32.

Después de ese día pasaron unos cuantos más en los que había una aparente tranquilidad y normalidad, pero yo no estaba tranquilo en lo absoluto. De vez en cuando, mientras Wonho me enseñaba algún objeto de su pasado o me contaba alguna de sus anécdotas de su muchos años con una espantosa claridad y detalles gracias a su parte inhumana que era incapaz de olvidar algo importante, sentía la fuerte mirada de su padre sobre mí.

Quizá Wonho también la sentía, pero pensaba en que se trataba del mal temperamento que tenía y no debido a que habíamos tenido una charla en la cual literalmente me había echado de su casa, y yo le respondí quedándome a la fuerza descaradamente.

Sentado en la cama antes de dormir, no pude evitar ponerme a pensar en todo lo que ese viejo hombre me había dicho y mientras más lo pensaba, me sentía más agobiado, al punto de que el dolor que había estado sintiendo en los últimos días se había intensificado.

No se lo había mencionado a Wonho, pero mis síntomas estaban siendo cada vez más fuertes y con una frecuencia alarmante. Lo que antes tardaba meses en suceder, sucedía en semanas y lo que antes sucedía en semanas, a esas alturas con un par de días bastaba.

Justo en ese momento estaba experimentando uno de los peores dolores, mi abdomen y mi cabeza dolían con la misma intensidad y aún con las luces apagadas podía notar como piel lentamente se estaba tornando rojiza. Si a eso le sumaba el zumbido de los oídos o la visión borrosa, todo era un desastre. Yo era un desastre.

Lo que no me esperé en absoluto que el vampiro que juró que estaría fuera toda la noche por un trabajo al que no podía acompañarlo, volviera a la casa y apareciera frente a mí usando su poder de ir a cualquier lugar donde le diera la gana.

— ¡Ah! —grité cayendome de la cama por el susto que me provocó ver a la sombra aparecer repentinamente frente a mí.

Afortunadamente era muy rápido y logró sostenerme antes de caer, devolviéndome a la cama sin un dolor extra en el cuerpo.

—¿Está todo bien? —preguntó poniéndose de rodillas frente a mí, casi examinandome con la mirada— ¿por qué estas despierto?

Al darme cuenta de su pregunta, intenté tomar una postura más natural y despreocupada, fingiendo que había estado dormido hasta poco antes de que él llegara.

— ¿Yo? Estoy bien, todo está bien... —fingí un bostezo y mire la cama, queriendo acostarme para que estuviera más tranquilo, pero el abdomen me dolía demasiado como para acostarme. Mi bazo parecía que podía reventar en cualquier momento— La pregunta aquí es, ¿qué ocurre contigo? ¿Por qué estas aquí cuando dijiste que estarías fuera toda la noche?

No distinguía bien su cara entre la oscuridad y mi visión borrosa pero escuché el leve sonido de una risita y de alguna forma me reconfortó casi tanto como me dolía pensar en un futuro sin él.

— Estaba pensando mucho en ti. —me dio un beso leve en mis labios resecos— te extrañaba tanto que decidí venir aunque sea un par de minutos a mirarte dormir para sentirme tranquilo, pero no esperé encontrarte despierto.

Mis comisuras se alzaron.

— ¿Te escabulliste de la fiesta donde eres uno de los principales solo para venir a verme dormir? —cuestioné en tono burlón, con el corazón casi derretido por su dulzura.

Él apoyó su cabeza en mis piernas para que le acariciara el cabello y no me tardé en hacerlo.

— Trabajé mucho hoy. —susurró con un tono infantil— solo quería besitos de Hyungwon...

Era imposible negarse a él. Era una persona, o mejor dicho, un ser naturalmente atractivo en todos los aspectos. Inteligente, feroz, fuerte, intuitivo, infantil, protector, amoroso y salvaje en la cama. Todas y cada una de sus facetas eran hechizantes.

¿Cómo podría resistirme a él? Nací como un simple mortal, resistirme era imposible.

Tomé su cara entre mis manos y lo atraje hacia mí, pues a pesar del dolor físico, el dolor en mi corazón era aún más pesado cuando me ponía a pensar en que me querían lejos de él y de sus caricias. Yo quería que siguiera siendo mío incluso si el destino no quisiera que fuera de esa forma.

— Wonho... —susurré al notar sus labios secos también— tú... ¿Estas hambriento?

Mi pregunta no era ofensiva o algo por el estilo, pero automáticamente pude sentir como se reprimía con fuerza por no demostrarlo y se apartó de mi.

— ¡No! Claro que no... —tomó mis manos entre las suyas y comenzó a jugar con ellas— vuelve a dormir, yo tengo que ir a...

— No te has alimentado en algún tiempo. —le recordé, deseando que acabara también con mi sufrimiento.

Había estado fingiendo tranquilidad todo ese rato, pero sentía que no podría soportarlo mucho más antes de romper a llorar de dolor físico. Él me necesitaba y yo a él, por más que nos negaramos a dañar al otro.

— Es tan tarde... —suspiró fuertemente— ¿por qué piensas en eso ahora? Mañana u otro día, podemos...

Sin darle más tiempo para hablar, solté un par de botones de mi camisa del pijama y dejé que la tela se resbalara de uno de mis hombros, para que quedara al descubierto frente a él.

— Puedes hacerlo... —sugerí, rogando internamente por que aceptara.

No quería ser obvio con él y rogarle que me ayudara, pero él parecía no haber notado los leves cambios que mi cuerpo sufrió en las últimas horas debido a la enfermedad, o quizá se debía a que yo fingía muy bien.

— Deja de pensar tanto. —le regañé al notar la duda en su actitud— Tú no me haces daño, sé que no lo harás. Sin embargo, te debilitas cuando no te alimentas y me pone triste que te hagas daño de esa forma.

Escuché un sonido suave pero quejumbroso viniendo de él, algo como un suspiro mezclado con un quejido. Seguía sin entender por qué se rehusaba a beber, pero de alguna manera sentía que estaba cediendo. Y sin dar lugar a más negociaciones, me recosté en la cama a manera de ultimatum, fingiendo estar lo suficientemente desinteresado como para dejar de insistir e irme a dormir directamente.

Afortunadamente mi método de chantaje pareció funcionar porque a los pocos segundos se acercó a mi.

— Hyungwon... —susurró con tacto, midiendo así el nivel de mi supuesto enojo.

— Tu madre me ha dicho que tú tienes mi celular, antes de que te vayas... ¿Puedes entregarmelo? —solté más como una orden que como una petición— déjalo cargando encima de la mesa, lo voy a necesitar cuando despierte.

Mis palabras no habían sido rudas en lo absoluto, tampoco lo era mi tono de voz pero él finalmente cedió con un pesado suspiro y procedió a recostarse lentamente en la cama conmigo. Sonreí muy levemente al verlo acomodándose frente a mí, envolviendome en su abrazo y dando cortos besos en cada lugar de mi rostro.

Poco después los besitos continuaron por mi cuello hasta llegar al hombro que había descubierto a propósito.

Sabía que aquella era su forma de calmarme antes de hacerme pasar por un dolor inevitable, pero esta vez ni siquiera los mil besitos fueron suficientes para darme aunque sea una pizca de paz. El dolor físico ya era casi insoportable.

De un momento a otro, se detuvo y me miró el rostro fijamente por varios segundos y a juzgar por su expresión, estaba dudando muchísimo de hacer algo así. Pues cuando Wonho se alimentaba de mi sangre, generalmente era en medio de una actividad intensa, por lo tanto el dolor no significaba gran cosa, pero en ese momento no había nada de eso entre nosotros y no podía haber por cuestiones obvias; él estaba ocupado y yo adolorido a un nivel excepcional, lo cual solo hacía que todo fuera más difícil para ambos.

— Inhala muy fuerte... —susurró cerca de mi oído, a lo que yo respondí con un asentimiento— si quieres que pare, házmelo saber.

Un asentimiento más y sentí el punzante dolor de mi piel rompiéndose. Solté un quejido adolorido más que audible, e instintivamente busqué esconderme en su pecho, pero él me detuvo para que mis propios movimientos no me dañaran más. Entonces, sus manos me envolvieron con fuerza mientras mi débil cuerpo temblaba involuntariamente. Pero de lo que sí me di cuenta es que, aunque no tan inmediatamente como quería, poco a poco aquellos espantosos síntomas comenzaban a reducir su intensidad, o quien sabe, tal vez solo se trataba de la debilidad que sentía cada vez que alimentaba al vampiro con mi sangre.

Así pasaron un par de minutos en los cuales, los dedos con los que me aferraba fuertemente a la camisa de Wonho, se aflojaron y la soltaron. Mis ojos también comenzaron a cerrarse y todo se sintió tan familiar pero al mismo tiempo tan lejano que no lo recordaba.

Al igual que en otras ocasiones sentía que estaba cayendo lentamente en la inconsciencia, pero mientras sucedía trataba de recordar cuando fue la primera vez que había ocurrido ese acto.

¿Cuándo algo tan extraño se había convertido en una normalidad?

¿Siquiera era correcto lo que hacía?

¿Por qué me aferraba a vivir de esa manera?

Soltando un suspiro abrí mis ojos forzosamente y miré al vampiro que acababa de separar su boca de mi piel y entonces me di cuenta de su feroz mirada rojiza que estaba desvaneciendose mientras una gruesa gota de mi sangre se deslizaba por su comisura.

¿Era simplemente una oveja frente a un lobo?

Él giró su cabeza para que yo no comtinuara viendo su aspecto y se levantó de la cama, dejándome acostado y sin fuerzas. Lo vi ir hacia unos cajones a buscar algo, poco después supe que estaba concediendo mi petición y dejó mi celular cargando en la mesita de noche.

¿Por qué me dolía el pecho?

¿Por qué el parecía igual de afectado que yo?

Su mano se detuvo en mi mejilla, buscando acariciarla, pero su notoria baja temperatura me hizo tener escalofríos así que acabó apartandola.

— Por favor, descansa. —susurró dejando un beso en mi frente— debo irme.

Estaba luchando por quedarme despierto y la simole tarea de mantener los ojos abiertos ya me era casi imposible, pero quería decirle tantas cosas en ese momento, que no pude.

— Wonho... —le llamé levantando mi temblorosa mano con dificultad, intentando llegar a él y tocar la mano que había apartado momentos atrás. Pero mi cuerpo no podía más y antes de que pudiera hacer algo más me rendí y caí en la inconsciencia.

Llegué a Wonho por cometer múltiples errores, pero aún así... Aunque viviera en una farsa, aunque no fuera nuestro destino, aunque muriera en mi último intento por ser feliz...

¿Podía quedarme más tiempo ahí?
Sólo quería un poco más...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top