「06」
¿Por qué tenía que ser todo tan difícil? ¿Por qué no podía ser normal? ¿Por qué se empeñaba en ignorar la realidad cuando esta estaba más presente que nunca? ¿Por qué tenía que ser un omega defectuoso?
Las lágrimas caían por sus mejillas, causándole un enorme dolor en el pecho, una rabia e impotencia consigo mismo que jamás había sentido. Mientras que las risas a su alrededor cada vez se hacían más tenues hasta que por fin desaparecieron, quedando únicamente el murmullo de algunos estudiantes que presenciaron la escena.
Estaba en un total ataque de pánico, no sabía en qué parte de la escuela se encontraba, tampoco sabía dónde estaban sus amigos. Y lo que más le aterraba, no sentía el aroma a lluvia de su hyung.
Jimin se sentía acabado, el orgullo de su lobo estaba hecho trizas, y la sensación de vacío en su pecho le hacía pensar que podría morir. Estaba en una total crisis de pánico por primera vez en su vida, y no sabía que hacer.
Con dificultad se puso de pie, apoyándose de la pared a sus espaldas y recargándose en esta mientras llevaba sus pequeñas manos hasta sus labios donde una pequeña herida dejaba brotar un hilo de sangre, el cual limpio con algo de brusquedad con la manga de su camisa, importandole muy poco ensuciarla.
La campana de la escuela anuncio el regreso a clases y con ello todos los alumnos en los pasillos comenzaron a irse. Algo que lo alivio, al menos ya no sentiría todas esas miradas de pena sobre él. Podría llegar tranquilo a su salón, o mejor aún, al patio de la escuela.
Con ese pensamiento en mente, y teniendo una mano en todo momento sobre la pared, comenzó a caminar hacia donde creía estaban los jardines de la escuela, guiándose por los gritos de los alumnos en diversos salones.
Al escuchar mucho más bullicio del normal en un salón, siendo acompañado de una guitarra y un piano, supo que estaba cerca de su destino, pues los salones de artes y música estaban frente a los jardines de la escuela.
Fue en el momento que sus pies tocaron un piso irregular que se sintió en paz. Aun así, las lágrimas continuaban mojando su rostro, recordándole una y otra vez las crueles palabras de esas chicas que lo sacaron de su salón en cuanto lo vieron solo.
Él debía quedarse allí a la espera de sus amigos quienes, al no haber desayunado, habían ido a la cafetería por algo de comer. Y como Jimin no quería ir, opto por quedarse a esperarlos en el salón.
Ahora sabía que eso había sido un grave error pues al queda solo, fue una clara invitación para aprovecharse de él.
Ignorando el frío que poco a poco calaba sus pequeños huesos, llego hasta la zona más alejada del jardín, sentándose sobre el césped húmedo por el rocío de la mañana que aún permanecía en este.
Llevo sus rodillas hacia su pecho y luego de abrazarlas quedando como una pequeña bolita, se permitió llorar con toda la fuerza que no creía tener.
Por una parte sabía que esas chicas solo querían hacerlo sentir mal, que las cosas que dijeron no eran más que veneno para herirlo. Pero aun así, su lobo, su lado más fuerte, había caído presa de esas mentiras y lo único que hacia ahora era llorar por el dolor que estar lejos de su alfa le provocaba.
Necesitaba a su hyung con él, necesitaba sentir su aroma, su calor reconfortante. Necesitaba, por sobre todo, que le dijera que todo lo que le habían dicho, era mentira.
Que no era un inútil.
Un estorbo.
Y por sobre todo, que Yoongi no había decidido estar con él solo por pena.
Pero eso no sucedió, y con el pasar de los minutos Jimin sentía como su lobo poco a poco se iba calmando, durmiéndose, hasta ya no sentirlo más.
Eso no hizo más que asustarlo, el pánico nuevamente invadió sus sentidos y los quejidos que dejaba escapar por el llanto se volvieron gritos de dolor.
Dolor al sentir como su lobo renunciaba a seguir.
Mientras el angustiado omega intentaba con todas sus fuerzas calmarse, en la cafetería de la escuela sus amigos aún esperaban por algo de comer, ajenos a todo lo que había sucedido en el salón y fuera de este.
- ¿Se podrían apresurar? -Exigió el alfa pelinegro mientras cambiaba las canciones en su celular, buscando alguna que le gustara. - Dejamos a Jiminnie solo, debe estar aburrido...
-Entonces anda y búscalo, creo que estaremos mucho tiempo aquí... -Con un movimiento de cabeza Hoseok apunto la fila frente a ellos, la cual era bastante larga debido a la gran cantidad de alumnos que querían comprar su desayuno.
Yoongi lo pensó un poco, asintiendo al final, no quería seguir esperando todo lo que quedaba de receso como estúpido cuando podría estar junto al omega disfrutando de su compañía.
Así que después de decirle a la pareja que era lo que quería desayunar, que no era más que un sándwich de pavo y un jugo de frutas, emprendió camino hacia el salón de clases, inmerso en su celular.
Estaba llegando a los baños de chicas que estaban junto al pasillo por donde quedaba el salón, cuando escucho varias risas provenientes de este, demasiado molestas para su gusto. Hubiera continuado su camino si no fuera por el nombre que una de las chicas dijo el cual llamo por completo su atención.
-Debimos haber grabado su cara... -Más risas molestas. - No entiendo que le ven a ese idiota de Jimin, es un mocoso sin gracia.
-Y peor aún ¡es ciego!
Yoongi no entendía nada ¿por qué hablaban de Jimin? ¿De su Jimin? ¿Quiénes se creían esas arpías para decir tales cosas de un ser tan dulce como lo era ese bello omega?
Cerrando sus manos en puños golpeo la cerradura de la puerta de los baños de chicas, escuchando los gritos de miedo que las mismas que se encontraban allí dejaron escapar. Pronto vio como movían la puerta para intentar salir pero esta, por la presión del golpe, no abría.
Satisfecho con eso e ignorando las miradas de los demás alumnos a su alrededor, comenzó a caminar nuevamente hacia el salón, temeroso de lo que pudiera encontrar allí.
Pero temió más al no ver la rubia cabellera del menor por ninguna parte, ni sentir su dulce aroma por los alrededores. La campana de inició a clases sonó desesperándolo, y justo cuando iba a jalarse de los cabellos, una chica que sabía había visto en alguna parte, lo jalo del brazo.
-Sumbaenim, debe seguirme. -Pidió nerviosa, jalando una vez más a Yoongi al ver que este se rehusaba a hacerle caso. - ¡Por favor! ¡Oppa está mal!
- ¿Qué? ¿Quién? ¿Quién eres? -Frustrada la chica volteo en su dirección, alejando el cabello de su rostro para observar al alfa. - Ah, eres la mocosa que ayuda a Jimin en la biblioteca.
-Me llamo Yerin, no mocosa ¡Y deje de hablar! ¡Debe ayudar a oppa!
-No sé de qué hablas.
-Las chicas que se sientan allá... -Indico el final del salón, precisamente donde se sentaba la omega pelirroja y su grupo. - Golpearon y le gritaron cosas feas a Jimin oppa.
Solo eso basto para que decidiera seguir a la desesperada chica que, mientras caminaban, le iba contando lo que vio, causando que su ansiedad y desesperación aumentaran a cada paso que daba.
-Jimin oppa estaba esperado en su lugar a que usted llegara, yo lo vi y pensé en acercarme a hacerle compañía, pero de repente esa chica de pelo rojo se acercó a él y lo tomo de la mano, diciéndole que tenía algo que hablar con él, que era muy urgente... -Frunció su nariz mientras negaba, como si lo que fuera a contar le desagradara.- Lo llevo al otro lado de la escuela, donde los alumnos de último año suelen ir a hacer maldades, y comenzó a gritarle junto a sus amigas, a empujarlo y cuando oppa cayó al suelo, le patearon el rostro y el abdomen...
La omega se detuvo un momento, limpiando las escasas lagrimas que se acumularon bajo sus ojos, siendo ayudada por Yoongi quien al verla tan vulnerable comenzó a dejar palmadas en su espalda, intentando reconfortarla. No lloraba por pena, mucho menos por lástima, lloraba por haber sido tan cobarde y no acercarse a ayudar a quien lo necesitaba, alguien que siempre había sido amable con ella y con todos en general.
-Ya, niña... -Intentó calmarla, dejando que su aroma a alfa cubriera a la pequeña omega, escuchándola sollozar levemente.- ¿Dónde está Jimin ahora?
La pelinegra comenzó a caminar nuevamente, llegando hasta el aula de música desde donde se escuchaba los griteríos de los alumnos y algunos instrumentos. Yoongi miraba sus manos ansioso, pero sobre todo preocupado, sentía que mientras más caminaba su lobo más se desesperaba, como si fuese capaz de sentir al omega.
Y supo que no se equivocaba en el momento que escucho el llanto del menor una vez llegaron al jardín de la escuela. No escucho lo que Yerin le decía, lo único que fue capaz de hacer fue correr hasta Jimin y envolverlo en sus brazos, pegándolo a su pecho como si su vida dependiera de ello.
El llanto y los pequeños gritos de dolor que el omega emitía le partían el alma, desesperando aún más a su parte animal quien exigía salir a la superficie para consolar al frágil cachorro en sus brazos. Pero no podía, en ese momento debía controlarse por ambos.
-Jiminnie, tranquilo cachorro, aquí estoy, ya paso... -Intento con palabras suaves, acariciando su espalda encorvada por el dolor.- Pequeño, ya no llores, aquí esta hyung... -Le hablaba como si de un niño pequeño se tratara, envolviendo su cuerpo y meciéndose levemente.
-N-no... -Logro articular entre los sollozos y las lágrimas que bañaban su rostro, intentando separarse del alfa pero este se lo impidió.- Y-Yoongi no... D-déjame.
-Jamás lo hare, cachorro. -Con delicadeza tomo el rostro del rubio entre sus manos, sintiendo como su corazón se rompía al verlo tan destrozado.- Jamás, escúchame, jamás te dejare, porque eres mi omega, solo mío.
Ante esas palabras Jimin rompió a llorar más fuerte, asustando al pelinegro que, sin saber qué hacer, lo sentó en su regazo, abrazándolo fuertemente por la cintura como si de un peluche se tratara.
¿Qué podrían haberle dicho a tan bello lobo para que se encontrara así? No lo sabía, pero fuera cual fuera la respuesta, le haría entender de una u otra manera que todo lo que le dijeron era mentira.
-Cachorro, necesito que te calmes... -Jimin negó eufórico, asustando a Yoongi cuando comenzó a dirigir sus orbes hacia diferentes lados, como si buscara algo entre la obvia oscuridad que veía.- Jimin, por favor... ¡Park Jimin, tranquilízate!
Y como si de magia se tratara, el menor dejo de llorar, quedándose completamente quieto, "observando" al mayor, consciente de que este se encontraba frente a él.
Y Yoongi lo entendió, el omega había tenido una crisis de pánico, tan fuerte que ni siquiera había reparado del todo en su presencia hasta ese momento que su voz de mando salió a relucir.
-Y-Yoongi hyung...
-Aquí estoy, cachorro... -Con voz acompasada se dirigió al menor, llevando sus delgadas manos al rostro de este, acariciando sus mejillas y limpiando sus lágrimas.- Ahora debes decirme todo lo que esas imbéciles te metieron en tu pequeña cabecita ¿sí? -Jimin negó despacio, sorbiendo su pequeña nariz cuando las lágrimas comenzaron a caer otra vez.- Jiminnie, me tienes con el alma pendiendo de un hilo, por favor dime lo que te hizo tanto daño...
Sorbiendo una vez más su nariz, se dio el valor de acercarse hasta el hombro de Yoongi, reposando su cabeza allí y sintiendo el húmedo aroma de su hyung picar en su nariz. El mayor rodeo nuevamente su cintura, estirando sus piernas bajo el cuerpo del menor y quedando en una posición más cómoda.
-E-ellas... Ellas d-dijeron que soy un... Un inútil... U-un omega i-inútil que no m-merece a alguien como Yoongi hyung... D-dijeron que esta-estaba defectuoso...
-Las únicas inútiles son ellas que no entienden que no me interesa nadie más que no seas tú, cachorro. -Bufando recargo su mejilla en el hombro ajeno, permitiendo también inhalar la dulce fragancia del menor.- Escúchame Jimin, eres ciego, y eso no es malo, de hecho, te hace una persona sumamente especial porque te guías por lo que crees es correcto, no como todos los demás que hacen lo que ven en otros. Eres un ser puro e inocente que no sabe lo que es la maldad más allá de lo que ha escuchado o vivido. Tú eres un omega fuerte, igual que tu madre, que nunca se te olvide que eres el reflejo de ella.
Se quedaron un momento en silencio, disfrutando de la calidez del otro, escuchando los latidos acompasados de sus corazones y el suave sonido de la fría brisa que comenzaba a calar de a poco sus cuerpos.
El lobo de Jimin poco a poco comenzaba a despertar, feliz al escuchar tales palabras del mayor y al estar entre sus brazos, sintiéndose protegido y sobre todo en el que sabía era su hogar.
Fue Jimin quien rompió ese cómodo silencio, separándose del cuerpo del mayor y llevando sus pequeñas manos al rostro de este, acariciando suavemente cada facción, reconociendo el masculino pero a la vez delicado rostro del alfa.
-A pesar de todo... ¿Hyung me quiere? -Su voz era suave y aterciopelada, cautivando al pálido quien asintió viendo como una genuina sonrisa se formaba en los gruesos labios del rubio.- Yoongi hyung...
-¿Si, cachorro?
-¿P-podría cerrar los ojos? -Sintió bajo sus pequeños dedos como el ceño del alfa se fruncía, haciendo que un puchero se formara en sus labios.- Por favor...
Con un suspiro Yoongi lo hizo, notando como Jimin se removía sobre su regazo para luego, sorprendiéndolo, sentir una pequeña presión en sus labios seguido de un suspiro que lo estremeció.
Abrió sus ojos con lentitud, contemplando el rostro sonrojado del omega y el cómo fruncía su nariz al separase escasos centímetros de sus labios. Era una imagen tan bella que no aguanto el impulso y fue él quien unió sus labios esta vez, moviéndolos con suavidad y autentico cariño, suspirando él esta vez al sentir como Jimin se aferraba ahora a sus hombros, acercándolo aún más a su cuerpo, como si temiera que en cualquier momento se fuera a ir.
Lo cual no pasaría, Yoongi nunca se iría del lado del omega, antes muerto que separarse de él. Y es que aunque aún no oficializaran nada, su lobo ya había elegido como pareja a Jimin y él estaba más que de acuerdo con esa elección pues sabía jamás encontraría a alguien que se acoplada tan bien a su personalidad como lo hacía Jimin. Por algo la Diosa Luna había decidido unir sus caminos.
-Vamos, cachorro, debemos volver a clases. -Musitó despacio, viendo como el menor negaba con miedo. Era obvio que no quería volver al salón donde esas horribles omegas se encontraban.
-Usted vuelva a clases hyung, yo iré a la enfermería... -Con ayuda del alfa se logro poner de pie, notando recién en ese momento lo débil que se sentía.- Llamare a mamá para que venga por mi.
-Me parece lo mejor, Jiminnie. -Asintiendo a la decisión del menor lo tomo de las manos para demostrarle su apoyo.- Venga, te acompaño hasta allá.
Aun tomados de las manos comenzaron a caminar en completo silencio, deteniéndose cada cierto tiempo debido a Jimin que ante cualquier ruido demasiado fuerte se abrazaba al costado del alfa, quien solo comenzaba a liberar su aroma tenuemente, solo para que el chico a su lado lo sintiese, intentando transmitirle la fuerza que necesitaba.
Entendía muy bien el estado alerta de Jimin, después de todo su lobo había estado muy en la superficie y seguramente seguía siendo así, lo cual lo volvía solo una criatura temerosa de su alrededor. Pero eso al fin cesó una vez llegaron a la enfermería, donde la beta que allí estaba recibió al omega con un cálido abrazo que, debía admitir, lo hizo sentir amenazado.
-Jimin, que gusto verte por aquí, pero no en esas condiciones... -La joven enfermera lo soltó dándole suaves palmadas en la espalda, notándose en su rostro una acongojada mueca al ver al omega aún con lágrimas en los ojos.
-Disculpe, necesitamos que llame a su madre para que venga por él y pueda descansar. -Interrumpió Yoongi el afectuoso encuentro, acercándose al menor instintivamente.
-Por supuesto, si me pudiesen decir el motivo para registrarlo... -Haciendo énfasis en sus palabras se acercó al escritorio a un costado de la habitación, sentándose en este y quedando frente a la computadora.
Con nerviosismo Jimin giró su rostro hacia el alfa con la clara intención de comunicar su descontento hacia la petición de la enfermera, pues apesar de conocerla debido a su discapacidad y que cada cierto tiempo tenía uno que otro accidente por su ceguera y terminaba ahí con ella, no le tenia la suficiente confianza como para decirle que sufrió de un abuso por parte de sus compañeras. Sentía que podía divulgar esa información por la escuela y quedaría como el omega debilucho que permitió que un par de chicas se burlaran de él.
Pero no tuvo que pensar nada gracias a Yoongi quien, dándole un pequeño apretón en sus manos unidas, respondió por él.
-Hace poco Jimin se presentó y a estado teniendo algunos dolores... -Indicando su propio abdomen se hizo entender, viendo a la mujer asentir mientras escribía.- También a estado liberando feromonas y tuve que cubrirlo con mi aroma por precaución.
-¡Oh, por la Diosa! -Exclamo la beta, observando al rubio chico y notando como se sonrojaba.- Que bueno que tenga un novio tan atento, no quiero imaginar si alguien más lo encontraba así.
Ahora fue turno de ambos jóvenes para sonrojarse enterneciendo a la joven enfermera, y es que aunque negaran estar juntos, sus manos unidas y el aroma mezclado de ambos que rondaba a su alrededor, los desmentia completamente.
Sin preguntar nada más comenzó con el proceso de retiro de clases, permitiendo que Jimin se sentase en la camilla mientras el alfa iba apresurado por las cosas de él al salón, volviendo en menos de cinco minutos para continuar haciéndole compañía en lo que tardaba su madre en recogerlo.
Para sorpresa de todos en cuestión de diez minutos Yoora ya estaba fuera de la escuela para llevárselo a casa, algo que Jimin agradeció enormemente pues, mientras más permanecía en ese lugar, más agotado estaba, como si el llanto y el pánico drenaran toda su energía, dejándolo como un muñeco de trapo y ayudado por Yoongi a llegar a las puertas del establecimiento.
-Nos vemos mañana, Jiminnie... -Abrazándose al mayor asintió una y otra vez, escuchando la risa del alfa.- Lamento no poder visitarte hoy, pero ya tenía planes con mamá.
-Esta bien, hyung, no se preocupe... -Alejándose del abrazo alzo su rostro, sonrojandose al sentir las grandes manos del mayor en sus mejillas.- G-gracias por cuidarme.
-Siempre que tu me lo permitas, estaré ahí para cuidarte. -Un pequeño beso fue dejado en la frente del omega, conteniendose por respeto a la madre de este que los observaba desde una distancia prudente, dándoles privacidad.- Te... -Carraspeando tomo aire, sintiéndose inexplicablemente nervioso.- Te quiero, Jiminnie. -Logro decir apenas, pero satisfecho al ver la gran sonrisa que Jimin le entregaba.
-Y-yo también... -Murmuro el rubio riendo nervioso, al fin soltando al mayor sin dejar de sonreír.- Hasta mañana, hyung.
-Hasta mañana, cachorro.
Sin más que decir el menor se alejó hacia donde creía estaba su madre quien a mitad de camino lo tomó por los hombros, dándole un cálido abrazo e impregnandolo de su dulce aroma a moras y sándalo, escuchando como su hijo dejaba escapar un tembloroso suspiro acompañado de algunas lágrimas.
Gracias a Taehyung y sus mensajes ya sabia algo de lo que había pasado, pero como buena madre dejaría que su hijo tuviese la confianza de contarle. Mientras tanto solo lo abrazaría y llevaría a casa para darle todo el amor y la seguridad que pudiese necesitar, después de todo ese era su trabajo, cuidar de él y dejarlo crecer aún cuando esto último le entristeciera. Aún así, siempre sería su amado cachorro y cada vez que la necesitará, allí estaría tal cual en ese momento.
-Vamos a casa, mi amor, y allá me cuentas todo. -Asintiendo a las palabras de su madre se separo del abrazo, regalandole una dulce y triste sonrisa que enterneció a la mayor.
Si, su trabajo hoy seria darle amor y contención tanto como su hijo necesitará.
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