4| Primera señal
—Todo listo—comenté para mi solo al terminar de acomodar mis cosas en la habitación de la agencia. Era pequeño, pero servía solo para mi, era mejor que mi anterior departamento.
Cindy me explicó una cosa y es que a cada uno se le da una identidad falsa para pasar desprevenidos en las ciudades, Cindy era una "cocinera" de bajo nivel que a pocas calles tenía un negocio, Christine era una universitaria y pronto me darían mi identidad. Por ahora tenía que quedarme en el cuarto, era bastante agradable para ser pequeño. Era lo que tenía.
Aprovechando a hablar con Cindy también le comunique mi inquietud respecto a mi psicóloga y lo que tendría que hacer para que no llamará a la policía, ella me explicó que los de la agencia tenían los recursos suficientes para un borrado de memoria, ¿alguna vez pensaron en eso? Esto es cómo hombres de negro sin alienígenas...¿habrían alienígenas?
Volviendo al tema todo estaría bien. Un psicólogo de la agencia me atendería, así que podría seguir con mi terapia. Era importante para mi.
Mudándome a mi cuarto me di cuenta de que tenía varios libros interesantes, encontré Orgullo y prejuicio, una novela cursi que era mi placer culposo, varios se burlaban de mi en secundaria porque me gustaba el libro. Solo creía que era lindo el tema tratado...encontré una flor entre la última página que leí, recuerdo bien que una doctora que me atendía junto a mi padre una vez me dijo que las flores se guardaban más tiempo si las metías en libros. Así que tomando una flor morada que estaba en el patio la metí en esa página, luego no toque el libro por un buen tiempo hasta ahora.
La flor había manchado un poco la página, pero guardaba su color original, ¿no era precioso?
Estos últimos días han sido inesperados, han sido buenos. He empezado mi entrenamiento, Cindy me ha ayudado a entender mejor mi don, concentrándome más en las emociones que puede albergar un objeto o persona. Christine me ha enseñado más a pelear, tiene una mente increíble, siempre combate sin dudar. Me gustaría ser igual de intuitivo y decidido que ella. Falta un día para mi prueba, es sábado por la mañana y espero la llamada de Cindy o Christine para poder seguir con mi entrenamiento.
Pero la llamada nunca llego.
Se volvió medio día y nada, eso me hizo preocuparme, Chris no era tan impuntual, ¿o si? Salí de mi habitación en cuánto pude, buscando a Cindy en la enfermería, quién tomaba un café en uno de los cuartos vacíos, sentada al frente de una computadora.
Ella no escucho cuando llegue, así que toque la puerta para que viera que estaba ahí. Eso la asusto un poco, haciendo que casi derramará su café.
—¡Oh, James!—exclamó con una sonrisa.
—Hola Cindy.
—¿Ya terminaste de arreglar tus cosas?—dió media vuelta en la silla con rueditas, esas sillas eran divertidas.
—Lo hice, sí—me aclaré mi garganta algo risueño—. Oye Cindy, has...¿has visto a Chris?
—¿A Christine?—me preguntó tomando de nuevo su taza de café-No.
—Y eso...¿eso no es raro? Pudo haberle pasado algo—deje ver mi preocupación.
—No es raro—regreso su vista a la computadora—, ella es así. Y no te preocupes por tu entrenamiento, puedo dártelo yo hoy.
¿"Así"?
—¿Así cómo?
—Ella...tiene algunos problemas—alcé mi ceja—, a veces no llega a trabajar, la última vez que la busque me tiro una botella en mi cara.
—¿Por qué? ¿Qué hace?
—A veces tiene ciertos episodios donde no se siente bien, se encierra en su departamento y se pone a beber. No le gusta que nos entrometamos, cuándo fui lo dejo claro—suspiro resignada—, ella no quiere ayuda.
—Pero lo necesita—soltó otro suspiro encogiéndose de hombros.
—No lo sé...
—¿Dónde queda su departamento?—me anime a preguntarle, llamando la atención de Cindy, quién se acomodo sus lentes pars observarme mejor.
—Es medio día, es posible que no este encerrada en casa en este instante, se acabo su reserva.
—¿Entonces?
—El bar de Twilight. Ahí es donde va cuándo su alcohol se acaba, si ella no está ahí, puedes llamarme y te daré la dirección de su departamento.
—Bien, bien—repetí listo para ir en busca de Chris.
—Y James—me detuvo poniéndose de pie—, cuídate, ¿vale? Asegúrate de que ella también se cuide.
Asentí con una sonrisa, Cindy se preocupaba por ella, si no fuera por la terquedad de Chris, Cindy ya estaría ahí con ella.
No sabía muy bien que debía hacer, pero la buscaría. Salí de la agencia entrando por un extraño ascensor...eso revolvió mi estómago. Se movía de forma bastante brusca y eso hizo que me diera nauseas y sobre todo que terminará golpeándome una y otra vez por la pared de este, pero pude salir de la agencia. Aún no tenía una identidad, pero me las arreglaría.
Una casa abandonada en medio de la nada era la puerta hacía una agencia subterránea, ¿Quién lo diría?
El bar no quedaba muy lejos según la indicación de Cindy y podía recordar haber visto el bar alguna vez, sabía cómo no perderme. No podía pedir un taxi, así que fui caminando. ¿Era mejor que nada no? Creo que sí.
Además estaba acostumbrado a dar caminatas largas desde pequeño. Y el paisaje del bosque no dejaba nada que desear.
Termine algo sudado por todo mi caminar, pero llegue al bar.
El bar se veía atractivo por afuera, ¿sería igual de especial por dentro? Chris podría estar ahí, tenía que ser por alguna razón.
Al entrar el lugar estaba casi vacío, la música sonaba de fondo a un volumen considerable, no era música, eran...notas. Había un piano adornando el bar, de ahí venían los sonidos. La barra estaba casi llena, pero el resto de mesas no, el bar contaba con dos pisos. En el segundo piso varias personas se pusieron de pie para ver desde la orilla al responsable de la música en ese momento. Un sonido melodioso y casi reconocible, parecía una canción de Radiohead...tal vez Creep.
Me acerqué a la barra con mis manos entre los bolsillos de mi abrigo, el barman estaba limpiando unos vasos en el lugar mientras la música se percibía en todo el bar. Tal vez Christine venía por la música...y claro, el alcohol.
¿Qué problemas tendrá Chris cómo para faltar? Ella perdió a sus hermanas...¿eso fue lo que le destruyo mentalmente?
—Hola—salude al barman algo nervioso—, disculpe, usted...
Una voz detuvo mi futuro interrogatorio para buscar a Chris. La melodía del piano había sido acompañada por una voz.
—I don't care if it hurts—las teclas sonaron más, pude girar mi cabeza al piano en el centro, había un vaso lleno de whiskey encima del piano, pude reconocer la voz, era Chris—I wanna have control.
Su cabello tapaba la mitad de su rostro, que al tocar se inclinaba un poco al ritmo de la canción. La forma en que movía cada dedo era brusca, pero tenía tranquilidad al tocar la tecla, era complejo de escribir. Daba una sensación única...
—Tiene una voz excelente, ¿no cree?—comentó el barman.
—I want a perfect body, i want a perfect soul.
—Lo creo—contesté con una sonrisa, empezando a caminar hacía ella.
—I want you to notice, when I'm not around—su voz era suave, pero llena de sentimiento. Era cómo un grito de ayuda en un susurro, ¿eso era lo que ella quería?—. So fuckin' special.
I wish i was special.
Su tono se volvió más desgarrador al llegar al coro, la forma en que se movía también se había vuelto un ligero desastre, tocando con sentimientos muy fuertes cada tecla ahora. Una canción podía decir más que mil palabras, o al menos eso creía. Si es así...¿entonces qué es lo que quieres decir? ¿A quién le cantas todo lo que no pudiste decirle?
—But I'm a creep, i'm a weirdo. What the hell am I doin' here? I don't belong here—su voz se concentraba demasiado en el tono alto de la canción, no había llegado justo en el coro, había llegado en el final de la canción—She's running out the door, she's running out, she run, run, run, run. Run...
—Chris...—llegue a susurrar al casi llegar dónde ella. Ella no me había notado aún y es que estaba muy concentrada en la canción. Su voz empezó a ser tenue poco a poco, al llegar al último verso.
—Whatever makes you happy, whatever you want, you're so fuckin' special, i wish I was special—su mirada cristalina se relucía más al llegar a esta parte—But I'm a creep, i'm a weirdo. What the hell am I doin' here? I don't belong here, i don't belong here....
Ella bajo su mirada al llegar al final, yo por fin había logrado dónde ella, manteniéndome del otro lado del piano donde era ya visible. Chris alzó su vista al notar la presencia de alguien ahí, topándose conmigo. Ella saltó prácticamente del banco, dejando caer este atrás suya cuando hizo el movimiento brusco.
—¿James?—cuestionó.
—¿Estas borracha? No pareces estarlo—me observo con cierta pena, esa era una nueva emoción en ella. Frunció el entrecejo dejando notar esa pequeña arruga que se formaba.
—¿Qué haces aquí?—preguntó llevando sus manos a su cintura, queriendo olvidar que había visto todo lo que hizo.
—No llegaste al trabajo hoy—me apoye del piano, notando el brillo que tenía este—, Cindy me dijo que podías estar aquí.
—Ya veo...—¿Estaba apenada? Lo estaba, incluso se notaba cómo quería ocultar con su cabella el sonrojo creciente en sus mejillas que usualmente eran pálidas, era posible que fuera más un efecto del alcohol.
—Cantas bien.
—Mhm—se puso nerviosa. Estando borracha era todavía más callada por lo que notaba, sin embargo...me reconocía y estaba consciente de su canto, ¿no? ¿Estaba borracha sí o no?
Ella recogió el banco que antes dejo caer, acomodándolo cerca del piano—No puedes salir de la agencia sin haber hecho tus pruebas antes. Esta estrictamente prohibido.
Christine no se escuchaba como alguien que siguiera las reglas.
—¿Por qué no puedo?
—No puedes salir sin Glamour.—Yo incliné ligeramente mi cabeza hacía un lado, Chris al ver mi confusión con este nuevo concepto, prosiguió:—Es polvillo de hadas, ayuda a que te veas más humano o que te conviertas en la identidad que te dan, aunque dudo que te den una identidad distinta, ya luces como un humano normal.
"Un humano normal." ¿Lo era realmente para ella?
Intente dejar el tema a un lado soltando un bufido, hubo algo de silencio; silencio que me animé a romper para conocer más Chris.
—No sabía que tocabas el piano—Comenté.
—Ahora lo sabes—se encogió de hombros indiferente, sentándose otra vez en el banco.
Ahora tenía más curiosidad.
—¿Qué otras canciones puedes tocar?
—¿Tú sabes tocar?—me pregunto. Hice una mueca algo decepcionado.
—Muy poco—estaba decepcionado de mi. Ella se hizo a un lado en el banco, era grande, empezó a dar pequeñas palmadas a su lado, invitando a sentarme. Esto iba a terminar mal.
Mi padre me enseño a tocar piano desde pequeño, pero jamás fue de mi interés personal, claro que...debido a mi gusto culposo, pude aprender solo una canción completa.
—Sorpréndeme—se cruzo de brazos esperando a que tocará el piano, sentándome a su lado para intentar recordar las partituras.
Algo nervioso y temeroso de la reacción de no solo Chris, sino todo el bar, toque la primera tecla. Recordando el comienzo de la canción, una canción que Chris al reconocer me observo con cierto humor.
—¿Orgullo y prejuicio? ¿En serio?—Era Dawn de Dario Marianelli, una de las canciones del soundtrack de Orgullo y prejuicio, la versión del 2005.
—Es la única canción que conozco—admití empezando a tocar la parte más básica y baja de la canción.
Christine me sonrió de una forma maliciosa, empezando a tocar la otra parte de la canción. ¿Si se la sabía? Tenía que molestarla con eso.
Ambos empezamos a tocar, me fui acostumbrando al ritmo de la canción, ella estaba más que familiarizada con el sonido y los movimientos, pero yo me quedaba atrás en varias partes. Aún así fue increíble. La química que generábamos en la canción era auténtica, era sincera, intentaba llevarle el paso a Chris y ella usaba su propio camino en cada tecla. Cuándo la canción se hizo más rítmica fue cuándo más me costo, mi poca práctica no ayudaba.
Era un momento brillante, uno que describiría cómo cariñoso. Quizás era mi lado cursi saliendo a luz junto a la nostalgia en cada nota, no era por nada que esta mañana pude ver el libro otra vez, pero este momento, lo recordaré para siempre. Era magnífico, era hasta mágico, lo que era totalmente irónico. Había entrado a una agencia sobrenatural en presencia de muchas criaturas mágicas, Cindy era un hada, yo era un jodido ángel, pero aquí, en este momento, junto a Christine. Esto se sentía más mágico que el resto de cosas. Hasta donde sabía ella era humana y aún así estar con ella y hacer una cosa tan cliché cómo tocar el piano juntos era tan mágico que me erizaba la piel.
¿Este el indicio de una amistad que estaba buscando? ¿O era algo más grande que eso?
La canción termino, Christine sonrió de oreja a oreja aplaudiendo ante eso. Mi mano estaba casi dormida, lo que hizo que una sonrisa se formará en mi rostro.
—Tocas bien para ser novato.
—Te atreves a juzgar mis gustos, pero te sabes la canción completa—solté una risa triunfadora.
—¡Es muy cursi!—se excusó Chris—Es raro que a un hombre le guste una novela tan romántica y cursi cómo lo es Orgullo y prejuicio, también es raro que a alguien le siga gustando.
—No generalices—reí—, además es una novela de culto.
—Lo es—me sonrió de forma alegre, a comparación de cómo estaba antes de que llegará, ahora se veía feliz. Me observo otra vez con esa mirada perdida, que ahora resplandecía por su brillo y su sonrisa. No me había fijado en las facciones delicadas que tenía su rostro. Su piel era suave, su nariz era...deseable.
Empezaba a desear acariciar su nariz hasta sus labios con mi dedo, anhelaba hacerlo. ¿Por qué quería esto? Quería tocar esos labios aún si no era con los míos, quería acariciarlos y protegerlos de sus mordisqueos constantes, quería sentir esa curva en su labio, quería que esa imagen de su sonrisa fuera permanente en mi mente. ¿Podría llegar a serlo?
¿Qué era esta emoción que se extendía desde mi pecho hasta cada centímetro de mis articulaciones? ¿Qué era esta presión? Este impulso de lanzarme hacía ella en cuánto pudiera...
Ese momento fue único. Lo tuve presente en mi mente tanto que parecía que el mundo exterior se extinguió, quedando solo nosotros en todo el lugar. Solo Chris y yo.
Tragué en seco al sentir esa emoción, devolviendo mi vista al piano.
—¿Qué más sabes tocar?
—Dudo que quieras escuchar más, estoy muy borracha—sonrió—, lamento no ir a entrenarte hoy, nene.
—Esto sería una buena despedida si no sobrevivo mañana—me burlé, recibiendo un pequeño golpe en el hombro por mi comentario.
—Pase lo que pase no te dejaré solo—eso era hasta dulce...era lo más cercano a un cariño o comentario de motivación que obtendría de su parte.
Nuestro intercambio de miradas siguió, solo estábamos sin hacer nada más que eso. Aunque claro que el momento fue interrumpido un hombre en el bar...que se levanto de su asiento cerca del piano y grito:
—¡¿Por qué no vienes con un hombre de verdad?!—obviamente era un hombre ebrio en busca de pelea. Yo me mantuve en mi lugar y me giré a ver a Chris, quién frunció el ceño ante esto.
—Vámonos—me ordenó poniéndose de pie. Yo le seguí el ritmo.
—¡Oh por favor!—el hombre se acerco más a nosotros, el barman salió de la barra para intentar detenerlo, al parecer no era alguien nuevo. La gente de alrededor también ponía atención o se iba, eso era una mala señal.
El hombre se acerco lo suficiente a Chris cómo para incomodarla, llegando a jalarla del brazo, algo que hizo que Christine tirará de su brazo para zafarse, me acerqué al tipo alejándola a ella de este.
—Hey, ¿Qué carajos?—el tipo me observo con sus ojos entrecerrados ante mi pregunta grosera.
—James, déjalo, vámonos—me intento alejar Chris, tocándome del hombro. Estaba asustada...me giré a ella con un rostro más que triste, se había arruinado la tarde.
Me acerqué a ella listos para irnos del lugar, pero el tipo grito una vez más con un aire desafiante.
—¡¿Una mujer protegiendo a un hombre?!—soltó una risa burlona—¡Quién podría imaginar a un hombre tan estúpido para que una mujer lo mande! Debía ser un bastardo.
"Bastardo"...
Christine detuvo su paso. Ahora desatando furia en sus ojos se dio media vuelta regresando al hombre. Dándole un golpe con su rodilla en la entrepierna.
Aprendí dos cosas, que existen hombres aún misóginos y que no debía subestimar a Chris.
—Vuelves a decirle estúpido y tendrás otro golpe.
Dura. ¿Chris era así todo el tiempo?
Creo que nos habíamos metido en problemas...varias personas se levantaron de sus lugares, al parecer el hombre no venía solo. Di un paso hacía atrás al verlos a todos. ¿En qué me había metido? Estaba acostumbrado a perder la conciencia al beber hasta terminar haciendo desastres, pero jamás había estado en una pelea en un bar. ¡Mucho menos estando sobrio!
—Eh, Chris...
—ya sé—suspiró preparándose, tomo algo en su cuello, un collar...no pude observarlo bien, parecía tener un anillo en vez de una joya. ¿Qué era eso?
Guardo el collar en su bolsillo, veía venir lo peor.
Lo irónico en esto es que yo no estaba acostumbrado a estos líos.
Ella empezó a golpear a los hombres que se acercaban a nosotros, dándoles golpes bajos hasta golpes en su cuello. Aunque algo sospechoso fue visible a mi vista, un hombre cayó de la nada, eso me distrajo tanto que no vi a uno de los hombres venir hacía mi. Lo esquive cómo pude, estaba atacándome con un tenedor, ¡un tenedor! ¿De dónde salía tanta imaginación? Use algunos trucos que me enseño Christine, tales cómo atacar sin dudar. Así que me lancé hacía el hombre, tirándolo al suelo. No quería golpearlo siendo honesto...así que no lo hice. No podría detenerme, sería un impulso egoísta.
El hombre aprovecho mi vulnerabilidad para atacar mi cabeza, llevándome al suelo. Mi frente no tardo mucho en empezar a sangrar, haciendo que Chris se acercará a darle una patada al hombre para salvarme.
—¿Estás bien?—preguntó agitada con ahora varios rasguños en su rostro, me ayudo a levantarme y asentí.
—Mejor que tú—contesté preocupado al ver sus golpes. Otro hombre se acerco a nosotros, llegando a golpear a Christine en sus costillas.
Abrí bien mis ojos ante el impacto, Chris cayó al suelo sosteniéndose su barriga ante el dolor. Eso me hizo enojar...
No me gustaba enojarme por muchas razones, razones que incluso me apenaba mencionar en un jodido diario, pero es algo en lo que debía mejorar. Pero fue como si en ese momento no importará, cómo si mi enojo fuera mi prioridad. Fueron más de dos meses a la basura. Le di un golpe en el rostro, uno que lo llevo al suelo.
No me sentía en mi cuerpo, era cómo si las llamas hubieran consumido mi cuerpo, llevándolo al suelo empecé a golpear constantemente su rostro con mi puño. La sensación no era agradable, no me gustaba, ¿entonces por qué no podía parar? ¡Solo para!
¡Solo para ahora!
¡Detente!
—¡James!—detuvo el siguiente golpe su voz. Volviendo en mi deje caer mi mano al lado, con mis nudillos sangrando.
Vi mis manos con algo de miedo, ¿por qué era esto? ¿Por qué había hecho eso? Sentí un enorme remordimiento hacía mi mismo. Ya no quería ser yo.
—¡Fuera de aquí!—grito el barman. Christine tomo un vaso de una de las mesas, tomando el whiskey tomo el hielo que quedo, metiéndolo en una servilleta de tela de la misma mesa.
—Vamos—me jalo del brazo levantándome, saliendo rápido del lugar.
Corrimos del lugar, yo seguía en un pequeño trance.
No quería ser esto...no quería hacer esto más.
Mi psicólogo...dijo que serviría hablar de eso en mi diario o con él; sí, es uno nuevo. Yo solo...me siento apenado por lo que hice. No es algo de lo que me sienta orgulloso o quiera seguir haciendo.
Cuándo tenía trece años no soporte más la ira que había acumulado. Mi padre solía encerrarme y forzarme a hacer cosas que no quería hacer, me castigaba de las peores maneras. Una vez cuándo tenía trece años explote...
Mi poder era aún usado todo por cumplir los ejercicios de mi padre, cuándo intentaron hacerme más pruebas e inyectarme del suero, perdí el control.
Cuándo desperté de aquel trance había cometido una masacre. Maté...a una persona. No quería ser esto...no quería hacerlo. Debí haber sido responsable de mis actos, no debí ni quedar vivo. No lo merecía...
Desde esa vez me he tenido miedo y no fue la única vez en que le descontrole. Empecé a ser mucho más agresivo después de eso, jamás cobre más vidas, pero si llegue a lastimar a muchos más. Yo no quería eso para mi ni para nadie, no quería volver a ver mis manos con sangre de alguien ajeno. Los problemas solo empeoraron después de eso y ya no era bueno para mi. Mi padre decidió meterme a secundaria para intentar mejorar mis instintos sociales, pero eso tampoco salió bien. Todos me juzgaban por mis gustos o forma de ser y eso termino colmando mi paciencia un día. No quería volver a ser eso, no lo quería.
No lo quiero.
No debo.
No puedo.
—James—salí de mi trance. Terminamos en la acera adelante de una gasolinera. Christine sangraba de su labio, sostenía una pequeña servilleta de papel en su labio para no sentir el sabor de metal, yo solo mantenía la servilleta de tela con hielo en mi cabeza.
—¿Si?—pude llegar a preguntar.
—¿Estás bien?—no lo estaba.
—Sip—Le dediqué una sonrisa, una que no me gusto por ser falsa—¿Tú estas bien?
—James...—intenté acercarme a su mejilla, que sangraba un poco por los rasguños, pero ella detuvo mi mano-no estás bien.
—¿Ah?
—Llevas mucho tiempo viendo a la nada. ¿Qué ocurre?—¿era solo su curiosidad? O era...¿en verdad que le importaba? Me aterraba saber la verdad.
—Solo...no podía imaginar nuestro día así—me encogí de hombros.
—¿No te agrado lo que ocurrió?—fue directa.
—¿Vas a recordar esto?—lleve mi vista al suelo. Era una acción que hacía seguido...
—¿Qué dices?
—Christine, estás ebria—suspiré—. No vas a recordar esto.
—Pero tú sí—eso hizo que dirigiera mi vista a ella—. James, ¿a ti te gusta ayudar a la gente?
—Sí—asentí con una sonrisa—mucho.
—Pero si tú ayudas a la gente, ¿entonces quién te ayuda a ti?
Eso hizo borrar mi sonrisa en un segundo.
—Chris no es...no importa, ¿vale?—ella me tocó la mano, esa mano que sujetaba el hielo en mi cabeza. Pude sentirlo...
Ella sentía compasión por mi, se preocupaba.
—Es importante para mi—quitó mi mano del hielo, ahora ella sosteniendo este en mi frente, solté un quejido ante su forma poco suave de colocarlo—, sé que te conozco hace muy poco, pero en verdad me preocupo por ti.
Estaba ebria...estaba ebria. Estaba ebria. Estaba ebria. ¡Estaba ebria!
—¿Por mi?
—James, es difícil de explicar, pero me siento cómoda contigo. Lamento que el día no saliera cómo lo esperabas y que tuvieras que verme en una de mis fases más vergonzosas, normalmente no me molestaría que otros me vieran así. Sin embargo tú serás mi nuevo compañero y no convivir será imposible—me sonrió de forma segura—, necesitas ayuda.
—La recibo...
—Puede que yo no quiera y rechacé toda muestra de ayuda, pero tú eres igual, James. Tus sentimientos no son menos—Chris ebria era más reflexiva que sobria—, yo te escucharé si es necesario.
Chris estando borracha era incluso inocente...era cariñosa, ahora al ver esta versión de ella temía que se aprovecharan de su estado. De su forma de ser. Parecía una niña que intentaba ayudar a sus cercanos...¿me consideraba cercano?
—Yo sé que sí, Chris—le sonreí—. Sé que sí.
—Y James—quitó la servilleta de mi cabeza—, fue muy valiente lo que hiciste antes. Gracias por ayudarme.
Un beso.
Me dio uno de los besos más suaves en mi frente, en esa herida que tenía. Me hizo ponerme rojo. ¿Qué era esto que sentía ante la sensación de sus labios? Sus labios rotos...no pude protegerlos, tampoco puedo sanarlos, pero podía disfrutarlos aún si solo era un beso en mi frente.
El deleite ante esa nueva sensibilidad era extraordinaria. Hubiera sido diez veces mejor si supiera que ella estaba sobria, lo que no era así. No debía aprovecharme de ella en ese estado, pero pude disfrutar un corto beso.
Ella lo disfruto de la misma forma. Al menos eso pude sentir.
—Ya anocheció—cambie el tema para desviar su atención de mis mejillas.
—Sí...es una lástima—bostezó—, tú deberías ir a descansar, mañana son tus pruebas.
—Quién habla, pareces más dormida que yo en estos momentos.
—La noche es joven—sonrió maliciosa—, yo te veré mañana.
Se puso de pie, estirando un poco sus brazos. Estaba seguro de que su actitud seria volvería para mañana. Al menos se sintió bien escuchar todo eso de su parte.
—Chris—detuve su paso—fue lindo estar contigo hoy.
Ella me sonrió.
—Fue lindo estar contigo también. Nos vemos mañana.
Se alejo poco a poco de dónde estaba, dándome la espalda al irse. Eso hizo que rápido llevará mi mano a mi frente, la cuál fue besada por sus labios. ¿Existía algo más espectacular que un beso de ella?
Esta emoción llena de egoísmo estaba formándose desde mi estómago a mi cabeza. No tardarían esos revoloteos en llegar a mi corazón. Sería muy tarde para eso, ¿no es así?
Enamorarse era cómo caer a un abismo, ¿eso sería adecuado para mi?
Señor, ¿Qué jugada me has dado cómo para hacer que me haya fijado en esa mujer? La perfección pocas veces era acompañada por desastres. Al menos esperaba ser el mejor desastre para ella...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top