2| Sus ojos son Andromeda
Cinco días desdé que fui arrestado. Mi salud había mejorado considerablemente, ya no tenía malestar estomacal por la cantidad incontable de alcohol en mi sistema. Me dispuse a desayunar algo ese día al despertar. Había logrado dormir bien los anteriores días, era un avance.
Ese día en especial me había levantado de buen humor, era algo raro ya que había perdido todo en menos de una semana. Quizás era eso lo que me tenía bien, saber que no había nada más que perder. En cambio...podía ganar algo. La verdad se aproximaba en la esquina y la chica de la foto seguía persiguiéndome en mis sueños, no podía sacarla de mi. Me sentía mal al sentirme así, era confuso, pero tenía la certeza de que algo malo pasaba entorno a ella y yo iba a ser su verdugo. Lo presentía...
Mi puerta fue tocada, me habían enviado una carta, pasando esta por debajo de la puerta. Deje el cereal que comía en la mesa, lucky charms acompañándome en mi miseria. Me levanté de mi asiento y fui hasta la puerta, recogiendo el sobre del suelo. De forma misteriosa el sobre no tenía una carta, sino una tarjeta con un número. Tenía la palabra "Haziel" marcada en plateado hasta abajo. ¿Qué iba a hacer con eso?
Fui a mi teléfono, marcando el número que contenía la tarjeta. Tardo un poco en tomar señal, pero alguien contesto.
—James—sentí un escalofrío, ¿era Haziel?
—¿Si?—cuestioné, sentándome otra vez en la mesa.
—Bosque de Sherwood—ahora estaba confundido...
—¿El bosque qué?
—¿Quieres recuperar tu empleo? Te ayudaremos, solo tienes que ir allá al medio día.
—Pero, Haziel—me colgó.
Grosero.
Mi empleo...bueno, no quería volver allí, pero las cuentas no se pagarían solas. ¿Qué tenía que hacer exactamente? ¿Qué iba a hacer? Termine mi cereal de forma veloz, tome mi bolso y metí la cámara profesional que utilizaba en mi trabajo, junto a mi Polaroid. Me puse mi abrigo marrón y salí del lugar, pidiendo un taxi hasta el bosque Sherwood, algo que costó.
El viaje fue algo largo, llegué justo al medio día. El bosque estaba lleno de personas, ¿por qué Haziel me mandaría a un lugar así?
El bosque era un lugar bastante lindo, yo crecí cerca de uno. Aún si me dejaban salir pocas veces, disfrutaba de cada bocanada de aire que podía tomar en ese lugar. Era...simple, era natural. Era estar alejado de todo lo que una vez me hizo mal, uno de mis sueños de pequeño era vivir en un lugar así, alejado de cualquier persona, cualquier edificio, cualquier noticia. Solo ser feliz. Claro que...también decía querer ir a la luna un día.
La astrología fue mi tema favorito de pequeño. Mis referencias a estos eran significativos cuándo quería describir cualquier cosa o hablaba solo sobre esto. Intentando memorizar el nombre de cada constelación. Era algo que recordaba con dulzura, dicen que no hay nada más sagrado que la inocencia de un niño. Creía con seguridad en eso.
Mi psicóloga seguía repitiéndome a mi que sigo teniendo esas ideas en mi mente por los traumas que tuve con mi padre. Al no lograr cumplir esos sueños, esas fantasías, al no tener una infancia, seguía sintiéndome cómo un niño. Eso...me ofendió un poco, me habían repetido muchas veces que yo parecía un niño, no me gustaba serlo. Que una persona le diga "niño" a un hombre de veinticinco años no es un cumplido.
Volviendo al tema. El lugar era lindo.
Caminé dentro del bosque, tome varias fotos al paisaje y a los pájaros. Quería mantenerlo en mi memoria bastante tiempo, seguí caminando, siguiendo ese aroma a flores que dejaba en el aire. Llegue a una parte especifica del bosque—que parecía ser bastante alejado—, una donde varios niños se encontraban paseando. Varios niños que eran huérfanos, lo supe por quién los llevaba. Era una excursión. Todos estaban juntos siguiendo a la monja a su cargo. Era algo lindo si no fuera porque estaban en un Orfanato, varios no son muy cuidados que digamos.
Los observé por un rato, me anime a tomar una foto con la Polaroid. Al tomarla empecé a sacudirla un poco para poder verla, pero salió algo borrosa, uno de los niños se había movido de lugar. Quité la foto de mi vista, volviendo a ver a los niños noté que faltaba uno.
Era un bosque grande...¿y si se perdía? Lo busqué con mi mirada, encontrándolo de lejos, alejándose cada vez más dando pasos. ¿Adonde se dirigía?
—Hey—exclamé para que me viera, pero no lo hizo—¡Niño!
Empecé a caminar hacía él, buscando una forma de detenerlo y devolverlo con los demás lo más antes posible, no era un lugar seguro si Haziel me mandó ahí. Además podía perderse...no quería eso. Corrí hasta él cuándo note que detuvo su paso, tocándolo del hombro. Eso fue el detonante.
Él se giró a mi, poniendo sus manitas en su cuello, tenía un raro polvo rosado en su nariz, ¿Qué había pasado? Cayó al suelo, yo me senté alarmado en el suelo y lo sostuve en mis brazos. El niño empezaba a ahogarse, podía sentirlo. Sentía cómo su nariz ardía, cómo su garganta empezaba a cerrarse haciendo que yo también perdiera el aliento, ¿Qué hacía ahora? Empecé a sacudirlo, abriendo su boca para ver si había algo adentro, pero eso no era lo que sentía. Había inhalado algo extraño y las consecuencias estaban dándose a paso cada segundo. Podía sentir cómo cada órgano se movía de lugar, cómo los destruía, los detenía.
¿Qué puedo hacer...?
Empecé a llorar de la frustración, del dolor, no paraba, estaba sufriendo. ¡Necesitaba ayuda! ¿Por qué Haziel me mandó a tomarle foto a esto? Era una basura...
Todo termino.
Sus ojos se perdieron, dejo de llorar, dejo de quejarse. El dolor había terminado, su vida había llegado a su fin. No podía explicar cómo me sentía en ese momento, no pude hacer nada. No pude salvarlo. ¿Así de inútil tenía que ser? Quería salvarlo y no pude...
Quedé inmóvil por un momento, pero tan pronto cómo se acerco a mi una persona me levante del suelo, dejando al niño en este. ¿Qué sería de mi? Llorando y lleno de frustración hui del lugar. Claro que...caí varias veces corriendo por el aturdimiento. Llegando a usar fuerza de más.
Al caer en uno de los árboles partí la corteza, eso fue un accidente...
Llegue hasta el taxi de nuevo, pagándole para que me regresará a mi departamento. Quería alejarme de ese lugar rápido y eso hice. Llegando a mi departamento aún aturdido, cerré la puerta con rapidez. Sentía miedo. Si Haziel le había eso a un niño ¿Qué podría llegar a hacerme a mi? Seguía sintiéndome culpable por el pequeño...observe mis manos. ¿Qué era más inútil que estás?
Estuve la mayor parte de mi día así, sé que esto es un diario y tendría que ser más especifico con lo que siento, pero era difícil...de por sí hablar una vez a la semana con alguien sobre mis problemas lo era. Escribir todos los días cosas que recordaba, me pasaban o sentía era aún más difícil. Más cuándo no tengo ganas de nada.
Son las seis de la tarde, quiero salir de mi habitación. Por más que me duche me sigo sintiendo podrido. Temo de lo que esto me provoque, pero quiero salir. Quiero irme de mi departamento y regresar al bosque, ¿ya se habrán llevado el cuerpo? ¿Ya no estará ahí? Si había alguna forma de regresar, quería hacerlo. Quería intentar llegar a una solución pronto.
Así que salí.
Tomé otro taxi para llegar a Sherwood, después de estar todo el día reflexionando me había dispuesto a hacer algo por mi mismo. No fui con mi cámara, pero sí mi Polaroid, también lleve mi diario. Escribir en el auto era algo que no recomiendo.
Se hizo completamente de noche cuándo llegue, el bosque ya estaba cerrado, pero de forma extraña no había nadie...ni policías, ni noticieros, nadie. ¿Qué estaba pasando? Salté una cerca para pasar, empezando a caminar en todo el bosque.
No recordaba en que sitio había sido, el bosque era extenso, lo único que tenía que buscar era el árbol que por accidente rompí. Lo encontré después de media hora de estar buscando. Podía contar los pasos desde ahí para llegar al lugar de los hechos. La grama se veía algo aplastada, yacía el cuerpo del niño ahí antes. Toque ese sitio del piso, sentía lo mismo que cuándo tuve al niño en brazos. Odiaba hacerlo...odiaba recordarlo, odiaba sentirlo. Con todo mi ser.
Me perdí por un momento, momento que fue interrumpido por un ruido cercano a mi, lo sentía en la tierra, alguien se acercaba. Abrí bien mis ojos ante el ruido, levantándome y ocasionando ruido con este movimiento. Una linterna me alumbro el rostro.
—¡Hey!—era la voz de una mujer. ¿Era policía? No tenía ni idea, pero corrí—¡Detente!
La mujer empezó a seguirme, era hora de usar mi velocidad a mi favor, corría lo más rápido que podía, no me detendría. Claro que varias veces casi me tropiezo con las ramas del suelo o malos pasos puestos sobre el suelo.
—¡Mierda!—exclamé al casi caer una de esas veces. No había perdido a la mujer, era claro que estaba decidida a atraparme fuera con sus pulmones o no.
—¡Será a las malas entonces!—un disparo sonó.
¿A qué había disparado? Oh. A mi.
Caí al suelo por el dolor, sostuve mi pierna por un rato, dolía cómo el demonio. La bala no entro a mi pierna, pero sí lastimo bastante esta.
No había tiempo para el dolor, me habían atrapado. La mujer se acerco a mi poco a poco, alumbrando mi rostro hizo que fuera costoso verle el rostro, pero cuándo aparto la linterna pude observarla...
Tú.
Tú otra vez, era ella. La misma chica de la fotografía. Aunque era distinta...se veía distinta. Podía confirmar mi duda, ella siempre se veía seria, aunque ahora se veía más opacada. Su cabello era negro y estaba más largo, hasta su hombro. Me perdí en su mirada por un rato. Una mirada azul...una seria, pero llena de emociones, parecía llevar una batalla de emociones que semejaban tal expansion con Andromeda, a esto me refería con las referencias..., podía verme reflejado en sus oscuros ojos, ¿lucía asustado? Parecía que vi a un fantasma, tal vez así era. Cho existía, estaba delante mío. Andromeda se quedaba corto con todo lo que reflejaban sus ojos.
—¿Quién eres?—me preguntó. Su arma aún era agarrada por su mano, su ropa era simple y cómoda, no dejaba ver piel, tal vez no le gustaba la atención. Carecía de muchas cosas que le resaltarán...pero esos ojos. Eran hermosos.
Tragué en seco, el dolor había vuelto tras dejar de lado mi análisis, deje caer mi cabeza al suelo.
—Estoy en problemas, ¿no es así?—cuestioné con un humor algo raro de mi.
—Lo estarás si no contestas—me amenazó.
—Estoy perdido...—susurré—James, mi nombre es James.
—¿James qué?—volvió a preguntarme.
—Cooper—me quejé. El dolor ahora era insoportable, estaba manteniendo mi respiración para aguantar el dolor. Eso hizo llamar la atención de la chica, quién se acerco ahora angustiada a mi. Pude ver otra vez sus ojos, ella se arrepentía de hacerlo...solo lo hizo para detenerme. Claro, no era justificación, dolía horrible.
—No te muevas—se acerco a mi pierna.
—¿Qué? ¿Qué hace?—pude soltar, ella se coloco al lado de mi pierna, intenté sentarme, eso hizo que doliera aún más.
—Dije que no te movieras—ella daba miedo.
—Lo siento...—ella se quedó quieta por un momento, observándome. Eso me hizo sentir un ligero malestar. Ella era muy seria, daba miedo las reacciones que podría tener sobre mi.
—Lamento dispararte—se disculpo, ¿lo hizo?
—Me lo merecí—hubo silencio de su parte, ahora observaba mi pierna, intenté acercar mi vista, pero ella no me dejo.
—Huiste—me distrajo—, eres sospechoso ahora. Ella agarro mi pierna, ya en su mando la coloco encima de sus piernas. Pude sentirla...
Jamás había sentido algo así. Su reacción era muy contraria a lo que ella expresaba, sentía miedo...dudo que solo fuera esta vez. Lo sentía todo el tiempo, era algo de lo que ella estaba acostumbrada, sentía odio. ¿Una persona cómo ella podría sentir odio? Tenía mucho remordimiento acumulado en su ser.
Rompió un pedazo de su camisa, su ombligo fue visible. Con ese pedazo enrollo mi pierna herida.
—¿Es por lo del niño?—ella apretó, haciéndome soltar un quejido más grande.
—Estarás bien—me cambio de tema.
—Yo...yo no tengo nada que ver con el niño, lo... lo prometo, fue una casualidad—¡Estaba mintiendo! ¡No quería mentir!
—No puedo hacer nada, tendré que llevarte.
—¿Eres policía?—si era así tenía que despedirme de mi vida.
—Algo así—ladeé mi cabeza.
—¿"Algo así"?—volvió a apretar la camisa en mi pierna, eso fue la gota de todo, por fin pude notar mi pierna, la sangre que corría de esta—¿E-Eso es sangre?
Otra de las buenas razones por las que nunca fui doctor, era porque no me gustaba ver sangre. Era lo divertido, era tan jodidamente divertido que caí desmayado en ese momento. ¿Existía alguien más bobo que James Cooper? Imposible.
Había conocido a la mujer de la foto, no solo eso, me disparo. ¿Con qué tipo de gente me había metido?
Desperté en lo que parecía un hospital, al menos así se veía en la habitación. Cuándo intenté moverme unas esposas me limitaron, estaba en una camilla esposado, la suerte estaba a mi favor las últimas semanas por lo que podía percibirse. Suspiré lleno de resignación, intenté moverme lo menos posible para no lastimar mis muñecas. Hey, ahora sentía mi pierna. Esto es tan cómico que podría reír por horas...no, no. Esto es tan DEPRIMENTE que podía llorar por días.
¿Debería llorar o reír?
La puerta del cuarto fue abierta, dejando ver a la pelinegra de antes, aunque ahora otra era quién entraba. Los cabellos de ella eran rubios y en su rostro decoraban lentes negros y cuadrados. Parecía elegante, usaba falda y blusa pegada que marcaban su cuerpo. Junto a la bata médica...era la doctora.
—Despertaste—me sonrió.
—Sí...—¿estaba decepcionado de eso? Maldita sea, mi psicóloga tenía razón—desperté.
—¿Recuerdas algo?
—Sí—me temo que sí.
—Me alegro de eso—me senté en la camilla cómo pude, las esposas dolía, mi pierna dolía—, el dolor es normal. Pero sanarás pronto.
—Uhm...¿Dónde estoy?
—Tendrás que responder mis preguntas antes.
—Adelante—me crucé de brazos.
—Así que, ¿James Cooper?
—Sí.
—Hombre de pocas palabras.
—Sigo algo aturdido...
—Bien, mi nombre es Cindy Khal—me estiró su mano...¿Cindy? Cindy...Cindy...Cindy Khal. ¡Cindy Khal! Era ella la muchacha que días atrás me mencionó aquel hombre—, es un gusto.
Sonreí, ¿estaba salvado?
—Digo lo mismo—nos dimos un estrechón de manos, luego me soltó.
—Sé que tu estado es delicado, de confusión total y el aturdimiento no va a mejorar pronto, el dolor sí, pero por ahora eso provocará varias reacciones en ti.
—Lo sé—asentí.
—James, ¿sabes por qué estás aquí?
—No sé donde estoy—recordé—, pero me dispararon, creo que por ahí va el asunto.
—¿Conoces la agencia O.I.M.P?
no sé que responder a eso...
—Yo...
—¿Sí o no?—era firme.
—No.
—Mientes—¡Idiota claro que mientes!—. Encontré un muy corto expediente sobre ti.
Sacó un pedazo de papel de su bolsillo, ¿Cómo pudo obtener eso? Sentía miedo ahora de lo que podía decir...
—¿Qué dice?
—Fuiste arrestado hace seis días por ponerte ebrio y gritar el nombre de la agencia más de una vez—vergonzoso. Más de lo que creía...pero era mejor que el resto de cosas que pudo saber de mi—Fuiste despedido hace dos semanas de un periódico por querer exponer una presunta agencia paranormal y mágica llamada O.I.M.P, ¿es eso verdad?
—Es verdad..
—¿Podrías explicármelo?
—Antes concédame una pregunta—pedí.
—Tienes mi atención.
—¿Es este lugar?—vi mi alrededor, no parecía un hospital—¿Es esta la "presunta" agencia?
—Lo es—sonreí.
—Sabía que existía, no era del todo mentira.
—El problema, James, es ¿Cómo un simple humano se entero de la existencia de este lugar?—tomó una de las sillas atrás suya, acercándola a la camilla y sentándose a mi lado—Peor aún, ¿Cómo terminaste involucrado?
—Larga historia...—una llena de violencia intrafamiliar, psicólogos, experimentos con sangre de ángel y una metida de pata con un ángel malvado, ¿olvidaba algo? Sí, ella. La pelinegra.
—James, debes saber que ahora que te involucraste no hay marcha atrás.
—Lo tengo en cuenta.
—Ahora sí cuéntame, ¿Cómo supiste de la agencia?
—Mi padre...—murmuré.
—¿Tu padre?
—Él murió hace tres años, me enteré apenas hace un par de semanas y decidí investigar por mi cuenta.
—¿Quién era tu padre?
—Michel Cooper.
—Ah, lo conocí—eso me sorprendió bastante.
—¿En serio?
—Sí, era un agente, era un humano, pero su habilidad con la magia era sorprendente. Aunque nunca supe que tuvo un hijo.
—Lo tenía...posiblemente no lo sepa por los papeles, pero yo soy adoptado.
—Eso tiene sentido—admitió—, aunque jamás lo mencionó.
—¿Qué puedo decir? Desconozco muchas cosas de mi padre y ahora esta muerto—me encogí de hombros.
—¿Cuántos años tienes?—creo que Cindy notó la incomodidad del tema.
—Veinticinco.
—Parecía más joven—ahí vamos de nuevo, ¿Qué quieren que diga? "Sí, si me conoces soy peor". Es culpa de mi padre el hecho de que parezca un adolescente hormonal.
—No es la primera que lo dice—me sobé el cuello.
Cálmate James.
Mi vista se fijo en la ventana, topándome con la mirada azulina de antes. ¿Esa chica estaba escuchando todo? ¿Por qué no entraba? Tenía cierta intriga...
—¿Ocurre algo?
—¿Ella puede entrar?—la observé a los ojos, noté el ámbar de estos. Eran lindos. Tal vez era mi mente encontrando lindo todo lo que se me ponía al frente.
—Déjame llamarla—se levantó de la silla, caminando hasta la puerta y buscándola. ¿Estaba seguro de esto? Para nada. ¿Pero qué podía perder intentándolo?
Ella entro, pude observarla mejor estando no tan aturdido cómo antes. Era de baja estatura, ahora que había iluminación podía notar más ciertas cosas, cómo sus cejas que eran marrones, su cabello estaba pintado. Tenía una mirada algo vacía...sus labios eran rosas, ¿por qué veía este punto fijo?
Su piel parecía suave, lo era, sentí su tacto en mi pierna antes. Cada detalle de ella podía recordarlo con facilidad, su voz era cómo el mejor poema recitado, era familiar aún si jamás en mi vida la había escuchado antes.
—Bien, cómo ya sabes él es James, ¿podrías presentarte tú?—le ordenó Cindy.
—Ah, sí...—tosió un poco—Soy Christine Harper.
Christine...no era el nombre que mencionaron antes. Asentí sin saber que más hacer. El ambiente se puso tenso, yo solo no podía quitarle la vista de encima, seguía viendo cualquier cosa que hubiera pasado desapercibido antes.
—Bueno, tengo cosas que hacer, volveré después—se giró Cindy, corriendo a la puerta con esos tacones. ¿Podían caminar las mujeres con ellos? Tenía que probármelos algún día.
—Pero, Cindy—Christine se giró, ella ya se había ido, se giró a mi nuevamente, topándose con mi vista—James...ah, lamento haberle disparado.
Seguía disculpándose. Sé que era raro, pero no importaba, intento detenerme, hacía su trabajo, podía entenderlo.
—Fue mi culpa—ya era otro día... ¿No?—, se lo dije ayer.
—Ah, así que no lo olvido—me sonrió de una forma dulce, casi adorable...aunque podía notar que era una sonrisa solo amable, una modesta, una falsa.
—No lo hice.
Un silencio se formó en la habitación, mi paranoia crecía con cada segundo en que ninguna palabra era dicha.
—¿Por qué estabas ahí?—siguió con la interrogación.
—Cierto, no he respondido lo demás...—rasqué mi mejilla—fue un accidente.
—¿Un accidente?
—Sí, verá, cómo dijo Cindy, mi padre trabajaba aquí y acababa de ser despedido de mi trabajo—expliqué en voz baja—, hace días me había llegado una tarjeta...
Mis cosas. No sabía donde estaban, ¡incluso llevaba mi diario! Aunque claro, si estoy escribiendo esto, es porque sí lo encontré. Pero en ese instante era cómo si el suelo en mi entorno temblará por no encontrar mi bolso.
—¿Una tarjeta?
—Sí, tenía un número y un nombre. Cuándo llame me dijeron que habría una noticia que podía hacer que me devolvieron mi empleo—no iba a contarle todo...necesitaba ayuda, necesitaba saber que pasaba primero. Christine no era una persona de mucha confianza.
—¿Qué noticia?
—Es lo que no me dijeron, me dieron una dirección, fui al bosque con mi cámara, pero cuándo llegue encontré al niño...—mi voz empezó a quebrarse. No podía explicarlo muy bien—intenté ayudarlo, sin embargo él...solo dejo de respirar. No pude ni quería tomar una foto así, me fui tan pronto cómo se me dio la oportunidad.
—¿Y por qué regreso?
—Pensé que tal vez...—no podía ayudar, ¿por qué realmente fui a ese lugar?—me toparía con la persona que lo hizo.
Ella guardo silencio por unos segundos, seguía de pie. Lucía nerviosa, ¿por qué tanta incomodidad en mi presencia?
—Lamento que tuvieras que pasar por eso—oh—, lamento que ahora estés involucrada con nosotros y te pido una gran disculpa por mi poco profesionalismo.
Eso era sincero, se notaba incluso en su forma de hablar. Se arrepentía de verdad, no era una excusa, ella sí se sentía mal al haberlo hecho, ¿ella era tan mala cómo para que yo le tuviera miedo?
—No se preocupe—me sonrió otra vez, esta era distinta...
—Ahora yo...—se sobó la frente—tengo que ir a hacer unas cosas, volveré más tarde para informarlo.
Se alejó de la camilla, caminando hasta la puerta, ¿Cuál sería la mejor forma de despedirse? Joder, mi problema asocial se dejaba ver por fin.
—Está bien, señorita Harper—¡Imbécil!
Bajé mi vista algo desanimado, esa despedida había resultado vergonzosa. ¿Señorita? ¿Por qué carajos le dijiste señorita?
—James...—aún no se había ido, regrese mi vista a ella en la orilla de la puerta—Espero se recupere pronto.
Eso me hizo sonrojar un poco.
—Gracias...—ella salió antes de escucharme. Tal vez no había sido todo un fracaso ese día...
Conocí a Cho. Bueno, Christine Harper. Se escuchaba mucho mejor ese nombre, ¿Quién diría que un nombre resonaría tanto en mi mente? Toqué mi pecho con una muy pequeña sonrisa, estaba postrado en cama herido de una pierna, pero me sentía mejor que antes. Había encontrado a la mujer que me encomendaron, pero también a Cindy. Tenía una salvación y no quería entregar a Christine, no en las manos de Haziel. Por otro lado, había descubierto la agencia, todo era real, ¿pero dónde me encontraba? ¿Dónde se encontraba el edificio?
La puerta se abrió otra vez, pensé que sería Christine, pero con quién me tope en la puerta fue con Cindy.
—James—me mencionó y se acerco a mi, abriendo la esposa que me sujetaba la mano.
—¿Qué?—moví mi mano al ser liberado, era mejor así—¿Por qué?
—Dennis me mencionó una noche, ¿lo recuerdas?—ella me sonrió. Dennis le había dicho ya varias cosas por lo que veía.
—Lo recuerdo, gracias, Cindy.
—Sé que tienes muchas preguntas y las paredes tienen oídos, necesitamos hablar en voz baja—me susurró.
—Entiendo, sí.
—¿Sabes por qué estás aquí en realidad?
—No...
—Haziel, el ángel que te busco representa una amenaza muy grande a la agencia y al mundo—ella lo sabía...¿Christine lo sabría también?—, necesitamos tu información para poder capturarlo antes de que se salga de control.
—¿Por qué a mi?—me atreví a cuestionar.
—Te busco a ti, además sabemos lo de tu padre y lo que te hizo...—Oh no—sabemos que eres un ángel.
—No—solté agachando mi cabeza—, no lo diga así...
—Lo siento—se disculpo.
—¿Qué tengo que hacer?
—Necesito tu declaración, luego resolveré la mayoría de tus dudas.
—Bien, bien...¿por escrito?—ella asintió, sacando un lapicero del bolsillo de su bata, se acerco a una mesita al lado de la camilla, sacando de ahí un papel.
—Aquí—me entrego ambas cosas, sentándose en la orilla de la cama. Ella parecía amable...dudo que sospechará que yo tuviera algo que ver con el niño. Esperaba que fuera así, no me veía ni a mi capaz de cometer tal acto atroz.
Empecé a escribir mi declaración, hasta donde recuerdo...
Declaración
–Hace unos días que regrese a casa por la muerte de mi padre me tope con cosas que no quería ver, una de ellas era una hoja llena de ventas. Mi padre no solo trabajaba con la agencia, trabajaba con alguien más. Me dispuse a investigar quién o quiénes estaban detrás. Haziel lo sabe todo. Haziel me descubrió a mi investigando sobre su plan, el fue quién le dio la sustancia a mi padre, él me amenazo. Quería que encontrará a una chica, Christine Harper, con cabellos negros, ojos azules, tez pálida, cuerpo delgado y bajo, me enseño una foto. Él quiere que la vigile, quiere que la investigue, que la conozca y le pase la información necesaria. Me explico que yo sería útil, el don que se me dio con la sustancia me dejaría acercarme. Él también me explico que ella era necesaria, no entiendo el porque. Es solo una chica más.
—Gracias, James—me agradeció Cindy al terminar de escribir, guardando el papel en su bolsillo—, espero no te moleste, pero también tengo tu registro médico.
—No, está...está bien.
—Ahora, puedes hacer tus preguntas—se acomodo en la esquina, estaba portándose de forma muy amable conmigo, era dulce. ¿Con qué pregunta podría comenzar?
—¿Dónde están mis cosas?—empezamos con una pregunta corta.
—Abajo de la camilla—alcé mi ceja sonriendo, ¿Quién escondía evidencia debajo de una camilla de hospital? Intenté asomarme, pero el dolor hizo que me detuviera. Haciendo que Cindy fuera quién me alcanzará la mochila.
—¿Dónde estoy?—fue mi siguiente pregunta, mientras abría mi mochila para revisar si se encontraban todas las cosas.
—En la agencia, estás en asistencia médica, el departamento donde yo trabajo.
—¿Dónde es aquí?—sí estaba mi cámara, mi diario, todo.
—Es una agencia subterránea—eso si era poco esperado...
Revisando entre las cosas me tope con la foto de Cho. Ahora sabia que se llamaba Christine. Jamás pensé que un nombre sonaría tan bien aún si solo fuera dicho en mi mente.
—¿Quién es ella?—Cindy me observo con duda—Christine...
—Ah—ella me sonrió—, es una de las agentes de este lugar, la mejor diría yo.
No dudo de eso, me disparo.
—Ella...¿ella es amiga de ustedes? De ti y Dennis.
—No sé si ella llegaría a considerarnos así—suspiro con una sonrisa, una algo melancólica—, yo la considero mi amiga.
—Ella sí sabe todo esto, ¿verdad?—deje mi mochila a un lado, ahora jugueteando con mis dedos—, lo de Haziel...
Ella se quedó callada, ahora se veía nerviosa. ¿Había cometido un error al preguntar? Tenía miedo de saber la respuesta completa. Pero mi curiosidad ganaba, sentía una incertidumbre enorme, Haziel estaba buscando a Christine, debía saber el porque, tal vez podía evitar su destino a manos de él, al menos salvarla a ella cómo no pude hacerlo con el niño.
—Christine tuvo un accidente hace años—explicó—con Haziel, ella quedó marcada de por vida. Ella aún no sabe que pasa y aún no se lo diremos por su bienestar, tienes que prometer que no se lo dirás.
Tenía un debate interno...¿Qué había hecho?
—No se lo diré—sonreí débilmente—, pero ella...creo que es injusto para ella que no le digan algo que le puede afectar más cuándo se ponga peor.
—Lo haremos pronto, en cuánto podamos—ella me devolvió esa sonrisa, esa sí era una sonrisa de verdad. Se puso de pie—, iré a trabajar, volveré más tarde a revisar tus heridas y a curarte. Por ahora intenta dormir.
Se despidió saliendo del lugar. ¿Había algo más difícil que dormir después de la bomba de información que había tomado?
¿Cómo se verá el lugar afuera de la sala médica? ¿Qué va a pasar conmigo? ¿Ya no existiré para el mundo?
Suspiré lleno de preguntas y frustración, tome mi diario y me dispuse a escribir todo esto. Era...extraordinario cómo termine aquí. No me importa si me hacen desaparecer para estar aquí, mi vida arriba no es buena después de todo. No tenía una vida social o privada desde que salí de la secundaria. Tal vez, solo tal vez, esta es una oportunidad de aprovechar bien mi don, no quería admitir lo que era, pero mi don sí era útil. Y si yo podía salvar a Christine gracias a el, entonces lo haría. Estaba decidido y seguro de hacerlo, no dejaría a Christine morir cómo ocurrió con el niño.
Chris... ¿Sonaba mejor Chris? No sé cómo se sentirá cómoda ella. Solo espero que le guste. Con mi Polaroid tome una foto en el cuarto, quedaría el recuerdo en mi diario. También... decidí guardar la foto de Chris en una de las páginas de mi diario. Estaría bien oculta ahí.
¿Por qué una persona que acababa de conocer me cautivaba tanto? Ni siquiera Cindy me parecía tan atractiva físicamente cómo lo hacía ella. ¿Pero por qué? ¿Qué era tan precioso en ella que me dejaba boquiabierto? ¿Su cabello? ¿Sus labios y el espacio que dejaba entre cada uno para poder respirar? ¿La forma en que veía a todos con seriedad y miedo? ¿Su determinación? Ahora que conocía a esa mujer las preguntas solo eran más. ¿Qué le ocurría a mi cuerpo?
Intenté dormir, algo que no logre por mucho tiempo, cuándo desperté era de tarde otra vez, ¿tan rápido había anochecido? Mis vendas eran nuevas, posiblemente me drogaron para cambiármelas. Solo era un chiste...no todos los doctores son mi padre.
Al despertar quedé algo desorientado, el lugar para mi era extraño y nuevo, un nuevo misterio que resolver. El lugar era sencillo...estando aburrido cualquier cosa puede entretenerte, para mi ver el techo era lo más cercano a entretenerme.
La puerta fue tocada.
—¿Se puede?—no contesté, estaba en mi mar de pensamientos. Aunque cuando se abrió la puerta pude notar esa silueta que no podía abandonar mi mente desde que la vi. Christine.
—No le había visto, lo siento—la observé.
—Me di cuenta—cerró la puerta al entrar, eso era tenso. Se acerco a una silla y la arrastro hasta el lado de mi cama, posicionándose de forma cómoda y prestando suma atención a mi. Eso me hizo ponerme más nervioso.
—Entonces... Señorita Harper.
—No—me detuvo—, solo dime Christine.
—Ah, bien...Christine, ¿Qué se le ofrece?
—Tengo una noticia que darte.
—¿Cuál?—tenía un mal presentimiento.
—Antes de decírtelo tengo una pregunta, ¿tienes alguna experiencia sobrenatural? ¿Alguna con está agencia?
—Debo admitir que mis experiencia con cosas que desconozco es casi nula—mierda, dije "casi".
—¿"Casi"?
—Mi padre trabajaba aquí—recalqué—, uno que otro momento tuve experiencias que pensé quedarían solo cómo la imaginación de un niño. Aunque creo que tiene más trasfondo que eso...
¿Estaba calificado para poder decirle que era un ángel artificial?
—¿Qué experiencias recuerdas?
—Cómo dije...—por ahora no—solo quedaron cómo la imaginación de un niño. Recordar algo claro en este momento es difícil.
—Entiendo.
—¿Puedo preguntar a qué se debe el cuestionamiento?—consulté.
—Bueno, James, sin rodeos. Bienvenido a la agencia.
Debió ser más clara..
—Ya estoy en la agencia...—murmuré apenado.
—Acabas de ser aceptado por la agencia cómo miembro oficial.
—¿Cómo agente?
—Cómo agente—bien, eso no lo esperaba. Pensé que sería fugitivo o algo así...o terminaría muerto. ¿Pero ser agente? Eso era extraño. Me señale a mi mismo con duda, ella asintió—. Sí, James, tú.
—¿Por qué?—estaba asustado, se notaban en mi voz fácilmente—No creo haberlo merecido, tampoco es que sea apto para el trabajo.
—Mi jefe cree que sí, por eso eres bienvenido. Mañana empezarás tu entrenamiento y pruebas.
—¡¿Pruebas?!—¡Acababa de entrar joder!
—Sí, obviamente no entrarás así de fácil...
—¿Cuál es la alternativa a no entrar?—Christine llevo su mano, estirando su pulgar en forma y llevándose este dedo a su cuello, simulando un corte. Bueno...era mejor quedarse.
—Bueno, campeón, te veré mañana—se acerco a la mesa, tomando un cuaderno y entregándomelo, eran mis registros médicos actuales—, mañana será un día agotador, intenta dormir bien....y James.
—¿Si?—la observe de lejos, ya estaba en la puerta.
—Es un gusto recibirte cómo mi compañero—ahí estaba de nuevo...esa sensación de alegría en mi, esa sonrisa. Esta parecía un poco más honesta que las otras que me había otorgado en el día...
—Igualmente, Chris—alzó una ceja. ¿La cague? La cague.
—¿Chris?—me sonrió con una ceja alzada, su rostro era lindo con esa expresión de confusión.
—Abreviatura de Christine.
—Ja, me gusta—me sonrió, eso me hizo sonreír a mi, hizo brillar mis ojos, era una sonrisa sincera—, descansa.
Sus deseos eran seguros, no era sarcasmo. Se había despedido con una sonrisa, me hubiera gustado que esa conversación no hubiera terminado.
Para mi Christine era linda, muy linda, pero cuándo sonreía... Lo era aún más. Era preciosa.
¿Por qué me sentía tan afectado por su apariencia física? Era muy... Confuso.
Pero el día había terminado bien. Al menos pude conocer a esa mujer dueña de la foto, a la chica detrás de esas constantes preguntas. Tenía muchas más, no mentiré, pero ese era un buen comienzo por ahora...
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