14.
Mi inquieta mirada se paseó entre ambos vampiros y me quedé inexpresivo por bastante rato. Mi mente no acababa de procesar que una persona, o más bien un vampiro estuviera revelandome cosas de mi que ni yo mismo sabía.
— ¿Quieres explicarme? —pregunté un poco fastidiado con todo— ¿me voy a morir por eso de “la sangre dorada” que en realidad es roja?
Ella sonrió al notar que mi sentido del humor existía. Era un asco pero al menos existía.
— Veras... —susurró sentándose a mi lado— Hyungwon, la situación es más complicada de lo que piensas. Estás alimentando a un vampiro ¿estas consciente de eso?
Me miró fijamente a los ojos buscando su respuesta, pero no debía buscar demasiado porque la tenía más que clara.
— ¿Cómo no estarlo? Fui yo quien se lo pidió. —argumenté con firmeza— fui yo quien lo busqué incluso en otra ciudad y también lo he incitado a alimentarse cuando lo creo conveniente.
No sabía porque de repente estaba defendiendolo tanto, quizá me había molestado de ver lo duro que ella era con él, pero lo que sí sabía es que su cara de asombro me dio a entender que no se esperaba mi respuesta.
— ¿Por qué lo haces? —susurró sin poder borrar la expresión— la historia podría repetirse y tú no tendrías tanta suerte.
Yo la miré con enfado.
— ¿A que te refieres con “tanta suerte”? —cuestioné ante la sorprendida mirada de Wonho— ¿Acaso no confías en tu propio hijo? Porque yo le noto muy arrepentido de todo.
Ella suspiró y le acarició la mejilla a Wonho.
— No desconfío de él, es solo que verte en la situación de la fiesta me hizo recordar todo lo que pasó y... —suspiró y tomó mis manos entre las suyas— tu condición es diferente a la mía. Un mínimo descuido puede resultar en tu muerte, debes entenderlo.
Yo negué levemente.
— No, no lo entiendo. —afirmé— cada vez que... —hice una pausa pensando en que debía omitir la parte sexual de nuestra relación— cada vez que he alimentado a Wonho, ha sido muy cuidadoso y...
— Tan cuidadoso que te deja inconsciente. —afirmó mirandome con seriedad y haciendome poner los pies en el suelo— jamás lo entenderás. Tu sangre es infinitamente especial. Todo en ella es distinto, es como el agua en un desierto. La droga de la cual nunca podrías saciarte. —yo la miré con tristeza, ni siquiera sabía por qué me sentía así— y si algún día, por descuido llega a pasar algo malo, tú simplemente morirás. —mis ojos se humedecieron— lamento decirlo pero así es porque solo hay alrededor de 40 personas en el mundo con tu mismo tipo de sangre y encontrar una transfusión a tiempo es imposible.
Miré al suelo, totalmente cabizbajo. Quizá no debía, pero estaba sintiendo que sus palabras me golpeaban de tal manera que me hacía sentir inútil incluso en lo único que me consideraba bueno; ayudar a Wonho.
— Tu tuviste una segunda oportunidad... —solté con un hilo de voz mientras soltaba sus manos y buscaba las de Wonho— yo tambien podría.
Ella siguió mis acciones con la mirada y suspiró.
— Wonho no puede hacer lo mismo que su padre. —me confesó. Entonces levanté la mirada hacia su rostro para buscar la veracidad en sus palabras— Wonho nació de mis entrañas, así que tiene una parte humana que lo obliga a ser distinto de nosotros. Por lo tanto no podría hacer lo mismo por ti, es por eso que deben acabar con esto.
Yo negué cabizbajo y luego miré a Wonho quien seguía casi de la misma manera que yo.
— ¿Qué opinas tú? —pregunté con tristeza— ¿Quieres...
Él negó.
— No quiero, pero debo. —posó su mirada en mis ojos— no quiero que la historia se repita.
Yo bufé molesto.
— Estas adelantándote a una situación extrema. Ambos lo sabemos ahora, podemos evitarlo. —apreté sus manos entre las mías y busqué su mirada— es decir... ¡No seas cobarde!
Sus manos me soltaron y acunó mi cara con poca delicadeza.
— ¡Escúchame! —me miró a los ojos— no quiero que mueras, es todo.
Yo me reí con sarcasmo.
— Moriré igualmente algún día. Lo sabes. —afirmé sin apartar mi mirada de la suya— sabes que podrá ser cualquier cosa la que acabe conmigo. Nada es seguro Wonho, excepto el hecho de... —hice una pausa para prepararme mentalmente para lo que iba a decir y admitir en voz alta— el hecho de que nos hacemos compañía. —su boca se abrió intentando decir algo más para argumentar algo en contra de lo que había dicho, pero acabó por guardar silencio con una profunda expresión de tristeza— ¿acaso miento?
Nuestras miradas entrelazadas se acariciaron mutuamente y después de un corto rato de silencio él negó a mi pregunta. Pero no bastaba con algo así.
Quizá estaba loco o quizá era él que me volvía loco pero la simple idea de separarme de aquel vampiro hacían sentir mis ánimos en declive. Quería tenerlo cerca no sólo en aquellos momentos donde lo deseaba, sino también verlo por las mañanas preparándome un desayuno gratuito con calidad de chef mientras yo preguntaba alguna tontería sobre vampiros que veía en las películas. Eso.
Mis ojos se humedecieron ante la imagen mental de ese momento y acabé por saltar a sus brazos y dejar que me abrazara muy fuerte. Entonces en cuanto sus musculosos brazos me envolvieron rompí en llanto.
Probablemente me veía ridículo, pero nadie podría juzgar como me sentía sin antes haber pasado por todo lo que yo pasé y yo tenía más que claro que Wonho comprendía perfectamente mi situación.
— Hyungwon. —llamó la mujer una vez más— lo que sientes es solo admiración, deja de pensar en este tipo de sentimientos como algo normal. —yo la miré con rabia sin soltar a Wonho— es como el síndrome de Estocolmo, es insano pensar que sientes algo por alguien que te hace daño. Tú no perteneces aquí.
Mi borrosa mirada seguía fija en ella y si supiera que no perdería, hubiera sido capaz de enfrentarla. Iba a decir algo, quizá una grosería o lo primero que se me cruzara por la mente, pero en ese momento escuché un ruido dentro de la casa y ambos voltearon hacia el lugar de donde provino el sonido.
— ¿Por qué lo hiciste? —preguntó Wonho hacia la mujer, desconcertandome.
— Tenía que saberlo también. —afirmó en respuesta.
¿Saber qué? ¿Quién debía saber?
Iba a cuestionar algo pero en eso miré la molesta expresión que Wonho tenía plasmada en el rostro y no tardó en levantarme en brazos, decidido a irse del lugar. Pero en cuanto iba a usar su don para irse lejos, una molesta persona se atravesó frente a nosotros.
Sí la mujer me hacía sentir minúsculo, el hombre que nos impidió el paso me hizo sentir inexistente.
— Wonho, tenemos que hablar. —pronunció viéndome fijamente mientras yo solo podía aferrarme a Wonho entre lágrimas.
Pero para mi sorpresa y la de todos, Wonho simplemente negó y cambió de dirección.
— Ahora no, papá. —susurró y en un par de segundos ya nos encontrábamos dentro de la sala de mi apartamento— necesitas descansar. —susurró inexpresivo mientras me depositaba en el sofá— es mejor que duermas ahora.
Al sentir que me estaba dejando ahí y sin comprender la situación me aferré a él con fuerza.
— ¿Qué pasó allá? —sollocé— ¿Por qué...
— Dije que debes descansar. —me interrumpió y se soltó de mi agarre— deja de pensar en eso.
Comenzó a caminar por la sala, quizá solo buscando alejarse de mi.
— Pero Wonho... —sollocé mirando su rostro inexpresivo— no te vayas...
Él miró al suelo y suspiró.
— No me busques, Hyungwon. —comentó— haz como si nunca me conociste.
Al escuchar sus palabras me levanté del sofá lo más rápido que pude en busca de poder retenerlo junto a mi, pero para cuando llegué al lugar en el que había estado, se había ido y acabé por caer al suelo abrazando a la nada.
Y allí sentado en el suelo abrazándome a mi mismo mientras lloraba supe que no solo era un miserable.
Ahora también era un miserable enamorado de un amor imposible.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top