3.
Mi celular timbró en algún sitio pero apenas pude escucharlo en medio de la poca fuerza que sentía.
Era apenas un sonido mínimo en mi cabeza comparado al mar de silencio en el que me encontraba sumido.
En medio de aquel sentimiento que me mantenía exhausto, el celular timbró una vez más obligándome a intentar despertar del sueño en el que me había metido tan profundamente.
Abrí mis ojos notando los fuertes rayos de sol ingresar por la cortina a medio extender de mi habitación y supe que era tarde para ir a mi trabajo.
¿Qué le diría a mi jefe?
Solté un sonoro suspiro sin ánimos ni para parpadear y pensé en lo que yo creía que eran recuerdos.
Un chico lindo bebiendo de mi sangre con unos brillantes ojos rojizos escudriñandome mientras lo hacía, eso definitivamente no era real.
Solté una risita y me cubrí el rostro con la otra almohada de mi cama.
— Tengo que dejar de ver películas de ese estilo... — susurré contra la almohada apretandola más hacia a mi.
Pero en el momento que lo hice, un fuerte escozor se posó en mi antebrazo y rápidamente aparté la almohada para finalmente darme cuenta que no fue un sueño.
Y no, no vi la herida.
Lo vi a él, sentando al lado de mi cama, sosteniendo mi celular y entregandomelo por algún motivo.
Lo tomé con las manos temblorosas y en cuanto vi la pantalla supe que mi mejor amigo estaba en línea, él había contestado la llamada.
— ¿Ho-hola...? — susurré poniendo el celular en mi oreja sin poder dejar de ver aquella hermosa piel blanca de su rostro.
Sin embargo él parecía serio, como siempre, con su carácter inamovible.
— ¡Hyungwon, gracias al cielo! — gritó mi amigo desde la línea — ¿sigues mejor? ¿Ya estas bien?
¿Estar bien de qué?
— Si... Lo estoy... — fruncí el ceño exigiendo una respuesta del vampiro que estaba junto a mi cama y él simplemente señaló mi antebrazo dándome una pista y entonces comprendí — es solo una cortada, tranquilo...
Escuché a mi amigo suspirar.
— Dios... Menos mal que pude escuchar tu voz, pensé que sería algo más grave cuando detallaste incluso la cantidad de sangre que habías perdido... ¿Es posible perder tanta sangre por una simple herida con una botella? — seguía viendo fijamente al tipo a mi lado, parecía molesto.
Entonces suspiré.
— Es posible por lo visto... — hice una breve pausa — no te preocupes, estaré bien.
Y finalicé la llamada.
No porque no quisiera seguir hablando con mi amigo, sino porque quería explicaciones.
Y muchas.
— Imbécil... — me interrumpió antes de que yo pudiera decir algo.
Entonces se puso de pie y se dispuso a irse, así que un poco débil me senté en la cama.
— ¿Por qué? — le grité con molestia — Te he ayudado, deberi...
— ¿No es la misma cosa? — volvió a interrumpir, volteandose por completo para mirarme — Casi te maté y no te diste cuenta...
Entonces recordé el momento en que estaba suplicando por mi vida y el horrible dolor que sentía en aquel momento, así que automáticamente dirigí la mirada hacia mi antebrazo y noté que la herida estaba perfectamente vendada.
— Sabía que no lo harías... — susurré — lo prometiste.
Wonho se rió por mis palabras y se acercó un par de pasos hacia mi.
— ¿En que mundo crees que vivimos? — me miró directamente a los ojos y me sentí pequeño ante aquella rojiza mirada de molestia — ¿Por que eres tan confiado de algo como esto?
Y entonces verdaderamente me lo pregunté.
¿Por qué confiaba tan fácilmente en él?
¿Por qué me había expuesto a casi morir en dos ocasiones?
¿Por qué le había dicho a un vampiro que tomara de mi sangre?
¿Por qué quería retenerlo?
— Porque tengo una vida miserable y poco interesante... — mascullé cabizbajo — y si sobreviví, algún día le contaré a mi descendencia que tuve un amigo vampiro...
Wonho volvió a reírse de mis palabras, haciéndome que me sintiera realmente estúpido.
— Y ese será el día que te manden al asilo o a un psiquiatra, es decir, si vives para contarlo... — se encogió de hombros despreocupado para finalmente cruzar los brazos con firmeza — Y no menciones esa palabra... tu y yo no somos amigos, esta será la última vez que me veras y te juro que no correré hacia a ti de nuevo, sin importar cuanta sangre derrames por mi...
Su mirada me volvió a traspasar pero esta vez lo mire molesto aún cuando ni siquiera yo sabía el motivo de mi molestia.
— Nos hemos encontrado... — susurré bajándome de la cama con lentitud — y puede que haya sido por el destino... no puedes simplemente irte y hacer como si nada — llegué frente a él y su postura cambió a una más firme, desafiante — porque si es así entonces prefiero a que me dejes seco como una pasa antes de tener que olvidarte...
Y precisamente con esa frase absurda fui yo quien lo atravesó, él me vio con visible sorpresa pero su sorpresa aumentó cuando volví a ofrecerle mi brazo, delatando la veracidad de mis palabras.
Pero entonces aquella sorpresa se volvió molestia y avanzó hacia mi con una velocidad increíble y me estampó contra la cama nuevamente, como si deseara hacerme añicos.
— Ya que lo dices... — se acerco a mi cuello peligrosamente — ¿debería empezar por la vena yugular o ir directo a la arteria carotida? — sentía su respiración contra mi cuello y mi cuerpo comenzó a reaccionar con miedo ante su acercamiento — si alguna se rompe tendrías apenas 30 segundos para quedar inconsciente y menos de 5 minutos para quedar tan seco como una pasa... ¿No es justo lo que deseas Hyungwon?
Me sentía agobiado con su acercamiento y sinceramente sentía que en cualquier momento lo haría y yo quedaría totalmente seco sobre mi cama, pudriendome hasta que algún vecino se diera cuenta que de mi apartamento emanaba un hedor, o quizá nadie lo dijera y se dieran cuenta mucho después hasta que solo estuvieran mis huesos allí en una posición de súplica.
Pero no estaba dispuesto a rendirme ante su amenaza.
No ahora.
— Entonces es mejor que te des prisa — alcé mi cuello un poco para provocarlo — seguro tienes cosas más importantes que hacer...
Él me miró fijamente, extrañado.
Se separó un poco de mi, lo suficiente para poder tener un contacto visual adecuado.
— ¿No tienes ni un poco de miedo? — preguntó en susurros.
Entonces tragué con fuerza mientras pensaba en una respuesta adecuada para darle, pues aunque fuera yo el que lo provocara de esa manera, no quería mentirle.
— No dije que no tuviera miedo... — susurré — pero fui claro en decir que preferiría que bebieras toda mi sangre antes de quedarme como un miserable nuevamente... y estoy cumpliendo.
Y entonces sus rojizos ojos se posaron sobre mí una vez más, como si me trasparasara.
Mi pulso ascendía, mi respiración era agitada y la vena de mi cuello parecía estar a punto de estallar frente a él.
Sin embargo, sus ojos no apreciaban verdaderamente mi cuerpo, solo me observaba como si aún no creyera que había alguien tan loco como yo.
— Hyungwon... — susurró — te deseo...
Y no, no había nadie tan loco como para poder llegar incluso a excitarse por tal peligro.
Sólo yo.
Es por eso que no lo dejaría ir.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top