24.
Estaba exasperado por no tener una respuesta más que aquel susurro en el que no había dicho nada más que una maldición.
— Dime qué sucede. —exigí sin poder esperar más.
Él me miró fijamente y después de un largo silencio, comenzó a caminar lentamente de nuevo hacia mi, casi con cautela.
— ¿Te sientes bien? —me preguntó extrañado.
No sabía qué quería decirme con eso, no entendía absolutamente nada y si bien es cierto que no me sentía normal, tampoco podría decir que me sentía mal, solo... Extraño.
— Lo estoy. —respondí.
— ¿Seguro? —volvió a preguntar como si no me creyera.
Me miré a mi mismo en busca de alguna respuesta a mi confusión. Seguía sin entender aquella reacción y mi cuerpo no parecía arrojar nada que disolviera mi duda.
— Ya he dicho que sí. —respondí casi con enfado— ¿podrías decirme qué demonios pasa?
Le grité sin pensar, pero me arrepentí segundos después a pesar de que él ignoró ese detalle para volver a la cama y sentarse enfrente de mí.
De nuevo quería repetir la pregunta que ya había hecho en varias ocasiones pero me guardé las palabras repetitivas y seguí sus acciones con mi mirada. Sus manos fueron directamente a mi rostro, acunando mis mejillas con mucha suavidad aunque su tacto seguía siendo electrizante para mí.
— Estas... —hizo una breve pausa mientras sus ojos me examinaban— estas mejorando considerablemente... —me informó sin dejar de pasear su mirada por mi rostro— y yo solo... Creo que... —las palabras lo podían salir de su boca pese a que era una buena noticia, o al menos así lo consideraba yo— ¿Puedo? —preguntó tocando mis lentes.
Lo miré con curiosidad y si era sincero, prefería no quitar mis lentes porque mi mala visión no me dejaba apreciarlo como debía, pero sabía que aquello era necesario por algún motivo.
— Hazlo... —susurré en confirmación, entonces sus manos apartaron de mi rostro los lentes que llevaba puestos y todo se volvió borroso ante mis ojos, aunque sorprendentemente veía mejor que cuando estaba adolorido.
Mi hipótesis parecía ser cierta, yo también necesitaba del vampiro para sobrevivir.
— Que hermosos ojos... —comentó acariciando mi rostro y casi podía estar seguro de que estaba sonriendo cuando lo dijo, pero no era capaz de verlo bien en la oscuridad así que me limité a imaginarlo.
Sus manos siguieron tocando mi rostro y aunque no podía observar sus movimientos, pude sentir el acercamiento que tuvo hacia mí. No sabía si aquello se trataba de alguna invitación a un beso o simplemente quería observar de cerca, así que no me moví en lo absoluto, pero de repente dos puntos de luz roja aparecieron frente a mí y supe que se trataba de su visión como vampiro.
— ¿Qué estás haciendo? —pregunté un poco preocupado al recordar que la última vez que había visto aquella mirada, casi había perdido la vida— ¿Hay algo malo conmigo?
De nuevo sus manos acariciaron mi rostro.
— Solo estoy inspeccionandote a detalle... —suspiró— yo... Bueno... Te sonará a tontería pero juro que vi algo en tus ojos hace unos momentos.
Fruncí el ceño ante aquella respuesta.
— ¿Algo? —pregunté preocupado— ¿Algo como qué?
Él suspiró.
— Algo como que tus bonitos ojos marrones se tornaban claros sin razón... —respondió finalmente— pero no hay nada, incluso viéndote a detalle, usando mi mejor visión, no puedo ver nada raro... —devolvió los lentes a mi rostro nuevamente y no se contuvo de dejar un corto beso en mis labios— debió ser el reflejo de las farolas sobre el cristal de los lentes.
Lo miré visiblemente aturdido y sin poder procesar sus palabras correctamente. Por alguna razón me sentía feliz de pensar en que había una posibilidad de ser como él, entonces jamás tendría que separarme de su lado y tampoco debía preocuparme por morir a causa de una enfermedad sin cura.
¿Podría ser inmortal?
— ¿Existe alguna posibilidad? —pregunté sin poder esconder los tintes de emoción en mi voz— ¿tú crees que...
Él me miró fijamente y luego se acomodó en la cama, envolviendonos con las sábanas.
— Me alimenté de mi madre por años y jamás le sucedió algo por mi causa, aparte de una muerte inminente que fue revertida gracias a mi padre. —me recordó con amargura.
Asentí ante aquel recordatorio. Ya sabía la historia y parecía que todo concordaba con lo que Wonho decía, pero... ¿Y si funcionaba con alguien que no era su familia? ¿Y si mi tipo de sangre me daba alguna posibilidad que a los otros no? ¿Y si de verdad me había convertido en un vampiro? ¿Había alguna manera de probarlo?
— No sé qué está pasando realmente, pero tengo muchas hipótesis en la cabeza ahora mismo... —afirmé ganandome una risita de su parte.
Me dio un beso en la frente y me arrastró consigo para quedar totalmente acostados en la cama.
— Es mi culpa por decir tonterías... —susurró acariciando mi espalda desnuda— sinceramente no sé que haría si algo así ocurriera...
Quería alegrarme de pensar en que incluso él creía en que había una probabilidad pero no sabía como sentirme exactamente al escuchar el tono de voz que usó para decir aquello.
— ¿Por qué lo dices como si fuera algo malo? —pregunté sin poder soportar la curiosidad— yo estaría feliz. Es decir... Sé que suena egoísta pero si fuera como tú, sin poder morir, todo sería tan...
— Aclaremos algo... —me interrumpió— soy alguien que nació del vientre de una humana, no serias "como yo" —susurró recalcando en esa parte— y no entiendo por qué debería estar feliz de que te conviertas en... Un monstruo.
Bufé ante su respuesta.
— Creí que mis motivos estaban más que claros. —ironicé— soy una persona que ha vivido enferma y sufriendo por muchos años... Si yo fuera como tú... No tendría que preocuparme de...
No pude terminar aquella frase al sentir que mi deseo se convertía en algo estúpido al escurrirse de mi boca. Jamás fui de las personas entusiastas por vivir y hasta hace unos días la vida me daba igual pero en ese momento estaba siendo egoísta. Y mucho.
— No lo entiendes, ¿verdad? —preguntó soltando un suspiro que me descolocó— sé que ahora estás pensando en que quizá tu deseo es egoísta por querer vivir más que el resto y simplemente ser alguien así... —asentí dándole la razón y sintiéndome mal conmigo mismo— no eres egoísta, Hyungwon...
Si él lo decía, parecía una caricia al alma pero aún así no dejaba de sentirme extraño. Mis sentimientos estaban encontrados y claudicaba en varias emociones.
— Lo soy. —respondí— lo admito, pero aún así... Si eso es lo único que podría hacer que me quede a tu lado, entonces no me importa serlo.
Podría parecer desesperado pero ya no importaba nada, solo quería ser sincero y dejar mi mente volar en la imaginación de futuras décadas juntos. Para siempre, uno real. Pero su silencio me hacía sentir inseguro y extraño, en ese momento sentí la necesidad de verlo y leer sus facciones aún con mis lentes todo seguía siendo muy oscuro.
— No dejaré que te conviertas. —afirmó descolocandome de nuevo.
No sabía cómo tomarme aquella respuesta.
— ¿Q-qué? —fruncí el ceño— ¿de qué hablas? ¿Acaso no quieres estar conmigo para siempre? ¿Y que pasa si estoy en peligro y moribundo? —pregunté desesperado apartandome de él y deseando poder verlo claramente— ¿Quieres que muera?
— Ese es el ciclo de la vida. —respondió secamente— así es como debería ser.
— Entonces si me dejarías morir... —recalqué visiblemente herido por sus palabras— Claro, seguramente en la eternidad podrán haber muchas personas locas con el mismo tipo de sangre y que también quieran algo contigo. —susurré después de captar mi situación— soy un estúpido por no pensarlo antes... Es decir, ¿quien querría estar con alguien así?
Sentí las lágrimas humedecer mis mejillas mientras intentaba verlo. Realmente quería gritarle al inicio pero comprendí que yo era el único estúpido que se había creído aquello.
— Hyungwon... —susurró tomando mis manos y aunque intenté apartarlas, no pude contra su fuerza— perdóname. Soy yo quien está siendo egoísta contigo. —su voz rota me sorprendió y aunque intenté entender el contexto de su frase, sentía que había algo que aún no sabía— sólo estoy asustado... Tengo miedo de perderte y al mismo tiempo tengo miedo de morir...
Fruncí el ceño.
— ¿Morir? ¿De qué hablas? —pregunté dejando de forcejear contra él— eres un ser inmortal ¿no?
No podía ver claramente y deseaba poder ver bien, pero no si se trataba de verlo a él negando en respuesta a esa pregunta. Lo vi claramente y algo dentro de mí se estremeció.
Si no era inmortal...
— Tu vida es mi tic-tac... Ese tiempo contrarreloj que todos en algún momento tenemos que pasar. Yo no debí probar tu sangre... Nunca. —me comentó ante mi asombro, entonces besó mis manos y sentí sus labios temblar— Tú jamás lo entenderías pero eres como una droga para mí. Mi principal sustento y todo lo que se le parezca... —su voz rota seguía rompiendome— Hyungwon... Dependo completamente de ti...
— ¿A-a qué te refieres? —pregunté casi sin ánimos de saber la respuesta.
Escuché el fuerte suspiro de parte suya.
— Un vampiro normal se recuperaría de esto pero yo... No puedo beber otra sangre que no sea la tuya... No puedo estar lejos de ti, pero tampoco debo estar cerca... —comentó sorprendiéndome— si... Si tú te conviertes y tu sangre deja de existir, entonces yo moriré y si tu mueres... —suspiró— yo también moriré. No hay salida para mí, Hyungwon y aunque sea lo más egoísta que te hayan dicho... Por favor déjame estar contigo y me tendrás ahí incluso en tu lecho de muerte... Solo déjame disfrutar de tu compañía un par de años más...
A esas alturas mis ojos estaban más que irritados, mis mejillas humedas y mi garganta totalmente sellada a causa del fuerte nudo que se formó en mi garganta. Todo lo que pedía era una historia como de cuentos, donde todos viven felices para siempre y no una historia con un final cercano.
No me imaginaba viviendo por la eternidad sin el único ser que le dio sentido a mi vida.
¿Por qué no existen los
“para siempre” en la vida real?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top