29.

Nuestra cita fue un éxito en aquella noche, el platillo que Wonho pidió para mí fue en realidad una de las mejores cosas que probé en la vida, y en general, lo que más amé de aquello fue que por ese momento, al menos por esa noche me sentí feliz.

Me sentí normal. Lo sentí normal. Nos sentí felices juntos.

A partir de esa noche, entre nosotros pareció haber más que un simple acuerdo de beneficio bilateral. Ya no solo estabamos juntos porque nos necesitabamos el uno al otro para sobrevivir, sino que también amábamos la compañía del otro aunque ninguno lo dijera.

Aún a ese punto no le habíamos puesto etiqueta a lo nuestro, aunque claro está, los vampiros si tenían como excusa el tic-tac.

Yo le llamé amor.

Quiza fuera más complejo y con menos explicaciones de cómo o por qué sucedió, en comparación al tic-tac de los vampiros, pero yo me negaba a creer que aquel profundo sentimiento que taladraba mi pecho, se tratara simplemente de la elección al azar de un caprichoso destino. No podía tratarse de que yo fuera un elegido entre miles y él un obligado a sentir.

Prefería pensar que tuvo opciones al igual que yo, y que aún en medio de tantas personas tan diferentes con cualidades distintas, nos seguíamos eligiendo. Simplemente porque nos amabamos.

Mi vampiro tenía un trato aún más especial conmigo desde esa noche. Era como si ambos hubiésemos aceptado nuestro futuro y decidieramos quedarnos juntos.

Ese día fue uno de los pocos donde no estabamos uno al lado del otro desde temprano porque él tuvo que salir. Yo estaba viendo una película en la enome pantalla de los Shin, recostado en el sofá más grande de aquella sala y degustando la cena que él me había preparado antes de irse.

A esas alturas estaba tan acostumbrado a esa vida que podría decir que me había olvidado de mi vida anterior por vivir como un rey, estaba viviendo una vida relativamente feliz. Ni siquiera era por los lujos y demás, todo se trataba de él.

Sonreí como un tonto al descubrirme a mí mismo pensando en Wonho en vez de prestar atención a lo que tenía delante.

— No voy a preguntar qué estaras recordando ahora mismo, pero déjame decirte que luces como un bobo con esa cara. —comentó la rubia de brazos cruzados que estaba a unos pasos de distancia de mí— Vamos a tu revisión ahora, necesito calcular los niveles en tu sangre.

Traté de incorporarme correctamente en el sofá pero seguramente la mujer ya llevaba ahí un buen tiempo, viendome babear por su hijo mientras estaba desparramado y comiendo sobre su carísimo sofá que probablemente valía más que mis organos.

Le sonreí levemente al estar erguido y luego pensé en la pregunta que me había hecho.

— Bueno... —miré a otro lado— yo... creo que no es necesario...

La mujer me miró raro. De una forma interrogativa pero no seria, mas bien como si quisiera preguntarme con la mirada; ¿Ahora que hiciste estúpido?

Le sonreí con nerviosismo sin saber como se tomaría mi confesión, pero antes de que dijera algo, se apresuró a presionarme.

— ¿De qué hablas? —frunció el ceño— ¿Acaso...?

Tenía que admitirlo.

Si no se lo decía, iba a causar problemas. Igualmente ella pareció darse cuenta de que Wonho había vuelto a tomar de mi sangre pese a sus prohibiciones.

— Yo lo obligué, no te enfades. —suspiré— me estaba sintiendo mal hace unos días, así que le dije que necesitaba que limpiara mi sangre... —lancé una rápida mirada en su dirección, en busca de descifrar su reacción— pero tranquila, él fue muy cuidadoso, tomó la necesaria y ni siquiera dejó una herida muy grande.

La mujer me miró con preocupación, como si mis palabras no le convencieran. Entonces apartando un poco la ancha camiseta que llevaba puesta encima, deje que viera con sus propios ojos la superficie de mi hombro, donde después de unos días de lo ocurrido, las pequeñas marcas de sus colmillos eran casi imperceptibles en mi piel.

Al revisarme con más detalle ella por fin pareció estar tranquila y acabó por tomar asiento a mi lado, deslizándose suavemente sobre el sofá para quedar un poco más cerca de mí.

— Hyungwon... —me llamó agachando la mirada como si lo que fuera a decir fuera alfo verdaderamente importante— no quiero interferir en este momento, menos si este es el tic tac de Wonho, pero...

— Ya me lo dijo. —la interrumpí y suspiré mirando hacia ella— creo que ambos somos conscientes de ambas cosas. De cualquier forma no hay mucho que pensar, morir es el destino común de la humanidad. —sonreí tranquilamente— pero si te hace sentir mejor, entonces hazme los estudios.

Me puse de pie con una radiante sonrisa, seguramente luciendo ante sus ojos inesperadamente enérgico. Todo lo contrario al Hyungwon que había sido, pues por alguna razón me sentía incluso rejuvenecido.

Al verme de aquella forma sorpresivamente dispuesto a que me clavaran las agujas en la piel que tanto solía odiar, la señora Shin a quien consideraba mi suegra, pareció estar feliz. Aunque pensandolo bien no sé que tan bueno sea estar feliz por clavar agujas en la piel de alguien más, aunque no me sorprendía mucho viniendo de un vampiro.

Motivada por mi cooperación, la rubia se puso de pie, tomó mi mano y comenzó a caminar en dirección a una sala que yo conocía bien. Había pasado más en ese lugar que en cualquier otra habitación de la casa desde que había llegado ahí. Se trataba de una sala preparada con cierto equipo médico, algo así como una mini clínica privada.

Al llegar ingresé y casi automáticamente tomé asiento donde me correspondía, dejé que extrayera las muestras de sangre y que revisara minuciosamente mi estado de salud, aunque yo no necesitaba nada de eso para saber que estaba bien, porque en realidad me sentía mejor que bien.

Después de esperar pacientemente un bien tiempo en el cual me dediqué a mirar por la ventana pensando en cuanto tiempo le quedaría a Wonho para volver a casa, la mujer soltó un sonido casi de sorpresa al revisar los resultados que yo deduje con antelación.

— Esto es... —hizo una breve pausa y me miró— pareces haber mejorado milagrosamente en estos últimos días... ¿Cómo es que... —se detuvo a sí misma sabiendo que quizá yo no podría darle una respuesta de mi inexplicable mejoría y en cambio continuó— Yo espero que muy pronto estés tan enérgico como una cabra.

Sonreí apenas alzando mi comisura izquierda.

— ¿Tan pronto quieres que me vaya? —bromee pensando en aquella posibilidad y sonreí con pocos ánimos de tan solo imaginarmelo.

Ella rodó los ojos mientras dejaba de lado sus herramientas de enfermería.

— No digas tonterías, Hyungwon. —me regañó— ya es bastante positivo que siendo un vampiro no me haya bebido toda tu sangre, por favor no mueras patéticamente.

Solté una risita por su broma y me levanté del sitio donde había pasado bastante tiempo, en busca de ir a la sala y retomar la película que había dejado a medias, al menos hasta que Wonho volviera.

— Sí, como dig... —en ese momento fui interrumpido por un sonido que me resultó más que familiar. Volteé rápidamente intentando identificar el origen, pero ya se había acabado—  ¿Qué es eso? —pregunté casi aturdido, sin saber a quien estaba dirigiendo mi pregunta exactamente— ¿Es mi celular?

De repente observé que el señor Shin me miraba desde la otra punta de la sala, cerca de la puerta que llevaba a una terraza cerrada con salida al patio.

— No, es el mío. —me afirmó casi con prepotencia, mostrandome el aparato en su mano derecha para luego irse sin darme tiempo a continuar con la charla.

Aunque en realidad no iba a hacerlo.

Solo aquel sonido y unas pocas palabras de por medio fueron suficientes para que la realidad me diera una fuerte bofetada en el rostro. Y aunque no sabía si aquello había sido intencional o no, al menos me hizo saber que me había olvidado de cosas muy importantes.

Estaba tan acostumbrado repentinamente a ese nuevo estilo de vida que olvidé cuál era precisamente mi vida real, y no sólo eso. Me olvidé de cosas más importantes; Kihyun, por ejemplo. Y que un vampiro estuvo a punto de acabar con mi vida tiempo atrás.

¿Estaba Kihyun a salvo?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top