbajo ganandome una confusa mirada por su parte.
— ¿Qué? — susurró.
Levanté mi mirada lentamente y la clavé en sus bellos ojos rojizos.
— No iba a morir por esa herida, tampoco por la sangre que perdí... — sonreí levemente — policitemia vera... ¿Has escuchado ese nombre alguna vez?
Wonho negó levemente, dudoso de querer seguir escuchando lo que tenía para decir.
— Ni puta idea... — suspiró.
Mi mano, aún vendada, se extendió hacia la mesita de noche y tomé una caja de pastillas.
— ¿Cómo decirlo...? — me reí al saber que tendría que explicar mi condición una vez más — para ahorrarme los términos médicos diría que... Tengo exceso de células sanguíneas... — Wonho frunció el ceño seguramente sin creerme una palabra — ¿acaso no dijiste que mi sangre se siente diferente al resto? ¿Creías que no había un motivo?
Solté una risita y su rostro inexpresivo buscaba en el mio un indicio de broma que no existía.
— ¿Y eso qué? — bufó con sarcasmo — ¿eres inmortal? — se burló.
Entonces negué con seriedad.
— Wonho, te aseguro que si bebes toda mi sangre ahora mismo quedaré tan seco como una pasa... — abracé mis rodillas dándome cuenta de que mis piernas estaban desnudas y si no fuera por la sabana que tenía encima, eso se hubiera visto demasiado insinuante — pero si solo bebes un poco de ella, me haces un favor...
— Ahora que dem... — comenzó a decir con incredulidad pero lo interrumpí.
— Toda mi vida he odiado mi sangre gracias a nacer con una condición tan extraña incluso dentro de su área... — lo miré directamente a los ojos para mostrarle que no mentía — he visto demasiadas agujas y sangre... — le mostré mis heridos brazos — tanto, que ya no me da miedo herirme... ¿Crees que te dejé beber de mi sangre si supiera que no podría reponerla rápidamente?
Wonho se rió con sarcasmo.
— Eso explica tu lado masoquista... — rodó los ojos — pero no me interesa cumplir tus fantasías de perder más sangre, lamento mucho tu condición, pero debo irme.
Sonreí como un loco volviendo a desconocerme a mí mismo al verlo hacer el intento de salir de allí.
¿Desde cuando era tan cínico?
— ¿Te lo pensarías dos veces? — levanté una ceja con una sonrisa soberbia cuando él se giró para mirarme una vez más — es decir... — proseguí — Tú serías el más beneficiado de esto... — él frunció el ceño y me llené de ego al notar que tenía toda su atención — yo puedo seguir sacando mi sangre en el hospital todas las semanas como lo he hecho siempre, para que finalmente acabe en un tacho de basura... ¿Pero tú? ¿Puedes darte el lujo de soportar el hambre hasta que llegue otro loco a regalarte un poco?
Dio un paso al frente seguramente molesto con mi comentario.
— ¿Yo qué? — masculló — tú no sabes nada de mi y no sé por qué pretend...
Cerré los ojos con una sonrisa y los abrí de manera orgullosa y coqueta.
— Pareces hambriento... — susurré con voz tierna — ayer parecías más debil que hoy pero... — lancé una mirada por todo su cuerpo — estoy seguro de que ese cuerpo es mejor de lo que muestras, pero para eso necesitas estar bien alimentado...
Él negó levemente.
— Tú no sabes lo que dices... — gruñó un poco enfadado — y si así fuera, ya hubiera matado a quien fuera necesario para estar más fuerte.
Lo miré y suspiré fingiendo resignación.
— Pero tú no eres peligroso... — solté una risita — eres demasiado considerado, así que no matarías a nadie en tu sano juicio, a menos que estuvieras llegando a tu límite ¿no es así? — su enfado aumentó — ¿acaso morirías de hambre solo por tu capricho de rechazar la sangre que deseo obsequiarte voluntariamente?
Lo sabía, sabía que están jugando con fuego o más bien con su mente. Pero me gustaba hacerlo y seguía sin saber la razón. Quizá solo estaba dejándome llevar por el momento.
Él me miró una vez más con incredulidad.
— ¿Siquiera estas escuchándote a ti mismo? — susurró soltando la chaqueta que inevitablemente volvió al suelo — ¿lo has pensado más de tres segundos?
No, pero tampoco quería pensarlo así que negué levemente y gateé sobre la cama dejando la sabana de lado.
— ¿Te parece que soy de las personas que se cuestionan todo? — susurré consciente de que su mirada viajó a mis desnudas piernas largas — no soy como tú.
Su mirada volvió a mi rostro después de vagar un poco por la piel que no era capaz de cubrir mi larga camisa.
— ¿Qué quieres? — preguntó con seriedad — nada es gratis y sé que no es suficiente lo de mejorar tu salud... — suspiró frustrado — mierda eso ni siquiera equivale a lo que vale tu sangre...
Su expresión de frustración era demasiado notoria y mi sonrisa egocéntrica se ensanchó sabiendo muy bien el motivo de su frustración; acortar la distancia significaba que me volvía totalmente tentador para él, o más bien mi sangre era tentadora para su dolorosa hambre.
— ¿Qué tienes para ofrecer? — susurré con coquetería, realmente deseando su cuerpo — ¿Qué hay para mi, Wonho?
Me puse de pie y rodeé su cuello con mis brazos mirando como la frustración aumentaba en sus ojos ante mi acercamiento.
— Hyungwon... — tragó con fuerza — aléjate... Yo...
Ladeé la cabeza mientras sonreía mirando sus labios.
Mío, necesitaba sentirlo mío.
Necesitaba saber que me necesitaba por muy egoísta que eso fuera.
— Yo sin ti volvería a ser el patético tipo marginado y enfermo... — susurré muy cerca suyo — tú sin mi volverías a ser el patético vampiro del parque que muere de hambre porque sus principios no le permiten dañar a nadie... — nuestras miradas chocaron con violencia — me necesitas... Y yo a ti.
Su respiración estaba siendo más acelerada de lo normal, pero no tenía miedo, sabía que él no me haría daño.
— No puedo... — carraspeó su garganta — eso es...
Frunci el ceño ante su comentario, entonces procedí a morder mi labio inferior con mucha fuerza hasta hacerlo sangrar.
Ardía como el infierno y mis ojos se cristalizaron por el escozor, pero aún con la mirada borrosa noté la expresión de sufrimiento en su rostro.
Intentó retroceder pero me sostuve a él con fuerza notando como su mirada no podía apartarse de mis carnosos labios que comenzaban a tornarse rojos por la fina línea de sangre que salía de ellos.
— Hey... — llamé su atención para que viera mis ojos y cuando lo hizo, sonreí — pruebala...
Su mirada se paseó entre mis ojos y mis labios, en reiteradas ocasiones.
— P-pero... — soltó un fuerte suspiro y lamió un poco de la que corría por mi barbilla — ya lo hice... Apártate...
Sonreí al ver su poca fuerza de voluntad y negué.
— Hazlo bien... — alcé un poco la barbilla para exponerme un poco más — limpia bien...
Él soltó otro largo suspiro y lamió la sangre de mi barbilla, subiendo lentamente hasta mi labio que no tardó en limpiar suavemente con su lengua, provocandome una corriente eléctrica por el cuerpo.
El leve ardor en la zona, acompañado por el suave toque de su lengua me estaba volviendo loco.
Jadeé al sentir esa mezcla y tenía ganas de herirme de nuevo solo para repetirlo, pero no fue necesario.
Él tomó la iniciativa y mordió con suavidad pero un poco más profundo aquella zona mientras sus manos acunaban mi rostro como si deseara que no me alejara; pero yo tampoco quería alejarme.
Me dejé a su merced y aunque el ardor aumentara en mi boca, el placer también aumentaba en mi cuerpo.
Se separó levemente provocando que yo abriera mis ojos para ver su expresión ante lo sucedido.
Pero grande fue mi sorpresa al encontrarlo con la expresión de un pequeño cachorrito necesitado.
— M-más... — susurró con la respiración agitada — quiero un poco más... — sus manos me envolvieron por la cintura con toda la intención de no dejarme ir — necesito más...
Y entonces sonreí, porque yo también quería más.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top