21| Todos mueren

—¡Dennis!

Llevaba corriendo más de diez minutos. Solo para toparme al dueño de mi ira. Me sentía compulsivo y lleno de enojo, mi cuerpo empezaba a controlarse solo. Al llegar hasta el hospital, él se encontraba afuera del cuarto de Cindy. Mi mano por pura inercia se transformo en un puño y rápido fue llevado a su rostro.

—¿¡Qué carajos!?—exclamó llamando la atención de todo el personal, pero para este punto, poco me importaba.

—¡Ella se fue!—le grité ahora tomándolo de la camisa—¡Ella se fue por tus malditas palabras! ¡Por tu estúpido egoísmo!

¿Estaba siendo egoísta también...?

—James...

—Ella se fue...—baje el tono de mi voz, empezando a suavizar el agarre—me dejo.

. . . . .

Nunca pensé que sería así.

Nunca imaginé decir adiós.

No de nuevo...

¿Por qué todas las personas que quería seguían déjandome?

¿Había algo muy malo en mi que ahuyentaba a todos? ¿Por eso me pasaba todo lo malo? ¿Era mi responsabilidad? ¿Era mi culpa?
¿Chris no va a volver?

—Toma—Dennis me había alejado del hospital, ahora llegamos a unos barriles cerca de las carpas y él se dispuso a entregarme una botella de agua.

—Lo siento...—me disculpe tomando la botella, pero rápido Dennis negó.

—Está bien, no te preocupes...cuentame que pasó.

Lo observe con la expresión más triste que mi rostro podía poner. Me sentía demasiado mal cómo para fingir no estarlo.

—¿Por qué le dijiste esas cosas?—pregunté.

—No era mi intención...estaba enojado, no debí hacerlo y lo sé...

—¿Por qué dices quererla tanto y al mismo tiempo la tratas así?

—Jamás es mi intención tratarla así...—confesó bajando su vista—James. No sé cómo hacerle entender el peligro que puede tener, el peligro que puede tener Cindy, ella o tú. No sé que hacer conmigo mismo...

—¿Por qué...?

—Soy una mala persona. Una que no cuida sus palabras ni acciones, pero aún así quiero el bienestar de ellas...yo solo no sé cómo dar a entenderlo.

—Dennis, lo que dijiste no estuvo bien—repetí—, el miedo nos hace sentir débiles, pero eso no justifica lo que le dijiste. Sé que...ustedes tienen sus cosas, pero ella ahora...

—Lo sé.

Me acómode en el barril.

Me sentía muy extraño.

Era cómo caer en un agujero en el que la luz era cada vez más lejana. Chris se había ido de verdad...me dejo solo.
¿Por qué?

Saque el papel de mi bolsillo, con miedo en mi toque abri el arrugado papel. Topándome con las palabras que se sentían tan extrañas de leer ahora.
Chris jamás decía "te amo" y eso estaba bien, lo entendía. Pero...¿por qué ahora? ¿Qué quería decir?

—Ella se fue...

—Ella no pudo haberse ido—nego Dennis viendo a lo lejos—, yo no...no lo decía en serio, estaba enojado.

Sorbí mi nariz cuando las lágrimas trajeron más de una reacción. Aunque rápido limpie mi rostro cuándo escuche a Caribe désde lejos.

—¡Chicos!

Desafortunadamente las noticias no eran mejores que la situación.

Se habían escuchado explosiones cercanas y al parecer varios soldados habían desaparecido. Dennis bajo del barril y me convenció de alguna forma en que ir era la mejor opción para mi. ¿Era así?
Antes de seguirles el paso, saque nuevamente ese papel de mi bolsillo. Aún si sería la última vez para sentir esas palabras, seguía sintiéndose mal.
Deje el papelito encima del barril y empecé a seguirlos con el paso apresurado, paso que fue detenido cuándo sentí algo muy extraño en mi. En mi cuerpo. Era cómo un tacto suave, pero al girarme no había nadie. Un escalofrío recorrió toda mi espalda, pero no me sentía listo para enfrentar lo que sea que fuera eso.

Un mareo acompaño el escalofrío, pero retome la postura siendo llamado por Dennis para seguirlos.

¿Sería suficiente para ella saber que somos capaces de derrotarlo?

Suspiré.

Con rapidez nos encontramos en la parte en que Caribe nos envió. Una ola completa de lo que parecían personas estaban acercándose cada vez más a nosotros, al pueblo mágico. Dennis ordeno a Caribe mandar el ejército que creamos y alejar lo más posible a los habitantes del Norte. Seríamos solo los dos por ahora.

—Dennis...

—No son humanos, James—completó girándose a mi—, no puedo permitirlo...

Sus ojos reflejaban un miedo nuevo en él. Uno que denotaba más compasión de su parte.

—Dennis, vas a ser padre—recordé—, pelea sabiéndolo.

Él me sonrió y asintió.

Ambos devolvimos nuestra vista al frente, él saco un arma de su bolsillo, ¿la cargaba a todas partes? Yo en un suspiro llegue a dar un movimiento con mi mano, el suficiente controlador para hacer aparecer la Excalibur en mi mano derecha. Nos vimos por última vez y luego corrimos hasta dónde esas cosas estaban.

Eran muchas, todo un ejército. Sabía que no era humanos, pero parecían. Dennis no tenía piedad alguna con las criaturas, ¿pero cómo yo no podría tenerla? La mayoría se veían cómo personas de verdad, cómo yo, cómo Dennis, cómo Chris...tener que pensar en eso cuándo se pelea era lo que me estaba condenando. Cada vez era más difícil tener que esquivar y soportar golpes. Además eran muchos.
El ejército que creamos no tardo en llegar, fue nuestra salvación. Varios soldados se encontraban en caballo y otros solo rendían con armaduras, pero de algo me constaba, sería suficiente.

Seguía sin poder soportar la idea de matarlos. Y eso estaba llevándome a perder el juego. Por más que quisiera...no podía.

Las criaturas se volvían más agresivas con cada golpe que podía darles. Una de ellas en especial, empezo a atacarme después de que la golperá. Me acorralo en la roca cercana que había en el campo, si no fuera por mi espada—que evitaba el contacto—, me hubiera quedado sin rostro.

Dennis estaba lejos, peleando con su propio lío. Pero yo estaba siendo atacado y mi fuerza estaba acabando.
Cada vez era más débil...¿y es qué con que fuerzas podía yo empuñar la espada?

¿Cómo?

Un movimiento lo detuvo todo, por un momento pensé que se trataba de Dennis, pero todo fue...rápido.
Una espada filosa atravesó el costado de la criatura, alejándola de mi pude observar a mi salvadora.

Era ella.

Estaba ahí, ¿estaba muerto o era en serio?

Era Chris, agitada, pálida, empuñando la espada de Azrael. ¿Estaba herida?

—Chris...

—James...lo siento tan...—deje mi espada en el suelo, acercándome por completo a ella y abrazándola. Está vez no me importo nada más que sentirla.

Por un momento...pensé que la había perdido. Que no podría volver a verla jamás. Luego estaba ahí, de pie al frente mío, era de verdad, estaba tocándola.

—Debí abrazarte más—debí hacerlo. Debí mantenerla en cama conmigo y que no saliera jamás para que no tomará la decisión de irse...

—Jamás sabes cuándo será el último—prosiguió abrazándome con fuerza.

—No vuelvas a hacerme eso...no lo hagas, ¿vale?—le rogué apartándola de mi abrazo, pero aún sosteniéndola de los hombros.

—Te lo prometo, no lo volveré a hacer—ella me dedico una sonrisa que me reconforto. Que me alento. Me dió un beso que supe disfrutar aunque fuera corto.

—¿Christine? ¿Estás viva?—Dennis interrumpió el beso. Hizo que Chris se alejará de mi toque.

—Eso creo—Chris no pudo ni responder bien, Dennis la abrazo con fuerza, incluso aplastando gran parte de su torso.

—Perdóname. Sé que te lo he dicho muchas veces y no podré merecerlo jamás, pero perdóname—Christine seguía distante a su afecto.

—Sé que no era tu intención, estabas enojado—aclaró—, hay que pelear, ¿vale? Tenemos que ganar.

¿Habría alguna mínima posibilidad de ganar y no arriesgar nuestras vidas? ¿En que sobrevivieramos?

—Tenemos que hacerlo—quería tener mi esperanza intacta. Con algo se timidez lleve mi espada hasta el centro, dónde esperaba mi gesto fuera correspondido.

—Pasemos a historia—ambos pusieron las armas que utilizaban en el centro. Fue lo que termino dandome la fuerza que buscaba.

—Hay que asesinarlos no hay otro modo—explicó Chris alejando su arma del centro.

¿Tenía que...?

¿Esas cosas seguían siendo humanos?

Suspiré.

—Bien.

—Así será—respondió Dennis.

Pelearíamos hasta que cada hueso se rompa. Preferiblemente no, pero era emocionante decirlo.
Chris saco esas grandes alas de diferente color, al parecer la estaba yendo bien manejándolo. Dennis se convirtió en lobo y yo tomando en posesión mi Excalibur saque mis alas y me dispuse a pelear. No era tan diferente a mi entrenamiento.

En los primeros días Chris me daba buenas palizas, me tiraba al suelo una y otra y otra vez, era más fuerte que yo. Ella me enseño a usar cada parte se mi cuerpo no solo para esquivar, también para ejecutar mi fuerza. En ese entonces ella desconocía mis habilidades gracias a mi sangre "dorada", pero ahora que ya sabía combatir mi fuerza sería mi mejor ayuda.

Seguí peleando con mi espada. Un truco que aprendí gracias a mi fuerza y a la magia de mi espada eran los golpes en el suelo, estos podían generar temblores que llegaban a derribar a las criaturas, para mi era suficiente ayuda. Logre ver cómo Dennis estaba recibiendo una paliza, a lo que rápido llegue hasta él a ayudarlo. No me atrevía a ser tan letal cómo los demás con las criaturas, hacía lo que podía para matarlas.

—Gracias—asentí a Dennis. Él me sonrió.

Si pudiera tocarlo sabría lo que pasaba por su mente en ese momento. ¿Si lo habría sabido lo hubiera detenido? ¿Me habría alejado?

—¡Cindy!—gritó Chris. Ambos nos giramos a ver a ella, al parecer Cindy había salido de la cama y había atacado ella misma a Azrael.

Azrael y Haziel...ya estaban ahí. Y si no fuera por el movimiento de Cindy, hubieran atacado a Chris. Cindy le corto la manó a Azrael.

Dennis fue el primero en correr a toda velocidad hasta dónde se encontraban. Yo tarde en llegar gracias a varios imprevistos llamados: demonios en humanos.
Pero cuándo llegue perdiendo el aliento, me tope con una Chris herida y una Cindy decidida a quedarse.

—¿Por qué está ella aquí?—les pregunté.

—¡Estás embarazada, Cindy!—le recordó Chris en un reclamo, tomándola del brazo—Corres mucho riesgo estando aquí, tienes que irte.

—Puedo ayudar—dio una muestra de su determinación, golpeando el suelo con su pie provoco un deslice de tierra, lo que solo llevo a la destrucción a una de las criaturas. Desconocía ese poder en ella—, de verdad.

Pero ella ya salió herida una vez...
Y no solo se trataba de ella, se trataba ahora de su bebé.

—Puedes salir herida...—solté con preocupación—esto no son las trampas de la pirámide, esto es una guerra.

—Me quedaré—¿hacía falta decir lo demás? ¿Insistir?

Cindy no iba a irse por más que Dennis y Chris la alejarán del lugar. Y ellos estaban cerca de hacerlo, pero nuevamente un temblor sacudió el suelo. Esta vez no era mi espada ni Cindy. Era Azrael.
El suelo se lleno de grietas y en medio de todo el campo, Azrael se encontraba dividiendo la tierra en dos. Había encontrado la puerta el infierno y está vez, nada lograría revertir su plan.
Haziel, lleno de ira, corrió hasta Azrael. Por un momento pensé que ayudaría a abrir la puerta, pero lo que resulto me dejo boquiabierto. Él fue directo a atacar a Azrael, se veía en sus ojos, en su postura. Su arrepentimiento no tomo en sorpresa a Chris, pero a todos los demás sí. Lástimosamente Haziel no tuvo suerte.

Azrael lo sujeto con fuerza, no tuvo paciencia. Termino tirándolo al suelo y en un movimiento, unas garras salieron de la tierra, llevándose el cuerpo de Haziel.

—¡Haziel!

El grito de Chris me tomó por sorpresa.

Sus ojos siempre reflejaban miedo cuándo se trataba de Haziel, pero ahora...veía tristeza.

¿Algo faltaba en este rompecabezas?

Fruncí el ceño. Aprete el mango de mi espada y arrebate mi ira. Está vez no la usaría en mi contra o en alguien que quiero. Corrí y extendí mis alas para dar un brinco hasta Azrael. Lo tome desprevenido gracias al sacrificio de Haziel, pero eso no basto para dar un golpe. Me tomó del cuello con fuerza, ahorcándome. El agarre de mi espada se volvía débil, mi respiración se acababa.

Manos ocupadas.

Solté un gruñido, llegando a patear directo al torso de Azrael. Eso logro debilitar su agarre, pude huir. Dennis no tardo en correr hasta Azrael transformado en lobo, atacándolo con sus feroces dientes mientras yo me lanzaba a él para tirarlo al suelo.
Cindy no tardo en correr a Azrael para golpearlo con las ramas que sacaba del suelo. Todos estabamos golpeando, atacando. Yo daba puñetazos lo que me llegaba a traer recuerdos.
Más de una vez, cuándo me canse de aquellos golpes derribaba a mis enemigos con puñetazos en sus costados, lo que desaro varias malas conductas y expulsiones en mi escuela. Pero está vez no era una escuela...

Dennis le grito a Chris que no se acercará y es que coincidía, ella era lo que él buscaba y que estuviera tan cerca ya era un peligro para todos. Ella empezo a disparar désde lejos la espalda del ángel de la muerte, lo que solo lo enfureció mucho más. En un brusco movimiento, lanzo a Cindy tan lejos cómo su fuerza sobrehumana le permitía. Eso nos distrajo a Dennis y a mi. Chris se encargo de evitar un golpe grave en ella sosteniéndola antes de caer.

Dennis estaba ya de camino a ver a Cindy, me quede sola con Azrael.
Un golpe fue dirigido a mi estómago e hizo que cayerá de rodillas en el suelo. Tosiendo por la perdida de aire.

—¿Por qué haces esto?—preguntó mientrás me sostenía mi barriga, acercándose a mi. No respondí y eso hizo que sacará unas ramas del suelo para alzar mi cabeza a él, tomándome del mentón con una fuerza que podía hacer que me doblara el cuello a la mitad—¿Es por ella?

—¿Por qué comenzaste esto?—cuestioné, él solto una risa.

—Incluso los ángeles pueden morir, necesito un legado.

—¿Por eso lo hiciste en mi?—mis ojos se volvieron llorosos y no solo por los golpes, esta vez mi boca sangraba.

—Por eso lo hice en ustedes. Jamás planeé que mi propia sangre fuera revertida en una jugada con la futura reina del inframundo, jamás pensé que tú me la quitarías, pero pasó y por eso jamás te perdonaré.

—¿Perdonarme...?—tosí—¿Por qué yo tendría que rogar un perdón?

—Tú lo sabes, James—cada vez alzaba más mi cabeza—, tú eres mi sangre.

Eso termino siendo el colapso definitivo en mi.

Las lágrimas y la sangre se mezclaron en mi rostro conforme perdía el control.

—Prefiero el castigo eterno a tener que compartir tu sangre.

Había perdido el control, no controlaba mis movimientos, pero está vez sí podía ver que estaba haciendo. En un golpe eleve mi espada a él para alejarlo de mi. La espada no sirvió de mucho ya que Azrael la arrebato de mis manos. Mis alas se movían al ritmo en que mis golpes eran dados. Por un momento me sentí infinito.

La fuerza que ejercía no era controlada por mi compasión y eso derivaba en él dolor que jamás imagine llegaría a sentir el ángel más despiadado. Pensé que eso sería suficiente. Pero Azrael era mucho más fuerte.
En un chasquido las manos que antes atacaron a Haziel me tomaron de los pies y empezaron a empujarme. El brillo que denotaban mis ojos ante mi perdida de autocontrol se desvaneció, volví en mi en el peor momento posible.

Dennis, intento rescatarme...

Volvió antes de ir con Cindy y empezo a morder cada mano.

Y no tardo en regresarse su jugada. Porque tan pronto cómo se acerco a mi, Azrael llego a atravesar su pecho con su mano.

—¡Dennis!—grito Cindy.

—No, no...—las manos dejaron de atacarme, Azrael se alejo de la escena y yo rápido me acerque a Dennis. Su forma humana había vuelto y ahora podía verse de mejor forma la herida que le dejo Azrael.

Sentía dolor, mucho dolor. Su corazón estaba dejando de palpitar y yo podía sentirlo.

—Dennis...vamos, levántate, tienes un hijo—rogué empujándolo del brazo—¡Cindy haz algo!

Cindy llego a sentarse a su lado, manteniendo su piel ahora pálida encima del brazo de Dennis.

—No puedo...

—¿Qué?

—¡No puedo! ¡Mi poder es más un...un analgésico que una cura!

Dirigí mi vista a Dennis. Su mirada estaba perdida, su tacto temblaba. Todo se estaba volviendo borroso para él.

En un momento de distracción, giré mi vista en busca de Chris, topándome con la escena más aterradora. Azrael llego a quitarle las alas.

—¡Chris!—le grite.

Chris soltó un llanto desconsolado por el dolor. Sus gritos y gruñidos eran audibles. Todo fue tan rápido. Llegue a ponerme de pie, corrí tan rápido cómo pude. Llegando a empujar a Azrael del lado de Chris. Ella se levanto en medio de las lágrimas, corriendo hasta Dennis.
Mantuve mi vista en que Azrael fuera alejado de nosotros por ahora. Luego corrí otra vez hasta Dennis.

Llegue corriendo hasta ellos, con mi mente aturdida aún por el borro recuerdo del tacto de Dennis. Jadeaba de dolor, deje la espada a mi lado sentándome de rodillas.

Chris y Cindy se gritaban sobre si curar a Dennis mientras él seguía negando. ¿Por qué?

Pero Dennis detuvo la conversación ahora tocando a Chris.

—Christine...haz que este mundo sea seguro para mi hijo.

—Dennis no...

No podía estar rindiendose. Tenía que levantarse, ¡que pelear!
Me acerque más a él, a lo que recibí solo una sonrisa de su parte. Una débil, una genuina. Eso detuvo todo pensamiento en mi...

Cindy le dio un beso a Dennis. Luego su mano dejo de temblar. Llegue a tocar su pie. Su pulso ya no estaba, la sangre que antes corría tan ferozmente por sus venas ya no estaba circulando. Cada parte de su energía, nada. No había nada...

Chris se puso de pie, alejándose de la escena.

—¿Chris...?

Los jadeos constantes de Cindy detuvieron mi vista. Ella lloraba, gritaba mientras agarraba a Dennis aún. Susurré su nombre acercándome a ella, con suavidad la tome de los hombros y empecé a alejarla del cuerpo de Dennis.

Ella pataleaba y gritaba, yo la sostenía y acariciaba de la cabeza. Pronto mi vista se enfoco nuevamente en Chris, quién estaba a la orilla de aquel nuevo agujero en el suelo. La puerta había sido abierta...

—¡Chris!—le grité, pero ella se lanzó empujando a Azrael.

Sostuve a Cindy con miedo, ella se giro a verme aún llorando.

—¡No podemos perderla a ella tampoco!—exclamó empezando a alejarse del abrazo.

—¡Por favor calmate! ¡Algo puede pasarte si te mueves!—yo estaba muy aturdido y adolorido. Justo cuando mis palabras fueron pronunciadas, del agujero empezaron a salir criaturas raras. Todos tenían formas únicas y distintas. Unos parecían murcielagos, otros dragones, otros serpientes y otros también, parecían insectos. Cubrí a Cindy para que la oleada de criaturas no la lastimará y cuando se fue alejando el camino la solté.

—¡Tienes que ir por ella, James!

—Solo...tienes que esconderte. ¡Rápido!—le ordene tomandola de las mejillas. Ella rápido asintió. Me alejé de su tacto y tome la espada otra vez.

Corrí hasta la orilla. Estaba lleno de demonios. Seguían escalando y volando dependiendo de sus propias habilidades. ¿Cómo podría bajar así?

Suspiré extendiendo nuevamente mis alas. Luego me lancé hasta el fondo.
Las alas estaban siendo quemadas poco a poco, lo único bueno es que no llegaba a tanto cómo para volverlas cenizas. Claro que dolía y más de una vez perdía el equilibrio. Los demonios me veían en todas partes, ese agujero era osuro en su totalidad y sin hablar de las escaleras en forma de espiral que se encontraban al lado del agujero, justo en su contorno.

El camino fue largo, no tarde una eternidad gracias a que tenía alas, pero aún así, era complicado. Con el paso torpe llegue hasta el suelo rojizo que cubría la superficie. Hacía mucho calor, todo era rojo y negro. Era cómo estar en un lugar lleno de viento caluroso, cómo presenciar una lluvia de ceniza después de una catastrofe.

Era el maldito infierno.

Tan pronto cómo llegue mis ojos se llenaron de esa extraña ceniza, la bloqueé con mi mano y a lo lejos pude ver.

Pude presenciar ahora la sola presencia de Chris, lo que me lleno de alivio en los primeros minutos. Pero después todo fue horror...
Note cómo un arma filosa caía désde su costado y al girarse a mi pude notarlo, su blusa estaba tiñiéndose de rojo por la sangre que fluía. Ella lo había logrado, lo había derrotado, pero él le daño de igual forma.

—¡Chris!—corrí hacía ella; ella solo se dejo caer a mi con debilidad. Su tacto era muy poco favorable.

—La puerta...la puerta tiene que cerrarse—gruñó, yo la tome en brazos. Acómodandola en mis manos, era liviana. Su dolor estaba consumiéndola, era tan fuerte.

Tan rápido cómo la tome, logre portar mi espada y al mismo tiempo la espada de Azrael. Luego volé de nuevo hasta la superficie.

Al llegar arriba me tope con Cindy aún en la puerta, eso me hizo molestarme, pero no era tiempo de hacer esto.

—¡Cierra!—exigí, Cindy aparto las alas de la entrada y así la puerta se cerro. El ejército que formo Azrael había caído. Todos se desvanecieron cómo ceniza. Era el final..

—Christine...—tras escuchar a Cindy regrese mi vista a ella. Chris sangraba y mucho, su mirada intentaba no concentrarse en mi por una razón que desconocía. Me senté en el cespéd, manteniéndola en mis brazos.

No, no, no.

Seguía negándolo.

Lleve mi mano con fuerza a su adbomén, la sangre ahora ensuciaba mi mano.

—James...

—Chris, Chris, por favor—rogué, tomando con mi otra mano su mejilla mientras con fuerza seguía presionando su herida—, te llevaremos al hospital. Caribe ya viene...

—James—volvió a repetir, tomando mi mano y alejándola de su herida. Llevo mi toque manchado de rojo a su mejilla y me sonrió.

Esto tenía que ser una pesadilla...

¿Lo era verdad?

¿Seguía en cama con ella? ¿Seguía esperando sus noticias?

—Chris...no me hagas esto—le suplique.

Sus pulmones empezaban a tardarse en dar sus respiraciones. Su corazón palpitaba lento...

Sentía su dolor, sentía el mío. Era una mezcla de dolor emocional con un dolor que podía compartir con ella. Llorar era lo inevitable.

—No pongas esa cara...—le dijo a Cindy cuándo se giro a verla.

—Christine...—ella jadeaba más de dolor, coloco su mano en mi hombro, estaba desesperada, cansada.

—James...el poco tiempo que me otorgaste ha sido el más maravilloso.

No, no, no.

No estaba listo para decir adiós.

No podía, no. Ella no.

—No...

—Shh, James—me sonrió nuevamente, dejando ver la sangre de su boca, llevo su mano a mi mejilla.

—Chris...

—Te amo.

No otra vez. Esas palabras no...no podían ser una despedida ahora. ¡Ahora no!

El dolor ocasiono que ella empezará a llorar y llevará sus labios pálidos a los míos. Me dio un beso, uno suave. No quería que fuera el último...

Poco a poco el dolor fue esfumándose de su vientre, de sus articulaciones. Su respiración se volvía lenta, su mirada perdida...Dios, no.

—Chris, te amo. Te amo, por favor quédate...dijiste que irías a terapia...hablamos de que haríamos al terminar, ¿recuerdas? Por favor...por favor..

Chris me dio otro beso, uno débil, uno pequeño.

—Te amo y te seguiré amando, James.  Una vez...dije que no dejaría que los "malos" se salieran con la suya, luego yo me convertí en la mala. Por favor, no sean iguales—ordenó con su tono de siempre, incluso llegue a pensar que tal vez no era muy tarde.

Estaba esperanzado.

—Christine—le susurré—, nunca fuiste malvada, nunca fuiste lo que dijiste que arreglarías, eres humana, la mejor humana que hemos podido conocer, por favor...—rogué a más no poder, otorgando otro ligero beso en sus labios.

Pero luego se terminó.

—James...—soltó Cindy.

Su dolor desapareció.

Su corazón se detuvo.

Ya no latía.

Ya no respiraba.

Ya no había más...

—¡Chris! ¡Chris, por favor!—suplique una vez más aferrandola a mi—No te vayas, no te vayas, quédate conmigo, por favor, te lo ruego. No volveré a mentirte, no volveré a ser malo, no volveré a hacerte daño, por favor, despierta...

Sus ojos se cerraron. Ella ya no se movía. Seguía llorando, su dolor había terminado, ¿pero qué hay del mío?

El mío había comenzado.

Seguía negando...llegue a darle otro beso a Chris, con esperanza de sentir sus latidos, su sangre corriendo por sus venas, ¡Alguna señal!

Algo que no ocurrió, algo que hizo que solo me manchará de su sangre.

—James para...

—Por favor...por favor...—observe el cielo. Las nubes grises daban paso a una tormenta, una que no limpiaría los desastres que el infierno había dejado...

En eso un sonido.

Una sensación.

Un solo rocé...

Confundido ante ese sonido que me susurraba en el oido. Llegue a tocar de nuevo del brazo a Chris.

Estaba en lo cierto. Lo estaba.

—¡Ella está respirando!—le grité a Cindy.

—Para con eso, James..

—¡Cindy!—exclamé ahora deteniendo mi llanto por unos segundos, ella se me quedo viendo extrañada.

—Está...

—¡Está respirando, Cindy! ¡Christine está respirando!

. . .

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