CAPÍTULO 33
—¡Llegó la hora! ¡llegó la hora!— Geunmi entró en aquella habitación en donde los dos amigos de su hermano, su madre y otra señora estaban arreglando al rubio.
JiMin pegó un saltó en su silla haciendo que el cabello se le moviera un poco. La señora que lo peinaba rechisto un poco y volvió a acomodar el cabello del menor.
—Geunmi, no hagas un alborotó — regañó la señora Park, quien ya estaba arreglada con un lindo y largo vestido color crema con lindas flores rosas adornando el escote del vestido.
Geunmi también estaba arreglada con un lindo vestido igual que el de su madre, solo que el de ella tenía florecitas amarillas y una linda corona de flores blancas adornaban sus dorados cabellos.
JiMin mientras tanto llevaba ya dos horas atrapado ahí entre esas dos señoras quienes trataban de hacerlo lucir sensacional. Desde que había despertado esa mañana, se había sentido feliz, tanto que había pasado casi media hora en el baño tratando de mentalizarse y vomitando. Estaba muy muy nervioso, sus manos temblaban horrible y a cada segundo se decía lo mismo, "no puedo". Pero sus dos amigos estaban ahí para tranquilizarlo, Taehyung había estado con él en casi todo el día para hacerlo sentir seguro.
—JiMin, tranquilízate por favor.
El rubio trató de respirar y no moverse mucho, trató de luchar contra él mismo, con aquel JiMin temeroso que le decía "vámonos de aquí, no estamos listos para esto".
Golpeó levemente sus piernas una y otra vez, mientras se movía de un lado a otro.
—¿Te imaginas si YoonGi te deja plantado?— pregunta Taehyung divertido, JiMin, Jin, Jungkook, la madre de JiMin y la señora que lo arreglaba voltearon a verlo con el ceño fruncido. No querían poner más nervioso al rubio y la pregunta de Taehyung no ayudaba.
—Creó que mejor me llevó a Taehyung — el menor tomó la mano del peli plata para sacarlo de ahí entre quejas. La señora Park le agradeció con la mirada mientras seguía observando a su hijo.
—JiMin, deja de morderte los labios, por dios — volvió a regañar la rubia.
Una vez que señora terminó de arreglar su bonito cabello, procedieron a pedirle que se pusiera el traje.
—Espera... lo más importante — chillo Geunmi acercándose al rubio, corrió solo un poco hasta donde él estaba y sacó detrás de su espalda aquella Corona de flores muy parecida a la de ella. JiMin no pudo protestar, porque, santos cielos era su hermana menor y lo que ella le pedía siempre, él lo hacía.
No podía simplemente decirle que no a Geunmi.
Acomodó suavemente aquella corona en su cabello rubio, el cual estaba muy bien peinado, aquel pequeño detalle hizo que los ojos de su madre se iluminarán mucho más.
—¡Oh por dios! Usarás eso sí o sí.
JiMin se alzó de brazos sin tomar en cuenta eso, realmente no le importaba para nada aparecer con una corona de flores en su cabello. Pues él lo veía como algo normal.
Se levantó de donde estaba sentado y se dirigió director al vestidor de la pequeña habitación, entró para poder prepararse mentalmente y decidir en si huir o ponerse aquel traje. Una vez adentró tardó más de veinte minutos viendo aquel traje blanco con tonos plateados. Lo miró como si fuera su más grande enemigo y debatió en si era muy tarde para cambiar de traje.
—JiMin, apresurate. Tenemos que estar en media hora en el salón — la voz de su madre no logró tranquilizarlo, para nada. Se dio leves golpes en las mejillas tratando de borrar todo rastro de nervios y trato de hacerse sentir mejor.
"Me voy a casar, por fin llegó el día, después de hoy nada será igual. Vamos, tu puedes Park JiMin" convencido de sus propios pensamientos se dispuso a quitarse la ropa y ponerse cuidadosamente aquel traje.
—Ay, no puedo hacerlo— se quejó una vez que ya tenía todo listo, rápidamente se volteó hacía el espejo y aquel rostro fruncido desapareció en cuánto se vio.
Sus ojitos parecían iluminarse, se sentía... bonito. Extrañamente bonito, él no era una persona que tuviera el mejor autoestima del mundo, principalmente por que su cuerpo no era el mejor, al menos no para él. Aún le salían pequeñas masitas del abdomen, pero justo en esos momentos comenzó a sentirse bonito, y las palabras que YoonGi siempre le decía le vinieron a la mente.
Si realmente YoonGi pudo amarlo aún cuando pesaba tantos quilos, lo seguiría haciendo por el resto de su vida.
—¡JiMin!
Volvió a la realidad en cuánto escuchó la voz de su querida madre gritarle, murmuró algo quejándose mientras salía de aquel vestidor y escuchaba los chillidos de alegría de su progenitora. Sí así estaba su madre con él, no quería ni imaginarse como le estaría yendo a YoonGi con la suya.
Mientras tanto, en la enorme casa de los Min, estaba un Min YoonGi completamente arreglado desde hace dos horas. Su madre le estaba sermoneando sobre ser un gran esposo para JiMin y un gran padre por si en algún futuro pensaban en adoptar hijos.
YoonGi ya no quería escuchar más a su madre. Lo único que él necesitaba en esos momentos era irse de ahí para llegar al salón en donde sería la boda. Ya no podía esperar más, definitivamente no después de tanto tiempo.
Amo todo en cada instante y momento, desde la noche anterior hasta el día de hoy. Recuerda haber tomado unos cuantos tragos ayer con Namjoon y con los otros chicos del equipo de americano, incluso habían platicado tan tranquilamente sobre el como se sentía. Pero después de todo, no pudo evitar pensar en su chico, quien sabía perfectamente cómo se sentía.
Y es que YoonGi se estaba volviendo loco y parecía que nadie lo notaba. Estaba desesperado por salir de su casa, pero aún faltaba media hora para irse.
Hubo un momento en el que su padre lo sentó frente a él, diciéndole que esperaba realmente que no decepcionará ni a su nueva familia ni a él por el cargo tan importante que estaba por cederle.
A YoonGi no le importaba en lo más mínimo nada de eso. Lo único que realmente le importaba en esos momentos era besar los labios del menor y poner aquel anillo en su dedo.
—Bien, YoonGi vámonos, el carro llegó — ni bien escuchó esas palabras, se levantó rápidamente de aquel sillón para salir casi corriendo de su casa hasta llegar al auto que los esperaba. Sus padres estaban tan elegantemente arreglados y él, ni se diga.
YoonGi vestía su traje negro con blanco, sentía la corbata apretarlo cada vez más. Dio un gran suspiro cuando estuvo dentro de aquel carro y esperó pacientemente por sus padres y Hoseok.
Sus nervios comenzaron a hacerse más notables, sus manos comenzaron a sudar y sentía sus piernas temblar.
Había esperado ese día desde el primer día en que anunciaron su compromiso.
[🐥]
—JiMin, ya es hora — se escuchó la voz de su madre al otro lado de la puerta. Habían llegado a aquel salón hace solo unos minutos y ahora su madre le hablaba diciéndole que era tiempo de salir hacía el altar.
Quiso vomitar de nuevo.
—Espérame... sólo unos minutos más...— sostuvo su estómago con sus manos apretandolo.
—¡No, JiMin! YoonGi pensará que no quieres casarte, por favor vamos.
El rubio suspiro tratando de tranquilizarse. Cerro sus ojos unos segundos y se reincorporó rápidamente tratando de lucir normal, y sin más salió de aquel lugar, a su paso se topó con su padre, quien lo abrazó y le dijo lo orgulloso y feliz que estaba por él.
JiMin se sintió más tranquilo, tomó del brazo a su padre, quien efectivamente se había ofrecido a llevarlo hasta el altar en donde estaba dispuesto y seguro en entregar a su hijo a los brazos de tan buen hombre.
—Papá... tengo miedo — murmuró el menor mientras caminaba a lado de su padre.
—¿Sabes como se te pueden ir los nervios?— preguntó tratando de hacerlo sentir mejor.
—No... ¿cómo?
—Cierra los ojos, yo te diré cuando abrirlos. No tengas miedo, yo te guío — eso fue suficiente para el menor, cerró sus ojos tratando de tranquilizarse mientras escuchaba las indicaciones de su padre — Cuando me casé con tu madre, me sentía exactamente igual que tú... pero los nervios y todos esos miedos que tenía se esfumaron sólo con verla.
JiMin sonrió fugazmente.
— Puedes abrirlos — dijo su padre, JiMin lanzó un suspiró mientras abría sus ojos lentamente y lo primero que vio, fue a YoonGi frente a él y todos esos nervios se esfumaron en cuánto lo vio, sus ojitos brillaron y se humedecieron rápidamente.
No había rastro de miedo en ninguno de los dos. No al menos ahora que ambos estaban frente a frente, por fin, a punto de unir sus vidas como estaba destinado a ser desde el inició. YoonGi sentía que le faltaba el aire en esos momentos, tenía la misma sensación que tuvo la primera vez que conoció al menor, alegría, asombro y un manojo de deseo. Todo lo que sentía en esos momentos era gracias al chico tan maravilloso que tenía frente a sus ojos.
Y por si fuera poco, YoonGi debía admitir que con aquella corona de flores se veía como todo un ser celestial.
La pequeña ceremonia empezó, algunos amigos de ambos estaban justo hasta el frente tomando unas cuantas fotos de ambos, sus familias estaban sentadas en el mismo lugar admirando todo al rededor. JiMin sintió un extraño cosquilleo cuando sintió como YoonGi tomaba solo su pequeño meñique para entrelazar lo con el suyo. Se sonrojo bajando la mirada y perdiéndose por un momento en su mundo.
Y cuando aquel momento llegó, juró haber escuchado su corazón acelerarse demasiado, rebotando de la felicidad que sentía al saber que todo cambiaba a partir de ese momento.
Ahora, despertaría a lado de Min YoonGi, desayunaria, comería, cenaria con YoonGi, viviría con YoonGi, besaria sus labios al anochecer antes de acostarse y contemplar el pequeño momento en el que se sentían el uno para el otro.
Había pasado solo unos segundos para escuchar el "Sí aceptó " de YoonGi y ahora estaba por dar el suyo.
—Y tu, Park JiMin. ¿Aceptas a Min YoonGi como tu esposo, para ser tu acompañante de vida, en el amor y el odio, en la luz y en la oscuridad?
—S-sí, aceptó.
Su voz salió tan quebradiza, un poco audible para todos los presentes, pero tan perfecta para YoonGi. Sin poder esperar un minuto más, ambos unieron sus labios en un poderoso y nuevo beso, un beso que lo llevarían hasta la tumba el día de su muerte, un beso que marcaba el comienzo de una nueva vida juntos, un beso que Min YoonGi estuvo esperando desde el día 0 que conoció al menor. Y por fin, lo estaba teniendo.
No escucharon nada más, en esos momentos no escucharon los gritos ni los aplausos. Nada de eso importaba para ninguno de los dos, no, claro que no. YoonGi veía y adoraba a JiMin como si fuera todo lo que siempre quiso, y por supuesto que lo era.
Por que no se había imagino ninguno de sus días de vida sin ese chico.
—Te amo tanto, como no te imaginas — murmuró sobre sus labios.
— Yo también te amo— devolvió aquel susurro para después volver a unir los labios del peli negro con los suyos.
Y después de eso, volvieron a la realidad, sus vistas se enfocaron en la multitud de personas que estaban viéndolos felizmente, tomandoles fotos y aplaudiendo, y por supuesto sus familias quienes lloraban a mares.
[🐥]
YoonGi disfrutaba de su copa de vino, mientras a lo lejos observaba tan felizmente a su pequeño ahora esposo, quien reía feliz bailando divertido con sus dos amigos. Esa noche YoonGi podía jurar que se veía más perfecto de lo normal, simplemente no podía quitarle la mirada de encima, ni siquiera porque Namjoon llevaba hablándole desde hace rato.
Soltó un suspiro desviando su mirada solo unos segundos para beber de nuevo de su copa.
—Estas perdido, realmente perdido.
YoonGi soltó una risita cuando escuchó a Namjoon decir aquello, no podían culparlo, JiMin podía enamorar a una manada de hombres con sólo pasar caminando.
—Sí. Definitivamente me perdieron— dijo adorando la imagen frente a él de su esposo bailando ahora con su madre.
—Estoy muy feliz por ti— dijo Namjoon mientras golpeaba levemente su hombro, pronto sintió a su amigo ser jalado por Seokjin. Namjoon solo se despidió de él mientras era arrastrado hasta la pista de baile por su esposo.
YoonGi soltó una risita viendo a todos ahí, bailando, divirtiéndose y disfrutando de todo eso. Y YoonGi por supuesto que también estaba disfrutando, disfrutaba ver como su esposo se divertía tanto con sus amigos y familia. Era la mejor vista que había tenido en toda su vida.
Sus ojos se conectaron con los del menor, quién se sonrojo rápidamente y evitó su mirada, YoonGi sonrió feliz. Amaba ponerlo nervioso, le encantaba verlo sonrojarse por su culpa, pues realmente aquel pequeño rubor que subía a sus mejillas lo hacía verse mucho más adorable.
Observó al menor acercarse a él rápidamente, con la mirada hacia abajo y apretando sus manitos. Lo observó de pies a cabeza, no quería perderse ningún movimiento de él.
JiMin se sentó a su lado captando toda su atención.
—Yoonie, vamos a bailar— alentó el rubio tomando suavemente su manito.
No tuvo que hacer ni siquiera un puchero, ni tampoco tuvo que pedirlo dos veces, a YoonGi le importaba muy poco si no sabía bailar, en esos momentos era capaz de bajarle el cielo y las estrellas a JiMin.
Sin decir nada, sujeto el agarré del menor y lo levanto rápidamente de la silla para comenzar a caminar hacía la pista de baile. Algo que no pasó desapercibido por todos los presentes, todos sabían perfectamente que YoonGi aborrecía bailar y que por lo tanto no sabía. Pero les parecía tan lindo ver que lo hacía por JiMin.
Pronto la música cambió completamente, aquélla canción tan divertida, "Radio Ga Ga", cambió drásticamente a "Can't take my eyes off you".
Sus manos se acomodaron a cada lado de la cintura del menor, mientras esté pasaba sus brazos por su cuello, comenzando a moverse al ritmo de la música, sintiéndose felices. Pero sin verlo venir, YoonGi tomó la mano del menor para darle una vuelta mientras la música seguía su curso, JiMin soltó una risita al ver como YoonGi perdía toda la pena al momento de estar bailando.
Y JiMin rió tanto, moviéndose de un lado a otro, disfrutando que estar bailando con su esposo, completamente feliz de sentirse mejor consigo mismo. Él simplemente no podía creer que el amor fuera tan fiel, pero definitivamente, si algún día tuviera hijos y ellos le preguntaran si el amor existía, él no iba a dudar en contestar que sí, pues Min YoonGi le había mostrado aquel amor tan sinceró que guardó por tantos años.
Su primer y único amor.
Cuando finalmente estuvieron sentados de nuevo, la fiesta estaba por acabar, JiMin estaba sentado a su lado felizmente hablando con Taehyung, quien al parecer estaba feliz y no solamente por el compromiso entre JiMin y YoonGi, sino porque Jungkook le había pedido ser su novio y a pesar de que aún no le había dado el "sí" se sentía muy feliz de contarlo.
Los padres de los novios alzaron sus copas, llamando la atención de todos, dando sus grandes palabras de aliento hacía la nueva pareja que se había formado entre su familia.
Y pasó lo peor, le cedieron el micrófono a YoonGi.
El peli negro comenzó a temer de nuevo por su vida, sin embargo se tranquilizo en cuánto JiMin tomo su mano por solo unos segundos para hacerlo sentir seguro.
—Y-yo... quiero agradecer a la familia Park por haberme concedido el honor de formar parte de su familia. Por haberme confiado su más grande tesoro, el cual prometo cuidar con mi vida entera. Debo admitir que he estado enamorado de Park JiMin desde los 7 años, yo... realmente lo he amado en silencio por tanto tiempo, que ya no puedo más, me siento completamente feliz de ser su esposo al fin, porque dios santo, no tienen ni la menor idea de lo encantado que estoy y estaré siempre, de decir que esté chico, es mi esposo.
Su mirada no dejó de conectarse en ningún momento con aquel chico que lo veía con un destello increíble en su mirada. Sí, con solo esa mirada JiMin podía asegurarle al mundo enteró de que el amor existía.
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