3| Primer día
Un nuevo día había comenzado, sería mi primer día de entrenamiento. Casi no pude dormir aunque mi nueva jefa me lo había recomendado, la emoción, la intriga, la incertidumbre, todas esas cosas mezcladas no eran muy buenas para tratar un insomnio. Eran las nueve de la mañana, no había comido nada desde hace...veinticuatro horas, aproximadamente. ¿Podía soportar más hambriento? Eso esperaba. Eso de que el hambre te ponía de mal humor era cierto. Quizás suene como un mal comentario de parte de un hombre, pero el hambre de un hombre es feroz.
La agencia estaba oculta en la tierra de un lugar alejado, ¿eso no era interesante? A pesar de la oscuridad que hay debajo de la tierra, ese lugar parecía bien iluminado. Brillaba con toda su energía. Sí...estaba de buen humor, tenía hambre y estaba atrapado en una agencia que se asemejaba a hombres de negro sin los trajes y aliens, pero me sentía bien. Es posible que sea porque estoy cerca de tener una salvación, no podía entregar a Chris, no me cansaría de repetirlo. No podía dejar que algo malo le pasará.
¿Era ese el sentido de mi buen humor? A lo mejor sí. Mi sonrisa está desde temprano, la luz del cuarto alumbraba bien, podía verlo todo. Cada minúsculo detalle. Desde las almohadas suaves de la camilla hasta el techo algo húmedo. Era un lugar bien cuidado, antes de todo les gustaba alardear sobre las características que eran propias de una agencia, eso le daba un ambiente bastante cómodo.
—Buenos días—me saludó Cindy, entrando a la habitación—, alguien se levanto de buen humor.
—Eso espero—era un manojo de nervios, podía admitirlo en ese momento.
—Christine ya viene en camino para empezar el día, será mejor que empiece a curarte—se colocó unos guantes, eso me hizo temblar un poco de miedo. Era tan temprano, ¿por qué el mundo planeaba quitarme mi sonrisa a tan solo despertar?
—¿Qué harás?—dudé.
—Hay varias cosas que pueden ayudarte a mejorar, yo puedo sanarte, pero dolerá—me explicó buscando en los cajones—, buscaré algo con lo que suavizar el dolor.
—¿Cómo qué?—de un cajón saco una inyección. Una enorme. Eso empeoro mi estado.
Aunque era más penoso admitirlo, le tenía un pánico a las agujas. ¿Era una ironía no? Había pasado toda mi niñez, mi vida, llena de medicamentos e inyecciones constantes en mi cuerpo y ahora ver una simple aguja me aterraba hasta los huesos.
—Estás pálido—tragué en seco.
—No creo...no creo que debas usar eso.
—Te dolerá si no lo uso.
—Hazlo—detuve su mano, bajando la bolsita con la inyección de forma lenta hasta la mesita de al lado—, resisto bien al dolor.
—¿Estás seguro?
—Mucho muy seguro—era intencional decirlo así, era una costumbre, me gustaba cómo sonaba.
Cindy dudo en si era lo correcto o no, pero me hizo caso. Se sentó a la orilla de la cama, destapando mi pierna para revisarla. Acaricio un poco la herida antes de empezar a curarla. Eso me hizo quejarme un poco en voz baja, ardía, mi herida ardía.
—Te dije que dolería.
—Solo...sigue—¿sonaba muy masoquista? A mi parecer era así. Es solo que prefería mil veces soportar el dolor a tener que ver una de esas cosas enormes entrar a mi piel otra vez.
—Usaré mis poderes—¿dijo poderes? Mierda. Alejo un poco su mano de mi pierna, a milímetros de esta un brillo salió de su mano. Empezando a sentir cómo esta luz quemaba algo mi herida.
—Ay esa cosota brilla—Cindy soltó una risa ante mi comentario exagerado. No la culpaba. Empezó a curar de mi herida, dolía bastante, la sensación era tan extraña, sin embargo eso me curaría. Eso bastaba para mi. el reflejo de la luz se asemejaba mucho a la luz del sol, podía cegarme.
La sensación en mi pie cambió de un momento a otro de forma abrupta, dejo de ser dolor y termino siendo una de las sensaciones más incómodas que puede tener el cuerpo humano.
—No te muevas...—Tenía cosquillas, no podía evitarlo. ¡¿Por qué esto me pasaba a mi?!
—No puedo hacerlo mucho—una sonrisa me interrumpió, más bien una risa.
—¿Tienes cosquillas?—incliné mi cabeza hacía atrás.
—Demasiadas—otra risa salió de su melodiosa voz—. No se ría...esto es vergonzoso.
—Jamás imagine que un ángel sería tan cosquilludo—solté un suspiro ante uno de sus movimientos, casi arrebatando mi pie de su alcance por pura reacción corporal.
—Sorpresa—mantuve mi sonrisa, intentando mantener la calma en mi. Intentando ignorar la sensación describiendo el techo del sitio, ¿eso podía ayudar?
—¿Cindy? ¿James?—mierda. Era Chris.
—Hola Christine, llegas tarde—saludo Cindy aún concentrada en mi pierna.
—No eres la primera en notarlo—ella dirigió mi vista a mi, eso me puso aún más avergonzado de mi mismo.
—Hola Chris—salude con mi mano y esa sonrisa boba acompañando mi rostro.
—Hola—me saludo devuelta, eso era un logro en mi día.
—¿Chris?—cuestionó Cindy con una sonrisa más que divertida, disfrutaba mi humillación, la gozaba—No pensé que se llevarán tan bien, llevan dos días conociéndose.
—No me molesta—se encogió de hombros.
—Claro que lo hace, a mi no me dejas decirte de ninguna manera—respondió con indignación.
—Déjame aclarar, tú nunca ofreciste decirme de alguna forma—su argumento era interesante y me pondría a analizarlo de más cómo todo lo que llegaba a hacer con las personas que recién conocía, pero LA SENSACIÓN ERA INSOPORTABLE EN MI PIERNA.
Por un momento, intentando distraerme con algo más que no fueran las cosquillas, deje de escuchar la conversación de ellas dos. Manteniendo ahora una sonrisa alterada.
—Deja de moverte—me ordenó Cindy, rompiendo esa barrera que intentaba crear entre la sensación y mi piel.
—No me pongas más nervioso—llegue a decirle.
—Bien—nos observo a ambos con mucha inquietud—, necesito contexto.
¿Realmente era necesario? Dudaba que algo así sería esencial para mi vida en un nuevo lugar, Cindy, piensa en mi reputación, en mi.
—James es cosquilludo—Chris soltó un "oh", yo solo cerré mis ojos lleno de decepción y traición. Trágame tierra.
—¿Cómo va su pierna?—cambió de tema. Muchas gracias, Christine, gracias a ti puedo olvidar un rato que Cindy acababa de exponerme ante mi jefa.
—Está mejor, aceleré el proceso con mi poder, pero necesitará no hacer tanta fuerza también.
—Entendido, doctora—contestó firme Chris—Y... bien, los espero afuera.
—Ya salgo—contesté.
Ella salió del lugar, ¿iba a reírse? No lo sé. Mi expresión cambio a una un poco más seria cuándo Cindy dejo de hacer tanto movimiento. La observe con resentimiento.
—No debiste decirle eso.
—Debí.
—Es mi jefa ahora, tengo derecho a mi privacidad—reclamé.
—Que sea tu jefa no significa que no pueda ser tu amiga—me sonrió. ¿Podía llegar a serlo? Sería un sueño.
—Es mi jefa y ni siquiera la conozco...tampoco a ti. Además tú...—tosí un poco apenado—das menos miedo que ella.
—Christine siempre da esa impresión en las personas, pero te aseguro que cuándo la conoces resulta ser una masita blandita—la forma de hablar de Cindy era única. Era tierno hasta cierto punto, seguía insistiendo en una compasión que ni siquiera sabía yo si existía. Por el amor de Dios, Chris me disparó.
—Hablas cómo si fueras su madre...—dio un movimiento brusco en mi pierna—¡Auch!
—Por no quedarte quieto—se excusó.
—¿O por no mantener mi boca cerrada?—cuestioné su razonamiento, suspirando de forma pesada.
—Listo—termino de hacerlo. Ya no sentía casi nada en mi pierna—. Puedes irte, hay ropa nueva en la mesa.
Eché un vistazo a la ropa, ¿sería mi talla? Creía que sí. Me puse de pie en la camilla mientras Cindy estaba de espaldas. Algo inseguro y aún manteniendo mi espacio, me dispuse a ponerme primero el pantalón. Uno marrón que sí era de mi talla, afortunadamente. Luego me quité la bata de paciente que me acompañaba y tapaba, se sentía incómodo...
No me acostumbraba jamás a la desnudez, las heridas en todo mi cuerpo eran visible, heridas que llegue a hacerme incluso yo mismo en situaciones que no quería recordar. Sin la bata mis heridas eran libres, eso era el verdadero malestar. Apresuré mis acciones para llevarme la camisa que había a mi torso. Una camisa algo floja, era blanca y termine con una chaqueta celeste.
—¿Terminaste?—me preguntó Cindy.
—Sí—me senté en la camilla, poniéndome mis zapatos de último, unas botas algo grandes.
—Bien, vamos—me llamó, abriendo la puerta y esperándome ahí. Al terminar de colocarme mis zapatos, baje de la camilla.
—Antes de ir...¿Dónde me quedaré?
—Por ahora en una de las habitaciones de la agencia, llevaré tus cosas allá y cuándo vuelvas te daré la llave. Tus demás cosas puedes traerlas o pedirle a alguien de aquí que las traiga.
—Gracias, Cindy—le agradecí sonriéndole, tomando únicamente mi mochila para irme. Salí junto a Cindy.
—No le digas nada aún, ten cuidado con lo que le menciones—me susurro en el oído casi al llegar con Chris—Bien, detective Harper, todo tuyo.
Me sujeto del hombro empujándome un poco hacía ella, algo que me hizo darle una mirada sospechosa.
—Gracias, hada de los dientes—no entendía, ¿se querían o se odiaban?
—Malhumorada—se giró a verme—. Mucha suerte, James.
Creo que la necesitaré. Ella no tardo en irse, caminaba rápido para alguien que usaba tacones...
—Bien, novato, bienvenido a tu primer día—la observé de pies a cabeza, sonreí de forma disimulada. ¿Qué tenía que contestar?
—Yupi—fue lo único que se me ocurrió.
Ella sonrió de una forma amistosa, poniéndose de pie para guiarme el camino, ahí pude notar la diferencia de estatura entre los dos, y eso que yo no soy muy alto que digamos.
—Bienvenido a la hegemonía de la agencia. La jerarquía es complicada de aprender y explicar, así que no esperes nada de mi parte. Las pruebas son al final de la semana, te quedan cinco días para aprender lo más que puedas—ella empezó a avanzar su paso, pero por más que sabía que tenía que seguirla no podía hacerlo, solo no podía dejar de verla, no quería terminar incomodándola así...—¿Vienes o te quedas?
Ella notó que no la seguía, sacudí mi cabeza sintiéndome un ser tonto.
—Sí, sí—asentí consecutivas veces con mi cabeza y prácticamente corrí hasta ella, estando a su lado.
—Aprenderás todo...es cómo la escuela pero mucho peor—mal momento para no asistir a una escuela hasta la secundaria.
— ¿Aprender qué?
—Es una agencia sobrenatural, ¿Qué crees que tienes que investigar?
— ¿Sobre las criaturas?
—Atinaste, ¿quieres un premio?—ella me sonrió de forma burlona, yo cambié mi sonrisa por una algo molesta.
—No soy un niño—aclaré—, pensé que Cindy ya le había informado.
—Ella me informó lo necesario, lo demás de ti me interesa tanto cómo me interesa el Futbol.
¿Había necesidad de ser tan grosera con un desconocido? Tal vez era una forma de alejar a los demás...¿a qué le temía?
—¿Qué aprenderé primero?—pregunté con intención de cambiar el tema.
—Aprenderás de todo, pero primero tienes que acompañarme.
—¿Adónde?—ella se detuvo, lo que hizo que casi tropezará con mis pies al intentar detener mi rápido paso de antes. De forma autoritaria de acerco a mi, poniéndome más nervioso al estar tan cerca de mi. Sentía su mal humor aún si no la tocaba, prefería llevar mi atención a eso y no a su aliento cálido en mi pecho.
—Haces demasiadas preguntas—me observo con seriedad, con intensidad. Esa mirada hizo erizar mi piel—, eres mi compañero, estarás callado a menos que te diga lo contrario, estarás quieto a menos que yo te diga lo contrario y sobre todo, no cuestionarás nada de lo que haga a menos que yo te pida tu opinión, ¿correcto?
Mandona... una cosa más que agregar a la lista. Tenía potencial de ser una buena líder, era la jefa después de todo. Tenía seriedad en su voz, seguridad aunque no se sintiera segura, fingía que sí, ¿Cómo entenderte, Chris?
—Correcto...—contestó ella misma, dándose media vuelta otra vez—iremos a ver los cuerpos recientes, incluyendo el del niño que viste. Luego buscaremos los archivos necesarios para que aprendas.
—Sí, jefa—en otro momento hubiera sido mi tono más burlón, pero dudaba de que eso fuera gustoso para Chris.
—Ahora parece raro que me llames así—¡Oh por favor! Había tomado mucha libertad y ella era mi nueva jefa... Aparte de ser algo seria. Dura, pero justa.
—Acabo de conocerla, creo que no debí haber conseguido tanta confianza cuándo le hable ayer.
—¿Te agrada el respeto?—parecía una pregunta de la que se burlaría después.
—Solo creo que no debí tutearle tan fácilmente.
—Bien... cómo gustes—agachó su cabeza, viendo directo a sus pies al caminar, ¿estaba pensando algo? Regreso su vista al frente, se le notaba algo perdida—¿Has comido algo?
Sorpresa.
—La verdad no pude comer nada en la enfermería, podría suponer que no tienen muchos pacientes humanos por aquí—admití algo divertido—. La comida... No se me antoja mucho.
—La cafetería de este lugar no es muy buena, solo sirve para tomar café—¿cafetería?—. Conozco un sitio, podrías comer ahí.
—Por favor—supliqué. Saliendo de la enfermería me tope con todo un mundo distinto en la agencia. Habían hadas pequeñas volando, perros cómo si nada, dudaba que fueran perros... Habían muchas criaturas y color, había UN JODIDO GRIFO. ¿Esas criaturas existían todo este tiempo? Sonreí con sorpresa, era lo único que podía hacer. Ese lugar era maravilloso.
—Bien, iremos a comer primero—la vista era increíble, no negaría eso—pero... ¿Qué tanto frecuentas subirte a motocicletas?
Algo distraído por el paisaje de aquellas criaturas fantasiosas me encogí de hombros.
—Nada—fui honesto—, no frecuento bajo ninguna circunstancia, ¿por qué?
La observe a ella por fin, cruzada de brazos esperándome, tenía una sonrisa de lado a lado, lo que sea que planeará no era nada bueno para mi seguridad o integridad física y mental.
Ella me llevo hasta el estacionamiento del lugar, que muy contrario a un edificio convencional, quedaba arriba de nosotros. Pues claro, así salían. Al llegar ella dejo ver una motocicleta, la reconocía cómo una Harley Davidson totalmente negra. Negué en mi cabeza al verla.
—Jamás he estado en una motocicleta, ¿cree que es buena idea?—mierda, cuestioné.
—¿Qué te dije de cuestionarme? Es una grandiosa idea, tendrás que acostumbrarte. Solo tienes que agarrarte fuerte, si te caes grita, me detendré por el casco—mi cara ahora era de preocupación, me había metido con una cínica—¡Es broma!
—Eso espero...—una sonrisa malévola se formo en su rostro. Podía arrepentirme. Ella se subió a la motocicleta, empezando a prenderla.
—Ponte el casco y súbete, nene.
¿"Nene"? ¿Ahora me diría así? Estoy seguro de que a eso se le llama abuso de poder. Era broma, sí.
—No me diga nene y en eso estoy—me coloque el casco que me otorgó cómo pude, no sabía usar uno, me subí a la moto detrás de ella. ¿Cómo tenía que sujetarme? Mis agarres nerviosos podían lastimarla. Sin saber que hacer, lleve mis manos a su cintura, sujetándome de su ropa y asomándome lo más que podía a ella.
—Cualquier cosa dímelo y detendré la moto.
—Entendido—ella movió su cabeza, topando con el plástico de mi casco. Estaba hostigándola, me aleje de su cuello, manteniéndome unido a ella, pero sin llegar a extremos.
Empezó a manejar, más de una vez quise agarrarme más fuerte de ella, pero por su comodidad no lo hice. ¿Le importaba eso...?
Estaba tocándola sobre la ropa, no podía sentirlo, tenía que tocar su piel para sentirla. No sería muy buena idea, tampoco es cómo si deseará hacerlo...
Cerré mis ojos con fuerza para no sentir la fuerza contra el casco, era pesado. Era...divertido, pero no sentía que fuera mi estilo personal. Estuve así todo el viaje, con mis ojos cerrados, podía ver todo a través del cristal del casco, pero decidí mejor no hacerlo, ver la velocidad en que íbamos no iba a ayudar en nada a mis nervios.
La moto se detuvo, pero seguía sin abrir mis ojos.
—Ya puedes bajarte—escuché a Chris.
—¿Ah?—abrí mis ojos, estábamos en la cafetería ya—Ah, sí. Ya voy.
Me baje con cuidado de la moto, quitándome el casco intenté arreglar los cabellos revueltos en mi cabeza. En algunos momentos específicos odiaba mi cabello, este era uno de esos momentos. Le di el casco a Chris, tomándolo con cuidado y dejándolo en el timón de la motocicleta.
—Bien, después de ti—me señalo la entrada, la vi de reojo y me dispuse a entrar. La cafeteria era un lugar agradable, era pequeña, pero espaciosa. Nos sentamos en una de las mesas al lado de la ventana, había buena vista desde allí.
Un silencio se formó en ese tiempo, no estaba muy acostumbrado a hablar con personas y por lo que notaba, Christine tampoco. Mantuve mis manos debajo de la mesa, jugando con mis dedos y viendo el lugar intentando pensar en algún tema interesante. Tenía muchas preguntas, pero ella me había ordenado no hablar a menos que ella lo pidiera. ¡Ella tenía que empezar por obvias razones!
Por favor, James. Di algo inteligente.
—¿Frecuenta el lugar?—me anime a preguntar, de forma sorpresiva ella no lo tomo a mal.
—Bastante.
—Eso lo explica...—eso fue inútil y decepcionante. ¿Acaso quieres aburrirla? Será tu jefa, al menos crea una buena impresión.
—James, ¿de dónde eres?—me preguntó. Eso resulto ser una pregunta interesante...¿ella estaba interesada en saber o solo era amabilidad? Dudo que tuviera amabilidad, anteriormente me molestaba por parecer un niño.
—Vivía en el condado de Durham.
—¿Cómo llegaste acá?—el menú estaba en la mesa, aproveche para tomarlo.
—De pequeño vivía en Nottingham, mi padre murió, tuve que mudarme y me quede sin empleo—le contesté en resumen, viendo la comida que había en el menú.
—La historia de Cindy, sí—quité el menú de mi vista para observarla unos segundos, ¿Cindy le dio información o ella misma nos escucho?—¿Ya elegiste?
—Aún no...en eso estoy—observe su lado, ella no miraba su menú—¿Usted no comerá?
—No tengo hambre.
—Cierto...a veces olvido que es parte de una agencia sobrenatural.
—Baja la voz.
—Lo siento.
—¿Pero qué tiene que ver eso con que no coma en esta instante?—me cuestionó.
—Es parte de una agencia sobrenatural...—susurré—quizás no es del todo un mortal.
Era una posibilidad, además se veía joven para trabajar una agencia, también se veía muy joven para ser amargada...no diría nada al respecto.
—Es más complicado que eso.
—¿Es humana?—pregunté con curiosidad.
—Sí—¿¡Lo era!?
—¿Cómo llego a la agencia?—deje el menú a un lado intrigado.
—Es...es una historia muy larga de la que no es necesario entrar en detalles—metiche, cállate.
Regrese mi vista al menú, apenado hasta las orejas.
—Sí, disculpe. Me excedí con mi curiosidad.
Ella se quedó en silencio unos segundos, ¿Qué tanto pensaba? Su manera de ser me intrigaba, todo de ella lo hacía. Quería saber más...tener una dosis de información.
—Un...una persona que conocí hace tiempo trabajaba en la agencia. Murió y la agencia empezó a buscarme al notar que sabía de su existencia, un conocido me acogió y me entreno, termine con un buen empleo en la agencia.
La forma despreocupada en que lo decía era especifico, ¿intentaba evadir su sentir al decir aquellas palabras?
—¿Podría llamarse "buen empleo"?—intente aligerar el ambiente. Ella sonrió, eso funciono mejor de lo que esperaba.
—No lo creo.
El silencio aumento después de sus palabras, quería hablar...quería decir algo, ¿sería capaz de hacerlo?
—Debe...ser algo difícil estar en una agencia así.
—¿Por qué?—preguntó sin captar aún, alzando su vista hacía mi, haciendo que el brillo de sus ojos fuera aún más intenso.
—Es cómo ser un pez fuera del agua—mi nerviosismo empeoro, haciendo que desviará mi vista—, mas bien...cómo un humano dentro del agua.
—Ser mortal no es un límite para nadie, se tiene el mismo valor que un inmortal.
—Espero ser suficiente para la agencia al menos.
—Lo serás, no te preocupes por ello.
Le sonreí de forma honesta, eso me había subido el ánimo bastante. Esta mujer estaba embrujándome con cada segundo que pasaba a su lado.
La mesera no tardo mucho en llegar a nuestra mesa, estaba muriendo de hambre y fingir que no se estaba volviendo agotador. Pedí un sándwich y una malteada de fresa, recalcando que era una de mis favoritas. ¿Era necesario? No, pero lo hice.
Intente apresurar la forma en que comía, iba a ser un día largo y que nos detuviéramos para cumplir mi necesidad de humano no era muy favorable. Al terminar de comer volvimos a la motocicleta, Christine se había encargado de pagar la cuenta, un día le devolvería cada centavo. Ahora estaba menos asustado que antes al subir a la moto, de hecho era más cómodo.
Chris se detuvo en una gasolinera de regreso a la agencia, me dejo en la parte trasera de la motocicleta, tuve un raro presentimiento en mi nuca estando ahí. Ella se acerco a llenar el tanque, con una mano en su bolsillo mientras lo hacía. Debía comentar que Christine parecía alguien con una vibra muy definida.
—Atrás—eso me saco de mis pensamientos, me hice más hacía atrás, dando paso a Christine para subirse delante. Eso me hizo...sentirme extraño.
—¿Qué pasa?
—Esos de allá—con discreción los observe, dos tipos en una motocicleta—, no me dan buena espina, hay que irnos.
¿Será posible que trabajaban con Haziel? Sentí miedo.
—Entendido, jefa.
—Avísame si notas algo extraño, aumentaré la velocidad.
—Entendido—regrese mi vista al frente, reaccionando bien a lo que había dicho—. Espere, ¿va ir más rápido?
Ella acelero, haciéndome chocar con su espalda por la intensidad del jalón.
—Perdón—se disculpo.
—La próxima vez intente escucharme antes de acelerar...—mi vista fue hacía atrás, los hombres nos estaban siguiendo—Eh, Christine.
—Lo sé. Ya los vi.
—¿Qué querrán? ¿Qué hará?
—Avanzaré más, puede que se ponga pesado, sujétate más fuerte—hice caso omiso a su orden, sujetándome más de su ropa.
—Christine, por el bosque hay un camino—solté.
—Bien—ella se desvió de la carretera, metiéndose en el bosque. Varios hoyos eran incómodos de pasar. Los tipos no dejaban de seguirnos, eso hacía que el miedo aumentará en mi mente—James.
—¿Qué?
—Agárrate más fuerte que antes.
—¿Por qué? ¿Qué planeas hacer?—solté una informalidad, no debía tutearla pero lo hice y ahora me sentía culpable por eso ¡Y nos están persiguiendo! ¡Debería ser lo que menos importaba! Me sujete más fuerte de ella.
—¿Ves ese final de tierra ahí?—señalo con su boca al frente, temía lo peor—Voy a saltar.
—¡¿Qué?!—incrédulo exclamé—No, no. Christine, perderás el equilibrio, está alto.
¡Mierda otra informalidad!
—Lo perderemos así, todo estará bien. No me subestimes.
—¡No lo hago, pero es peligroso! Debe haber otra manera de perderlos.
—¡James!—me grito—Es esto ahora, podemos esperar, pero es riesgoso.
Tenía un conflicto interno muy extenso, ¿quería más mi vida o salir ileso?
—Hazlo—me agarre más fuerte de ella. Intentando no incomodarla ni lastimarla en el proceso. Ella acelero lo más que pude, me prepare mentalmente para el impacto cuándo ella saltó.
La emoción y la paranoia se unieron para formar una nueva sensación de euforia en mi cuerpo. Cuándo llegamos al suelo mi felicidad se lleno, aunque el shock de haber saltado seguía ahí. Chris detuvo la motocicleta ya estando abajo, aquellas personas se habían detenido en su búsqueda. Chris bajo de la moto llena de emoción.
—¿¡Viste eso?! ¡Lo hice!—soltó una risa, una única, una maniática.
—Estamos vivos...—¿Lo estamos de verdad? Observe mis manos, ambas temblando daban la respuesta de que sí seguía vivo. Me quite mi casco, dejándolo a un lado de la moto. Me fije en Christine, quién reía en voz baja. Esa fue la primera vez que la escuche reír, si bien la situación y el tipo de risa no eran lo que esperaba, ese ruido de felicidad que soltaba su voz compensaba toda expectativa. La voz de Chris empezó a bajar poco a poco, apaciguándose.
No podía evitarlo, su risa me había contagiado y la felicidad que aún no expresaba también. Haciendo que empezará a reír yo también.
—¡Casi morimos!—exclamé incrédulo aún riendo.
—Lo siento, James. Solo...—empezó a reír más fuerte, se tiro al suelo viendo al cielo, llevándose su mano a su barriga para soportar el dolor de su risa.
—Eso fue lo más peligroso que he hecho en mi vida y fue divertido—confesé.
—Recuérdame no decirle nada de esto a Cindy.
—No diré nada—sonreí.
—¿Estás bien?—dirigió mi vista a mi, levantándose del suelo—¿No estás herido?
—Creo que se me bajo la presión—comenté con una risa.
—Eso fue mejor del resto de cosas que pudieron haber pasado—tosió caminando hasta la moto—creo que quedamos varados.
—¿Qué?—me desplacé hacía delante de la moto, notando cómo esta ya no prendía—Oh no, ¿ahora qué haremos?
—Estaremos bien, voy a hablar con Cindy. No le daré los detalles, pero le diré que venga por nosotros.
—¿Qué hará con la moto?
—Diré que la recojan después.
—Está bien—me bajé de la moto mientras Chris hacía su llamada, dudaba que la señal durara lo suficiente, pero mantenía mi esperanza intacta.
Revise mi cuerpo, sí estaba completo. De pies a cabeza, revise a Chris con mi vista, también estaba completa. ¿Sabía ella de lo que era capaz su belleza? Tal vez sonaba fuera de lugar...tener estos pensamientos sobre ella no eran muy cómodos, solo creía que era linda y pensar eso ocasionaba muchas respuestas negativas.
—¿Cindy? ¿Hola?
—¿Se corto?—suspiro.
—Sí, pero le dije lo necesario. Ahora tenemos que caminar.
—Sip—vi alrededor, ¿Cuánto teníamos que caminar? Observe de reojo a Chris, lucía cansada...¿y si había alguna forma de compensar el desastre? Me acerque a ella—¿Te ayudo?
Señale su bolso, quería de alguna forma sentirme útil en esa circunstancia.
—No es necesario...
—Ah, okey—idiota. Empecé a caminar de forma rápida, pero un ligero "crack" detuvo mi paso rápido, me giré para ver a Christine, quién no se había movido aún—¿Qué ocurre?
—Creo que me lastime el tobillo—mierda.
—¿Puede caminar?—intentaría usar más seguido la formalidad...
—Sí.
—¿Segura de eso?
—Segura, solo...tardaré un poco más en llegar al lago—el lago...
—¿Hasta dónde queda el lago?—le pregunté acercándome más a ella.
—Viendo dónde estamos, no queda tan lejos. Mejor hay que apresurarnos.
—No puede caminar con un dolor así, hay que revisarlo—le ofrecí con pena.
—El lago es sitio de picnic, hay bancas hay, podré descansar ahí y caminar ayudara a que el dolor sea más soportable—¿era así de obstinada todo el tiempo? Pobre Cindy.
—Bien, solo...—era ahora o nunca, tenía una excusa para poder ayudarla, me acerqué a ella, tomando su brazo y envolviendo mi cuello con este me dispuse a tomarla de la cintura para que se apoyará en mi, algo que funciono—Deje su orgullo a un lado solo por un rato y déjeme ayudarle.
Me observo con sorpresa, sus ojos bien abiertos eran similares a los de un búho, seguía impactándome bastante la profundidad de sus ojos, parecía un mar donde era fácil perderse. Otra cosa que no había sentido por no prestar atención, era su dolor. La estaba tocando ahora, podía sentir su dolor, no era nada que se pasará por alto, era una torcedura dolorosa, ¿cómo podía resistir tanto? De nuevo sentí algo de sus emociones. Tenía miedo otra vez...¿me sentía miedo? Estaba triste, temerosa y con dolor, ¿llevaba así todo el día? ¿Por qué no pude hacer algo antes?
Ella se resigno a mi agarre, dejando que yo la llevará, le sonreí gentil ante eso.
—Gracias—empezamos a caminar, ayudándole a avanzar cuánto pudiera. Si el dolor empeoraba o se hacía menos soportable tendría que cargarla, no me molestaría.
Seguimos caminando por el bosque, la tarde no se hizo esperar, recién sentía que había amanecido...¿no era curioso? Ya era de noche. Lo único que alumbraba el lugar era la luna y las estrellas, con suerte sí se veía clara la noche. Pude sentir la incómodidad de Chris ante mi agarre, ya faltaría poco para que terminará, no quería dejarla sola con el dolor. Con su dolor.
—Ya va a anochecer—vi el cielo sonriendo.
Falta muy poco.
—Ya casi llegaremos, veo el cartel—le anime—¿Crees que ya estarán allí?
—Lo dudo, ellos tardan en llegar a los sitios, además estamos muy alejados. Quizás están buscándonos.
—Supongo—mi emoción al llegar al lago fue suficiente, me apresuré en que Chris estuviera cómoda, llevándola hasta la banca que se encontraba cerca del faro de luz; le acómode sus piernas, haciendo que las estirará en toda la banca y yo me senté en un espacio que quedaba al final—¿Le duele mucho aún?
—Solo un poco, cuándo lo muevo.
Los grillos sonaban en el lugar, era un sitio bastante tranquilo. Chris se perdió en el paisaje, dejando de poner atención a su entorno. ¿Podía dejar de pensar que era linda? No podía.
Me fije en su pie y en cómo intentaba no moverlo, ¿le dolía más? Necesitaba revisarlo. Con cuidado la tome del pie, lo que provoco que ella se moviera bruscamente y yo extendiera mis manos a la altura de mis hombros para probar que no intentaba nada.
—Lo siento, solo quería ver—su cara ahora era de miedo—. Le asuste, disculpeme por eso, no era mi intención...¿Puedo?
Pregunté esta vez con delicadeza, señalando su pie con mi vista.
—¿Para qué?
—Solo quiero ver...puede que este doblado o sea una fractura—note la forma en que me veía, llena de pena y confusión, suspire—. Conozco los primeros auxilios...
Me observo con cierta inquietud, pero eso basto para hacer que ella estirará su pierna otra vez hacía mi, dándome el permiso necesario de poder ayudarla. Una bota interrumpía el paso de mi mano y su pie, es posible que por eso fuera el golpe, el zapato era pesado.
—Voy a quitarle el zapato—con mucho cuidado tome su pie, empezando a quitar el zapato con la mayor calma que podía—¿Es solo el tobillo?
—Solo el tobillo—repitió. Logre quitarle el zapato, quitándole la media cómo siguiente paso. Revise el tobillo varias veces con mi vista, era muy poco posible que logrará sacar una conclusión sin tocar el golpe. Levanté un poco su pie, uno bastante delgado y herido en todas partes, intenté no prestar mi atención a eso y lleve mi mano a su tobillo, presionando un poco esta parte con mis dedos su piel era tan pálida y suave, sin mencionar lo delgado que era su tobillo. No podía ser una excepción a su cuerpo, de por sí parecía que cada hueso que la conformaba sería roto con un movimiento brusco. Mi acción hizo que Chris se moviera bruscamente y casi me pateará por el dolor.
—Perdón, ¿le duele ahí?—volví a tocar al no sentir bien, era claro que el dolor venía de allí, podía sentirlo.
—Harás que te pateé...—me observo molesta.
—Ya entendí—seguí observando su pie, tenía que tocarlo de alguna forma, revisarlo bien. Algo que me habían enseñado desde hace mucho es que generar una conversación puede distraerte del dolor—¿Jugaba mucho descalza de niña?
—Sí—fue directa.
—Tiene lastimados los pies.
—Lo sé—guíe mi mano distraída a una de sus heridas, una que era casi borrosa, la señale y la vi, era una pregunta sin articular ni un solo sonido—. Pisé un pedazo de botella.
—¿Cómo?—empecé a tocar más el tobillo.
—Mi...mi hermana se había caído en el patio, salí corriendo a ver que había pasado y resulta que había roto una botella de leche.
—Oh, ¿tiene hermanas?—era una opinión personal, pero siempre quisé hermanos.
—Tenía—eso dejo mi mente en blanco, ¿a eso se debía su tristeza seguida?
—Lamento eso...
—No te preocupes.
Ahora estaba apenado por mi pregunta, había resultado un desastre, ¿podías hacer algo bien, James? ¿Solo por una vez...?
—¿Cómo se llamaban?—me anime a preguntar. Notaba cómo afectaba esto mentalmente a Chris, pero hablar del tema podría ser de ayuda.
—Ophelia y Katherine.
—Lindos nombres—sujete su pie, empezando a moverlo de un lado a otro con cuidado.
—Sí...—soltó un bufido de dolor ante los movimientos ahora circulares puestos en su tobillo. Sujetando con fuerza su camisa para resistir el dolor.
—Lo siento, no tardaré.
—¿Cómo?—me preguntó cómo pudo, con el dolor era difícil hablar.
—¿Cómo qué?
—¿Cómo aprendiste primeros auxilios?—quería distraerse...
—Mi padre quería que fuera doctor. Siempre dijo que tenía un don.
—¿Un don?
—Sé cuando las personas sienten dolor—le confesé—, puedo sentirlo.
—¿Sientes el dolor de otra persona?
—Entonces antes...—se quejó—¿sentiste mi dolor?
—Sí, sentí el dolor en su tobillo, realmente creo que es bastante resistente al dolor, casi chillo viniendo aquí. Su dolor persiste.
—No tanto...—bajó la voz—¿Solo sientes cosas físicas?
—No, también puedo sentir el humor de otra persona.
—¿Humor?
—El estado de ánimo de una persona, su tristeza, su alegria, su enojo...es complicado de explicar, un día se lo enseñaré mejor.
—Espero entenderlo.
—Mi padre creía mucho en este "don", quería que fuera un doctor por ello. Decía que podía ayudar a las personas si sabía de dónde venía su dolor o angustia.
—Tiene razón...¿por qué no estudiaste medicina?
Guarde silencio por un rato. ¿Tenía que decirle todas mis razones? No me gustaba ver a la gente sufrir por su dolor, es doloroso para mi también en todo sentido. Tampoco es...cómo si quisiera seguir el legado de mi padre. Yo no soy mi padre. No lo soy.
—No me gusta ver a la gente sufrir, sé que podría ayudar, pero no de esa forma—¿el no aceptarlo me volvía orgulloso? ¿Me volvía egoísta? Tal vez lo era...todo por mi mala decisión.
—¿Por qué quisiste ser reportero?
—Te topas muchas cosas siéndolo.
Ella siguió en silencio por un rato, estaba pensativa, estaba pensando más que antes.
—¿Qué hay del niño?—detuve mis movimientos. Era un tema algo sensible...
—No pude ayudarlo, cuándo llegue ya estaba teniendo el ataque, si hubiera sido un poco más rápido...si hubiera intentado sacar esa cosa rara de su nariz. Lo sentí, Christine...sentí cómo se asfixiaba, cómo su interior se desintegraba.
Ella estiro su brazo hasta mi hombro con pena y arrepentimiento en su mirada. Pero lo que me otorgo...fue maravilloso. Una sonrisa suave fue plasmada, no había visto esa antes.
—Hey...no podías hacer más, no es tu responsabilidad. No te culpes por ello, el único culpable fue quién le dio la droga al niño—quito su sonrisa—. Tienes que entender que no se puede salvar a todos a veces. Por más que quieras, por más que tus intenciones sean buenas, hay personas que no podrás salvar de su destino. No tienes la culpa de nada de su destino, por más cruel que sea.
¿Era cierto?
Había pasado días y noches culpándome por lo del pequeño y no solo eso, culpándome por muchas más cosas en mi vida que sentí cómo si fueran mi responsabilidad. ¿Era solo su destino entonces? ¿Era el mío?
—Gracias, Chris—regrese con mi sonrisa y mi informalidad al hablarle, eso le hizo sentir mejor. Tome la media otra vez, queriendo colocarla en su lugar, pero antes me detuvo.
—Lo hare yo, no te preocupes—me sentí avergonzado nuevamente.
—Ah, perdón, de nuevo me excedí de confianza.
—No es un problema—aclaró—, solo prefiero hacerlo yo.
Moví mi cabeza dando a entender una afirmación y dejando su pie a un lado me dispusé a ponerme de pie. El lago tenía una vista increíble, en el podía verse el cielo reflejado, a pesar de no tener la misma imagen que ver directamente al cielo, era más bello.
Chris se puso de pie, dando pequeños brincos con solo un pie hasta llegar dónde yo estaba, a la orilla del lago.
—No deberías hacer tanto esfuerzo.
—Solo fue un doblez, estaré bien—se puso a mi lado. Ambos vimos en paisaje en distintas percepciones. Mientras ella veía el cielo directo, yo veía su reflejo en el lago. No tarde mucho en fijarme en mi propio reflejo y el de ella a mi lado. Sus ojos y su rostro parecían más sorprendidos al ver el cielo, su vista se iluminaba más de una forma especial, genuina, seria mas fácil ver las constelaciones si el bosque careciera por completo de luz, pero ¿Hacia falta ver el cielo para ver las constelaciones? sus ojos parecían ya brillar como una.
Acababa de conocer a Christine, pero ella siempre me dejaba boquiabierta. En mis propias palabras, Chris era la persona más auténtica. Su forma de ser buscaba alejar a quién osaba de acercársele para conocerla, ¿pero por qué era esto? ¿Qué esperaba al hacerlo? La obstinación de ella podía ser esto, mantener sus ideas firmes para no compartir mismos ideales con nadie más. ¿Le duele saber que puede tener a alguien? Es posible.
Prestando atención a si silueta en el lago, me di cuenta de que saco algo de su bolsillo, atreviéndome a verla a mi lado y sonreírle.
—¿Y eso?
—Son las grabaciones del bosque la noche que nos conocimos—¿Lo eran? No había duda en que la agencia tenía cierto control en los medios.
—Oh—exclamé.
—James—me llamó.
—¿Si, Chris?
—Lo siento—¿Otra vez disculpándose?
—¿Por qué?
—La forma en que nos conocimos no fue la mejor, te hice daño y a fuerzas ahora estás en la agencia. —agachó su cabeza arrepentida—Has sido bueno conmigo, amable, y no entiendo a qué se debe si he sido indiferente contigo.
¿Me gustas? ¿Es la definición? No, no era eso. Esperaba que no. Sentía empatía por muchas personas, me gustaba ayudar a la gente, era mi meta, mi propósito. ¿Pero por qué ayudarte a ti?
—Siento tu tristeza—le confesé regresando mi vista al lago. Podía verme en el. Désde mi cabello despeinado y algo rizado hasta mis rodillas tapadas por el pantalón.
—¿Mi tristeza?—volvió a preguntarme.
—Eres una persona bastante misteriosa, Chris. Puedo sentir todo lo que tú, estás llena de ira, de tristeza, de remordimiento y no entiendo el porque. —me anime a observarla, topándome otra vez con su mirada ahora impactada—Estas disculpada por el disparo, ya te lo había dicho.
—Lo dijiste, sí...
—No tienes porque preocuparte y...el USB—lo tome de su mano, tenía una idea para empezar otra vez—. Podemos borrar lo que pasó.
—¿Eh?—soltó confundida, yo apreté el USB en mi mano.
—¿Esto ya no te servirá?
—No, ya no. Me ordenaron deshacerme de ellas, el resto de grabaciones están en evidencia.
Podía hacerlo entonces. Tomando con determinación el USB, alcé mi mano hacía el lago. Tirando el USB lo más lejos posible de nosotros.
—Empezaremos de nuevo—arreglé un poco mi cabello despeinado, sonriendo de una forma emocionante me dirigí a ella alzando mi mano—. Soy James Cooper.
Su sonrisa se borró volviendo a su temperamento usual, el serio. Quería que fuera real, ¿no? Alzó su mano hacía mi, correspondiendo mi saludo.
—Soy Christine Harper, un gusto.
Le dediqué mi mejor sonrisa, una emocionada, una sincera. Tenía que ser sincero con lo que sentía, estaba siendo expresivo, algo que me recomendó mi psicóloga la otra vez. Y si, es posible que ya sea aburrido que toque el tema de mi psicóloga todo el tiempo, pero realmente creo que me está ayudando hablar con alguien sobre lo que me pasa. Claro que ahora tendré que ir a un psicólogo de la agencia, tal vez sería más fácil así...
El momento duro solo unos segundos, pero para mi fue la eternidad en un apreton de manos. Fue tierno.
—¡Christine!—ambos giramos nuestras cabezas para observar a Cindy, quién corría hacía nosotros con una linterna.
—Ah, Cindy—ella se soltó de mi mano, tal vez le avergonzaba que la vieran así. Eso me hizo reir mentalmente. Cindy corrió hacía ella, abrazándola. Algo que por su rostro era entendido cómo una incomodidad.
—Estaba preocupada, ¿Están dañados? ¿Qué ocurrió?
Chris y yo intercambiamos miradas, estaba listo para exponer su herida.
—Chris se dobló el tobillo, tenemos que llevarla a enfermería.
—¿Qué? Hey, no—frunció el ceño Christine, molesta se veía cómo un hámster.
—¿Es cierto, Christine?
—¡No me trates cómo una niña!—exclamó con indignación en su tono de voz—Soy mayor que tú.
Tambaleándose y cojeando camino del lado opuesto a nosotros, queriendo irse lo más pronto de ahí.
—¿Ella es mayor que tú?—le pregunté a Cindy.
—No...—se detuvo—Mierda, no sé.
—¿Cómo qué no?—nos vimos entre los dos.
—¿Qué tanto te interesa?—ella me sonrió de una forma perversa.
Tenía que hacer cuentas...¿no? No, no sé. ¡James piensa rápido!
—Ayudaré a Chris—caminé rápido detrás de ella.
Era más que claro mi interés hacía Chris, aún si no era de la forma en que Cindy insinuaba. Yo solo... intentaría evadir el tema por ahora. Fue un lindo día a pesar de que Chris fue lastimada, me gusto aprender más de ella en el día. Esperaba que en el resto de días pudiera llegar a saber más de ella...
Lo ansiaba.
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