「Epílogo」

Es sorprendente como una persona, una sola persona, puede llevarte al cielo o al infierno con unas pocas palabras, aunque para su suerte el amable, serio, honesto y dulce alfa que había llegado a su vida, siempre lo mantuvo en el cielo, a centímetros de tocar la luna y las estrellas, llenando su pecho de cálidos sentimientos y sus oídos de dulces promesas.

Ese alfa de oscuro cabello, felinos ojos negros, piel blanca como la nieve y suave como el terciopelo, de contextura delgada pero fuerte, lo suficiente para sostenerlo entre sus brazos. Ese bello alfa había llegado a su vida para mejorarla y hacerlo feliz aun cuando por mucho tiempo se sintió insuficiente, él se encargo de hacerle entender lo valioso que era.

Su ceguera siempre le preocupo tanto a él como a su madre, creyendo que nunca podría tener una vida normal en la escuela, hasta que cierto omega castaño y de rectangular sonrisa llego a su vida, queriéndolo y cuidándolo desde el primer momento, tratándolo con una normalidad que nunca antes había sentido por alguien que no fuese su familia.

Taehyung lo quiso como a un hermano desde pequeños, le enseño lo que era divertirse y posteriormente lo que era tener un circulo de amigos cuando Seokjin y Namjoon lo conocieron, queriéndolo de la misma forma en que lo hacia el omega, demostrándole cariño cada vez que podían y es que no era difícil encariñarse de Jimin.

La preocupación de tener amigos fue olvidada con el paso del tiempo y es que para el omega ciego era mas que suficiente los pocos amigos que tenia, era feliz con ello y era eso lo que importaba. Pero a su madre, tiempo después de cumplir los quince años, comenzó a preocuparle que su cachorro no pudiese formar una familia con un buen alfa, después de todo estos buscaban omegas sanos para que tengan a sus hijos, o eso era lo que la sociedad dictaminaba.

Pero nuevamente esa preocupación desapareció cuando un joven y guapo alfa llego a casa a buscar a su hijo, si bien al principio había dudado de confiar en él, luego de ver a su cachorro más que feliz de irse con él a la escuela, supo que no debía temer.

Su hijo estaba creciendo en compañía de personas que harían lo que fuera por cuidarlo.

Y ahora con diecisiete años, su único hijo, la luz de sus ojos y el amor en su corazón, estaba emocionado por una apresurada propuesta de matrimonio que a ella no podía tenerla más que feliz, en especial si el alfa que cuidaría a su hijo era Yoongi.

El joven alfa le profesaba amor como si hubiese nacido para ello, prometiéndole cosas que podía cumplir para así no decepcionarlo, intentando que siempre tuviese una sonrisa en sus labios, y que sus ojos solamente derramaran lagrimas de alegría. Aunque sabía era inevitable que Jimin sufriera, intentaría de todas las maneras posibles que este sufrimiento fuese escaso, y se mantendría a su lado todo lo que necesitase para hacerlo sentir mejor.

El amor que alfa y omega sentían por el otro parecía ser de película, siempre habrían altos y bajos en las relaciones, quizás un poco de drama o alguna tragedia, pero al final del día sus corazones siempre los guiarían a reencontrarse, a refugiarse en el calor del cuerpo ajeno y calmarse escuchando los latidos del otro.

Se amaban más que ayer pero menos que mañana, su destino era estar juntos costase lo que costase, así había sido siempre desde que la Diosa Luna había decidido enlazar sus vidas, cruzar sus caminos, y aunque en una vida pasada este cometido falló, ahora si podían estar juntos nuevamente.

Los lobos alfas, los lideres, solo podían tener una pareja a la vez a la cual le entregaban su vida, si su pareja moría y el lazo que tenían era demasiado fuerte, estaban destinados a perecer junto a su difunto compañero. Después de todo se necesita una fuerte pareja para gobernar una manada de lobos fuertes y sanos.

Y ese comportamiento había sido el causante de toda la tragedia en el ultimo tiempo, pues Yoongi sintió el lazo romperse debido a la muerte de su compañero, queriendo morir sin pedir explicaciones, sin pedir verlo. Solo quería morir para volver a encontrarse con él en una próxima vida, de otra forma tendrían que esperar quien sabe cuanto tiempo para que la Diosa Luna decidiera volver a unirlos.

Fue justamente eso lo que les sucedió a Luna y Cinere, los antepasados de Jimin y Yoongi respectivamente, cuando eran un hermoso lobo blanco y un fuerte lobo gris, ambos responsables de sus manadas y del futuro de estas. Tenían responsabilidades que les impedía estar juntos aun cuando la Diosa quería que enlazaran sus vidas, aun cuando había hecho todo lo posible para que se encontraran, el deber como lideres les robo la felicidad.

Pero ahora, siendo dos simples jóvenes, un alfa terco y un omega ciego, nada ni nadie les impedía estar juntos, ni la muerte los pudo separar aun cuando estuvieron en las garras de esta, su destino era estar juntos costase lo que les costase.

-Buenos días, mi lindo omega... -La grave voz del alfa y el fuerte aroma a café y lluvia lo invitaron a abrir sus ojos, sonriendo emocionado al sentir como ese delicioso aroma estaba cada vez mas cerca de él.- Te ves mucho mejor, Jiminnie.

-Me siento mucho mejor... -Sentándose en la cama de hospital sin necesitar ayuda, le demostró a su pareja que no mentía, aunque esto se veía claramente en su piel tostada llena de vida, su cabello castaño ya libre de la tintura rubia brillaba sano, y su nariz libre de la naricera y la sonda nasogástrica.- Llevo dos semanas comiendo sin vomitar, respiro muy bien y la fisioterapia ya no es difícil.

Ver como sin esfuerzo, sin muecas de dolor y sin ayuda el omega pudo sentarse en la orilla de la cama, causaron mil y un sentimientos desde el orgullo hasta la admiración, feliz de ver como su pareja mejoraba con rapidez día a día, siendo ya dos semanas como había dicho desde que le quitaron esa molesta sonda para alimentarlo.

Ahora mismo lo único que quedaba en su cuerpo era el monitor cardiaco pues, una semana atrás, le habían quitado la naricera para administrarle oxigeno junto con el tubo de drenaje en su pecho, donde ahora había una herida en proceso de cicatrización siendo cubierta por un vendaje. Mientras que el neurólogo le había dado el alta luego de revisarlo completamente, maravillado por lo rápido que su cuerpo estaba sanando ahora que tenia al alfa a su lado.

Pareciera que todo ese tiempo en coma solo necesitaba la compañía de su compañero para salir adelante, y la verdad no estaba lejos de ello. Pues los cambiaforma tienen la habilidad de sanar con mas rapidez que un beta al estos ser considerados "humanos comunes", pero si algo impide que el individuo sane, ya sea un factor físico o psicológico, su habilidad se deteriora.

Aunque ese ya no era él caso pues Jimin lo único que quería era volver a su casa y poder estar con su alfa sin problemas, sin tener que respetar el molesto horario de visitas del hospital, y sin tener que privarse de besarlo cuanto quisiera solo porque enfermeras o médicos venían a verlo de vez en cuando.

Todos habían sido muy pacientes y buenos con él, pero ya estaba harto de ese lugar.

La puerta de su habitación fue abierta dejando entrar a una enfermera que ya ambos conocían muy bien, siendo su dulce aroma a lluvia y caramelo lo que hizo sonreír a Jimin, reconociéndola de inmediato como su futura cuñada, algo que avergonzaba a YoonGi pero enternecía a SeungHee, eran dos caras de una misma moneda.

-Es hora de tu supresor, Jiminnie... -Agitando este en el aire no pudo evitar reír al ver el rostro sorprendido y molesto de su hermano, ya imaginaba que algo así pasaría.- Yoongi, el celo de Jimin comenzó anoche, no podemos dejar que este así en el hospital.

-Pero estoy yo, ten un poco de respeto por mi orgullo... -Cruzándose de brazos escucho reír a ambos omegas, molestándose aun más de lo que ya estaba.- Odio que se volvieran cercanos.

-No mientas, alfa, te encanta que seamos amigos. -Risueño Jimin se burlo del pelinegro, recostándose en la camilla y alzando su camiseta de pijama, haciendo una pequeña mueca al sentir la aguja de la jeringa entrar en la piel de su abdomen.

Odiaba los supresores que debía usar, aunque estos le ayudaran a regular su ciclo de celo, que fuesen inyecciones en su pancita le molestaba mucho, pero claro, como SeungHee le había explicado antes, era por su bien y el de los alfas que trabajaban en ese lugar.

Prefería mil veces pasar el celo con su alfa pues, por lo que le había dicho su madre, este era el segundo celo que tenia en el hospital, siendo el primero mientras estaba en coma y luego de que le quitaran el respirador. Por lo que estaba un poquito emocionado por salir del hospital y ser un verdadero omega que pasa sus celos con su alfa, como debía ser.

Y al parecer no era el único con ese pensamiento pues, luego de escuchar a la hermana de su alfa despedirse, sintió como este se sentaba a su lado y lo abrazaba escondiendo su rostro en su cuello, dejando un pequeño beso justo en la glándula de olor, allí donde su aroma a menta y frutos del bosque se volvía mas fuerte.

-Ya quiero que estés sano y muy, muy fuerte... -Moviendo su rostro hasta que estuvo frente a frente con Jimin, pudo ver como el rostro de este comenzaba a teñirse de rojo y sus blanquecinos ojos se movían nerviosos de un lado a otro.

-¿P-por qué? -Pregunto tímidamente, jugueteando con sus pequeñas manos, dándole una apariencia demasiado tierna a ojos del alfa, una imagen que había extrañado.

-Porque la Diosa Luna sabe que sin importar nada, te marcare como es debido. -Un suave beso fue dejado en los rosáceos labios del castaño, quien había cerrado sus ojitos debido a los nervios que comenzó a sentir.

Esa era una promesa muy, pero muy íntima, si bien él también quería salir del hospital para poder estar como se debía con su alfa, que este lo dijera de esa forma era diferente. En especial al entender el significado de "como es debido", después de todo una marca bien hecha se consuma en medio del "acto" y, lo que más nervios de provocaba, con la presencia del nudo del alfa.

-Y si... -Abultando sus labios llevo sus pequeñas manos hasta su abdomen, donde comenzó a dar pequeños golpecitos haciendo ver al alfa que entendía muy bien a que se refería.- Somos jóvenes, hyung.

-Estas usando supresores que también sirven como anticonceptivos... -Un nuevo beso fue dejado esta vez en una de sus sonrojadas mejillas, acompañado de la gruesa risa del alfa, una que nunca antes había escuchado, parecía ser coqueta.- He preguntado todo lo que debería saber.

Cubriendo su rostro se giro hasta esconderse en el pecho del alfa, sintiendo como uno de los cables conectados a su pecho se salía, aunque no tuvo de que preocuparse al sentir como Yoongi lo tomaba y volvía a conectarlo a uno de los electrodos por debajo de su camiseta, dejando luego una suave caricia en su vientre, causando que su piel se erizara.

Esa zona era tan intima para los omegas que nadie podía tocarla, nadie que no fuera su alfa o compañero, pues era el lugar donde los cachorros que decidieran tener crecerían hasta que estuvieran listos para salir al mundo. Por eso al sentir como el pelinegro comenzaba a acariciar esa zona con tanta delicadeza impropia de un alfa, no pudo sentirse mejor, cálido y querido.

-Y si llegases a quedar embarazado... -Abrazando el delicado cuerpo del omega dejo descansar su cabeza sobre la del menor, moviéndolos levemente en su lugar como si lo estuviese arrullando, algo que se había acostumbrado a hacer todos los días.- Te cuidare tanto que te cansaras de tenerme a tu alrededor, y cuando nazcan los amare mucho, mucho, mucho, pero no tanto como te amo a ti.

-Deja de hablar de eso... -Un lindo puchero se formo en sus labios aun escondido en el pecho del alfa, pasando sus brazos por la cintura de este se acurruco aun más en su cuerpo si es que eso era posible.- Hyung es tan lindo que me dan ganas de tener muchos cachorritos con él.

La risa del pelinegro no se hizo esperar al escuchar las palabras dichas por el omega en un tono falso de molestia, removiendo su corazón y generándole una gran presión en su pecho debido a la emoción. Imaginar un Jimin con una gran panza y llevando a sus cachorros en su interior, era una imagen que definitivamente le gustaría ver, quizás no ahora, quizás en el futuro, pero si o si haría que eso pasara en algún momento, y más ahora al saber que su omega estaba de acuerdo en tener bebés.

Pequeños niños que se parecieran a ellos, quizás una linda niña de mejillas gorditas y cabello negro, o un niño pálido y castaño que hiciera muecas al estar molesto, en verdad amaría presenciar eso. Pero si por algún motivo no podían tener hijos, con tal de tener a Jimin a su lado y envejecer juntos, era más que suficiente.

Poder tomar a Jimin de la mano y llamarlo su esposo, era suficiente para hacerlo el alfa más feliz e irremediablemente enamorado del mundo.

Y ahora que todo estaba yendo bien, de lo único que se preocuparía seria de amar incondicionalmente al hermoso omega que tenia entre sus brazos, de terminar rápido la escuela y poder cumplir la promesa de casarse y así al fin decir que Park Jimin era suyo de todas las maneras posibles, y obvio que él, Min YoonGi, era de Jimin en cuerpo y alma por el resto de sus vidas y después de esta.

Como debía ser.

















Muchas gracias por acompañarme en este proyecto desde el 2017 ❤

Espero les gustara esta historia❤

Proximamente:

✨Petricor✨️

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