「01」

Se removía inquieto entre las sabanas de su cama intentando fallidamente alejar el sueño de su pequeño cuerpo, pues hace cinco minutos que su despertador había sonado y aun no lograba levantarse. Las molestas sabanas se aferraban a sus piernas impidiéndole salir de ellas, frustrándolo poco a poco.

Golpes en la puerta de su habitación lo distrajeron de su cometido y, agudizando su olfato, pudo percibir ese aroma tan familiar y dulcemente reconfortante que tan bien conocía.

Moras.

-Pasa, mamá... -Rindiéndose se volvió un ovillo, abrazando su almohada y esperando a que la omega entrara y se diera cuenta de la situación en la que estaba el cachorro.

-¿Aun no te levantas, Jiminnie? -El menor solo negó moviendo sus piernas inquieto, esto siendo suficiente para llamar la atención de Yoora a esa parte de la cama, quien rio inevitablemente por el panorama frente a ella.- ¿De nuevo se enredaron las sabanas en tus pies, cariño?

Con un puchero en sus labios y su ceño fruncido, Jimin asintió esperando que su madre lo ayudara pues solía pasarle bastante seguido el quedar atrapado entre las sabanas o mantas de la cama, ya que era demasiado inquieto a la hora de dormir. A la mañana siguiente siempre despertaba de esa manera y como no podía salirse por sí mismo, debía esperar a su madre para que lo ayudara, como siempre debía hacer.

Después de todo su ceguera tenía más desventajas que ventajas.

Hoy era su regreso a clases luego de las vacaciones de cambio de año ya habiendo pasado al onceavo grado, por fin volvería a la escuela y estaba verdaderamente emocionado por ello. A pesar de no poder hacer mucho le gustaba escuchar a los maestros y aprender cosas nuevas, en especial porque la mayoría de los educadores se daban el tiempo para ayudarlo con cualquier materia que le complicara.

Para ellos la ceguera de Jimin no era un problema, si el menor quería aprender, ellos lo ayudarían.

Pero eso no evitaba que hubieran ciertas personas que olvidaban la discapacidad de Jimin y, aun cuando estaba estrictamente prohibido tanto por educadores como por la directiva de la escuela, molestaban al cachorro.

-TaeTae dijo que vendría un poco más tarde...-El pequeño Park asintió despacio, terminando de colocarse la camisa de la escuela y la corbata. Odiaba ocupar esa cosa, sentía que se ahogaba cada vez que la llevaba puesta.- Hice el almuerzo para ambos.

-Gracias, mami... -Tomando su mochila que estaba a los pies de la cama, camino hacia su madre extendiendo su brazo libre, con esa tierna sonrisa que cerraba sus ojitos.- ¿Me peinas?

La omega sonrió enternecida mientras dejaba una suave caricia en la cabellera castaña de su cachorro, y es que Jimin no era más que un pequeño cachorro aun cuando tenía dieciseis años. Por razones que ambos desconocían el pequeño Park aún no se presentaba, aunque aquello no era impedimento para saber que su destino era ser un omega, un lindo omega. Y eso todos lo sabían, razón por la que los pocos amigos que Jimin tenía lo cuidaban como si fuera un delicado cristal que con la brisa más suave, se podía romper.

Minutos después ya estaba listo para la escuela y ya desayunado, sentado en el sofá de la sala esperaba impaciente la llegada de su mejor amigo, si bien Yoora podía llevarlo a la escuela en su auto, a Jimin le gustaba irse caminando con Taehyung, escuchando las locas historias que se le ocurrían al hiperactivo omega, las cosas que había hecho esos días o tan solo disfrutar de su compañía. También le gustaba que lo abrazara por los hombros cuando estaban por llegar a la escuela, ya que su aroma a chocolates y rosas lo solía tranquilizar.

Había veces que el primo de su amigo, Kim Namjoon, se unía a ellos y los acompañaba a su salón de clases, aquel chico era alto y Jimin lo sabía porque las veces que solía abrazarlo quedaba justo con el rostro en su pecho, y eso no le molestaba para nada ya que podía sentir el masculino aroma a cigarros y menta que solía tener el moreno.

A Jimin le gustaba estar con ellos, se sentía a gusto porque aun cuando era obvio que su ceguera le impedía muchas cosas, ambos intentaban integrarlo en todo lo que hacían, ya sea ir a comer un helado, ir al parque, hasta ir al cine.

Le gustaba ir al cine, escuchar los diálogos de las películas he imaginarse lo que sucedía, sentir el olor a palomitas y refrescos o reír por el intento fallido de Taehyung por explicarle lo que ocurría en la pantalla.

Aunque más le gustaban las películas en inglés pues Namjoon solía explicarle que pasaba y enseñarle nuevas palabras, también solía leer para él cuando llovía y hacían alguna pijamada en su casa.

Jimin tenía pocos amigos, pero los necesarios para ser feliz.

Golpes en la puerta lo sacaron de sus cavilaciones, asustándolo por un momento y causando que riera por ello, así tomo sus cosas y camino hasta la entrada, despidiéndose de su madre que lo miraba desde la puerta de la cocina. Lo sabía porque su aroma era tenue, se mezclaba con otros olores producto de la comida.

La puerta se abrió y lo primero que sintió fue un fuerte abrazo con aroma a chocolates, y uno más leve a canela y vainilla. Jimin no podía ver pero eso no era impedimento para reconocer a la gente, su lazo con su parte lobuna era tan fuerte que este le ayudaba a diferenciar los distintos aromas que podía tener cada persona.

Y ese suave y hogareño aroma a canela y vainilla solo lo había sentido una vez.

-¿Seokjin hyung? -Murmuró cuando Taehyung por fin lo soltó y dejo de restregar su rostro en las regordetas mejillas del más bajo en un intento de impregnarlo con su almizclado aroma.

-Así que esa pequeña nariz aun me recuerda. -Una melodiosa voz respondió seguido de una leve risa parecida al limpiar de los vidrios, junto al pequeño golpecito que Jimin sintió en su nariz.

-Jamás olvidaría a hyung... -Respondió de forma tímida, sintiendo sus mejillas sonrojar, pues ese hyung lo hacia sentir como un niño pequeño por el aura paternal que emitía.

-¡Ay! Si eres un amor.

Entre risas y cariños hacia el pequeño cachorro, los tres comenzaron a caminar hacia la escuela en un ambiente ameno y alegre, conversando de trivialidades como solían hacer siempre Taehyung y Jimin, incluyendo esta vez al simpático hyung al cual ambos le tenían mucho cariño, aun cuando era mayor que ellos.

-¿Cómo le fue en su viaje, Jin hyung?

-¿Bien? No lo sé, fue bastante aburrido, hum~ -Los dos menores rieron divertidos por la respuesta del mayor quien los despeino juguetonamente.- ¡Yah! No se rían de hyung, omegas traviesos.

-Todo porque usted es un beta ¿no? -Musito Jimin mientras sujetaba la delgada mano de Taehyung, quien había rozado la suya al verlo trastabillar al cruzar la calle.

-Obvio, soy el beta más dulce que existe.

-Porque eres el único que conozco que tiene aroma propio y que no usa perfumes. -Rodó los ojos Taehyung mientras se colgaba del brazo de Jimin, quien solo escuchaba con una suave sonrisa en sus labios.- Solo espera a que Jiminnie se presente, será el lobito con el aroma más exquisito que conozcas.

-T-Taehyung, para... -Sonrojado empujo a su mejor amigo escuchando como este reía enternecido junto al mayor.

Taehyung siempre solía decir eso, que su aroma sería tan fuerte que tendría que volverse su guardaespaldas para cuidarlo de todos esos alfas idiotas, como solía llamarlos. Pero eso a Jimin no lo preocupaba, siempre llevaba neutralizadores y supresores en su mochila, estaba preparado para cuando eso pasara pues no quería que le ocurriera lo mismo que a su madre el día que su padre falleció.

Todo por haber olvidado su celo y no ocupar Supresores.

-¡Llegamos! -Con entusiasmo Taehyung comenzó a jalar la pequeña mano de Jimin quien para no caer tomo la camiseta de Jin, arrastrando a este con ellos.

Sintió diversos aromas golpear a su lobo, reconociendo muchos y extrañándose por varios que olía por primera vez, colocándolo levemente nervioso por la cantidad de aromas que sentía, siendo un poco extraño para él aun cuando ya estaba acostumbrado.

Un nuevo año comenzaba y con ello el conocer gente nueva, compañeros y profesores nuevos, solo esperaba que todo saliera bien.









-»Bienvenidos a un nuevo semestre, donde espero convivan en armonía con los nuevos alumnos. -La voz ronca del director sonaba por los parlantes de la escuela, aburriendo a algunos estudiantes, entusiasmando a otros y colocando ansiosos a unos tantos.- Cualquier problema, los profesores a cargo me lo harán saber. Sin más, tengan una buena semana. «

-Que bueno que ya se calló... -Jimin cubrió su boca evitando reír ante las palabras de Taehyung, quien no había podido evitar el comentario desganado, recibiendo unas cuantas miradas divertidas por parte de sus compañeros.

Se encontraban en su salón de clases esperando a que la profesora llegara con los alumnos nuevos, ambos estaban sentados en la última fila y al final, como los típicos chicos clichés de las novelas juveniles, solo que ellos estaban ahí porque ninguno de los dos escribía.

Claro que Jimin por su ceguera y Taehyung por flojo.

-¿Crees que lleguen más alfas o omegas? -Pregunto curioso el menor de ambos, recargando su rostro en sus manos que reposaban sobre la mesa, mirando a su cachetón amigo.

-"U omegas" -Lo corrigió Jimin riendo al escuchar como gruñía, y es que a veces parecía un pequeño alfa enojado, pero solo era un niño en el cuerpo de un adolescente.- Y no lo sé, sabes que eso me da igual.

-¡No puede darte igual! Tenemos que hacer amigos nuevos.

-Te tengo a ti, a Nam hyung y a Jin hyung, no necesito más amigos.

Taehyung suspiro con fastidio ante la actitud de su mejor amigo, no es como si le aburriera estar siempre con Jimin, al contrario, le encantaba estar junto a él, pero eso no le quitaba las ganas de hacer más amigos y con ello ampliar su círculo de amistades, claro que siempre integrando a su mejor amigo.

El día que lo conoció, cuando apenas era un cachorro que con suerte sabia atarse las agujetas, la ternura del castaño y esos lentes de pasta gruesa que ocupaba, lo cautivaron. Siempre pensó, y aun lo hace, que Jimin era demasiado tierno para este mundo, por eso mismo se prometió cuidar de él costase lo que le costase.

Y ni un día ha roto esa promesa.

Habían veces que Namjoon y Seokjin lo regañaban por ser tan sobreprotector, pero no podía evitarlo. Creció entre sus primos pequeños a quienes cuido y protegió siempre, su lado omega estaba muy desarrollado en ese sentido, y no era secreto para nadie que Park se veía como otro niño pequeño a quien cuidar.

-Sabes Jimin... -El cachorro hizo un pequeño sonidito en señal de que lo escuchaba.- el día que encuentres a tu pareja destinada, no te volveré a molestar.

-¿A-ah? ¿P-por qué? -El solo imaginarse un mundo donde Kim Taehyung no lo molestara aunque sea un poquito, le desagradaba.

-Porque estaré muy ocupado buscando a la mía.

-¿Y s-si no encuentras a t-tu pareja? -Escucho como la puerta del salón se abría, y como a los segundos sus compañeros comenzaron a sentarse de manera apresurada pues la profesora había llegado.

-Entonces me tendrás que aguantar en tu casa, seré tu mascota ¡y tendrás que consentirme! -Una gran sonrisa se formó en los gruesos labios del más bajo.

Ese era el Taehyung al que tanto quería y adoraba.

-¡Atención! -La dulce voz de la profesora Seohyun se escuchó desde el frente, por lo que sentándose derecho en su silla, comenzó a poner atención.- Bienvenidos nuevamente a otro año escolar, espero hayan disfrutado mucho en sus vacaciones y que hayan descansado.

Un « ¡Sí!» coral se escuchó en el salón haciendo sonreír a la joven beta.

A Jimin le encantaba esa profesora, en especial porque solía recomendarle libros los cuales le enviaba en forma de audios y así podía conocer más de la literatura, algo que le fascinaba poder escuchar en sus tiempos libres.

-Bien, han llegado algunos compañeros nuevos que-... Kyungsoo, baja los pies de la silla, quieras o no, uno de ellos se sentara contigo. -Suspiro abatida, continuando con su explicación. - como decía, algunos de ellos han llegado tanto de otra ciudad como de otro país, así que espero los cuiden y se lleven bien con todos.

Uno por uno fueron entrando al salón, presentándose y yendo a sentarse donde la profesora les asignaba, consiguiendo que varios alumnos se molestaran por tener que compartir asiento con un completo extraño, aunque otros tantos estaban felices de hacer nuevas amistades.

Jimin aguantaba las ganas de reír por la descripción que Taehyung le daba de cada alumno nuevo que pasaba al frente y se presentaba, su amigo tenía una visión rara de ver a la gente que siempre conseguía sacarle una que otra carcajada.

-Es moreno, bastante guapo, no parece coreano la verdad y... ¡Uuh! Se sentó con Satansoo, pobre de él. -Se lamento mientras negaba con la cabeza, con una mueca que demostraba como se compadecía del alumno nuevo.

-Es alfa. -Menciono el mayor al sentir un aroma fuerte provenir del otro lado del salón, intentando orientarse por el aroma ya conocido de Kyungsoo. - Huele a hojas secas y libros viejos.

-Tu sentido del olfato me sorprende cada vez más. -Murmuro Tae volviendo su vista a la puerta, y dándole un pequeño golpe en el hombro a su amigo para que le pusiese atención.- bien, este es como de la estatura de Nam Hyung... Un poco más alto, es muuuy delgado, parece un palo flaco. Y tiene cara de sapo.

-Tae, por La Luna...

-Es verdad ¡oh! Ahora es una chica, muy sexy, tiene el cabello naranja como de zanahoria. A todo esto ¿Qué empaco mamá para almorzar? La verdad no importa, lo que haga es delicioso. -La pregunta salió de forma apresurada, refiriéndose a la madre de Jimin como si fuese su propia madre, algo que solía hacer desde pequeño.

Jimin negó sonriendo divertido ¿Cómo podía hablar tanto? No sabía pero le causaba gracia escucharlo hablar atropelladamente al punto en el que al terminar las frases debía tomar una gran bocanada de aire.

Por su olfato y el lazo con su parte lobuna, sabía que habían entrado cuatro personas nuevas al salón. Eran dos alfas y una omega, pero también había una beta que si mal no recordaba se llamaba Amber.

Tenía la esperanza de que llegara más gente al salón, después de todo, quedaban varios puestos por ocupar al ser una clase tan pequeña. Si bien no quería hacer más amigos, si le gustaba tener gente con quien hablar en la escuela, aunque fuese solo un saludo.

Estaba concentrado en los movimientos que hacia Taehyung a su lado que no escucho la puerta ser abierta nuevamente. Aun así, supo que habían entrado dos personas más por el aviso de la profesora y, confundiéndolo demasiado, el fuerte aroma a lluvia y café que sintió.

-Lamentamos llegar tarde, no encontrábamos el salón. -Varias risas se escucharon en el aula. Jimin juro escuchar un suspiro por parte de Taehyung.

-¿Tae? -Fue un pequeño susurro, no quería interrumpir a la profesora quien al parecer hablaba con los dos chicos en la puerta.

-Bien, mira, o sea, escucha... -Se corrigió al ver el rostro inexpresivo del mayor por la costumbre al intentar que alguien colocase atención.- Acaban de entrar dos chicos, uno de ellos es alto, casi como Nam hyung, es de piel algo morena y tiene una gran sonrisa, es muy bonita, parece un caballo...

-Taehyung, pareces una chica viendo a su amor platónico. -Comento Jimin en tono burlón golpeando el brazo del menor a tientas.

-Te callas y me dices a que huele. -Exigió Taehyung agradeciendo por primera vez en su vida que Jimin fuera ciego, sabía que estaba sonrojado y que lo viera así, sería un golpe a su orgullo.

En cambio el castaño ladeó la cabeza extrañado, viéndose realmente tierno y llamando la atención de varios de sus compañeros, en mayoría chicas que morían de ternura al verlo.

-¿Por qué?

-Solo hazlo, gnomo ciego. -Hizo un pequeño puchero ignorando los «Aww» que escucho a su alrededor, ya estaba acostumbrado a que sus compañeras lo vieran como un niño pequeño.

-Ugh... Huele a... -Era extraño, sentía un olor a galletas que desconocía, era muy tenue, lo confundía ya que el aroma a lluvia era mucho más denso.- Lo siento Tae, sólo siento el aroma del otro chico.

Escucho un bufido por parte de su amigo y se sintió mal por no ser de ayuda, aun cuando era algo tan simple y pequeño, pero ese malestar se fue al sentir las palmaditas que Taehyung le daba a una de sus manos, como diciéndole "todo esta bien".

-¿En serio? -Despeino sus cabellos con frustración y vergüenza, pues el aroma de ese chico lo comenzaba a marear poco a poco.- Que raro, yo siento su aroma perfectamente.

Bien, ahora si estaba confundido, pues para él era bien sabido que el olfato de su amigo era bastante débil por ciertas razones.

-¿Entonces para que me pedías que te dijera a que olía? - No quería escucharse enojado pero le fue inevitable luego de haberse sentido mal al no ser de ayuda.

-Para estar seguro... -Por un momento paso la imagen de un Taehyung pequeño haciendo puchero al ser regañado.

La última vez que vio el rostro de su mejor amigo fue hace años, pero aun lo recordaba con claridad, esas constantes muecas de frustración, los pucheros, sonrisas y caras tontas que solía hacer, pues era un niño demasiado expresivo.

-¿Y a que huele?

-A la casa de mi abuela... -Ambos rieron por aquella similitud.- a galletas y miel.

Se quedaron en silencio un momento, ambos absortos en sentir aquellos aromas tan diferentes. No entendían porque los sentían con tanta claridad, siendo que el salón estaba lleno de adolescentes con las hormonas alborotadas.

Jimin se sentía extraño, su lobo estaba arañando sus adentros con vehemencia, moviéndose de un lado a otro, como si intentara decirle algo. Jamás había hablado con su parte lobuna, solo seguía sus instintos de vez en cuando, pero ahora pareciera ser que su lado animal estaba más despierto que nunca y eso lo asustaba.

-Muy bien, creo que ya estamos todos... -La profesora lo saco de sus cavilaciones provocando que diese un pequeño salto en su lugar.- chicos, como son los últimos que quedan, preséntense.

-Está bien. -Ese era el chico que había hablado antes, el que Taehyung tanto miraba. O eso creía Jimin ya que nunca había sentido tanto silencio por parte de su amigo.- Mi nombre es Jung Hoseok, nací en GwangJu pero antes vivía en Daegu, tengo diecisiete años y soy alfa.

-Bueno, yo... -«Esa voz» Jimin se quejó en voz baja, apretando su abdomen cuando sintió como un gruñido amenazaba con escapar de su garganta.- Soy Min Yoongi, vengo de Daegu, tengo dieciocho años, reprobé un año, y para ustedes soy un beta.

«No eres un beta» pensó Jimin haciendo un pequeño puchero. «Ningún beta huele tanto a alfa como tú ».

Escucho varios cuchicheos por parte de sus compañeros, y aquello no podía desesperarlo más. Odiaba cuando todos rumoreaban por algo que él, obviamente, no podía ver.

Pero para eso estaba Taehyung.

-Creo que se sentaran delante de nosotros, Jiminnie. -Bueno, al menos ya sabía porque tanto murmullo.








Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top