2003

Reginald Hargreeves caminaba por las calles de Toronto empujando una pequeña carriola con el número cinco grabado en ella, el hombre estaba muy orgulloso de haber logrado obtener a la niña de la que tanto se hablaba, aunque le había costado algunos sobornos al orfanato al que fue enviada después de la muerte, o mejor dicho, asesinato de su madre.

Era obvio que los chicos tendrían muchas dudas acerca de esta nueva adición a la Academia, ya que al ser 16 años mayor que su nueva hermana, habría muchas complicaciones en todos los aspectos, pero lo único que le importaba a Reginald, era entrenarla bien para que pudiera estar lista para salvar al mundo; y si era posible, no ser igual que sus hermanos, poder educarla a su imagen y semejanza, para que pudiera ser todo lo que deseaba de su Academia.

Al llegar a la Academia, fue recibida por Grace, Reginald le tendió a la bebé como si fuera un costal de papas para seguir su camino.

—consíguele un cuarto, y también dale un nombre—dijo Reginald antes de dirigirse a la sala—¡Muchachos!—grito lo suficientemente fuerte para que lo pudieran oír en cada rincón de la academia

Los pasos de los cinco chicos no tardaron en hacerse sonar por toda la Academia mientras se dirigían a donde estaba su padre, como siempre, Luther fue el primero en llegar siendo seguido de Diego que parecía molesto por haber llegado segundo, luego se unieron Allison, Klaus y Vanya.

—estoy seguro que no están enterados de la noticia que se dio a conocer hace unos días—dijo con su voz imponente—volvió a ocurrir el mismo suceso que los trajo al mundo a ustedes, pero a diferencia de esto, de los cuarenta niños que nacieron, solo quedo una con vida, la cual yo adopte

—¿Entonces tenemos un Número Ocho?—se atrevió a preguntar Vanya

—no, tenemos un nuevo Número Cinco—comento sin rodeos, a lo cual los cinco chicos quedaron más que sorprendidos

—¿Es como un reemplazo?—pregunto ahora Klaus

—así es Número Cuatro—dijo Reginald como si el chico que había desaparecido fuera un objeto desechable—ahora vuelvan a sus cuartos, la cena será pronto