14| Ira

—A ver—escuche a Dennis—explícanos otra vez.

Era la quinta vez que intentaba explicarles a Cindy y a él lo que había ocurrido. Suspire sobando con algo de impaciencia el tabique de mi nariz.

—Le puse un rastreador a Christine—soltó un "ajá"—, necesito que lo encuentres.

Era un resumen rápido, hizo una señal con sus dedos. Estaba haciendolo por joder...Cindy detuvo los movimientos de Dennis y me observo.

—¿Por qué lo hiciste?—me preguntó.

—Jacob es Azrael, esta mañana escuche a Haziel, ellos planean algo y tengo miedo de lo que le ocurra a Chris. No sé que le pasará o si algo va a sucederle, pero necesito que el rastreador sea activado por cualquier cosa.

Cindy y Dennis se vieron entre sí, ella asintió en un muy liviano suspiro y se dio la vuelta, se amarro el cabello con una liga y saco una computadora del bolso que se posicionaba en la cama de su habitación. Se acómodo sus lentes y prendió la computadora.

—Dame unos minutos—aclaró Cindy, sentándose en la orilla de la cama con la computadora en sus piernas.

Yo algo frustrado solo podía esperar. Me sentía mal por llegar a tales extremos donde tenía que colocarle un rastreador, pero en primer lugar no era mi idea...era la idea de Ophelia. ¿Por qué no decirme mejor de que forma podría ayudarla? Ella conocía mejor a Christine. Tal vez era por eso que sabía que hacer.

Pasaron los minutos, las teclas de la computadora sonaban bastante rápido cuándo Cindy se disponía a ayudar. Un tintineo se hizo mostrar cuándo la espera llego a su fin, aliviándome por completo al tener la seguridad de que estaría bien ahora.

—Lo tengo—respondió Cindy con una sonrisa. Sonrisa que cambió por una expresión de temor cuándo noto algo en la pantalla.

—¿Qué pasa?—pregunté acercándome a ella, al igual que Dennis.

—Hay alguien más con Christine, el rastreador lo detecta—me observo ella con preocupación.

—¿Hay alguna forma de ver quién es?—preguntó Dennis.

Cindy negó, viendo la ubicación del rastreador.

—Está saliendo—mi corazón se detuvo, pude sentirlo.

—Llamaré a refuerzos—corrió Dennis al otro lado de la habitación, buscando un teléfono.

Yo salí corriendo de la habitación en busca de la ubicación de Chris, recorrí los pasillos ahora menos vacíos por las presencias de los niños. Recorde el mapa mental que me había hecho, antes de que me olvidará llegue a la salida, dónde se disponía estaban hace un rato. ¿Pero dónde estában realmente?

Ya se habían ido.

Suspire ahora más frustrado que antes al perder la vista de Chris, ¿estaríamos perdidos?

—Llame a refuerzos—Dennis ahora estaba detrás de mí. Me giré a él con algo de seriedad...estaba seguro de querer hacer algo.

—Hay que ir por ellos.

Dennis prácticamente robo un auto. Cindy se metió en el asiento copiloto con la computadora, empezaba a mover sus dedos de forma rápida, explico que buscaba una forma de conectar el audio para que supieramos lo que estaban hablando y si Chris seguía con nosotros.
Me meti al auto, no sin antes haber tomado la espada de Azrael désde su caja, no planeaba dejarla a manos de Haziel.

No me consideraba alguien agresivo...he explotado muchas veces y dañado a otros por mi ira sin quererlo, pero está vez el sentimiento era mucho más intenso que las veces anteriores. Esta vez sentía el deseo real de hacerle daño a Azrael.

Me odio por quererlo.

Recuerdo lo que me habían dicho para controlar mi ira, respirar profundo, describir objetos, mantener mi mente con recuerdos positivos. Funcionaba en muchas ocasiones, sin embargo está vez no quería hacerlo...

Si bien mis ataques de ira habían disminuido, no podía evitar lo que era y lo que era no estaba bien.

Dennis avanzo lo más que pudo en el auto. Cindy buscaba de una forma desesperada conectar el audio, el ambiente no ayudaba a mi estado y temía salir de la peor manera de ese lugar. Mi cabeza dolía mucho, mi frustración por mantener a Chris a salvo se había transformado en una ira inmensa hacía aquel que tentaba conta su bienestar.

—Están en una iglesia abandonada—abrí bien mis ojos, ya casi llegabamos a la iglesia tras las palabras de Cindy. No podía perder tiempo.

—Bajaré.

—¿Qué? ¡James!—Dennis freno por un momento, se giro a verme con su rostro más que angustiado y logro notar mis ojos vidriosos. Eso lo calló.

Dennis podía entender mi sufrimiento ante la impotencia que sentía. Así que me dejo salir. Cindy me observo por última vez y siguieron su camino.
Yo estaba preparándome para algo que jamás imagine que llegaría aceptar. Por primera vez en mis veinticinco años de vida acepte que mi poder tal vez podía ayudarme a salvar a alguien. La vez pasada ayude a Chris a huir...esperaba que esta vez sirviera para algo mejor: pelear. Estaba dispuesto a arriesgar mi vida y mi autocontrol para poder salvar a Chris.

Extendí mis alas en un lugar alejado para que nadie pudiera visualizarlas. La iglesia no quedaba muy lejos, así que aunque sonará algo cansado, termine volando hasta ese lugar.

No me gustaba quien soy. Pero si eso podía salvarla a ella, solo por una vez, no había más razón para mi disgusto.

Tomando valor en mi cuerpo, di un último salto, atravesando la ventana más alta de la iglesia y rompiéndola en miles de pedazos con mi cuerpo pesado. Mis alas evitaron que me dieran directamente a mi, aún así mis alas dolían y sangraban. Cindy y Dennis acababan de llegar también, entrando por al puerta y corriendo hasta Christine. El padre Jacob se encontraba ahí, más bien, Azrael. Logre distraerlo con la ventana, algo que alcanzo también para Christine.

Ella se encontraba en el suelo amarrada, pero en el momento en que entre, ella se zafó del agarre de la cuerda en sus muñecas. Tomo en su posesión uno de los cristales rotos y corrió hasta Azrael para clavarlo en su hombro. El dolor hizo que Azrael sacará sus enormes alas negras, tan oscuras cómo la noche. Tras recibir la herida de Christine, movió su ala hacía ella, haciéndola volar hasta el otro lado de la iglesia.

—¡Mierda, Christine!—solté, llamando la atención de Azrael y provocando que también fuera lanzado hacía el otro extremo de la iglesia.

—¡Ya fue suficiente!—grito Azrael.

Dennis salió herido por Azrael también. Él parecía superarnos en fuerza y agilidad, no podía dejar que le hiciera algo a Chris. Mi espalda y costillas dolían, había roto la mayor parte de la vieja madera que sostenía el segundo piso, dolía demasiado.

Azrael al obtenernos heridos, camino hasta Christine. Quería moverme, pero todo parecía inútil, yo parecía serlo. Había perdido la movilidad de mi cuerpo con tan solo un golpe de él, ¿qué oportunidad tendría ante algo así? Ella jaló todos los cabellos de Christine y empezo a arrastrarla por el suelo en busca de la salida.

—¡Suéltame!—rogaba Chris, pataleando y manténiendose con fuerza—¡Por favor!

Ella suplicaba...ella quería ser soltada, quería que dejara de tocarla. ¿Qué le había hecho?

Aún a pesar de todos estos años no dejaba de ser lo que era.

Seguía recordando las voces de mis compañeros de clase gritarme "bastardo" hasta que un día estalle y no resistí más las ganas de golpear. El sentimiento de ira era...similar.

Mi paciencia había terminado en el momento en que se atrevió a hacerle daño.

"Si encuentro tan siquiera a alguien que busque hacerte daño otra vez. No voy a tener piedad."

Perdóname, Celeste.

No soy tan fuerte cómo crees, pero tengo que serlo ahora por ella.

Aún si intentaba evitarlo no había nada más que hacer, mis ojos se cerraron con calma a pesar de tener el sentimiento de odio más intenso en mi cuerpo. Sentía cómo lentamente mi cuerpo era quemado por lo que era la ira.

Fue cómo quemarse vivo.

¿Alguna vez las personas tendrían miedo de sus propias capacidades? El poco conocimiento demostraba el temor de perder el control.

Pasó otra vez, estaba pasando. Perdí toda consciencia y control de mi cuerpo y mente y empecé a actuar bajo el nombre de la furia. No sentía nada de dolor ni de alegria, era cómo si únicamente existiera el enojo en mi. No podía ver nada, no podía ver lo que hacía. Era cómo estar dormido cuándo claramente no era así. Temía de mi mismo en este estado, era cómo lo que ocurrió con Celeste cuándo tenía trece años. No quería...

—¡James!—Pude escuchar la voz de Chris cerca de mí. Tras eso todo se vió interrumpido.

La forma en que mi odio me consumía había acabado, sentí un golpe, al parecer había caído de una gran altura.
No lograba ver nada aún, ni escuchar algo en general.
Era cómo seguir en ese trance sin el sentimiento en mi.
Estaba aliviado de no tener que formar esa parte de mi que más odiaba, pero por otro lado la culpa y el miedo inundaban ahora mi cuerpo tras suponer que Chris seguiría en peligro. ¿Cómo me volví tan inútil?

Poco a poco mis ojos fueron abriendose, mi cuerpo dolía cómo si me hubiera atropellado un camión y hubiera roto cada hueso que conformaba mi esqueleto. Desperté en los brazos de Chris, siendo observado por Cindy y Dennis.

—¿Harper?—susurré, ella estaba llorando...recibí un abrazo de su parte. Podía sentir su dolor, su tristeza.

Esta vez el dolor era distinto...no eran simples heridas. Esta vez el dolor venía de su interior, tanto de su corazón como todas sus articulaciones. El dolor estaba matándola.

Me alejaron de su cuerpo cuándo empecé a despertar, los refuerzos habían llegado y me llevaron lejos de ella. Algo que lamente mucho.
Me quedé dormido mientras me llevaban a atención médica. Cuándo por fin desperté me encontre en una de las habitaciones en la enfermeria de la agencia. ¿No era curioso volver a ese lugar? Me sentía horrible...no solo me había descontrolado en un ataque de ira frenético, no había logrado proteger a Christine. Azrael no se la llevo...¿eso sería suficiente?

Al despertar me moví de la camilla, queriendo salir de la camilla para correr a ver a Chris, pero Cindy, quién se encontraba en el sofá me tomo del pecho y me regreso a la cama.

—Hey, hey—me detuvo—¿Qué crees que haces? Tus heridas van a abrirse—mi estómago dolía.

—Chris...¿cómo está? ¿Ella está bien?—Cindy asintió, devolviéndome a la cama.

—Esta siendo atendida, vendra pronto, ¿si? Calma.

Suspiré sentándome a la orilla de la cama.

—¿Y Dennis?

—Él está bien—respondió con calma, esta vez volviéndose a sentar en el sofá. Se veía bastante cansada...

Me sentía avergonzado por la tormenta que había cometido, no estaba entendiendo nada y esperaba por fin obtener una respuesta. Había terminado en la enfermería otra vez, con cortaduras y un mareo intenso por toda mi cabeza. Estaba arrepentido.

Tras un rato la puerta de la enfermería se abrió, dejando ver a Christine y a Dennis. Me sentía tan aliviado de verlos bien y sin heridas graves, pero sus rostros mostraban algo muy contrario a lo que yo tenía en mente. Dennis tomo asiento en el sofá al frente de la camilla, Chris al lado suyo se cruzo de brazos. Evitaba observarme otra vez...

—Christine...Christine va a explicarnos lo que está ocurriendo—comentó Dennis, esta vez me senté en la camilla para poder verlos mejor—¿verdad?

Le hablo con calma a Chris, quién se mantenía cabizbaja. Recordaba el dolor que ella sentía antes, ¿habrá empeorado? Ella soltó un suspiro, uno que usaba para calmarse.

—Cuándo...cuándo yo morí, Azrael. El ángel de la muerte dividió mi alma en dos partes, Azrael sabía que no pertenecía al infierno y decidió devolverme a la tierra sin mi alma completa. Metió la mitad en un lugar que desconocía hasta ahora—empezo a explicar, esta vez observándome a los ojos—, él busca una forma de abrir las puertas del infierno...

—¿Las puertas del infierno?—preguntó Cindy.

—Sí, para abrir las puertas se necesita prácticamente quitar un seguro, lo que Azrael quiere hacer es abrirlas todas al mismo tiempo, se rumorea que existe otra puerta, una puerta escondida y es verdad...hay una vieja profecía. Solo el mal y el bien encarnado en un cuerpo humano logrará abrir la última puerta, Azrael...me hizo ser la llave de la última puerta.

—¿A ti?—cuestionó Dennis con su mirada temerosa. Ella asintió bajando su vista.

—Azrael...hizo que mi alma estuviera incompleta para que no pudiera morir, sin un alma un cuerpo no puede morir. Él quiere que abra la puerta del infierno y volverme una estúpida reina en su infierno. Por eso te envió a ti—me observo, eso me dio un escalofrío.

—¿A mi...?

—Azrael quería complementar mi alma con un poder angelical artificial, si mi alma se complementa con mi verdadera alma gemela, yo me volvería mortal, eso no es lo que quería. Por eso hace años envió a Haziel para que experimentaran contigo con la sangre de Azrael y así te volvieras el complemento artificial de mi alma, pero ellos...—le costaba hablar ahora, su vista se torno llorosa—tú no eres lo que ellos creían. Sin saberlo te enviaron a mi, tú eres...mi alma gemela.

Sin el sentido romántico del dicho, era verdad. Caí pronto en un abismo de verdaderas crueles que solo hacían de mi cuerpo un recipiente de dolor. Yo era el alma gemela de Chris, yo soy quién provocaría su mortalidad. Sin saberlo yo soy la razón por la que ella podrá morir.

—Si tú mueres, James. Yo seré inmortal para siempre y no quiero eso—aclaró en lágrimas—, lo lamento mucho...

Mi vida parecía cobrar algo de sentido hasta ahora. La razón de mi existir era única y exclusivamente para ella, era el complemento de su alma de una forma literal. Por eso ella me cautivaba tanto, por eso ella me hacía sentir esto, por eso yo le hacía sufrir a ella.

—Pensé que si...evitaba tener contacto con James no lo dañarían, pero estan buscando asesinarlo para devolverme mi inmortalidad y ahora que nosotros...—alcé una ceja.

—¿Nosotros?—ella soltó otro suspiro ante mi duda.

—Cuándo Azrael ataco algo te paso, James. Algo nos paso...

—Fue cómo si se hubieran unido—confesó Dennis, algo a lo que Cindy asintió—, cómo si tu poder se hubiera fusionado con el de Christine. Fue muy raro.

Sonaba raro...

—Azrael...—baje mi vista, era mucho que procesar y no sabía cómo reaccionar a ninguna de las cosas, pero bien persistía una duda en mi—¿Soy hijo de Azrael?

—Lo lamento mucho...—se disculpo Christine asintiendo.

Eso explicaba todo.

Mi ira era explicada, no justificada. Seguía siendo culpable de los grotescos actos de odio, pero ahora podía entender el porque nací con esta ira en mi. Puede que no sea un hijo directo, pero la sangre de Azrael corre por mis venas.

Soy el ángel de la muerte.

No quería ser esto...no sé cuantas veces más tendría que repetirmelo.

—Planeo seguir sola—escuché a Chris, rápido alcé mi vista a ella.

—¡No puedes, Christine! Lo único que lograrás así es que te capturen—comentó Cindy. Ella no era la única en contra de esa decisión.

—Tiene razón...—murmure, eso la hizo verme.

—Pero...¿Qué hay de ustedes? ¿Y si salen dañados? No puedo...—repitió.

Ella cerró sus ojos. Pude ver en su rostro que no la estaba pasando nada bien.

—Hey...—murmure—¿Estás bien?

Ella asintió sujetandose de la cabeza, luego Dennis prosiguió.

—No puedes hacer esto sola, eres mortal ahora y nosotros somos un equipo, déjanos ayudarte. Haremos de todo para que Azrael no te atrape ni le haga daño a ninguno de los dos.

—Por favor Christine—pidió Cindy.

—Yo solo...como quieran—se encogió de hombros. Esa respuesta no satisfacía.

Dennis procedió a preguntar que plan formaríamos para acabar con Azrael.
Christine explico que existían varias puertas al infierno. Una en el mundo mágico, una en el desierto, una en el mar y una perdida en el mundo humano.

Una puerta en especial abriría todas con solo abrir esta—no sin antes quitarles el "seguro"—, esta era la del mundo mágico. Tendríamos que ir por mercado troll, algo que cuestione y se burlaron de la inocencia con que hacía mi pregunta. Todos obtuvieron una misión que realizar, todos parecían tener el propósito necesario para vencerlo. Menos yo. Chris solo me dio la tarea de sanar y se fue. Dennis y Cindy saliron del lugar despues que Chris, deseandome suerte en mi estado. Todos...debían hacer algo, era injusto que yo no. Teníamos que formar un ejército, ¿cómo se harían cargo solo ellos? Al menos podría dar mi granito de ayuda. Pero ella no me dejaba, evitarme no serviría ahora y ella debería tenerlo en cuenta.

Me apoye del marco de la camilla, estaba bastante cansado y la información que me acababan de dar no ayudaba en mi cansancio. Todo este tiempo estuvo en mi el ser cómo soy y todo por culpa de un ángel posesivo que no deseaba nada más que a una mujer humana. Chris fue castigada por un amor que no correspondía y de paso me hizo a mi ser su verdugo, ¿cómo podría contra eso?

Era cómo si los ánimos se me hubieran bajado hasta ser inexistentes. ¿Cómo podría acercarme a ella aún sabiendo que yo soy la razón por la que puede morir?

¿Désde cuándo amar dolía tanto?

Yo era el legado de Azrael, el ángel de la muerte.

¿Pero qué más?

Si yo era el legado de Azrael...me encargaría de no ser igual a él jamás.

Di un pequeño brinco de la camilla, mi cuerpo dolía, pero sería soportable. ¿Era mi culpa el dolor que ahora sentía Christine? ¿Era solo mi existencia la razón por la que ella moría ahora? Me aterraba el pensamiento y la sola idea de enterarme más de lo que debía.

¿Qué era lo correcto...?

¿Irme?

Era...¿una solución?

Con mi paso débil apresure cada centímetro de mi cuerpo a cubrirse de ropa más cómoda y avance mi paso hasta llegar fuera de todo.

Temía de lo que mi presencia provocaría y mi ausencia lograría. La sola idea me entristecía, ¿pero y qué si era lo correcto?

¿Estaba bien irme y dejarlos?

Con mi misma debilidad en todo mi cuerpo llegue hasta el horrible elevador, el que me hizo llegar hasta las oficinas de la agencia. Busque en todas partes y conte los pasos para llegar hasta el escritorio de Christine, el mismo vacío.

Acaricie la mesa sintiendo nada más que el dolor que ella tenía a diario y había sido consumido por todo su entorno. Tome un lápiz y un papel y me dispuse a preparar un patético discurso, en caso de que fuera mi despedida estaría bien. No sabía que haría ni adonde iría, pero estar cerca de Chris ya no era una opción si yo le hacía daño.

Con el lápiz apunte todos mis sentimientos encontrados. Logrando manejarlos de una forma en que la marea de sensaciones no se descarrilará a la hora de describirlos.

Sellé la pequeña hoja dentro de un sobre, para luego abrir uno de los cajones y dejarlo ahí hasta que fuera encontrado.

Pero entonces encontre la foto.

La foto que días antes le habia dado a Chris se hacía paso a primera vista a la hora de abrir el cajón. ¿Ella la guardaba?

¿La tenía?

Esperaba que después de mi traición ella la quemara o hasta la tirará, pero no, ella la tenía aún intacta.

¿Qué estoy haciendo?

¿Por qué veo esta como una opción y no como algo que esta mal?

Toda mi vida estaba esperando a que una señal llegará a cambiar mi vida y ahora, la tengo al frente de mi.

Era ella.

Siempre se trato de ella.

No, no le daria un pedazo de papel triste con mis sentimientos.

Me encargaría de hacerle saber por mi palabra que era lo que sentía por ella.

Lo que siento.

. . . . .

Mi intención ahora sería encontrar a Chris y hablar con ella. Su dolor era terrible esa mañana y no podía permitir que fuera peor, necesitaba sentirla y necesitaba que me escuchará, era lo que más anhelaba.

Mi debilidad llego a tal punto que mi cuerpo tardaba bastante en reaccionar, mis piernas tardaban más de lo usual en apresurar mi paso. Esto sería agotador. Con mi paso pesado, camine por la mayor parte de las instalaciones, ¿dónde podría encontrarse Chris?

Pedí una indicación para llegar hasta mi mochila. Encontrándome con la grata sorpresa de verla a ella por fin ahí. Manteniendo el agarre de algo en su mano, algo que reconocí cómo aquella mariposa del otro día. Me acerque a ella, notando la forma tan triste en que parecía lucir su semblante.

—Harper—solté, algo que le hizo pegar un brinco y esconder la mariposa.

—¿James? ¿Qué haces aquí? Deberías estar descansando—contesto entre dientes, ahora me veía molesta.

—Necesitamos hablar—suplique.

—¿Estás cambiado? ¿Qué carajos estás planeando?

La observe con cierta tristeza notable en mi vista, temía que su dolor fuera mucho más de lo que imaginaba, buscaba una forma de tocarla, pero ella evitaba todo tacto conmigo.

—Por favor—rogué una vez más.

—Ahora no, James. Hay cosas que hacer—seguía negandolo.

Seguía negandome.

—Oh por el amor de—suspire, no quería rendirme—. Por favor.

Ella se me quedo viendo de una manera un tanto...rara. Era cómo si intentara buscar una forma de rechazarme.
Mis sentimientos ya habían sido rechazados...¿Por qué tomaría la molestia de rechazarme dos veces? Que me confesará a ella no significaba que dejaba de ser su amigo por más que a mi me gustará ser algo más. Tenía que aceptar eso.

—Aquí no—negó, tomando su mochila—, vamos.

Había aceptado y eso lleno de alivio mi corazón. Tome mi mochila y empecé a seguirla. Estaba algo nervioso por la forma en que me encontraría pronto...

Llegamos hasta un cuarto de limpieza, uno pequeño, se podía sentir asfixiado uno en ese lugar. El poco espacio me permitía estar más cerca de Chris y temía que eso fuera más incómodo para ella. Observe todo el lugar en busca de hacer más espacio, pero parecía una tarea eterna.

—¿Por qué aquí?

—Es lo más privado que tenemos—respondió cruzándose de brazos—, ahora. Puedes dejar de mirar todo y decirme lo que es tan importante o seguir observando la vista.

No me molestaría seguir viéndola a ella...

Movi mi pierna un poco desesperado por mi poco autocontrol.

Me gustaría no tener que hablar con ella tan cerca, no tener que ver esos labios rosas y anhelar besarlos con toda la pasión que se encontraba en mi.

Dios, era tan difícil.

—¿Puedo tocarte?—eso daba la impresión equivocada.

—¿Qué?—parpadeo—¿Qué quieres?

—Tocarte—repetí.

—No, no puedes. ¿Cómo para qué quieres tocarme?

Estaba arruinandome.

—Yo sé...que quizás no te gusta cuándo lo hago.

—No, James—¿esto era de vida o muerte? Ella ya podía morir, el dolor estaba quedándose en ella y no quería eso para ella...

—Sé que no te gusta, ¿vale? Por favor, solo sera un toque, necesito ver algo.

—No, James. Si eso era importante, ¡No lo es! No te dejaré—estaba a punto de cometer una idiotez.

—¡Es importante para mi saber cómo estás!—exclamé en un intento desesperada de convencerla—La última vez estabas muy mal...

—No, no y no. Se acabo—ella estaba por irse, por huir, luego podría odiarme más por esto, antes de que logrará salir de aquel cuarto la tome de la muñeca—¡James!

La bomba de emociones invadió todo mi cuerpo. Las sensaciones no bastaban, generaban en mi una especie de confusión que llegaba a...sacarme de quicio.

Por un lado estaba la molestia de Christine, podía resumirse en que tenía dolor en sus articulaciones y en su pecho, luego estaba su molestia más grande, yo. Le había tomado su muñeca sin permiso y eso la tenía enojada.

Pero no estaba tan enojada...

Había otra emoción que comprendí de inmediato cuándo sus mejillas se ruborizaron. Jamás había visto a Chris sonrojada y la imagen hacía parte de una de las emociones más fuerte en su cuerpo en ese momento.

El deseo.

Cómo aquella noche podía sentirlo, esta vez el deseo de ella era más intenso y podía sentir de mejor forma lo que su cuerpo experimentaba ante tales ondas de sensaciones. Por un instante el dolor se olvido para dar a paso la pena y el deseo mezclados en su cuerpo. La forma en que su estomágo se sentía revuelto, en que su frente sudaba y su corazón se aceleraba. Sus respiraciones se volvieron agitadas conforme su excitación se volvía más grande.

Me sentía algo molesto con ella...había ocultado su dolor y ahora esto último...

¿Yo había provocado eso en ella? Esta vez no estaba alcoholizada, esta vez no era un momento fugaz en una noche solitaria, esta vez se trataba de ella y yo en un pequeño cuarto. La solté tras sentir todo eso, dejando notar mi preocupación y confusión ante su tacto.

—Estás...

—Bien, ya—se detuvo, bajando su vista con su cara toda roja—, fue suficiente. Me voy.

Ella abrió la puerta aún manteniendose de espaldas a ella y al abrirla ambos nos topamos con Cindy, quién pasaba por el pasillo y ahora observaba a Christine.

—Christine, estaba buscándote—ella se detuvo un momento, inclinándose hasta verme detrás de ella. Eso ahora me hizo apenarme.

Chris tartamudeando se acerco a Cindy y se apresuro en seguir sus indiaciones para irse corriendo del posible interrogatorio que haría. Me dejo solo...

—¿Qué hacían ahí dentro? Ella estaba roja—me vio de reojo con una sonrisa pícara. Yo desvíe mi vista.

—Nada.

Volví adentro del cuarto de forma repentina, cerrando la puerta y ahora tapándome la boca con mucha vergüenza.

Todo lo que sentía se traspaso a mi cuerpo y el dolor y la molestia estaba ahora en mi. Dios, ¿Qué te hice?

Respire profundo por varios segundos. Salí del lugar lo más rápido que pude, observando a Cindy.

—¿Nos vamos?—adelanté mi paso.

Me controlaría...

Rápidos se enfrió mi cabeza tras recordar mi enojo con Chris. Estaba ocultándonos su dolor. Era lo que me tenía ofendido...bueno, después de todo, no merecía su confianza, ¿no es así?

Llegamos nuevamente con el grupo a un salón enorme hecho de piedra, una puerta se encontraba en el centro, una enorme. Cindy llegando con su entusiasmo nos presento y observo a Chris, quién se fijo en mi presencia y frunció el ceño.

—¿Qué hace él aquí? Tiene que quedarse a recuperarse.

—Quiero ir con ustedes, es injusto que me quedé—no tenía que violar así la privacidad de Chris, no podía contarles a los demás sobre su dolor si ella no me lo permitía...aún así me molestaba.

No debía molestarme.

—No puedes venir—ella se puso de pie, acercandose a mi de forma rápida—, te harás daño. Solo harás que te maten si te vas.

—No será así, me subestimas.

—Vamos vamos—detuvo Dennis—, hace poco estaban tan unidos que volaban juntos, ¿qué carajos les está pasando?

—Pregúntale a ella—la señale cruzándome de brazos con mi entrecejo arrugado.

—Yo...

Una voz femenina interrumpió toda palabra que aproximaba la voz de Chris. Cecilia había llegado y al parecer iría con nosotros.

Mierda, ¡Era Cecilia!

—¡James!—grito corriendo a abrazarme, algo que dolió en mis heridas—¿Qué fue lo qué te paso? ¡Estuviste desaparecido por días y no contestabas mis mensajes!

—Ceci...—intenté detenerla.

—No, silencio. Me tenías preocupada, además mírate—me señalo de pies a cabezas y luego señalo la curita en mi mejilla—¿Qué carajos te paso ahí?

—Cecilia...

Empezo a dar vueltas a mi alrededor, estaba muy inseguro de sus intenciones hasta que escuche un susurro en mi oído, uno que provoco escalofríos en toda mi espalda.

—Me debes un café—¿Qué podía esperar de una bruja? Me lo merecía, estaba en deuda con ella y aún así me atreví a ignorarla—¡Ah! ¿¡Qué te pasó ahí?! ¿Usaste tus alas y no me enseñaste?

—¡Ceci!

Ella levanto mi camisa sin importarle mucho mi privacidad, yo solo mantuve la parte delantera intacta.

Ahora estaba furioso con ella.

Dennis y Cindy soltaron un "oh" al mismo tiempo tras escuchar las palabras de Cecilia.

—Christine, yo...—ella bajo su vista.

Si antes la había decepcionado ahora el problema era mucho más grande.

—Ya es tarde, ¿Quién más va a venir?—preguntó Chris evadiendo mi vista y yendo con Dennis.

Otra vez un dolor en mi pecho se hacía presente, uno que apretaba mi corazón hasta hacerlo trizas.

No puse mucha atención a lo siguiente...pero Cindy explico que nos encontrabamos en la puerta para el mundo mágico. Algo que me hizo recordar la razón por la que estaba allí.

Por fin conocí a Caribe cuándo llego al equipo junto a dos personas más. Era un chico algo bajo con lentes redondos y cabellos rojos. Podía percibir que era un elfo. Christine decidió tomar al atajo corto sin tener que pasar a mercado troll primero. Todos hicieron orden para pasar y yo me encargue de quedarme hasta el final para enfrentar cara a cara a Chris.

Tenía que hacer algo antes de arruinarlo más...

Todos pasaron al portal, me daba algo de miedo pasar por el después de escuchar las consecuencias que menciono Cindy, cómo golpes, fracturas, nauseas y un gran etcétera. Pero me encargue de ser el penúltimo.

—Chris—ella rodó los ojos al notar que era quién seguía, tambien al notar que regrese a mi boca su apodo—, puedo explicarlo.

—¿Qué cosa?

—Lo de Ceci—aclare—, ella...bueno, yo le conté, pero...

—James, no importa.

Fruncí mi ceño más. Baje mi mirada apretando un poco mis puños tras sentir un impulso muy grande en mi boca.

—Entonces dímelo—murmure.

—¿Qué?

—Dime que no te importo. Dime que no te intereso, sé clara y directa y dímelo, solo eso me callará y te dejaré en paz para siempre—Podría hacer eso...¿verdad? Solo una respuesta bastaba, si yo le molestaba, ya no quería hacerlo.

Chris me observo con recelo, bajando su vista tan pronto cómo se enfrento a la mía.

—No veo necesaria esta discusión.

—Yo sí.

—¿Tú sí?—me cuestionó con sarcasmo en su tono.

—Sí, es muy necesaria.

—No sé que esperas que te diga, ya he dejado en claro mi posición contigo—recalcó con seriedad, yo empecé a acercarme a ella con cierto anhelo.

—Que lo digas, que seas lo más franca que puedas y me digas a la cara la poca importancia que tengo para ti.

—James.

—Dimelo—insistí.

—¿¡Por qué quieres tanto saberlo!?

—¡Porque te quiero!

Exclamé ahora sujetando sus hombros.

Ambos quedamos en silencio, el único ruido que había ahí era el de nuestras respiraciones sincronizandose. Empecé a tener un toque más suave sobre sus hombros, mi cuerpo se llenó de vibraciones; vibraciones que no pude reconocer bien por ver el rostro de Christine. Sus labios se fruncían, llamaban a mi nombre, y su mirada... Dios, su mirada; me miraba de una manera que nunca había visto antes, sus ojos expuestos a la luz hacían ver el susto que le di por haberle hablado así, pero por otro lado, demostraban otra emoción... ¿Alegría?

Por fin se atrevió a bajar la vista, pero era tarde para mi.
Ella chasqueo su lengua y en otra forma de huir, me empujo por el portal. Claro que...

La tome de la mano antes de que me lanzará. Haciendo que ambos fueramos lanzados hacía el portal y empezaramos a tener un viaje muy raro en todo el portal. Era cómo caer en un hoyo infinito dónde la corriente iba hacía los lados y no hacía abajo, todo era claro, pero por los movimientos bruscos no podía mantener fija mi vista. Tras esos mismos movimientos bruscos me di cuenta de que esa "pared" que conformaba ese traslado, era sólido. Así que buscando una forma de cuidar la cabeza y cuerpo de Chris y evitar una herida en ella, me acerque para abrazarla, para taparla de las orillas que podían llegar a hacerle daño.

Ella casi no lo sintió hasta que caímos del otro lado del portal. Caí en el césped en medio de lo que parecía un bosque, Chris cayó encima de mí y yo la sostuve con algo de cuidado para que no cayerá en el suelo. Al menos había aligerado su caída conmigo...

Alcé mi vista hacía arriba cuando sentí algo filoso acercándose a mi cabeza. Entrecerré mis ojos solo para darme cuenta de que todos los demás estaban atrapados y ahora nosotros también. Nos vimos de reojo tras ver a los guardias. Christine dejo de apoyarse en mi con sus manos, ambos levantamos las manos al ver que nos apuntaban con lanzas aquellos guardias.

Un guardia tomo a Christine del brazo para quitarla de encima de mí, yo me puse de pie tan pronto cómo mis pies pudieron. Aún manteniendo mis manos a la altura de mis hombros.

Chris y yo nos vimos por última vez y a mi me pusieron unas esposas hechas con plantas bastantes resistentes. Empezaron a empujarme con el resto de la fila, estaba muy seguro de que esto no era para nada parte del plan...

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