23.

Sus labios me recorrían al mismo tiempo que el fuego y las sensaciones se esparcían. Me sentía enfermo, psicópata, de amar tanto la sensación de pensar en que el mismo sujeto que había estado a punto de asesinarme me disfrutara de aquella manera.

Cada vez que aquello sucedía quería más de él al tiempo que soltaba un poco más de mi salud mental. Quería que me hiriera, ver mi propia sangre, llorar bajo su cuerpo y sentir orgasmos mientras caía en la inconsciencia. Estaba loco, más que el loco que sabía que la misma persona que amaba era la persona a la que más deseos tenía de matar.

Nuestra unión siempre era un choque misterioso, ambos sabíamos que alguno de los dos acabaría mal, ambos sabíamos que todo se podía ir al carajo pero joder, como nos disfrutábamos mutuamente.

Gracias a la euforia inexplicable que estaba teniendo, sus manos parecían dos témpanos de hielo sobre mis pezones y de un momento a otro parecían dos llamas ardientes. Era todo tan cambiante que todo lo que hacía era excitarme más y tocarlo a mi antojo, perder mis manos en sus músculos y detallarlos como si quisiera aprenderlos de memoria.

Le quité la ropa con las ansias de un adicto recibiendo una ración de droga después de mucho tiempo, no me importaba tener una sobredosis de él a pesar de mi débil estado físico. En aquel momento me sentía fuerte y casi inmortal sin motivo, pero cuando me aferré a él, a su piel desnuda las lágrimas rodaron de mis ojos con un sentimiento que no sabía expresar.

¿Por qué sentía que una parte de mi se moría mientras otra parte simplemente se sentía más viva que nunca?

Escondí mi cara entre su cuello y su hombro, dejando que me besara de la manera que quisiera sin importar aquel fuego que parecía consumirme. Solo quería sentir un poco más aquello. Eso extraño que no sentía en nadie más, porque había perdido la cuenta de todas aquellas veces donde deseé sentir un corazón que me amara así de bonito con la misma intensidad que yo lo hacía.

Quiza el vampiro no tenía idea, quizá era un pensamiento mío a causa del candente momento pero sentía que aquello era amor. Un extraño amor.

— ¿Pasa alg... —lo interrumpí volviendo a besar su boca. Lo necesitaba más que nunca, más que a nadie.

Escuchar un jadeo de su parte volvió a darme la estabilidad emocional que necesitaba para tener el momento que mi cuerpo sentía necesitar con más ansias que nunca. Entonces cuando sus manos volvieron a recorrerme entero le di acceso libre a mi cuerpo, era suyo en aquel momento y no había marcha atrás.

Con la excusa de dejar una línea de besos en todo mi cuerpo, me giró sobre la cama y aproveché a cerrar mis ojos para sentir con más intensidad la forma y lentitud en la que hacía resbalar mis prendas inferiores por mis glúteos, besando inmediatamente cada parte de mi cuerpo al descubierto, arrancando más jadeos de los que quería soltar.

Por un momento sentí como su boca estaba tentada en morder aquella zona específica de mi, pero al mismo tiempo se contuvo de provocarme dolor, aunque siendo sinceros la simple idea de volver a ser mordido por el vampiro me arrancó un gemido bastante audible.

El calor seguía sofocandome mientras mantenía mi cara pegada contra la cama y mi mente volaba en otro planeta, en aquel momento no sabía lo que era razonar así que mientras él apenas preparaba mi débil cuerpo para lo que ambos sabíamos que venía, no lo soporté más y simplemente alcé mis caderas apoyándome con las rodillas en la cama.

No tenía ánimos de hablar, ni siquiera podía respirar correctamente y estaba sudando como si estuviera en un horno pero esperaba que entendiera mi clara invitación a mandar al carajo el cuidado y que me hiciera suyo de una vez por todas, pero por si acaso no había entendido llevé mis manos hacia mi trasero y lo sujeté con fuerza mientras me movía involuntariamente, deseándolo. Invitándolo. Seduciendolo.

Escuché un gruñido de su parte y aunque sabía que quería perder los estribos como yo, aún no lo hacía. Pero yo más que nadie sabía que aquello solo era cuestión de tiempo para sacar al vampiro que amaba ver, o al menos el que el Hyungwon masoquista amaba.

De nuevo me desconocía a mí mismo cuando busqué rozar mi trasero con su entrepierna, pero a esas alturas ya no me importaba ser de esa forma cuando estaba con él, pues me sentía libre de expresar cuanto que lo necesitaba y lo deseaba para mí.

Mi atrevimiento pasó factura en cuestión de segundos porque no tardé en sentir el fuego quemarme desde dentro esta vez cuando el simplemente me penetró sin cordura. Quise gritar de euforia, pero de mi boca no salió nada más que un simple quejido al mismo tiempo el vampiro me tomaba por el pelo para levantar mi cara de la cama y hacerme quedar de rodillas.

Si las sensaciones ya eran demasiado para mí, aquella posición realmente parecía que podía acabar con mi vida. No sólo estaba sintiendo las fuertes embestidas del vampiro en mi interior, sino también sentía su musculoso pecho chocar contra mi espalda, uno de sus brazos me rodeaba con fuerza por la cintura y el otro apretaba mi cuello con una fuerza bastante moderada mientras su boca hacía estragos con la lengua en mi cuello y hombros.

Sentía que mi cuerpo podía desvanecerse en cualquier momento ante tanto, así que extendí mis brazos y me apoyé con ellos en el cabecero de la cama en busca de un poco de estabilidad ante la rudeza del momento, pero debido a la inclinación de mi cuerpo, no se contuvo de delinear mi figura con sus manos y ese jodido roce me estaba alterando a tal punto que no podía parar de gemir.

Pero entonces de repente se detuvo.

Me sorprendí ante aquello y pensé que se trataba de otro de sus episodios de sentimentalismo para soltar un discurso de lo mucho que evitaba hacerme daño, pero estaba tan caliente que si abría la boca para decir algo como eso lo golpearía por dejarme con las ganas. Aunque afortunadamente cuando volteé, su feroz mirada estaba puesta en la imagen de nuestros cuerpos unidos, pero aprovechando a que yo había volteado, sus manos se dejaron ir contra mi trasero dando una certera nalgada en cada lado de mi cuerpo, y a juzgar por la coqueta sonrisa victoriosa que pintó en su cara, estoy seguro de que disfrutó mucho de la expresión que hice al sentir su rudeza de aquella manera.

— Muévete. —ordenó sin ánimos discutir o negociar aquella propuesta.

Jadeé al escuchar la petición y miré al frente nuevamente para cerrar los ojos y tomar un poco de aire. No pensaba negarme o negociar realmente, quería hacerlo y las sensaciones de euforia que aún no tenían explicación, se intensificaban con cada vez que él decía o hacía algo.

Mantiendo siempre las rodillas en la cama, abrí las piernas un poco para tener mayor estabilidad y bajé mis manos al colchón para finalmente empezar a moverme con una lentitud que me resultaba tortuosa incluso hasta a mí. Pero quería sentirlo así aunque mi cuerpo ya no soportara más.

Entonces de nuevo pude sentir su mano en mi cabello tirando suavemente de él y marcando un ritmo distinto al mío que me hizo sonreír como un estúpido por algún motivo. La velocidad fue aumentando poco a poco, segundo a segundo hasta que después no lo soportó y volvió a retomar el control haciendo que el sonido de nuestras pieles chocando fuera más que notorio.

De nuevo cerré mis ojos ante la ola de sensaciones, sobretodo porque el dolor en mi pecho era cada vez más intenso y sentía que mi cabeza se aturdía sin razón, mi visión fallaba y en general mi cuerpo parecía querer ceder, pero yo quería disfrutar un poco más de aquello que realmente no sabía como llamar.

Escuché un gruñido de su parte y antes de que pudiera darme cuenta, nuestra posición ya había cambiado. Él estaba sentado en la cama, yo estaba sobre su regazo y aunque podría tomar el control de la situación no lo hice, dejé que él marcará el ritmo y a juzgar por la forma en la que jadeaba podía deducir que su orgasmo estaba casi tan cerca que el mío.

Cuando sentía que ya no podía más, me aferré a él, rodeando sus hombros con mis cansados brazos y soltando apenas unos suaves gemidos cuando mi orgasmo llegó, pero sabía perfectamente que faltaba la otra parte de aquel encuentro.

A pesar de que mi cuerpo se volvió flácido después de la descarga de adrenalina que obtuve de mi potente orgasmo, él siguió embistiendo mi cuerpo en busca de su propio orgasmo, fue entonces cuando pude sentir claramente como sus afilados colmillos se incrustaban en mi hombro izquierdo para empezar a succionar el líquido que no sabía si odiar o amar.

Así, mientras su orgasmo se hacía presente en mi interior, su mordida me daba una nueva sensación y recostaba mi cuerpo en la cama sin salir de mi interior, me quedé con los ojos cerrados, sonriendo como un estúpido de tan solo saber que aquello era solo mío. Nadie en la tierra podía sentir lo mismo que yo sentía cada vez que estaba con él vampiro, y aún más en esa ocasión con toda la euforia que aún me recorría el cuerpo.

Sin embargo, a los pocos segundos de sentir aquel punzante dolor, se detuvo y se separó de mi hombro para besarme la boca. Ni siquiera me molestaba el sabor de la sangre, pero si me sorprendía el hecho de que esa vez no quedara inconsciente o casi muerto como en las veces anteriores.

Su boca me besó con suavidad hasta finalmente acabar con cortos besos en medio de una sonrisa que pese a tener los ojos cerrados, podía sentir. Entonces sonreí de igual manera.

— ¿Por qué tan feliz? —preguntó en tono de broma haciéndome sonreír y abrir los ojos de nuevo.

— ¿Debo explicarte los motivos? Solo voy a decir que me encantó... —respondí con una sonrisa que rápidamente se tornó en uan expresión de preocupación al ver que su rostro se había ensombrecido y parecía haber quedado paralizado en su sitio mientras me miraba— ¿Qué? —pregunté asustado tocando su rostro en busca de alguna reacción— ¿Qué sucede?

No hubo respuestas a mi pregunta, simplemente se apartó de mí de una manera brusca que me asustó aún más.

No, no... Mierda... —susurró con frustración.

¿Qué podría estar
tan mal como para asustar
a un ser inmortal?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top