6| Deseo

El deseo. El sentimiento más agresivo que tiene el ser humano, es igual al hambre, pero más voraz. Te hace querer atacar a esa persona que tu piel desea con tal de saciar tu apetito. ¿Por qué suena tan horrible?
Lo es.

Había pasado otra noche infernal gracias a este sentimiento, esta sensación en mi cuerpo y ya estaba agotándome. No quería sentir esto, no quería hacer esto, había estado toda la noche teniendo...alucinaciones maniáticas. Estaba volviéndome loco ahí mismo, no podía dejar de pensar en ella.

Preguntas atacaban mi mente cada segundo, ¡preguntas que no estaban bien!

"¿Su voz será igual de bella cuándo gime?" ¡No! ¡Basta de eso!

Esto es peligroso. Riesgoso y no quería sentirlo.

—James—mi puerta fue tocada, algo que me hizo alarmarme en la oscuridad del cuarto. Tirándome del pequeño sofá dónde estaba y buscando algo con lo que distraer mi mente un minuto.

—Un...¡Un minuto! Estoy—observe la puerta del baño—¡Estoy duchándome!

Corrí al baño lleno de desespero, cerrando la puerta y prendiendo la ducha tan rápido cómo pude.

—Te veré abajo, ¿si?—era Cindy—, hay nuevas pistas y una misión. Te esperaremos en la biblioteca.

¿"Esperaremos"? Tenía un mal presentimiento. Cuándo su voz ya no se escucho cerré la ducha. Soltando un gran suspiro de alivio, ¿Qué debía hacer? ¿Debía decirles que estaba enfermo y no podía? No, eso era cruel y además Cindy tiene tratamientos médicos. Ella es doctora, me descubriría.

Lleno de frustración e incomodidad, me prepare para bajar. Cambiándome de ropa a una mucho más floja.

Tome el ascensor para dirigirme a la biblioteca, una que no conocía aún. Al llegar me tope con libros volando por todas partes, se veía lindo siendo honesto. Al fondo de la sala llena de estanterías se encontraba Cindy y Chris, quiénes hablaban. Aún había tiempo de arrepentirme...

—Hola—salude nervioso al llegar con ellos. Chris me vio de reojo, quedándose en silencio. Ahora podía notar la pequeña curita que había en su mejilla por lo que ocurrió con el wendigo, ¿Cindy la podrá curar por completo ahora?

—¡Bien!—soltó Cindy—Les tengo una buena noticia.

—¿Cuál?—pregunto Chris.

—Isaac Myers, es un vampiro de la localización más alejada de la ciudad—¿un vampiro?—, él es el vendedor de drogas que buscamos. Puede saber lo que buscamos.

—¿Podrías comenzar de nuevo?—le pedí con una sonrisa apenado.

—Los cuerpos fueron encontrados con sustancias de Pink Phanter una droga cara hecha por los troles, Isaac es el encargado de vender y transportar la droga.

—¿Y cuál es la buena noticia?—Cindy sonrió ante la pregunta de Christine, sacando de su bolsillo dos hojas color negro, unas que no eran solo hojas, eran invitaciones.

—¿Un baile?—

Preguntamos al mismo tiempo.

—¡Sí! Un baile, ¿no es emocionante?—Cindy parecía más entusiasmada que nosotros dos. ¿Por qué?

Empezó a caminar entre las estanterías, haciendo que ambos la siguiéramos para seguir cuestionando el plan.

—Cindy—le llamé al ver el rostro lleno de furia que tenía Chris—, creo que lo que Christine intenta decir es que un baile parece inapropiado.

No me fije en uno de los libros que volaba en mi camino, topando con una de mis mejillas. Este lugar hacía ver la biblioteca un lugar más divertido que las de los humanos. Vendría seguido por aquí.

—Sí, James tiene razón—coincidió Chris—, ¿por qué no solo se consigue una orden para investigarlo?

—No es tan fácil, tiene que haber cosas pruebas o sospechosas, si ustedes se meten podrán tener la certeza de lo que pasa ahí.

Cindy estaba a punto de huir después de su propia declaración, ¿por qué parecía una trampa?

—Alto ahí, Tinker Bell—ese apodo era gracioso—. No podemos solo ir, tampoco tenemos un plan concreto para hacernos pasar cómo uno de ellos.

—Tienen que formar uno. Dejaré las invitaciones en sus escritorios, saque muchas copias.

—¿Por qué mejor no vas tú?—bien, ahora tenía una confirmación a mis dudas. Christine estaba evitándome...

—¿Yo?

—Sí, tú con James. Tengo entendido que un baile para dos.

—Chris...—¿ella no quería ir conmigo? No era muy fan de los eventos sociales, pero me gustaba bailar y esta era mi primera misión cómo miembro oficial de la agencia, ¿por qué rechazar algo así?

—No soy detective.

—Entonces envía a alguien más, yo no voy a ir—estaba enojada y podía verse reflejado en esa pequeña arruga en su entrecejo, claro que su fleco tapaba gran parte.

Apretó su mano en un puño, saliendo de la biblioteca al terminar de hablar. Me quedé observando a Cindy por unos segundos, ambos llenos de sorpresa cómo angustia. Tenía una duda inmensa en mis pensamientos ahora.

Suspiré algo pesado, ¿por qué no conmigo...? ¿Era yo la razón por la que no quería ir? O tal vez...¿era el conde? ¿Lo conocía?

Camine con rapidez a la puerta de la biblioteca, abriendo esta para ir en busca de Chris. Parecía estar huyendo, ¿lo hacía? ¿Huía de mi? ¿Qué error había cometido? ¿La hice enojar? ¡¿Qué fue lo que hice?!

—¡Chris!—detuve su paso, ahora me encontraba corriendo a su dirección—Chris, ¿Qué te ocurre hoy?

—No me ocurre nada—sé que la confianza se ganaba...pero apenas la noche anterior me hablaba de cómo sus sentimientos eran de paz. ¿Por qué mentirme de esta forma?

—Oh, por favor...sé que te ocurre algo, no puedes mentir bien—me dio la espalda, yo busque detenerla, tomándola de la mano y sin quererlo, sintiendo su enojo y...algo más—. Estás molesta...

Ella quito su mano con agresividad, viéndome con un rostro que no podre borrar.

—Déjame, ¿si? Hablaremos después—me dio otra vez la espalda, alejándose de mi.

Odio a Chris.

No, la amo.

Pero es...¡solo mírenla! ¿Cómo quiere que seamos compañeros si ella se mantiene alejándome? Tal vez es solo mi desesperación y frustración al no saber nada de ella cómo me gustaría, tal vez estaba siendo muy intenso al respecto. Pero ella...¿Qué provocaba en mi? Estaba tan confundido, tan tonto. Por más que me gustará odiarla, por más que quisiera hacerlo, no podía. Mi corazón ya le pertenecía y la amaba con todo mi ser, ¿eso era muy cursi?
Me hacía daño esa evasión constante, si quería saber más de ella...tenía que dejar que el tiempo decidiera y ella tomará su palabra. Solo esperaba que lo hiciera pronto, yo cómo único espectador, solo podía sentarme a esperar la peor parte.

Regrese con Cindy, explicándole que no tendríamos la participación de Chris en esta misión. Era un dolor de cabeza pensar en algo que solo pudiera hacer yo, mi primera misión...y estaba solo. ¿Algo mejor que eso?

—Ella tiene que ir—ahora estábamos en la enfermería, ella me explicaba un plan que consistía en apagar las luces en un momento adecuado para llevar a cabo un plan.

—¿Por qué la insistencia en eso?—cuestioné lleno de curiosidad, sentado en una de las mesas que servía para los forenses.

—Hemos planeado esto...

—¿"Hemos"?—alcé una ceja.

—Dennis y yo...

—Oh. ¿Cuál es tu relación con él?—ella me observo con cierta pena, ¿Qué ocultaba? Le sonreí divertido.

—Somos amigos.

—Tu cara dice lo contrario—solté una risa.

—¿Qué dices? Lo nuestro es solo trabajo—ella intentaba negarlo, no pude evitar compadecerme, después de todo estaba en las mismas.

—¿Él vendrá hoy?

—Eso creo.

—Es...¿específicamente qué es lo que está sucediendo, Cindy?

—No puedo contarte...—¿por qué ahora todos no confiaban en mi? Había algo que ella sabía sobre mi y Chris y no podía dejarlo pasar tan fácil.

—No era una pregunta, Cindy—intenté suavizar mi tono.

Ella me observo con un rostro preocupado, ocultaba algo que debía saber, que debía entender. Había llegado ahí y ahora tenía que saber el porqué.

—Haziel...puso en peligro hace años a Christine, está devuelta y no sabemos porque, pero te quiere a ti y a ella.

—Ya lo habías dicho...¿pero qué no me estás contando?—guardo silencio por un rato.

—No quiero...que Christine salga herida—confeso—, no me lo perdonaría. Haziel la busca, aquella vez...algo ocurrió, algo le hizo. Es posible que alguien aún más grande que el poder de Haziel este en busca de Christine.

—¿Por qué?

—No lo sé...pero quién sea, no es seguro. Dennis vendrá y ayudará en lo más que pueda.

—Dennis...¿Qué tipo de relación tiene con Chris?

—Eran amigos, hasta dónde sé.

Eso no me decía mucho...

¿Por qué buscaban a Christine y a mi? ¿Para qué? ¿Quién era el que estaba detrás de todo esto?

Recuerdo que de pequeño escuchaba una voz muy parecida a la de Haziel, cada año llegaba a dejar el suero que después mi padre me ponía a consumir. Claro que no cómo una droga...
Debería dejar de decirle "el suero" yo sabía bien que era eso y que repercusión trajo en mi.

Era sangre de ángel.

No podía consumirla porque así no me sería traspasado el poder, pero sí se encargaban todos los doctores de inyectarla en mis venas. También en el cuello varias veces.
Las agujas eran gigantes, eso fue lo que provoco un miedo profundo a estas.

Tuve otro escape de mi realidad por un rato, estaba tan metido en los problemas del pasado y futuro que no me aseguraba bien de mi presente. Cuándo menos lo note estaba en la habitación de Cecilia, quién estaba hablándome seguido sin que yo pudiera prestarle la atención que merecía. Le había pedido que me ayudará a vestirme...la fiesta era con temática, una de la época Victoriana.
Estaba algo alejado de mi estilo, pero me gustaban los trajes elegantes. Esperaba que no estuviera muy lejano a serlo.

Mierda, lo estaba haciendo de nuevo.

—¿Me estás escuchando?—me preguntó.

—Siéndote honesto, Ceci, no...—ella suspiro con una sonrisa, sentándose a mi lado y tomando mi mano. Estaba...¿feliz? Su corazón palpitaba, sus ojos demostraban un cariño que no sabría explicar, deje mi postura recta para girarme a verla.

Es linda...

—¿Qué te ocurre, James?

—Nada—me observo con seriedad, tragué en seco ante esa reacción—, es solo el trabajo...

—Cometes un grave error al mentirle así a una aprendiz de bruja.

—Lo siento, lo siento.

—¿Qué es lo que pasa por tu mente?—la observe con cierto cuidado. Sus rasgos eran más tenues, tenía unos ojos medianos y unos labios gruesos, junto a esos hoyuelos que se formaban cada vez que sonreía.

—¿Crees que soy un buen compañero?—le pregunté.

—No solo lo creo, tengo certeza de que es así.

—¿Aún si solo sé huir?

—Estoy segura de que huir es la única escapatoria cuándo ya no puedes pelear. Es valiente hacerlo—le sonreí—. Ahora, transformemos al humano en príncipe.

Solté un bufido. La forma en que se expresaba Ceci era única, directa y fantasiosa. ¿Qué podía esperar de la próxima bruja? Me puso de pie después de hablar, ella era un poco más alta que Chris.

Si solo pudiera borrarla de mi mente un solo segundo, todo sería más sencillo para mi y para ella. Dejaría de molestarla...dejaría de agonizar con una caricia más. Pero eso era mucho más que imposible, ¿no?
Ceci me ayudo a vestirme, tuve que usar un corset para hombre de esa época, eso marcaba bastante más mi torso. Si este era ajustado no podía imaginar el de una chica. Acompaño la vestimenta con un pantalón blanco y una camisa simple, ¿de dónde sacaba esas cosas, Ceci? Termino poniéndome un saco rojo con cola. Eso me quedaría bien por ahora. Los zapatos tenían algo de tacón y eran formales, no podía negar que me agradaba el tipo de ropa que usaban. Era un tanto incómoda, pero era elegante, refinada.

Me despedí de Cecilia cuándo terminamos, agradeciéndole de todo corazón su ayuda en la misión. Podía obtener algo de apoyo de alguien. Mi día había mejorado considerablemente, eso me llenaba de ánimos suficientes para hacerme actuar. Decidí de mejor forma usar un taxi para dirigirme a la mansión del conde, tome la invitación de Cindy antes de irme. Sería mi entrada y resguardo. La invitación estaba modificada con mi nombre, aún si nadie me reconocía ahí tenía un respaldo asegurado.

Lo primero que hice fue llevar a cabo el plan hecho con Cindy. Me acerque a uno de los guardias al entrar, explicándole que el ruido—la música para ser claros—, sonaba distinto a cómo tendría que sonar. En una distracción sencilla y que pensé que no funcionaría, obtuve el tiempo necesario para arreglar el tiempo de las luces. Al sonar la cuarta canción las luces se apagarían, ya que estás estaban dirigidas a la sala de baile. Solo fue un truco fácil de mover botones, esperaba haberlo hecho bien.

Sacudí mis manos al terminar de hacer mi deber, sería más difícil sin Chris aquí...esperaba llevarlo bien. Cuándo las luces se apagaran podía subir a las habitaciones, el apagón sería mejor distracción de lo que pensé, alarmaría a los guardias. Me daría tiempo de buscar el despacho del conde y encontrar los papeles. Me entusiasmaba ser independiente...

Seguí mi camino pasando por la entrada. Pero una figura femenina hizo que fijará mi vista en la barra que había en la entrada, podía reconocer bastante esa piel...

Ella estaba sentada a la orilla de la barra, se mantenía de espaldas así que su rostro podía ser el equivocado. Un vestido color carmesí decoraba todo su cuerpo, dejando libre sus hombros al tener esos tirantes que parecían rosas. Era un vestido grande, le tapaba gran parte de su cuerpo, pero sus hombros relucían...su cabello negro estaba bien peinado, teniendo una muy pequeña trenza acomodada cómo diadema en su cabeza. Me acerqué lleno de conmoción ante tal imagen.

—¿Chris?—ella se giro a mi, claro que era ella. Me observo de pies a cabeza haciendo sonar un silbido, ¿era a propósito?

—Wow, te luciste. ¿De dónde salió ese traje?

—Ceci me ayudo a escogerlo—sacudí mi cabeza—, ¿Qué haces aquí? ¿No qué no ibas a venir?

La cara de Chris se convirtió en una seria, borrando esa sonrisa algo...coqueta, que tenía antes.

—Si esperabas a alguien más, dímelo—su tono de voz era firme, ella bajo del asiento, haciendo resonar el tacón de sus zapatos. Pude notarla de mejor forma ahí, ese vestido le ajustaba todo su torso, dejando ver bien sus curvas y su ahora resaltado busto...no tenía que fijarme en eso—. Podrías ahorrarme la humillación.

Ella camino a mi lado, ahora que estaba aquí solo podía sentir más el impulso de hacer que se quedará, de querer luchar por lo que quería, por mi codicia peligrosa. La sujete del brazo para que no se alejará más de mi, ella está vez no quiso quitarse de mi contacto, es más, hasta parecía quererlo. Estaba sintiéndose emocionada.

—Quédate—rogué soltándola de mi agarre. Apreté un poco mi mano después del tacto, a pesar de ya no tocarla la sensación que me dio seguía ahí. Ahora fui yo quién se alejo de ella, entrando por completo a la mansión, que claro, era enorme, lujosa y victoriana. ¿Algo más que recalcar? Estaba bien decorada.

Camine hasta el gran salón dónde se encontraban todos los huéspedes de la reunión. Todos tomando ese vino caro y hablando en voz alta; la velada aún no comenzaba, eso daba tiempo a mi mente para intentar procesar lo que había pasado antes y lo que la sensibilidad de mi mano pudo alcanzar a admirar del tacto de Chris.

Sin darme cuenta una canción sonó de fondo, Christine estaba del otro lado de la habitación, su vestido rojo llamaba la atención, era cómo la única rosa en un espinal. Aunque claro que esta también tenía espinas...dolorosas espinas.

Podía ser la mejor comparación que podía hacerle a Chris, era tan bella cómo una rosa, pero sus espinas dolían, intentaba alejar a todos de ella por miedo a que la cortaran... Pero yo no quiero cortar de esa bella flor, yo solo quiero cuidarla. ¿Podría lograrlo? Aún si me hacían daño quería cuidar de hasta la última espina que florezca en ella. Mi intención era hacerla crecer.

Creo que en un mundo cómo este todos necesitamos espinas a veces

Una voz masculina continuó la canción que yo desconocía, eso hizo que me acercará a Chris cómo si de un imán se tratará. Llegaba con la excusa perfecta para tener otro contacto con el que enloquecerme.

—Creo que tenemos que disimular al menos—le sonreí alzando mi mano a ella—¿Me concede la pieza?

Ella tomo mi mano con delicadeza. Me encamine con ella con ese nerviosismo distintivo en mi, llevándola hasta el lugar más apartado posible de la multitud. El tacto de su mano me susurraba al oido que le gustaba, que le agradaba ese momento. Cuándo estuvimos en el lugar correcto, lleve mi mano a su cintura sin querer dar la idea incorrecta sobre su toque. Coloco sus manos en mis hombros para atraerme a ella, al ritmo de la música empezamos a movernos, no sin antes tomar una de sus manos y extenderla hacía otro lado para juntar esa posición de baile.

Ella estaba más preocupada ese día, aunque la emoción era bastante significativa en ese momento en especial. ¿Qué quería decir?
Si bien podía sentir todo esto, no tenía ninguna explicación. Era lo que más me aterraba.

—¿Por qué cambiaste tan rápido de opinión?—me atreví a preguntarle entre los movimientos. Ella intentaba seguir mi ritmo, creo que iba muy rápido...

—Mi jefe...nuestro jefe sabe que te ayude en la prueba—oh no—, quiere tu cabeza y la mía en bandeja.

Su angustia solo crecía conforme hablaba. ¿Tanto le aterraba su jefe? ¿Cómo podía calmar ese miedo en ella?

—Estás demasiado angustiada.

—Quiere nuestras cabezas en bandeja, raro sería que no lo estuviera.

—Tienes que calmarte un poco...¿si?—le sonreí intentando apaciguar su caos sentimental—Ceci y yo no diremos nada pase lo que pase, tienes mi palabra.

Otra vez su sentir cambió, esta vez haciendo que ella bajará la vista y empezara a avergonzarse de sus sentimientos. ¿A qué tanto temía?

—Sí...

Pude saberlo ahí. En ese preciso momento supe reconocer el sentimiento que carcomía el cerebro de Christine desde la mañana. Una emoción que reconocí cómo celos...

Celos, ¿a quién le gustaba? La elevé un poco por el ritmo del baile, había sido un poco más movido.

—¿Estás celosa?—le pregunté haciendo que su vista se dirigiera a mi al mismo tiempo que la bajaba de mi agarre.

—¿Celosa?—me cuestionó con ahora sus mejillas ruborizadas. Ese color era nuevo en ella, era lindo.

—Está mañana también lo sentí—el baile cambio, ahora ambos tocábamos nuestras palmas y nos movíamos en círculos—. Estabas celosa, no sé de quién o porqué, pero reconozco esa sensación en ti.

Ella guardo silencio, observándome con esos ojos tan irresistibles. Esos que me decían y gritaban "estoy mal". Por más que me veían su emoción no cambiaba...¿estaba tan mal desear besar sus parpados una mañana al despertar?

¡Estaba siendo cursi otra vez! No me conocía así, Chris, ¿Qué me has hecho?

—No guardes silencio, la duda me está matando...necesito saber qué ocurre, la verdad. Porque lo sientes.

Ella volvió a mis brazos, el contacto era tan increíble. Su piel era suave y sus emociones intensas, la forma en que eso resaltaba era simple y maravillosamente extraordinario. No podía dejar de pensar con el corazón. ¿Para qué necesitaba cerebro si tenía a este palpitando a cada rato cuándo la veía? Era cómo si me gritará que me acercará a chocar mis labios con ella. Era temible.

—No entiendo que estás diciendo.

—Cambiaste...—ahora era muy distinto a antes, su preocupación y celos se desvanecieron dando paso a un entusiasmo que desconocía de ella—Ahora estás emocionada, ¿por qué?—su vista se cruzo con la mía por segunda vez, dando así una reacción en Chris que no esperaba—Tu corazón late rápido.

Nuestro baile se detuvo por ella, quién ahora persistía con su mirada en mi rostro. Ella sacudió un poco su cabeza para alejar ese impulso, podía sentir cómo luchaba contra el.

—Quizás es taquicardia—inesperado—, estar rodeada de mucha gente no es agradable.

Tenía sentido para mi...

—Concuerdo contigo, ¿estás bien?

—Lo estoy—sacudió su cabeza otra vez. Luchaba con un impulso muy grande...—. Es mejor que empecemos el plan.

—Pensaba en algo—le dije sintiendo cómo ella buscaba alejarme ahora. No me resistía, lo que fuera cómodo para ella lo haría.

—¿En qué?—tomamos nuestras manos otra vez, esta vez tomando los pasos más suaves, no se sentía disgustada de ese tacto...

—Hay que escondernos entre la multitud. Había buscado los planos en la biblioteca—Cindy me ayudo bastante—, hay una habitación arriba, hay una caja fuerte, podría estar ahí lo que buscamos.

Ella me sonrió. Eso fue lo más divino que me haya pasado en el día.

—Bien hecho, nene—dejaría pasar esta vez el apodo raro—¿El plan?

—Cuando suene la siguiente canción habrá un pequeño apagón de luces.

—¿Qué? ¿Cómo?—su duda me hizo sonreír. Creo que logre hacer las cosas mejor de lo que esperaba.

—Antes de entrar mi dirigí a uno de los guardias y le comenté sobre una posible "falla" con la música—para ser un conde adinerado la seguridad era un asco—, mientras estaba distraído me encargue de hacer que la música fallara en la cuarta canción, que provocara que se apaguen las luces unos minutos. Los suficientes. Estaremos arriba lo más rápido que podamos.

—Vaya que piensas en todo—¿eso era un "gracias"?

—Cindy me ayudo bastante. Hay que agradecerle al volver—la música sonó—. Bien, ¿estás lista?

—Más lista que nunca.

Con la excusa de estar bailando fuimos acercándonos a las escaleras que iban directo al segundo piso. Entre toda la multitud no nos diferenciaríamos.
La canción llego a su fin y así ambos pudimos subir. Llegando al despacho después de intentar no hacer ruido al correr—algo que era imposible gracias a nuestros zapatos—, pero llegamos sin muros en la costa.

Entramos al despacho que se vio iluminado por candelabros, a pesar de ser una mejor época, le gustaba lo viejo. El despacho estaba bien ordenado, con varios libros en las estanterías y una ventana iluminada por la luz de la luna.

—El señor debe ser modesto—declaró con un tono sarcástico, revisando la estantería.

—¿No lo conoces?

—No, solo he escuchado de él—bueno, entonces la única razón que quedaba por la cuál no quería venir antes era yo...

—Pensé que lo conocías.

—¿Por qué?—Chris se fijaba en todo.

—Fue una hipótesis que quizás cambiaste de opinión porque lo conocías, pero queda descartado ahora.

Ella se cruzo de brazos con un rostro serio. Me miraba cómo juzgándome.

—Hay que buscar—casi estaba olvidándolo.

Ambos nos pusimos a buscar. Ella buscaba en la estantería y yo en el mueble detrás del escritorio, donde se encontraba la caja fuerte. Intenté varios códigos, la mayoría los básicos. Un vampiro que fuera poco modesto con sus propias riquezas debería ser plano.

—¿Algo por ahí, Chris?—le pregunté después de un rato.

—Aún nada, ¿y tú?

—Ni siquiera con el clásico "uno, uno, uno"—le respondí sonriendo, una sonrisa que fue correspondida—¿Ya revisaste debajo del cajón?

—Debajo... no—se dirigió al escritorio, revisando y pasando su mano por debajo del escritorio, suspirando pesado cuándo no hubo nada.

—Lástima, estaba seguro de que sería cómo en las películas—me habían enseñado bien las películas de acción en mi niñez.

—No en las películas...hablamos de un vampiro, es tan viejo cómo un árbol de manzanas.

Esa deducción no pudo hacer que dejará de pensar en Pinky y Cerebro.

—¿Quién es Cerebro de aquí?

—No quiero dominar el mundo aún—¡¿"Aún"?! Eso la hizo reír y también a mi. Ella se acerco más a la estantería, levantando el gigante vestido del suelo.

—Tardaremos toda la fiesta a este punto.

—Lo sé, lo sé...hay que pensar cómo un señor viejo.

—Querrás decir cómo un vampiro viejo—aclaré con diversión.

—Viendo sus "refinados" gustos es posible que sea Romeo y Julieta.

¿Quién no había leído Romeo y Julieta en su vida? Yo lo había hecho, es tan pasional cómo raro la forma en que describen la dependencia emocional...

—¿Eso qué tiene que ver?

—¿Has intentado con alguna fecha?—negué con mi cabeza—Prueba con 1597.

—¿Por qué?

—Es la fecha de publicación de Romeo y Julieta, tú ve y hazlo—Me acerqué a la caja fuerte, colocando los números que Chris me mandó. Un "click" sonó en la pequeña manija, logrando hacer que esta se abriera—Abrió.

—¡Chris eres una genio!—le sonreí lleno de alegría, habíamos logrado nuestra misión, me giré a ella con la intención de darle un abrazo, pero eso sería incómodo para ella, había visto las reacciones anteriores que había tenido ante los abrazos de Cindy o mi propio tacto, el contacto no le gustaba, así que en vez de darle un abrazo solo aclaré mi garganta avergonzado por mi intención—Yei.

Me giré un poco para ver la caja fuerte y evitar la mirada de Chris.

—Yo nunca me equivoco—egocéntrica.

Con la misma sonrisa de antes abrí la pequeña puerta, sacando los papeles que habían ocultos ahí.

—Mira—le dije dándole los papeles que confirmaban las sospechas sobre él.

—Lo tenemos.

—¿Caso resuelto?

—No, aún no sabemos quién pudo darle la droga al niño a las demás personas—¿por qué no decirle...?

Yo sabía quién había sido, Cindy y Dennis también. ¿Por qué ocultarle más tiempo lo que ella se esmeraba a encontrar?

—¿Entonces qué haremos?

—Tenemos nombres y pruebas, podemos trabajar con eso.

—Espero que sí...

Ya no quería mentirle, ¿por qué hacerlo? Estaba haciendo que ella siguiera esforzándose en algo que ya se había resuelto. ¿Por qué? ¡¿Por qué?!

Ella me dio un par de palmadas al ver mi rostro de pena, caminando hasta la ventana del despacho.

—Un descanso de cinco minutos antes de bajar y arrestar al charlatán—con una suave sonrisa se apoyo del marco de la ventana, observando el cielo y la luz de la luna. No sin antes haber dejado los papeles en el escritorio.

La imagen de Chris iba a persistir mi mente por mucho tiempo.

La luz iluminaba su rostro, pero ella estaba de espaldas a mi. Sus hombros estaban descubiertos y era cómo si me rogaran para que los besará, no quería sentir esto, era muy intenso. Note el frío que entraba por la ventana, si yo sentí un escalofrío, ¿Cómo estaría ella con ese vestido?

Me quité el saco y acercándome a ella lo coloque en su espalda. Poniéndome a su lado en el mismo marco de la ventana. Se forma peculiar, ella me observo ante aquella acción, lo que hizo que me apenará.

—Hace frío...

—¿Dónde aprendiste modales?—se burló.

—Cállate—quería reírme a carcajadas si podía, pero asombrosamente, ella fue quién soltó una pequeña risa. Esa risa que adoraba y formaba de su voz una grandiosa melodía.

—Cindy me dijo que no sueles reír mucho—confesé. Ella mantenía su vista a la luna, pero yo la observaba a ella. Esa vista era mejor que la del cielo.

—Recuérdame no dejarte solo con Cindy—comentó con una sonrisa. Una tan hermosa y dedicada, una sincera...¿había algo que adoraba más que verla sonreír?

—Tú no sonreías tampoco cuándo te conocí, ¿Qué fue lo que cambió?—ella dirigió su vista a mi, una un tanto sorprendida. Aunque bajo su mirada pronto con una sonrisa algo extraña, una que denotaba su angustia y duda...¿duda sobre qué?

Regreso su vista al frente y con la misma sonrisa se encogió de hombros.

—La vejez está afectando.

—No luces tan vieja—le dije con una sonrisa.

—Lo soy, ¿no has visto mis arrugas?—entendí el sarcasmo, puesto que su piel era más suave que cualquier tela costosa.

—Eres mayor que Cindy, ¿no? Aún así luces bastante joven—podía hacer cálculos y decir que ella tenía mi edad... pero no lucía de mi edad.

—James...debes aprender cómo funciona el mundo y más ahora que estás en la agencia—acomodo sus brazos para ver la luna—. No todo es lo que parece.

Nada es lo que parece...ella tenía secretos. Secretos que ocultaba a todo el mundo, y yo no era quién ella creía. Yo era la peor persona del mundo. Temía de mí mismo. Lo que menos quería es hacerle daño...

—Sé que nada en el mundo es lo que parece, Chris—la observé—. Aprendí la lección hace años, nada es lo que creo que es aunque me gustará lo contrario.

—¿Sabes qué este mundo no es lo que parece?—volvió a cuestionar.

—El mundo es lindo...—confesé—la gente es linda, no toda, sin duda, pero hay personas que lo son...

Nuestras miradas chocaron justo cuándo dije lo último. Al observarla ahí a ella podía confirmar mis palabras. Ella era linda y no solo físicamente, parecía rota por dentro, pero intentaba ser mejor. Podía verlo y podía sentirlo en su piel. Se esforzaba por cada día despertar y eso ya era mucho decir. ¿Cómo se ayuda a alguien que no quiere ayuda? Podría ofrecerle ir a terapia...eso era la mejor ayuda que podría recibir.

—Deberías...ir abajo, hay...—tosió un poco tapando su boca, al parecer habíamos estado viéndonos mutuamente por un buen rato—hay que arrestar a un vampiro.

—Sí...—me desanimo un poco el saber que el momento había terminado, pero sin duda lo llevaré en mi corazón—¡Sí! Te espero abajo.

Reaccione rápido y colorado. Alejándome de la ventana y saliendo del despacho. Cerré la puerta y me recosté en ella en espera de que mi sonrojo se quitará. Nuestras miradas intercambiando sensaciones era la mejor parte de esa noche.

Estaba apunto de bajar para ir tras Isaac, ese vampiro rubio que estaba en el centro del salón saludando a varias personas.

Iba a ir a enfrentarlo para que fuera arrestado, pero olvide los papeles arriba. Así que en silencio interrumpí mi paso en las escaleras y me devolví a arriba. Apresurando mi paso hasta la habitación.

—Chris, olvide los papeles, ¿ya vas a bajar?—le pregunté entrando al despacho, notándola en la misma posición en que estaba cuándo me fui, ella se giro sonriéndome y empezo a acercarse a mi con un paso apresurado—¿Chris? ¿Qué ocurre?

—Estaba pensando, ¿y si mejor nos quedamos acá?—eso me extraño demasiado. Ella toco mi brazo, ella...se sentía diferente.

—¿De qué hablas? Es nuestra misión. ¿Qué ocurre contigo?—me solté del agarre, caminando hacía atrás despacio para no alarmar a Chris. Ella estaba muy diferente..

Ella empezó a acercarse a mi cada vez más y más. Mis nervios y tentación fueron creciendo con cada paso que daba hacía mi. Me acorralo en la puerta, dónde con una sonrisa llena de perversión me atrapo con sus brazos.

—Chris...¿qué?—ella empezó a acercarse a mi rostro aún si ya estaba intentando alejarla de mi. ¿Caería en la tentación? Era imposible no hacerlo. Cerré mis ojos con fuerza, no quería dejarme llevar. Apreté mis labios en busca de rechazar lo que venía, pero eso no le impidió nada.

Me beso.

El beso...se sentía muy distinto a aquel inocente tacto de sus labios en mi frente aquel día, pero el hecho de que fuera ella me dejaba tanto intrigado cómo motivado. La peor...o mejor parte, era que quería abrir mis labios.

Un golpe hizo abrir mis ojos, el sonido que provoco este en uno de los muebles. Chris...estaba ahí, pero si Chris estaba ahí, ¿entonces quién...?

—¡James! ¡Cuidado!—me separe del beso al verla, estaba tan confundido y angustiado, no estaba entendiendo nada y lo peor fue cuándo aquella mujer que bese clavo un cuchillo en mis costillas—¡James!

Chris estaba atada de ambas manos, cuándo la mujer se alejo quito el cuchillo de mi piel, eso me hizo quejarme de dolor. Era un dolor punzante y estaba sangrando, rápido coloque mi mano en la herida para evitar que corriera mucha sangre. Caí al suelo dejando un pequeño rastro de sangre. Christine corrió hacia aquella mujer, atrapándola en uno de los muebles, ella se transformo otra vez en ella misma. Dejando ver su apariencia asiática y una boca llena de espuma.

Chris se alejo del cuerpo ahora muerto de aquella mujer. Seguía atada.

—C-Christine—le llame tartamudeando. Ella corrió a mi con sus manos aún atadas. ¿Cómo podría hacer algo con esa fuerza impidiéndolo?

—Mierda—exclamó.

—¿Qué fue eso? ¿Qué pasó?—pregunté cómo pude, con el dolor era difícil pensar.

—Una cambia formas, tiene el poder de cambiar su forma a cualquier persona o ser vivo existente o no—lo había visto en algún libro...

—¿Por qué en ti?—la observé con pena. Y es que lo que yo no sabía es que los cambia formas se convertían en una trampa para ti. Para mi, mi talón de Aquiles, era simple y llanamente Christine.

—No lo sé—respondió por fin rompiendo la soga que le ataba.

—¿Por qué hizo esto?

—No lo sé y prefiero dejarlo para después. ¿Te duele mucho?—me preguntó llevando su mano a mi herida, yo asentí con mucho temor a lo que haría—Respira profundo.

—No, no, Chris, espera—ella hizo presión en la herida, haciéndome jadear del dolor. Su mano se lleno de sangre y ahora yo cerraba mis ojos con fuerza con tal de no soltar lágrimas por el horrible dolor. Ese dolor estaba ahogándome...

—Lo siento, hay que detener el sangrado...—lo sé, carajo, pero esto dolía mucho—hay que salir de aquí primero.

—¿Qué pasara con el vampiro? Tenemos que arrestarlo aún.

—Primero tú, ¿vale?—ella me rodeo, sin poder afirmar nada, ella hizo fuerza y me levanto del suelo, ocasionando dolor también—¿Puedes caminar?

—Eso creo...—eso esperaba.

—Bien—ella me sujeto con más fuerza, poniéndome de pie por completo y generando mucho más dolor en mi—¿tienes un arma?

—En mi pantalón, ¿tú no tienes una?—le cuestioné intentando no poner tanto peso en sus brazos.

—Cindy creyó que no era necesario, recuérdame también no volverle a hacer caso—tomo el arma en mi pantalón, cargándola con una mano, ¿Qué habilidad era esa?

Me ayudo a avanzar, saliendo del despacho. El ruido y la música había acabado...solo se escuchaban ligeros quejidos en el piso de abajo. Chris sabía bien que algo estaba pasando. Yo intentaba concentrarme más en no caer junto a Chris o dañarla con mi peso. No era muy robusto, pero bien era pesado...¿Cómo es que ella me aguantaba?

—James...

—¿Mhm?

—Te voy a dejar aquí—detuvo el paso de ambos.

—¿Qué?—negué—no, no. Puedo ir contigo.

—Estás herido y algo raro está ocurriendo, voy a ir abajo, tú llama a Cindy—me ordeno quitándose el saco que antes le había dado, dándomelo junto al arma, luego me dejo en el suelo del pasillo—Te dejaré el arma, cualquier cosa, por más mínima que sea, quítale el seguro y dispara. Yo voy a venir por ti.

Estaba siendo tan directa, tan autoritaria...¿Cómo podía decirle que no a mi jefa? Claro que no podía dejar de pensar en lo de antes.

Sí, me habían apuñalado, pero seguía pensando en el beso.

¿Ella habrá cambiado su idea de mi al verlo?...

Tampoco es cómo si me resistiera demasiado.

—Christine...—la tome de la mano, el tacto continuo de su piel hacía que el dolor fuera menos—lo de antes...

—No importa—su sentir era muy contrario a lo que sus palabras retrataban—. Hablaremos después, ¿vale?

Me resignaba, esta vez no podía correr atrás de ella.

—Vale...suerte—contesté soltándola.

Ella se fue por el pasillo, mis ojos extrañaban el no verla.

¿Había arruinado todo por mis sentimientos? ¿Ella ahora me seguiría evadiendo porque la incomodaba? Cualquier opción no era buena en esta situación; la duda, confusión y amor hacían una tormenta de colores en mi ser y yo en mi desespero no podía controlar ninguna.

Tampoco podía dejar de lado el dolor...

Estaba sangrando demasiado y la sangre solo hacía que me deslizará más por el suelo.
Era un ángel, pero no tenía poderes curativos. De hecho, no los tengo porque nunca se completo el experimento que me hicieron, por lo tanto seguía siendo humano y quería seguir siéndolo. Ser humano significaba sentir aún si eso significaba también sangrar, prefería serlo por muchas y distintas razones.

Chris dijo que llamará a Cindy...

Saque el teléfono del otro bolsillo en mi pantalón, era un milagro que siguiera intacto. Con fuerza en mis pulgares manchados de rojo, marque el número de Cindy.

Me lleve el teléfono a mi oreja, escuchando el sonido de la operadora. Escuchaba ruidos en los pasillos, pasos que se acercaban y buscaban de alguna forma encontrar mi ubicación.

—¿James?

—¡Cindy!—grite del otro lado del teléfono.

—Hey, ¿Qué ocurre?

—Cindy, necesitamos refuerzos...

—¿Qué pasó? ¿Están bien?

—Me apuñalaron y ahora hay alguien en el piso de abajo.

—¡¿Te apuñalaron?!—grito.

—¡Sí! Y tenemos al vampiro.

—Bien, bien, resiste. Enviaré refuerzos y le diré a Dennis...

—¿Dennis?—pregunté.

—Sí. Él esta ahí.

Dennis...¿por fin hablaría con él estando sobrio?

Mierda. Christine...

Venga, lo lamento, sé que no he dejado notas de autora, pero es que me ha costado😔, ya les estaré dejando, los prometo.

Ora recuerden tomar awa y sonreir más, nos vemos<3

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