CAPÍTULO 04
—Pasame la sal. — dijo JiMin.
—La tienes a lado.
—¡Qué me la pases!
—¡Por dios, JiMin!
—¡Es todo! Quiero el divorcio, contratare a alguien el día de la boda para que me robe. — exclamó el menor exagerando la situación.
YoonGi bufo cansado —Ya, aquí está.
JiMin sonrió victorioso y le dio las gracias.
Eran las 3 de la tarde, una vez que sus clases acabaron y YoonGi se ofreció a llevar a JiMin a su casa, su madre insistió en que YoonGi debía quedarse al menos un rato, pues ella sospechaba que en la escuela ellos no pasaban mucho tiempo puesto que iban en salones y grados completamente diferentes.
Y era cierto, a pesar de que YoonGi buscaba cualquier pequeño momento para poder buscar a JiMin y verlo, durante las horas de escuela no podían verse mucho.
La noticia de su compromiso se difundió rápidamente por toda la universidad, las chicas de otras familias se sentían humilladas por el hecho de que Min YoonGi no se haya fijado en ninguna de ellas. Los chicos los felicitaban por su parte y uno que otro tomaba la situación inadecuada.
A pesar de eso, YoonGi siempre esperaba a JiMin justo en la puerta de su salón, ganándose miradas y chillidos por parte de las chicas.
La situación era tranquila en la universidad, iban juntos, almorzaban juntos cuando se podía o cuando JiMin lo autorizaba y el mayor simpre lo esperaba, compartían pláticas agradables y en ocasiones caminaban de la mano, a los ojos de muchos eran una pareja felizmente romántica.
Pero no ahora, no en esta situación.
—Realmente parecen esposos — dijo riendo la hermanita de JiMin.
—Claro que no, sólo discutimos como cualquier otra persona — respondió JiMin restándole importancia.
—Y dinos YoonGi ¿cuando te gustaría que fuera la boda? — Preguntó la madre de JiMin haciendo que el menor casi se ahogará con un pedazo de carne.
YoonGi lo miro preocupado y le paso una servilleta rápidamente, JiMin le hizo una señal de estar bien.
—Lo más antes posible para mi está bien.
JiMin le lanzó una mirada asesina, lo estaba traicionando, pero debía entenderlo, YoonGi se estaba muriendo por llamarlo Min JiMin y él, bueno él estaba muriendo por que ya se acabara todo el tema de la boda.
—¿Y por qué no me preguntas a mí cuando me gustaría que fuera la boda?— Preguntó con indignación —La boda se hará cuando yo me sienta listo.
—Park JiMin — regañó su madre —No puede pasar de este año... tiene que hacerse sí o sí.
El menor gruñó por lo bajo y siguió comiendo.
—¡Por cierto! — gritó ito su madre felizmente —. YoonGi y tú viviran juntos después de todo, ¿ya tienen planeado eso?
Esta vez JiMin sí se ahogó, el trozo de carne salió volando desde su boca hasta el otro lado de la cocina mientras se daba pequeños golpes.
—¡Mamá! — Se quejó.
Su hermanita reía divertida por la escena que estaba presenciando.
—¿Qué? Es la verdad, al final de cuentas si se casan terminarán viviendo juntos.
JiMin suspiró frustrado y se levantó un poco enojado de la mesa, caminó escaleras arriba hacia su habitación. Comenzaba a repetirse en su cabeza si la decisión que tomó sobre casarse estaba bien.
Bufó desesperado y se tiró sobre su cama, necesitaba descansar después de todo el drama. Drama que sólo él provocaba, pero es que, era tan abrumador como su madre ya estaba pensando en los planes para la boda a menos de dos días de su compromiso, y sobre todo, pensar en vivir con YoonGi ya era algo que le superaba. Se estaba acostumbrando a la idea de casarse, no quería pensar en nada más.
Unos pequeños golpecitos en la puerta interrumpieron su posible descanso después de dejar de pensar en tantos problemas.
—JiMin ¿puedo pasar?
La voz de YoonGi se escucho del otro lado de la habitación.
El menor hizo un puchero y suspiró, camino con pesadez hasta llegar a la puerta y abrirla lentamente mientras vería aquel rostro angelical que ahora mostraba una pequeña y delgada sonrisa.
JiMin se recargo en el marco de la puerta y lo miro aún haciendo su puchero.
—¿Qué quieres?— preguntó.
—Despedirme, debo ir a casa — dijo el mayor. JiMin cambió su expresión por una de asombro.
—¿Tan pronto? — preguntó sin entender —¿Por qué?
—Debo irme, seguramente mis papás me necesitan en algo.
JiMin bufo y asintió tratando de restarle importancia.
—Mañana pasaré por ti — comentó YoonGi mientras tomaba su mano y la acariciaba suavemente. Las mejillas de JiMin no tardaron en tomar un color carmesí.
Antes de que YoonGi soltara su mano JiMin la sostuvo fuertemente, el mayor lo miró sin entender que pasaba.
—Perdón por lo de hace rato — dijo sinceramente —. Fui un poco gruñón.
YoonGi sonrió enternecido.
—Eres un gruñón — repitió YoonGi —. Pero así me gustas.
JiMin levantó su vista y una mueca de confusión se mostró en su rostro.
—Deje de decir eso — evitó la mirada de YoonGi mientras decía —Me pone nervioso.
YoonGi lanzó una risita que puso en alerta a JiMin. El menor mostró nuevamente una cara de molestia, levantó su mano y le pegó en el brazo al mayor.
—¡No te burles o rompo el compromiso! — Se quejó.
YoonGi tomó una de sus mejillas, lo forzó a mirarlo y acercó su rostro hasta estar cerca de JiMin, las mejillas del menor se sentían calientes y sus ojitos expresaban un brilló enorme lleno de sorpresa.
—Este compromiso se hará sí o sí.
Dirigió sus labios hasta la nariz del menor y dejó un pequeño beso, el corazoncito de JiMin comenzó a salirse de control ante aquel acto.
—YoonGi...
—Te veré mañana — dijo despidiéndose.
Antes de que el mayor se fuera, JiMin tomo su brazo llamando su atención. YoonGi volteó y la imagen que sus ojos presenciaron aceleró su corazón, JiMin tenía las mejillas rojas y sus ojitos lo miraban con súplica, mordía levemente su labio inferior con nerviosismo. Con una de sus manos acarició los cabellos del menor haciendo que saltará de la impresión.
—¿Qué sucede? — preguntó YoonGi intrigado por el comportamiento de JiMin.
—Yo... — aclaró su garganta al notar lo débil que salía su voz —. En la noche, quiero ir al parque de diversiones, ¿vendrías conmigo?
YoonGi abrió sus ojos sorprendido por la propuesta del menor, sonrió y asintió seguidamente.
—Si no quieres no hay problema, total ni quería ir...
—He dicho que sí — murmuró YoonGi. JiMin sonrió por lo bajo y asintió —. Pasaré por ti al rato.
El menor se despidió rápidamente de YoonGi y volvió a cerrar su puerta escuchando como su mamá despedía a YoonGi. Suspiró cansado y se dejó caer de nuevo en la cama, lo había invitado porque quería hacer un esfuerzo por parecer su novio, ya que por fin JiMin había aceptado al cien por cierto su compromiso debía asumir que ambos chicos ahora eran catalogados como una pareja de novios.
Dejo descansar su cuerpo hasta que llegará la noche, su madre lo levantó antes de que YoonGi llegará para que se arreglará, su hermanita Geunmi lo ayudo felizmente mientras se vestía.
—Creo que debes llevar un sueter — dijo la niña mostrándole un sueter color beige con puntos blancos. —Si hace frío debes cubrir... No mejor no.
JiMin la miró sin entender.
—Vamos Geunmi, ¿prefieres que me muera de frío? — dijo e intentó quitarle el sueter de las manos a su hermanita, quien se aferraba con fuerza a la prenda mientras lloriqueaba.
—Noooo — exclamó la niña —. Si llevas sueter YoonGi Oppa no podrá darte el suyo como en las películas de enamorados.
JiMin dejo de batallar con la pequeña, la miró incrédulo.
—Eres un demonio.
La niña sonrió mostrando todos sus dientesitos.
—¡Así es! No llevaras sueter, así Oppa podrá abrazarte y estar junto a ti.
JiMin la miro amenzante, su madre entró avisándole que debía bajar ya que YoonGi ya había llegado. El menor bufo rendido ante la pelea con su hermana, bajó las escaleras rápidamente entre saltos hasta llegar a la sala, donde estaba el mayor.
—¿Vamos?— dijo YoonGi una vez que lo vio.
JiMin asintió emocionado y caminó rápidamente fuera de la casa encontrándose con el chofer de YoonGi, EunWoo.
JiMin le sonrió gentilmente cuando EunWoo abrió la puerta del carro para que entraran.
Cuando llegaron al parque de diversiones pudo notar que no había mucha gente, había puestos de comida y golosinas, sonrió felizmente y caminó rápidamente hasta llegar a un puesto de palomitas. JiMin pidió una bolsa de palomitas con caramelo, dirigió su vista a YoonGi quien lo seguía en todo momento, le acercó la bolsa de palomitas para que ambos comieran.
Cuando el menor comenzó a caminar notó muchos juegos a los cuales quería subirse, inmediatamente jaló al mayor para que ambos subieran a un pequeño juego.
Aunque JiMin no le prestaba mucha atención al mayor, solamente se encargaba de mirarlo y sonreírle, le agradaba su presencia y agradecía que YoonGi no se estaba portando tan empalagoso esa noche.
Estaban en la rueda de la fortuna, ambos veían el paisaje de la noche, muchas estrellas adornaban el cielo y una excelente luna brillaba sobre ellos, y la ciudad se veía genial a lo lejos. El menor sonrió, estaba feliz con la vista y el momento, pero pronto dejo de sonreír. Después de la boda ya no tendría tiempo para actuar como un niño, ni salir con sus amigos, ni husmear por las calles, debería ocuparse de su deber como esposo y muy pronto asumir el cargo de la empresa de su padre. Suspiró tristemente y un puchero salió de sus labios.
No quería dejar ir tantas cosas por un compromiso, pero ya había tomado una decisión. Miró al pelinegro y descubrió su lindo rostro, su perfil lucía muy bien.
Sí es lindo...
JiMin suspiró y habló.
—¿Por qué te enamoraste de mi? ¿Por qué no de alguien más?
YoonGi lo miro y sin entender solo respondió.
—Porque sí, no encuentro una explicación, no decidimos de quien enamorarnos, los sentimientos aparecen cuando saben que es esa persona.
JiMin lo miró incrédulo.
— Tú si que eres un romántico — bufó —. Siempre logras dejarme sin palabras.
YoonGi lo miró y tomó su rostro con una mano, haciendo que lo mirará
—Lo he decidido.
—¿El que?
—Voy a enamorarte, si es posible, quiero hacerte ver que ambos nacimos para estar juntos.
Las mejillas del menor se calentaron y sonrio nerviosamente.
—Aaaah, no digas eso.
—Es la verdad.
—De acuerdo, de acuerdo, te creó.
YoonGi sonrió y dijo.
— Después de todo, ya eres mi prometido.
JiMin lo miró e hizo una mueca, sonrió tratando de ocultar sus nervios. Eran prometidos porque él lo decidió, aunque, no podía echarle toda la culpa, después de todo, él también había aceptado bajo la tonta excusa de que era lo mejor para su familia.
Cuando bajaron del juego, el menor comenzó a sentirse cansado, YoonGi lo dejó solo un momento en lo que compraba una botella de jugó para el menor. JiMin miró a su al rededor, hasta que un chico chocó de espaldas con él dándole sólo un leve empujón.
—Ah, lo siento, soy muy distraído — dijo el chico frente a él.
—No te preocupes, no es nada gravé.
—¡Oh! Yo te conozco — dijo el chico emocionado —Sí, sí, eres el chico que se casa con YoonGi.
JiMin rodó los ojos.
—¿Dónde escuchaste eso?
—¿Dónde? La noticia se corrió gracias a las revistas. ¿A pesar de ser hijo de un CEO no sabes que siempre que hay un compromiso entre familias lo anuncian los medios de comunicación?
JiMin palideció, era cierto, por un momento se le olvidó por completo, el día del anunció del compromiso había reporteros y camarógrafos por un lado del salón. Sus mejillas se tiñeron de rojo.
—No te avergüenzes — dijo el chico —. Si yo fuera tu, me sentiría feliz, digo, no todos los días te dan la noticia de que serás esposo de Min YoonGi.
—¿Cómo lo conoces?
—Uh, por algunas cosas — murmuró —. Pero en realidad, eres demasiado bueno para él.
JiMin sintió nervios al ver al chico tocar su hombro y ver como le sonreía, se sentía incómodo. Y antes de que pudiera alejarse, alguien más le ayudó.
— Sueltalo — la voz firme y gruesa del mayor llegó a los oídos de ambos.
El chico quitó su mano sin protestar y sonrió, miro una última vez a JiMin y se despidió de él ignorando a YoonGi. El menor miró a su mayor sin comprender.
—¿Te hizo algo? ¿Te dijo algo? — preguntó rápidamente.
—No. Estoy bien, no tienes que preocuparte.
Yoongi suspiró y tomó los hombros de JiMin.
—Debo preocuparme, ahora eres mi prometido, debo tratarte como tal y no dejaré que nadie se acerqué a ti con el fin de arrebarte de mí.
JiMin sonrió nervioso, eso se había escuchado tan mal, cualquiera que escuchara aquello seguramente asociaría a YoonGi con un loco, y se molestó consigo mismo porque su corazón de pronto comenzó a agitarse.
—Lo entiendo.
—A partir de hoy en adelante, todos deben saber que estas comprometido — dijo el mayor y sacó de sus bolsillos aquellos anillos que le había mostrado el día del compromiso.
—Eh... pero...
—Silencio.
El mayor tomó la mano de JiMin y deslizó lentamente el anillo plateado por el dedo del menor, viendo como le quedaba a la perfección.
—Eres mi futuro esposo y eso debe saberlo la gente.
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