CAPÍTULO 27

YoonGi estaba ahí viéndose como todo un ejemplo a seguir, mirada seria, con su uniforme bien acomodado y aquella hoja levemente doblada viendo a todos acomodarse en sus asientos después de aquel pequeño ensayó.

Cualquiera que lo viera soltaría millones de suspiros por él, incluso JiMin, quien desde hace varios minutos lo veía desde la puerta de aquel salón de eventos de la universidad.

YoonGi estaba con los chicos de su generación ensayando para su graduación y como el director lo ordenó, querían que Min YoonGi diera las palabras de despedida y  superación.

Había escrito todo un borrador de dos hojas llenas de palabras estúpidas deseandole éxito a todos. Claramente lo hacía, pero solo a unas cuantas personas, es por eso que trató de hacer su pequeño gran discurso lo más realista y conmovedor posible.

—¿Qué se siente saber que tu esposo esta por graduarse?— preguntó divertido Taehyung.

—No mucho en realidad. Me siento feliz por él, pero también me da nostalgia.

—¿Nostalgia? Hace meses te valia lo que Min YoonGi hiciera y ahora te da nostalgia.

—¿Será porque es mi futuro esposo?— preguntó muy obvió a su mejor amigo. Taehyung sonrió divertido.

—Hace meses solo éramos tú y yo contra el mundo, y ahora somos tú, el fantasma y yo contra el mundo— chasqueo su lengua haciendo un puchero. JiMin lanzó una risita al escuchar a su amigo.

—Taehyung, sabes que siempre serás mi mejor amigo y seguiremos siendo los mismos— respondió el rubio mientras abraza a su mejor amigo.

—Bueno, sólo espero que YoonGi no te rompa alguna vez— dijo riendo y pronto sintió un golpe en su hombro derecho. Llevó una de sus manos a su hombro sobando suavemente aquel lugar.

El ensayó de la ceremonia término y pronto todos los alumnos de último año se dispersaron por todo el lugar. SeokJin camino hasta llegar a sus dos menores y los saludo felizmente pero algo cansado, llevaban al rededor de cuatro horas ahí y los tenían como robots, parándose y sentándose.

Namjoon alcanzó en un par de segundos a SeokJin y lo abrazó por la cintura dándole un pequeño beso en su mejilla.

—¿Por qué todos tienen pareja y yo no?— preguntó Taehyung haciendo un puchero y con hombros caídos.

—Tae...

—Ay, mi pobre bebé... si tan solo le hicieras caso a Jeon esto no estaría pasando— Reclamó SeokJin mientras se acomodaba a lado del peliplata.

—Agh, Jungkook me odia en estos momentos hyung... Y tiene buenas razones para hacerlo— contestó triste.

—Pues debiste considerarlo desde el momento en que te confesó sus sentimientos— habló Jin mientras palmeaba su hombro.

—¿Cómo le hacen ustedes dos para mantener un matrimonio tan increíble?— Preguntó asombrado Taehyung mientras miraba a Namjoon y SeokJin juntos.

Namjoon lanzó una risita y negó diciendo —No todo es lo que parece niños.

—¿Qué?— ambos chicos preguntaron a la vez sintiendo una curiosidad enorme.

El moreno sonrió y beso por última vez a Jin en su mejilla para después ir en busca de YoonGi. Jin sonrió a los dos menores que estaban ahí esperando una respuesta a la gran duda que le habían puesto.

SeokJin suspiró como si estuviera a punto de contar el más grande secreto de toda su vida. Aunque prácticamente así era.

—Namjoon y yo, en realidad fuimos un matrimonio forzado— dijo al fin.

Ambos chicos se miraron sorprendidos unos a otros, realmente eso si los había tomado por sorpresa, porque a los ojos y voces de los demás, SeokJin y Namjoon eran una pareja ejemplar como un matrimonio felizmente unido.

—P-pero...

—Tranquilos, ahora no lo somos es muy obvio. Pero lo fuimos desde un inició — se atrevió a contar, principalmente porque le tenía mucha confianza a esos dos y porque quería hacerles ver que no todo es color de rosa —Nuestras familias nos comprometieron sin avisó alguno, fue igual en una fiesta y fue por conveniencia. Claramente como  adultos que éramos decidimos guardar la compostura y aceptar todo, al inicio no fue fácil puesto que realmente lo hicieron sin nuestra aprobación, así que nos vimos obligados a convivir todo el tiempo,

SeokJin contó teniendo toda la atención posible de los dos chicos.

—Fue difícil, él y yo no congeniamos en un inició por mucho que hicimos un esfuerzo por llevarnos bien, pero un día simplemente me harté y deje de actuar como un prometido honorable y comencé a ser yo mismo, creó que eso fue lo que ambos necesitamos para empezar a gustarnos. Y ahora, llevamos dos años felizmente casados.

—Bueno, ahora quiero un novio— pidió Taehyung haciendo un puchero.

—Si que debió ser difícil — respondió JiMin.

—Lo fue. Sabes Jiminie, tienes mucha suerte de tener a alguien que te ame tanto como YoonGi, sus sentimientos por ti son tan fuertes que no dejo de amarte desde los 7 años.

JiMin sonrió algo tímido, porque el sabía que era verdad y a veces se preguntaba ¿si YoonGi no lo hubiera amarrado al matrimonio desde un inició, se hubieran enamorado en algún futuro?  JiMin prefería que todo se quedará tal y como estaba. Tal vez al inició no le agradó tanto la idea de comprometerse sin su consentimiento, pero ahora definitivamente se sentía bien.

Sin embargo, muy dentro de él seguía teniendo miedo. ¿Cómo sería una vida con Min YoonGi? ¿no se cansarían uno del otro? ¿cómo podría ser un buen esposo?

JiMin pegó un salto cuando sintió una mano deslizarse por su cintura, volteó solo unos centímetros y sintió los labios del pelinegro dejar un cálido beso en su mejilla. El rubio se sonrojo. Principalmente porque había personas viéndolos y frente a ellos estaban Taehyung y SeokJin quienes los veían divertidos.

—Se los voy a robar unos segundos— dijo el pelinegro mientras tomaba la mano del rubio para empezar a caminar fuera de aquel salón de eventos.

JiMin lo siguió a su lado —¿Qué pasa, a donde vamos?— preguntó confundido.

YoonGi siguió caminando hasta llevarlo fuera de aquel gran edificio y llegar al estacionamiento en donde estaba el carro del mayor.

—YoonGi tengo clases, ¿qué piensas hacer?— JiMin no sabía a donde quería llevarlo, o más bien dicho que iban a hacer.

—Es una sorpresa — respondió con una pizca de emoción —Vamos, sube.

—Si pierdo mi clase será tu culpa, Yoonie— amenazó el rubio mientras subía al carro del pelinegro.

—Sera rápido, te lo prometo— dijo alzando su mano en forma de promesa y recibiendo una afirmación del menor.

YoonGi condujo por las calles fuera de la universidad, al inició todo fue tranquilo, JiMin veía por la ventana y de vez en cuando sentía las suaves caricias del mayor en su pierna,  otras veces aprovechaba los semáforos en rojo para besar los labios del menor y dejar al rubio con un suspiró en los labios.

JiMin se perdió por completo cuando llegaron a un lugar no muy lejano de las calles que llevaban a sus casas, pero YoonGi se adentró un poco más hasta llegar a un bulevard con varias casas grandes bien adornadas, con un estiló rústico y muy bien ambientadas con plantas en la parte de fuera y grandes árboles que se entrelazaban.

—Yoonie...

—Shhh, estamos por llegar— respondió callando sus palabras. El rubio se encogió de hombros y asintió mientras seguía viendo las casas a su paso.

Por unos instantes las casas dejaron de verse y en su lugar un gran campo lleno de arboles se vio, pero solo por unos intantes puesto que YoonGi estaciono el carro entrando hacía estos árboles. Jimin confundido volteo su vista hacía el mayor pero algo más llamó su atención, frente a ellos estaba un gran jardín con una gran casa rustica y muy bonita que se llevo toda la atención del menor.

JiMin bajo del carro viendo todo lo que podía y miró a su mayor.

—¿Te gusta? Es la casa más chica que pude encontrar para los dos — explicó el pelinegro —Se que no querías una casa enorme, así que me tome el tiempo de buscar una casa perfecta para ti, esta llena de arboles y tiene un gran jardín en la parte de atra...

—¡Me encanta!—chillo el menor y se botó a los brazos del mayor quien logró atraparlo antes de que cayera —¡Gracias, es perfecta!

—Es ideal para ti— murmuró YoonGi dejando un suave beso en la coronilla de su cabeza.

El menor subió su mirada hasta los ojos del pelinegro, se alzó solo unos centímetros más hasta chocar sus labios con los contrarios, dejando que sus lenguas chocaran un poco y después se separó para repartir varios besos por todo el rostro del mayor quien rió al sentir su rostro ser atacado.

Amaba sentir sus labios y lo seguiría amando muchos años más.




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