CAPÍTULO 35
Sus ojitos brillaron al ver el atardecer ocultarse poco a poco. Ahora sin necesidad de ir hasta la playa, pues YoonGi había pedido cambio de habitación a una de las mejores del hotel en donde se podía apreciar casi todo a su alrededor. Y por supuesto, la gran playa con el atardecer, en esos momentos era cuando agradecía ser hijo y ahora esposo de un futuro CEO.
Suspiró sintiendo sus ojos pesados, llevaban solo tres días ahí y se sentía como estar en el cielo, el lugar era genial, había pequeños puentes, juegos acuáticos y paseos por la naturaleza del lugar, además de que había un Spa que le encantaba demasiado y al cual había ido desde ayer.
Se estaba divirtiendo demasiado estando en ese lugar, sobre todo con YoonGi, amaba pasar todo el día con él, aunque algunas veces el mismo se escabulle a veces de la habitación, ya sea para tomar fotos del exterior o simplemente para estar solo un rato.
Llevaban tres días ahí y JiMin no quería irse, no quería que la semana pasara tan rápido y volver a sus vidas en Seoul, por que no sabría que hacer.
Sintió la cama hundirse, pero no hizo nada más que esperar a que YoonGi lo abrazara, para después dejarle un beso en su cabellera. Sonrió cuando sintió las juguetonas manos del mayor acariciar su trasero, rodó los ojos divertido, YoonGi nunca se cansaba de él y temía que algún día lo hiciera.
—YoonGi, quita tus manos de ahí— demandó, escuchó la suave risa del mayor en su oído y se sintió extraño.
—¿Estás casando?— preguntó el peli negro mientras besaba su mejilla suavemente, JiMin cerró sus ojitos disfrutando de las caricias y besos del mayor.
—Un poco.
Y como no iba a estarlo, YoonGi se había encargado de dejarlo tan cansado durante esos días que a veces no le daban ganas de salir de la habitación, y aunque al inició siempre trataba de resistirse ante las caricias que le daba, al final siempre terminaba cediendo.
—No te duermas aún, tengo una sorpresa para ti— murmuró para después levantarse de la cama, no sin antes darle una pequeña nalgada al rubio.
—¡YoonGi!— se quejó el menor levantándose rápidamente para colgarse de su espalda, sorprendiendolo un poco. YoonGi comenzó a reír mientras escuchaba los reclamos y regaños que le daba el menor.
Después de unos minutos en los que YoonGi se la pasó rogándole al menor para bañarse juntos, al final obtuvo lo que quería, así que minutos después antes de que se hiciera demasiado noche, JiMin ya estaba muy bien arreglado, con una playera blanca metida en sus pantalones de cuero negro y una simple camisa de botones color rosa pálido. Se perfumó un poco y de ahí sólo se pasó un poco de bálsamo en sus labios para después salir del gran cuarto de baño.
—Ya estoy listo— dijo suavemente mientras se acomodaba su cabello, observó al mayor quién se acercó hasta donde estaba él y atrapó su barbilla con una de sus manos para después besarlo en los labios, un beso que disfrutó mucho más gracias al delicioso olor y sabor del bálsamo que JiMin traía puesto —Yoonie...
—¿Vamos?— dijo mientras le tendía su brazo para que lo tomara, JiMin asintió mientras tomaba de su brazo para aferrarse a él y salir de la habitación.
Cuando llegaron a uno de los tantos restaurantes que tenía el hotel, JiMin se quedó maravillado, pues todo el restaurante estaba muy bien ambientado, las mesas eran de madera fina bien talladas, cada una de las mesas estaba en diferentes puntos del restaurante para no poner incómodo a los clientes que querían un poco de espacio para comer a gusto con sus parejas.
Un mesero los atendió dándoles las buenas noches y dirigiendolos a su mesa correspondiente, ambos se sentaron en su lugar disfrutando del ambiente y la pequeña vista que tenía el lugar, YoonGi tomó su mano por arriba de la mesa y la presionó un poco. JiMin le sonrió sin mostrar sus dientitos.
—Esperó que te guste, me dijeron que la comida es excelente en este restaurante — dijo el mayor mientras lo miraba.
—Gracias — respondió para después seguir admirando todo el lugar, YoonGi sabía lo mucho que le gustaban a JiMin esos lugares, pues el rubio era alguien muy curioso y se fascinaba con las mínima cosa que viera.
Sin darse cuenta, el rubio siguió observando todo el lugar mientras YoonGi se encargaba de mirarlo a él, observó todo su rostro completamente encantado, también observó sus manos juntas y como sus anillos de casados resaltaban. JiMin sintió la mirada tan pesada del mayor sobre él, así que decidió mirarlo.
—¿Qué tanto me vez?— preguntó crédulo mientras sonreía. Le gustaba atrapar a YoonGi viéndolo, pues se sentía especial al saber que alguien lo admiraba con tanta adoración.
—Es que...— se quedó callado unos segundos, simplemente para apreciar mucho más a su esposo, sus lindos y gruesos labios color rosados, sus mejillas tan pomposas que se ponían rojas a cada rato, esa sonrisa que lo llevaba al cielo, dios, tenía tanta suerte —Eres hermoso.
JiMin no pudo evitar soltar un chillido de la vergüenza, separó su mano de la de YoonGi y bajo la mirada mientras posaba sus dos manitos en sus mejillas, queriéndose ocultar de la mirada de YoonGi. Es que YoonGi amaba ponerlo así y él a veces sentía que iba a morir de la vergüenza.
—Vamos cielo, eres precioso, no sé por qué te avergüenzas así.
—C-cállate...— murmuró con una sonrisa en sus labios, odiaba ser tan penoso y ponerse rojo, quererse ocultar de él siempre que le decía algo así. Pero no podía evitarlo, durante toda su vida nadie lo había tratado así, principalmente porque no estuvo interesado en nadie, por lo tanto YoonGi era la primer persona que siempre lograba ponerlo nervioso.
YoonGi lanzó una risita divertida mientras acomoda la pequeña servilleta para ponerla en su regazo, la comida había llegado, por lo tanto ambos se apresuraron a disfrutar de la comida. El resto de la cena se la pasaron hablando de cualquier tema, como sobre lo que harían mañana, lo que harían al regresar a la casa y del como JiMin tenía pensado cambiar algunas cosas de la nueva casa en la que vivirían.
Por que JiMin era una persona muy hogareña, había decidido que pondría un jardín muy bonito en la parte trasera de la casa, plantaría flores y algunos árboles de frutas y cuidaría de ellos, y a YoonGi le encantaba esa idea, ver a JiMin siendo tan cálido como un esposo, se imaginaba llegando a casa después de una jornada tan larga de trabajo para ser recibido por un alegre JiMin quien lo llené de besos.
Al final de la cena, YoonGi tomó la mano del menor para apreciar sus deditos y aquel lindo anillo que amaba ver desde hace 4 días, eso su actividad favorita después de besar los labios de JiMin. No pudo resistirse y no le importó que algunos meseros los vieran o que algunos cuantos clientes del restaurante también, con delicadeza se acercó hasta besar la linda mano del menor, dejando un beso justo a lado del anillo.
JiMin sintió su corazón agitarse fuertemente, sentía que se le saldría en cualquier momento.
—Y-Yoongi...
—Te amo— cortó YoonGi sin dejar que JiMin dijera algo más, lo miró de la manera más sincera posible, dándole una linda sonrisa dejando ver sus dientitos.
—Yo también, Yoonie.
El peli negro suspiró sintiendo su corazón tan llenó de amor, tanto para dar como para recibir, no podía estar más feliz.
[🐥]
La mañana había llegado, JiMin ahora estaba alegremente por la arena disfrutando de la playa, el lugar era tan perfecto, la arena era demasiado blanca y lisa, por alguna extraña razón no estaba caliente, tal vez por la gran sombra que hacía debajo de los árboles y palmeras.
Había batallado un poco para hacer salir a YoonGi de la cama esa mañana, pues el menor quería ver el amanecer junto con él, pero vamos, YoonGi estaba tan cansado por la acción que tuvieron la noche anterior, tanta acción que esa mañana el colchón se encontraba un poco fuera de su lugar y la botella de vino que tenían a lado de la cama estaba regada en el piso. Si embargo, JiMin estaba completamente dispuesto a despertarse temprano para disfrutar más el día.
Pero YoonGi, estaba de mal humor esos momentos, cualquiera que se le acercaba tan si quiera para saludarlo salía corriendo por la cara de mil demonios que traía. Sin embargo, sólo relajaba su semblante cuando JiMin le hablaba, lo abrazaba o simplemente cuando lo miraba. Ahora, JiMin se encontraba jugando en la arena, haciendo pequeñas montañitas con sus manos y entreteniendose.
—JiMin... ¿quieres algo para tomar?— le pregunto YoonGi al ver a su esposo jugando. El rubio alzó su mirada y asintió rápidamente con sus mejillas infladas. YoonGi acaricio sus cabellos y se dispuso a levantarse del camastro para ir a pedir algo de beber.
JiMin se quedó en su lugar, jugando y divirtiéndose con algo tan pequeño, se adentró en su propio mundo, hasta que escuchó algo a lo lejos. Frunció las cejas pero no hizo caso, quiso ignorar lo que su mente había escuchado, tal vez alguien estaba jugando en la playa o algo así.
Sin embargo, volvió a escucharlo, esta vez alzó su mirada rápidamente para observar a las personas que estaban ahí, parecían muy tranquilas y relajadas, pero no pudo evitar seguir viendo hacía el mar. Se sacudió las manos mientras seguía viendo, esperando a que lo que había escuchado fuera solo parte de su imaginación.
Volteó su cabeza para ver como YoonGi venía llegando junto con una botella de vino, le sonrió tranquilamente tratando de olvidarse de todo, pero solo para verificar, volvió a concentrarse en la playa y YoonGi se dio cuenta de que algo pasaba.
—JiMin, ¿estás bien?— preguntó tratando de destapar la botella.
—Mmmh, hace rato escuché algo pero... nada, olvídalo — dijo volviendo a poner su atención hacía la arena. Pero de nuevo, volvió a escucharlo y está vez, no solo él lo escuchó, alzó su vista rápidamente y su mirada se fijó en aquel pobre niño siendo arrastrado contra las olas y tratando de luchar, al parecer los demás también estaban buscando de dónde provenía ese grito.
Pero sin pensarlo, solo se levantó rápidamente y salió corriendo de ahí, en esos momentos no le importaba si no sabía nadar, los gritos del niño se hacían cada vez más fuertes y llenos de desesperación al ver que alguien por fin lo había escuchado y encontrado, y YoonGi entró en pánico, porque JiMin no sabía nadar y las olas estaban muy fuertes ese día.
Sin pensarlo tampoco, salió corriendo detrás de su esposo, viendo como JiMin ya había entrado al agua y agarrado con sus brazos al niño quién lloraba fuertemente y abrazaba su pecho.
—Tranquilo, vas a estar bien, voy a sacarte de aquí— murmuró JiMin contra el niño, pero cuando fijó su vista al frente, observó una ola enorme que los derribó a ambos haciendo que volvieran a quedar bajo el agua.
Trató de empujarse y flotar teniendo al niño en sus brazos. Pero le era imposible, él no sabía nadar o al menos no tan bien y eso se estaba convirtiendo en un problema, salieron a la superficie volviendo a agarrar aire y de nuevo, otra ola los arrastró inmediatamente para volver a hundirlos.
Pero de pronto, sintió como alguien lo jalaba con la fuerza del agua, sintió un brazo pasar por su pecho para apagarlo a su cuerpo y JiMin se abrazó al niño para llevarlo con él, YoonGi logró sacarlos a ambos de ahí rápidamente y aunque las olas eran muy fuertes, hizo lo mejor que pudo para poner a JiMin junto con el niño delante de él y tratar de sacarlos.
Pronto las personas los rodearon e intentaron ayudarlos cuando ya estuvieron cerca de salir, JiMin comenzó a toser al igual que el pobre niño una vez que llegaron a la arena, se dejaron caer mientras trataban de regular su respiración. YoonGi sintió su corazón acelerarse por todo lo que había pasado, observó a JiMin lo abrazó inmediatamente.
—Maldita sea Park, ¿en qué carajos estabas pensando?— gruñó enojado y preocupado a la vez mientras mantenía entre sus brazos al rubio.
—Y-yo... lo siento, es que... no lo pensé, me preocupé mucho— dijo mientras se dejaba envolver por YoonGi, dirigió su vista al niño quién estaba justo a su lado. Mojado y aún llorando, JiMin se alejó del abrazó y envolvió al pequeño niño con sus brazos para reconfortarlo, no lo conocía y no sabía de quién podía ser hijo, pero realmente le había dado mucho miedo el ver como un niño pudo haber muerto y aunque no fue una gran idea lanzarse el sólo sin saber nadar, al menos las cosas habían salido bien.
El niño se aferró al cuerpo del rubio mientras dejaba salir sus lágrimas, YoonGi suspiró sintiéndose conmovido, sí, estaba enojado por lo que JiMin había hecho, pudo haberle pasado algo y él no se lo perdonaría, sabía que su esposo tenía un corazón muy grande como para no hacer nada.
Pero sólo por un instante, sintió el miedo apoderarse de él, miedo a perder a JiMin.
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