39.

Todo pasaba tan rápido ante mis ojos que no tenía el tiempo suficiente para procesar una cosa antes de que una nueva ocurriera. Los golpes propinados eran increíblemente fuertes, tanto que para un simple humano bastaría uno para morir.

Me costó reponerme y levantarme del suelo, pero no pude apartar la mirada de aquella pelea que era de todo menos tranquila. Debía admitir que aunque en un principio me sentí aliviado de que Wonho llegara, a ese punto sólo deseaba que nunca lo hubiera hecho.

Debido a que no era totalmente un vampiro, su parte humana salía a flote cuando era golpeado y le costaba reponerse más que al otro. En su rostro podía ver figurado el dolor y la furia, pero eso sólo quebrantaba mi corazón, ahogado en culpabilidad.

Antes de que pudiera pensar en qué hacer, vi como aquel vampiro cargado de odio tomó a Hoseok de su camisa y se lanzó junto con él hacia una zona boscosa detrás del complejo de edificios. Todo ocurrió con rapidez y Hoseok ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar antes de impactar de espaldas contra el suelo rocoso y con el peso extra del otro vampiro encima suyo.

Mi pecho dolía y comencé a llorar mientras corría por las escaleras, bajando desde la azotea hasta el estacionamiento, el cual era el lugar más cercano a la zona donde ambos vampiros habían caído. Ni siquiera me detuve a fijarme en si había alguien más ahí, ya que nadie podría hacer nada. Ni siquiera yo mismo.

La oscuridad de la noche y mis lágrimas me dificultaban ver el camino, pero no me detuve incluso cuando me di cuenta que estaba cojeando. Busqué directamente en la zona que yo recordaba donde habían caído, pero a pesar de hacerlo, lo único que me esperaba era el rastro de una feroz pelea.

Mi respiración era irregular y estaba sufriendo tanto que no podía pensar con claridad.

Lo único que venía a mi mente era ese miedo terrible que sus padres y yo teníamos, por la parte humana de Hoseok. Si bien su cuerpo podía regenerarse como el de un vampiro, el proceso era más tardado y era muy probable que si el daño era constante, la vida de la persona que amaba llegara a su fin sin que ninguno de nosotros pudiera hacer nada.

Hoseok no se merecía eso.

— ¿Qué hago? —me pregunté a mí mismo entre lágrimas— ¡¿Qué hago?!

Fue en ese momento que vino a mi mente el recuerdo de aquella extraña sensación que tuve cuando Wonho iba a llegar. Tenía una habilidad que no sabía de donde había salido, pero si podía darle uso y evitar una tragedia, lo haría aunque no tuviera una garantía.

El problema era que no sabía cómo usarla, y normalmente sólo podía hacerlo de forma automática en un momento de desesperación.

— Concéntrate, Hyungwon... —susurré cerrando los ojos— Necesitas encontrarlo...

Guardé silencio un momento mientras tenía los ojos cerrados y al poco tiempo, como si de un aura neblinosa se tratase, mi visión se extendió a muchos metros de distancia de mí y ahí pude ver la pelea que seguía ocurriendo incluso sin mi presencia.

No esperé más tiempo y empecé a correr en esa dirección a través de los árboles, hasta llegar al lugar donde aquel vampiro repetía una y otra la acción de golpear el rostro de la persona que amaba, quien a esas alturas simplemente yacía en el suelo sin defenderse.

Estaba agotado. No podía más.

— ¡Ya basta! —grité con todo el potencial que mis pulmones pudieron— ¡Déjalo en paz!

Cegado por el dolor, tomé la rama de un árbol y comencé a golpear la espalda de aquel desconocido que amenazaba con eliminar a mi amado. Lo golpeé sin siquiera saber si estaba aplicando fuerza o si le hacía algun daño, sólo quería que lo soltara. Ya no me importaba lo que pasara conmigo después.

Sus movimientos se detuvieron abruptamente y aquella mirada rojiza flameante volvió a clavarse en mí, con el doble de furia que antes.

— ¡Muérete, maldito mortal! —gritó tomándome del cuello y lanzándome contra el tronco de un árbol.

El impacto de mi cuerpo contra el tronco no puedo compararlo con nada que haya vivido antes. Sentí como si mi cabeza se partiera en dos y mis oídos escucharon un sonido agudo que amenazaba con hacerla explotar.

Sentí el líquido caliente empezar a empaparme la ropa, y fue en ese momento donde vi cómo la atención de aquel vampiro enardecido se desviaba a eso. Mi sangre.

Me reí aunque de mi boca estuviera escurriendo aquel líquido rojo. Me reí entre lágrimas porque de alguna manera, en el fondo siempre sentí que había nacido con alguna maldición. La sangre que corría por mis venas y me mantenía vivo, siempre fue la misma que me arrastraba a las puertas de la muerte de muchas formas diferentes, sólo que no pensé que la forma más irónica de morir sería ser devorado por una criatura mítica que antes juraba que no existía.

Me reí como un loco y terminé llorando. Ni siquiera sabía por qué lloraba, quizá por todo.

La mano de aquel vampiro se posicionó en mi cuello nuevamente cuando llegó cerca de mí y me miró casi con burla.

— ¿La muerte es graciosa para ti? —preguntó con una tétrica sonrisa.

Lo miré a los ojos y me di cuenta que no tenía miedo en absoluto. Al contrario, sólo deseaba poder ganar más tiempo hasta que Wonho se recuperara, o lo que sea. En realidad ya no importaba, mientras se enfocara en mí y lo dejara en paz, yo podría morir con una sonrisa en los labios.

— Quizá... —respondí con dificultad— quizá lo es cuando sabes que has vivido una vida fuera de lo común... —volví a reír levemente— C-cuando vea a mi abuela, no me creerá que conocí a muchos vampiros, incluyendo al idiota que me mató...

El molesto vampiro me soltó, simplemente para retraer su mano y preparar lo que sería el golpe final.

— ¡Hyungwon! —gritó Wonho, desesperado por intentar ponerse de pie, pero sin poder hacerlo— ¡Déjalo! —una vez más lo intentó pero incluso su condición era peor que la mía— ¡No!

A pesar de escuchar los gritos de quien amaba, no pude hacer o decir nada, sólo pude pedirle perdón internamente por todo. Por meterlo a esa situación, porque salió herido por mi culpa, por la escena que iba a ver, e incluso por haber insistido en conocerlo aquella noche.

— ¡No! —escuché que alguien gritó con todas sus fuerzas, pero era inevitable.

El vampiro que quería matarme no se detuvo a esperar nada más y aquella mano que estaba preparada para dar el golpe final, lo hizo. Se dejó venir contra mi pecho y sentí como mi interior se estaba pulverizando. Cada hueso que se estaba rompiendo, cada organo que se estaba perforando, y el sabor de mi sangre saliendo a borbollones por mi boca.

Con los ojos llorosos y sorprendidos miré al vampiro, quien estaba igual de sorprendido que yo, ya que aunque yo estaba hecho un desastre a punto de morir, el peor daño no había sido hecho a mi cuerpo.

Alguien más se puso delante de mí
y recibió la mayoría del  daño del impacto.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top