20.
Para mí, el simple hecho de despertar y vivir un nuevo día se volvía irónico. No sólo por la cantidad de veces que había deseado morir y no moría, sino porque a pesar de enfrentarme a tanto peligro, siempre despertaba por algún motivo. Tal como ese día donde abrí mis ojos nuevamente con el triple de dificultad que normalmente al encontrarme con una leve claridad que era demasiado irritante para mí por algún motivo que desconocía.
Mi cuerpo estaba destrozado, no literalmente pero así lo sentía. Todo lo que quería era una muerte rápida, sin embargo estaba muriendo lentamente, si no era a causa de mi enfermedad, era porque cada vez me tenía que enfrentar a algo y salir perjudicado de una manera.
Pero la peor parte de ese despertar en específico fue que todos los recuerdos de lo ocurrido vinieran a mi mente de golpe y al estar consciente, sentirme observado por unos ojos castaños muy claros que no había visto antes con tanto detalle.
— Pensé que nunca despertarías... —dijo el hombre con un tono realmente inexpresivo que me hacía sentir rechazado.
Carraspeé en busca de recuperar mi voz y aunque mi cuerpo dolía como si me hubiera pasado un autobús escolar por encima, hice lo mejor que pude para sentarme en aquella cama que desconocía.
— No corro con tanta suerte... —ironicé mirando las agujas incrustadas en mis brazos— porque si somos sinceros, el rostro que esperaba encontrarme si un día despertaba no era el tuyo o el de alguno de ustedes.
El hombre arqueó una ceja.
— ¿No es suerte el hecho de estar vivo aún cuando tus posibilidades de sobrevivir eran de menos del 1%? —cuestionó con incredulidad.
Yo solté un largo suspiro de cansancio, apenas había dicho un par de palabras y me sentía agotado como si hubiera corrido una maratón.
— No... —afirmé— suerte sería despertar en el más allá, ver a Freddie Mercury y pedirle que cantara The Show Must Go On o Love Me Like There's No Tomorrow para mí. —respondí naturalmente— cantaría a todo pulmón, créeme.
El hombre se contuvo una risita que le provoqué con mis tonterías, sin embargo retomó su semblante serio. Se rehusaba a aceptar que seguro ganaría mucho dinero siendo un estúpido payaso... ¿Por qué no lo pensé antes?
— Lo que hiciste fue muy estúpido. —me regañó con tono severo— ambos lo son.
Asentí.
— Creo que ya dejamos clara esa parte. —respondí— Soy estúpido desde que nací... Así que a estas alturas no me hubiera importado morir si fuera Wonho quien acabara con mi vida... ¿Contento? Pero no puedes llamar estúpido a tu hijo cuando claramente ambos han cometido los mismos errores, porque siendo así deberías decir que aquí más de dos somos estúpidos.
El hombre gruñó ante la ferocidad de mis palabras, sin duda había sido un buen contraataque y aunque lo que menos quería era discutir tras despertar, estaba cansado de lo que decían, porque sabía que si no tuvieran ese tipo de conceptos, entonces nuestra relación fuera normal.
Es decir, lo más normal que puede ser la relación entre un humano con sangre de sobra y un vampiro que moría por bebersela, claro está.
— Creo que deberías recuperarte primero antes de tener esta charla. —argumentó intentando relajarse mientras se ponía de pie— tú...
Fruncí el ceño esperando el resto de la frase. Quizá era un insulto o una orden, pero la frase jamás fue completada, simplemente suspiró, apartó su mirada de mí y salió de aquella habitación dejándome sólo con mi dolor.
Casi inmediatamente después de que él saliera, la rubia ingresó a la sala y antes de dirigirme la palabra se dedicó a revisar cada uno de las bolsas de líquido que estaban siendo administrados a mi cuerpo via intravenosa y cuando lo consideró necesario, retiró de mi todas las agujas, dejando en mis brazos enormes hematomas.
— Se quitaran en un par de días... —susurró un poco cabizbaja— lamento lo de hace rato, se supone que estaría aquí para disculparse por los problemas que te hemos ocasionado, no para que te dijera estúpido... —suspiró e hizo una reverencia— te pido perdón en nombre de mi familia, de verdad lamento todo esto.
Miré la escena un poco extrañado, sin embargo no sentía que merecía una disculpa, sino al contrario. Ellos eran una familia de seres inmortales que habían vivido a través de muchas décadas siendo felices, pero luego yo me crucé en la vida de su hijo y provoqué que aquella línea entre ambos se borrara. Hasta ese tiempo me di cuenta que Wonho lo evitó y yo casi lo obligué.
— Oye, no... —suspiré en busca de un poco de energías para plantearle que quien debía pedir disculpas era yo, pero no tenía suficientes fuerzas.
— No hables ahora... —aconsejó— tu cuerpo necesita reponer muchas energías. —me tomó en sus brazos como si fuera una pluma, aunque agradecí que me dejara estar de pie. Era realmente vergonzoso ser cargado como un bebé por quien era lo más parecido a una suegra que había tenido en la vida— te llevaré a que te limpies y luego a comer algo delicioso.
Asentí con pocos ánimos.
Se sentía bonito ser ayudado por alguien, pero al mismo tiempo me sentía una carga más grande de lo que me había sentido en toda la vida, aunque ahora sentía que mi cuerpo pesaba casi la mitad de lo normal.
No había un espejo en el cual pudiera verme, sin embargo no era necesario para saber que mi semblante lucía del asco. Miré mis manos y noté lo delgadas que estaban. A tal punto que mis venas resaltaban claramente en mi pálida piel.
Me costó demasiado incluso estar de pie, también tomar el cepillo de dientes. Era como si todo mi cuerpo estuviera a punto de colapsar y estaba seguro de que algo mínimo podría ser mortal para mí.
Pero no tenía rencor y aunque no pudiera cuidarme a mí mismo en esos momentos, por mi mente solo rondaba el nombre de una persona; Wonho.
— Quiero ver a Wonho... —susurré mientras caminaba con ayuda de la mujer que me dirigía hacia algún sitio.
Ella me miró con una mezcla de tristeza y sorpresa que no supo disimular.
— Hyungwon, lo primordial es que te recuperes, pasa eso tú necesit... —la interrumpí.
— Necesito verlo. —reafirmé y la miré a los ojos— sé que tú conoces muy bien este sentimiento... No puedo evitarlo y estoy casi tan seguro de que él tampoco.
En ese momento nos detuvimos al sentir una leve ráfaga de viento ocasionada por alguna fuerza mayor, entonces lo supe. De alguna manera él sentía lo mismo, cada vez que yo tuviera el deseo insaciable de verlo, él me buscaría y me encontraría de alguna forma porque ahí estaba, llegando sin motivo aparente más que mi fuerte necesidad de verlo.
Él se quedó de pie frente a nosotros dos y aunque aquellos ojos que amaba habían vuelto a su ser, ellos rebosaban de una mezcla de sentimientos que eran notorios.
Quise decir algo, pero vi como la mirada de los vampiros se cruzaba y se comunicaban sin decir nada. No por el hecho de ser vampiros, sino porque siendo madre e hijo pasando por la misma situación, eran capaces de saber lo que el otro sentía y comprenderlo. Y aunque yo no fuera parte de aquel contacto, no tardé en darme cuenta de lo que ocurría.
— Quédate. —le pedí interrumpiendo su discusión sin palabras— no me molesta.
Ambos me miraron fijamente, sin embargo yo no les presté atención y tomé asiento en una de las sillas del comedor después de darme cuenta que me encontraba en medio de una lujosa cocina muy bien equipada.
— Entiendo que ahora quieras esto, pero Hyungwon... —intentó cuestionar mi petición, pero yo no tenía ánimos de nada así que solo suspiré consiguiendo interrumpirla.
— ¿Qué más da? —pregunté apoyándome sobre la mesa con evidente cansancio.
Ellos se miraron entre sí y de alguna manera pude notar cierto brillo de alegría en sus ojos. Y algo tenía claro; si el vampiro estaba feliz, yo lo estaba aún más, independientemente de mi estado.
La mujer soltó un largo suspiro que tomé como una señal de que había cedido a mi petición y la vi apartarse de mi, hasta salir de la puerta de la cocina, pero sabía que seguía ahí. Por el contrario, Wonho se quedó a unos 10 pasos de distancia y parecía que no tenía planeado acercarse a mí, lo cual agradecí al mismo tiempo que me hacía sentir miserable, más que siempre.
— ¿Donde estabas? —pregunté notando que mi comida estaba servida seguramente desde antes que yo llegara.
Él estaba cabizbajo, estaba seguro de que se le hacía difícil verme.
— En mi sarcófago. —suspiró.
Fruncí el ceño sorprendido.
— ¿Tienes un sarcófago? —pregunté con quizá demasiada emoción pese a mis pocas energías, lo que sin duda arrancó una risita de su boca.
— Claro que no tengo un sarcófago, Hyungwon. No estamos en los años 1400...—respondió aún con una sonrisa que de alguna manera me iluminó, hasta que se apagó nuevamente— Lo siento. —susurró.
Sonreí levemente. No quería que se sintiera mal por ser él mismo, sin embargo agradecía las disculpas.
— Las bromas de vampiros no son tan malas... —admití con la voz débil y una media sonrisa— además es muy bueno conocer la información correcta...
Él asintió cabizbajo.
— Sí, pero me refiero a... —volvió a suspirar y me miró con tristeza— lamento lo que hice. Ahora mismo no sé cómo sentirme respecto a mí mismo... Yo... —su voz tembló delatando que aquella parte humana y sensible estaba a flote en todo su esplendor— si pudiera, te pagaría todo el daño que he hecho.
Se apoyó en la encimera que tenía detrás y yo revolví un poco la sopa que tenía en el plato sin poder pasar por alto el hecho de que mis manos y mi cuerpo en general estaba demasiado delgado.
— Voy a recuperarme... —afirmé sin dejar de ver el plato. Quería decirle lo mucho que me alegraba verlo totalmente bien aunque eso significara que yo tuviera un aspecto tan miserable, pero no se lo diría porque sabía que en vez de alegrarlo, podía dañarlo— mi sangre se regenera muy rápido ¿Recuerdas? —lo miré con una sonrisa y probé un poco de la comida queriendo demostrarle que yo estaba bien, aunque el simple hecho de sentir un sabor dentro de mi boca me hacía querer vomitar— además lo de la broma estuvo bien, después de estar inconsciente un día al menos esperas despertar con una buena broma que te alegre el día...
Él me miro fijamente un par de segundos y la expresión de dolor que había en su rostro me demostró que quizá había dicho algo malo. Lo vi dar la vuelta en dirección a la salida de la cocina sin mirarme, entonces cuando estuvo a punto de salir se detuvo.
— Fueron... —hizo una larga pausa aún dándome la espalda— fueron 14 días... —confesó provocandome una sorpresa increíble— de verdad lo lamento... —susurró con la voz rota para finalmente desaparecer ante mis ojos.
No importaba lo que hiciera o dijera, todo a nuestro alrededor parecía apuntar a una sola dirección; un día moriría en manos del vampiro y a pesar de saberlo con tiempo, no podría evitarlo.
• ✘•
He tenido días difíciles, sin embargo estoy emocionada por traer este capítulo, pronto se vendrá más acción, esperenlo 🖤
Por cierto, publiqué una nueva historia que se llama Need Of Freedom que incluye a todo Monsta X, si les gusta la ficción probablemente les guste.
Espero verlos por allá.
Hasta pronto
🖤
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