23| Campo
Hola querido Diario. Es extraño referirme a ti de esa forma y más cuándo nunca te he puesto un nombre. Bueno, creo que sí estoy lo suficientemente loco cómo para ponerle nombre a un cuaderno.
No hemos hablado en bastante tiempo, ¿no es así?
He estado...
Yendo a terapia más seguido. He avanzado un poco en lo que se supone que tengo que ser o seguir. Han pasado tres meses désde que Azrael libero a los demonios. Varias cosas han pasado désde entonces. Cindy empezo a revisar y regular más seguido mi salud física. Dijo que me volvía alguien importante siendo el legado de Azrael, por otro lado, he estado investigando más. Había mucho trabajo que hacer, un protocolo fue puesto y sigue en orden al no tener un líder la agencia, se me he prohibe a mi cómo un novato, tener una relación amorosa con alguien de cargo mayor, algo que me asusta a la larga, pero, no creo que sea peor que eso...
Chris sigue en coma. Y yo he estado ayudándole aún estando dormida. Noto que a veces ella me siente, mi tacto a veces le ayuda a tener menos pesadillas, a veces duermo al lado de ella. Por otro lado, he estado cazando demonios, jamás pensé decirlo. Es gracioso, ¿verdad? Pase de ser un adulto promedio a cazar demonios en una agencia enorme.
Descubrí que los demonios tienen cierta debilidad a las cosas angelicas o incluso las que se crean dentro de iglesias. Aunque depende mucho del contexto.
Las balas bañadas en agua bendita iban a ser la primera opción, pero luego recorde la espada de Christine. Bueno, la espada de Azrael. Mi espada servía y era poderosa para los cuerpos o seres mágicos, pero para un ser sobrenatural era distinto.
Un demonio no tenía alma, solo eran sombras. Bastaba destrozar el cuerpo y luego cazar al demonio. Me esforzaba bastante en aprender más. Lo suficiente para hacer que Cindy se preocupará por mi. Una vez me encontro dormido en la biblioteca, sé que mis malos hábitos van a hacer que Chris me regañe, pero, por ahora, con hacer esto sentía que valía la pena.
Hacía...un buen día en especial.
Estaba en la habitación, era mi turno de cuidar a Chris—ya que me turnaba con Cindy para estar cuidándola—, aún estando dormida necesitaba vigilancia.
No había dormido mucho, un demonio en especial estaba molestando a un bosque local a muy pocos kilometros de la agencia, estaba investigando respecto a este. Tenía que tomar un entrenamiento en especial para elegir una habilidad o el departamento en que trabajaría, pero lo retrase para seguir cazando demonios. No me arrepiento, ni siquiera sé que habilidad seguiré.
—Hace frío...—susurré viendo a Chris désde el sofá al lado. Sonreí apartando de mi vista mi teléfono, me levanté con un dolor de espalda del que me arrepiento tener cada noche.
Me acerque a Christine con delicadeza. Acaricie su frente para acómodar su fleco despeinado, solo me gustaría saber que podía oirme.
Le di un beso en la frente y me aleje de la camilla estirándome.
Salí del cuarto dirigiéndome a la cafetería, llevaba días sin dormir y una taza de café me sentaría bien.
—¡Desperto!
Llegue a escuchar cuándo termine de comprar mi café. Lleno de confusión y esperanza me giré a ver, ellos corrían al cuarto de Chris.
Mis ojos se abrieron con sorpresa.
Aprete un poco el vaso plástico que contenía el café, pero poco importo lo caliente que estaba el líquido cuando cayo un poco en mis dedos. Me eché a correr por el piso resbaloso detrás de cada de las enfermeras. Cuándo entre me sostuve del marco de la puerta para no caer, topándome con Chris despierta y ahora sonriendo levemente.
¿No era otro de mis sueños verdad? Me decepcionaría mucho si fuera así.
Era ella, de verdad, sonriéndome.
—¡Chris!—deje el vaso en una de las sillas y corrí hasta dónde ella con emoción, lanzándome para abrazarla.
—James—mi gesto fue correspondido. No era un sueño, estaba tocándola, estaba hablándome.
¡Estaba aquí!
—Despertaste—no pude evitar lloriquear por la situación. Estaba lleno de emoción.
—Te prometí no volver a hacerlo—me susurro, eso hizo que apretará un poco más mi abrazo—. James, estás aplastándome...
—¡Lo siento, lo siento!—me disculpe ahora soltándola del abrazo. Ella me sonrió e inevitablemente me puse a llorar aún más, escondiendo mi rostro en su hombro.
—No llores, ¡Me harás llorar a mi!
. . . .
Después del chequeo de Chris pude pasar otra vez a su cuarto. Llevándole algo de gelatina de fresa para que merendará. Me senté en el sofá al lado de ella, quién seguía viéndome y sonriendo bastante seguido. Yo no podía evitar mi felicidad aunque fuera algo egoísta, pero ella...parecía estar bien con la idea de quedarse. ¿Era así?
Ella empezo a saborear de la gelatina, yo le robe un poco para que yo pasará la misma pena que ella y es que la comida de los hospitales estaba en el mismo nivel que el de la agencia. Ella se sentó para comer, observando la televisión. Llegue a hablarle respecto a lo que pasó con su jefe y el nuevo trabajo que teníamos encima por los nuevos demonios.
—Me he estado encargando—solté haciendo que la vista de ella se fijará en mi—, de los demonios...—aclaré.
—¿En serio? ¿Usas agua bendita acaso?—se burló a lo que rápido yo respondí con un gesto infantil, sacándole la lengua y riendo sarcásticamente.
—Claro que no. Investigue y he estado cazándolas. Tú estás orgullosa...—murmure.
—Lo estoy—eso me hizo sonreir.
—Tenemos mucho trabajo ahora—le recordé de forma tediosa, pero ella siguió con su sonrisa.
—Será más fácil si estamos juntos—me ponía bobo, estaba muy feliz por escuchar su voz hablarme y ahora más con las palabras que elegía para alegrarme. Si no fuera un lugar público la besaría—¿Qué es eso?
Mi vista se dirigió a mi diario cuándo ella pregunto. Lo tome con mi mano algo nervioso.
—Ah esto...—guarde silencio sin saber cómo interpretar mi información y conectarla con algo que no fuera cursi o infantil.
—¿Es algo indebido?—soltó una risa.
—¡No! No, solo...es un diario.
—¿Escribes uno?—nunca había hablado de esto con nadie.
—Désde hace mucho.
—¿Me lo enseñarás?—me preguntó ladeando su cabeza.
—Tal vez algun día—¿sería capaz de enseñarle todo?
Cada palabra denotaba mi sentir por Chris, habían cosas ahí que no me atrevía a decir en voz alta. Tal vez para ella sería mucho más fácil saber mi devoción a ella si lo lee.
La puerta fue abierta, le había avisado a Cindy que Chris desperto y no tardo nada en llegar al hospital. Entrando al cuarto con una sonrisa de oreja a oreja y corriendo hasta Christine.
Gritando su nombre a los cuatro vientos fue a abrazarla, algo que Chris interpreto dolorosamente por su herida. Mi sangre aún estaba en investigación para saber cuando se curaría la herida de Chris...
Ambas empezaron a conversar llena de felicidad, siendo yo por un momento ignorado por ellas. Algo que tome con gracia.
—Oh, hola James—soltó Cindy al verme.
—Hola Cindy, se nota que soy invisible aquí—me burlé con falso resentimiento.
—¡Oh, por favor!
—James ven aquí—me mandó Chris.
Esa petición parecía ser mas bien un regalo. Deje mi gelatina a un lado y entusiasmado llegue hasta el otro lado de la camilla, acostándome en un pedazo de camilla al lado de Chris.
—Niño mimado.
—Cállate Cindy—respondí abrazando un poco a Christine.
—Te tengo quejas de tu noviecito—abrí bien mis ojos—, estuvo semanas durmiendo aquí esperando a que despertarás.
—¡Silencio!—le rogue a Cindy.
—¡Y siempre te traía flores!
—¡Shhh!—le grité acercándome a ella y buscando una forma desesperada de callarla.
—¡Y siempre te hablaba aun si estabas dormida!
—¡Ya!—me aleje de ellas en la pequeña camilla. Ocultando mi rostro que se sentía caliente ahora.
Cindy siempre me exponía ante Chris.
—¿Eso es cierto, James?
—Depende—solté con una sonrisa, apartandome de mi escondite—¿Qué haras al respecto?
Chris dudo un rato en que responder. Me sonrió de una forma pícara, pero luego su vista se concentro en que la presencia de Cindy estaba ahí. Por lo que se resigno.
—Lo hablaremos en casa.
Los tres soltamos una risa.
—Ustedes son muy cursis—reclamó Cindy.
—Es mi naturaleza—le contesté ahora aferrándome más al delgado cuerpo de Chris.
Nuestra conversación siguió. Ambos pusimos al día con las cosas del trabajo a Chris, claro que no le avisamos nada sobre lo que ocurrió con mi sangre, eso lo veríamos después. Cuándo se confirmará.
Esperaba tener una respuesta segura pronto.
Chris ya me lo ha dado todo a mi. Si yo puedo usar este poder que por tanto tiempo odie para sanarla cuando lo necesite.
Tal vez...
Ser un ángel no era tan malo después de todo.
Entre aquella larga conversación, termine rendido en los brazos de Chris. Está vez sentía su piel y el calor que emergía. Era tan nuevo y tan extraño, cómo exquisito.
Podía sentir su calma y alegría al haber despertado. No me quedaba ninguna duda ahora.
Horas más tarde me desperté, Cindy ya se había ido y yo seguía al lado de Christine. Se mantenía recostada y dormida, aunque está vez sabía que despertaría.
Verla...era hermoso.
Si pudiera encontrar las palabras exactas para describir cómo me sentía lo haría, pero era tanta felicidad que las demás palabras se encontraban acomplejadas con este enorme sentir.
—Deja de verme así—murmuro Chris después de notar mi vista en ella, ¿cómo lo hizo? ¡Ella tenía cerrados los ojos!
—¿Cómo?—pregunté.
—Cómo si fuera algo especial—respondió abriendo sus ojos, topándose con mi vista.
—Chris, para mi eres lo más especial que puede haber—ella soltó una risa baja.
Con calma dirigió la palma de su mano a encima de mi mejilla. Acariciándome con suavidad. Se sentía tan bien...
—¿Te gustaría hacer algo conmigo cuándo salga de aquí?—sonreí de forma boba.
—Eso no se pregunta en un hospital—ella solto otra risa, escucharla ya me había falta—, pero sí quiero.
—Que te parece...¿ir a algun lugar lejos? Solo por algunos días, descansar...
—Me encantaría—le confesé, ahora tomando su rostro y acercándolo a mi, logrando besar su frente—. Prometo llevarte a acampar, conozco un buen lugar.
Y así los días pasaron.
Christine fue mejorando y descansando, Cindy la visitaba bastante seguido y yo no quería salir jamás del cuarto.
El día en que le daban de alta la recogí con un ramo de flores. Más que un presente para ella—que me gustaría darle—, era uno para Dennis.
Negar que lo extrañaba era cómo negar que también extrañe a Chris. De alguna forma fue un maestro y espero algun día saber toda la verdad sobre él. Cindy es quién más ha sufrido por su partida, pero lo ha llevado bastante bien, incluso acepto ir a terapia para superarse. Se haría madre en unos meses, estaba siendo alguien valiente.
Tuve una charla con Chris de camino al cementerio. Le recordé que tenía que enseñarle a manejar un auto y ella me recordo a mi que estaba saliendo con mi jefa.
Que me gustaban mayores nunca había sido un secreto, pero ahora era el problema era si podíamos seguir siendolo dentro de la agencia. No le diría nada por ahora, pero el regresar tendría que avisarle lo del protocolo tras la partida de su jefe.
Al llegar al cementerio le di las flores. Ella nego mi presencia a la tumba de Dennis, ella fue sola, lo que termino preocupándome un poco.
Visite varias veces a Dennis en estos meses, su tumba estaba intacta y ordenada. Habían bastantes flores recolectadas en ese lugar. La agencia dio un permiso para enterrarlo en un cementerio humano y no en el área funebre de la agencia. Consideraba esa cómo una buena decisión.
Los minutos pasaron, fueron una eternidad en el auto. Pero luego vi la silueta de Chris acercarse al auto y sentarse en el asiento copiloto otra vez. Le sonreí y en un pequeño impulso lleve mi mano a su pierna, lo que llevo su vista confusa a la mía.
Ella estaba...¿bien? Lo estaba.
—Podías ser más discreto, ¿sabes?
—Lo siento, lo siento—contesté alejando mi mano de su pierna, me arrepentía de haberlo hecho sin su permiso—, solo quería saber cómo estabas.
—Estoy bien—me aclaró con una sonrisa—, confió en ti, James. Te diré cualquier cosa que sienta si eso te hace sentir menos desconfiado.
Dios, Chris.
¿Cómo haces para que mi corazón se acelere así por ti?
Me sentía cómo en un cuento de romance cada vez que me hablaba. Mi corazón palpitaba de forma súbita.
—Bien, ahora vamos a esa montaña.
Aceleré el auto con una sonrisa.
¿Está podía ser considerada una cita? Esperaba que sí, a Chris le gustaba el verde y el bosque al que ibamos tenía mucho de eso.
Lo lamento.
Estoy demasiado feliz que no puedo parar de ser muy cursi o tonto.
Soy un tonto.
Joder, lo soy.
No tardamos mucho en llegar gracias a la distancia cercana en que nos encontrábamos y, claro, a la velocidad a la que iba. Salí antes que Chris para abrirle la puerta del otro lado. Algo que le hizo reir en más de una ocasión y repetirme que ese gesto no era algo necesario. Insistía en que debería ser más devoto a Chris.
Tome las cosas que alisté para el campamento y empezamos ambos a caminar por el bosque. En alguna parte lejana de esta una pequeña colina sería suficiente para localizarnos ahí. En un lugar remoto y lejano, los únicos que estaríamos ahí sería ella y yo.
Me ponía de nervios.
Al mismo tiempo me emocionaba.
Mi paso apresurado se detuvo cuando note la vista baja de Chris, sonreía, pero, lucía distraída.
—¿En qué piensas?—logre preguntarle.
—Estoy recordando el día en que te conocí—confesó.
—¿Cuándo me disparaste o me visitaste en atención médica?—ella se sonrojo.
—Cuándo te dispare...¿Qué pensabas de mi en ese entonces?—me preguntó con una sonrisa.
—Yo...—¿podría ser honesto con ella y decirle lo que sentí?—siendóte completamente honesto, ya tenía una ligera obsesión por ti aún sin haberte conocido.
Ahora yo era el sonrojado.
—¿Cómo?—dudo—¿Por qué?
—El día en que me tope con Vincent él me enseño una foto de ti, tenías el cabello corto y una expresión muy seria, yo estuve por días viendo la foto y preguntándome porque quería que te buscará—llegue a admitirle mientras me sobaba el cuello—. Lucías alguien normal...incluso llegue a pensar que eras una adolescente metida en problemas. Algo que resulto no ser así y termino siendo algo más increíble que cualquier cosa que hubiera estado en mi imaginación en aquel entonces.
—Wow...
—Te tenía algo de miedo—reí—, pero resultaste ser increíble.
Volvía a tomar mi paso, paso que se vio nuevamente interrumpido cuando la escuché:
—James...
—¿Qué pasa?
—Tengo algo que confesarte—admitió viéndome fijamente a los ojos. Yo solo alcé una ceja lleno de intriga.
—Dime.
—James, yo no soy una buena persona. No será la primera vez que te lo recalque, no lo soy—negó con su cabeza tantas veces que el mensaje se volvía claro—. Intento ser mejor...¿si? Intento ser menos de lo que era antes porque ahora sí tengo mucho que perder y eso no es lo que quiero para este mundo. Pero necesitas saberlo...yo he...he matado a personas porque han abusado de otras personas, he insultado, negociado, estafado...tú...¿estás seguro de que alguien cómo tú puede estar con alguien cómo yo?
¿Ella seguía dudando?
Ambos hicimos cosas horribles...
Y nada en el mundo va a cambiarlo. Nosotros no podemos.
Pero...salvamos al mundo de un ángel malvado. Bueno, dos.
¿Ese no era una señal de cambio para ambos?
—Chris...
—Yo tenía una amiga, ¿sabes?—¿Una amiga?—no era una amiga...era mi novia—oh mierda—. Ella era parte de la agencia, ella era...ella. Y yo era yo, nosotras discutíamos seguido, ella era más suave que yo y yo la perdí. Ella murió y ese día algo también murió en mi. En este mundo mueren los más inocentes y personas como yo se salen con la suya, yo no quiero que algo así te pase a ti, no podría, James. Tengo miedo de perderte...miedo de arruinarlo con mis estupideces.
Ahora me encontraba sorprendido.
No sabía que Chris había tenido una novia y menos que la había perdido.
Eso explicaba aún mejor su dolor y su pena al encontrarse con el amor.
Solté un ligero suspiro, acercándome a ella y tomándola del rostro con delicadeza.
—Chris, te seguiría eligiendo aún si has cometido errores. Ya no eres esa persona, quieres hacer de este mundo algo mejor, siempre lo has querido, solo no tomaste buenas decisiones al hacerlo. Pero puedes ser mejor que un asesinato, ambos podemos ser mejores, ¿vale? Tú vas a ayudarte y yo te apoyaré a crecer y a cambio tú me darás esto—le contesté dándole un beso suave a su frente. Uno que esperaba le recordará el valor que tenía para mi.
Luego, me aleje de su frente y le di el tan ansiado beso en sus labios. Tenían un mejor sabor del que recordaba.
—James...—contestó cuándo nos alejamos del beso—¿Crees que puedo curarme?
—Sé que puedes—afirmé rozando mi nariz con la suya—. Todos pueden ser su propio héroe. Ya no estás sola, Christine. Ya no más.
Ella me sonrió una última vez y se lanzó a mi para darme otro beso. Uno que duro cien años.
La tome de la cintura en el beso, ambos nos sonrojamos ante el tacto.
Al separarnos llegue a abrazarla y acariciarla de la espalda. Su tacto me decía muchas cosas, por un lado estaba el ahora inexistente dolor, por otro, su felicidad y su calma.
Era normal sentirme así, pero, jamás pensé terminar así.
—Vamos—me alejo ella después de un rato, tomándome de la mano y llevándome a mi a la cima de esa montaña.
Estaba feliz y esperaba que eso no terminará pronto.
Era curiosa la forma en que de todas las estrellas en el cielo me fijará en Chris en la tierra. Para mi, seguía siendo la estrella más brillante y radiante.
Y seguiría siéndolo para siempre.
Espero que al menos le guste a ella cada palabra escrita de este libro.
¿Si lo hace, Chris?
Att: James Cooper.
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