[09] EL BRAZO DE AARON

Lara se quedó mirando mientras los hombres trabajaban. No era que no quisiera ayudar, era que físicamente no podía levantar tanto como ellos. Claro, podía trabajar con una sierra, pero después de la última vez cuando casi se corta un dedo, Daryl parecía muy ansioso por dejarla volver al trabajo manual.

Cuando los caballos comenzaron a ponerse nerviosos, Lara sacó su espada. Todavía no era muy buena usándola, pero Michonne le había dado suficientes lecciones para que supiera cómo balancearla y acertar.
Vio a los caminantes tropezar con la escena y corrió hacia adelante.

—¡Caminantes!

Daryl arrojó su sierra a un lado y tomó un palo afilado, usándolo como arma contra la primera ola de caminantes. Mientras él y Lara se ocupaban de tres cada uno, vio a la horda no muy lejos detrás de ellos.

—¡Viene una horda! —gritó Daryl.

Lara escuchó un grito detrás de ella y se giró para ver a Aaron atrapado debajo de un gran tronco—. ¡Aaron!

—¿Lo tienes? —preguntó Daryl.

Lara decapitó a otro caminante—. Sí, ayúdalo.

—¡Llévense a las mulas! —gritó Daryl—. ¡Tú! ¡Ven aquí ahora mismo!

Lara dejó que sus instintos tomaran el control. Cuando los caminantes se acercaron, ella balanceó su espada, apuñalando a los caminantes en las cuencas de los ojos y cortándoles la cabeza. Balanceó su espada en un semicírculo, eliminando tres a la vez, antes de que finalmente comenzara a retroceder.

—¡Mierda! —gritó Lara mientras más caminantes salían de los árboles—. ¡Hay demasiados!

Sacó su pistola y disparó a los caminantes que se acercaban a Daryl y Aaron, y vio que el primero ponía de pie al segundo.

—¡Lara! —gritó Daryl—. ¡Tenemos que irnos!

Lara apuñaló a un caminante y le disparó a otro en la cabeza—. No hace falta que me lo digas dos veces.

—¡Cúbrenos! —gritó Daryl.

Cuando Lara mató a un caminante que agarró el hombro de Daryl, vio a sus amigos emerger de los árboles. Al frente de la operación estaba Rick, y cuando vio que Daryl sostenía a Aaron, sus ojos se abrieron con sorpresa.

—Llévalo de vuelta al campamento —exigió Rick—. ¡Nosotros nos encargamos! ¡Lara, ve con él!

—Sí —dijo Lara—. No te mueras Rick.

—No lo haré —respondió Rick—. ¡Vamos!

El campamento no estaba muy lejos, así que cuando Lara alcanzó a Daryl y Aaron, pasó corriendo para buscar a Enid antes de que llegaran.

—¡Enid! —gritó Lara—. ¿Dónde está Enid? —nadie respondió—. ¡Que alguien encuentre a Enid por el amor de Dios!

—¡Estoy aquí! —gritó Enid, corriendo hacia ella—. ¿Qué pasó?

—Es Aaron —dijo Lara, mientras Daryl entraba a trompicones en el campamento.

—Dios —jadeó Enid—. Llévalo adentro.

Cuando entró en la tienda médica, Daryl miró a su alrededor—. ¿Y Siddiq?

—Se fue —respondió Enid—. Estoy sola.

—Muy bien —dijo Daryl.

Quitó la camisa del brazo de Aaron, que ya estaba empapada de sangre, y reveló la herida debajo. Donde debería haber estado el brazo de Aaron había un desastre sangriento, la piel desgarrada hasta el hueso sin posibilidad de salvarlo.

Los ojos de Enid se agrandaron—. Tengo que amputar.

—¿Qué? —preguntó Aaron con terror.

—¿No hay otra opcion? —preguntó Daryl.

—No, la única forma de detener la hemorragia es amputar y cauterizar la herida —respondió Enid.

—¿Qué? —preguntó Aaron nuevamente.

—Vas a estar bien —le dijo Lara.

—Toma —dijo Enid, dándole a Daryl una cuerda para atar el brazo de Aaron.

—¡Espera! —jadeó Aaron.

—¿No tienes nada para el dolor? —preguntó Daryl.

—No le haría efecto a tiempo —respondió Enid—. Tenemos que hacer esto ahora.

Aaron gimió y Daryl hizo una mueca—. Lo siento.

—Necesito que lo sujetes por mí —dijo Enid.

Cuando Lara se sentó al otro lado de Aaron, él tomó su mano y la apretó mientras miraba a Enid—. Tú puedes.

—¿Quieres que te noquee? —preguntó Lara, levantando el puño.

—¿Hablas en serio? —preguntó Aaron.

—Solo si dices que sí —respondió Lara.

—No, no hagas eso —dijo Daryl.

Enid bajó el cuchillo hacia el brazo de Aaron y, mientras Daryl tiraba de la cuerda con fuerza para disminuir el flujo de sangre, Enid comenzó a cortar el brazo de Aaron justo debajo del codo. Sus gritos hicieron que Lara sintiera un poco de náuseas y tuvo que tragarse la bilis que le subía a la garganta.

—Aaron, Aaron —susurró Lara—. Mírame, ¿de acuerdo? Mírame. Vas a estar bien. Piensa en Gracie, ¿sí? Piensa en cómo necesita a su papá. Ella te necesita... no tienes permitido morir. Te juro que si mueres te traeré de vuelta solo para matarte de nuevo.

Cuando Enid cortó el hueso, Aaron se desmayó por el dolor y Lara sintió que el agarre de su mano se relajaba. Sus dedos se habían vuelto blancos y tuvo que moverlos varias veces para recuperar la sensación. No se había dado cuenta de lo fuerte que Aaron la había estado apretando hasta que la soltó.

—Tengo que cauterizar la herida —dijo Enid—. Estará bien.

Lara asintió mientras Daryl se ponía de pie—. ¿Adónde diablos vas?

Daryl no respondió y Enid miró a Lara—. Ve, gritaré si necesito ayuda.

Lara besó la frente de Enid, diciendo—: Lo hiciste bien —antes de seguir a Daryl.

Daryl entró en la tienda de Rick, y cuando Lara lo siguió, lo escuchó decir—: ¿Quién debía desviar esa horda?

Cuando Lara vio a Justin parado frente a Carol, mirándolo avergonzado, lo señaló—. ¿Esto fue tu culpa?

—El walkie talkie no estaba cargado —dijo Justin.

—Mentira —espetó Daryl—. Es un walkie solar. ¿No se te ocurrió usarlo?

—¡No es mi culpa que la radio sea una porquería! —dijo Justin.

—Tal vez la porquería eres tú —espetó Lara.

Daryl lo golpeó tan fuerte que Justin salió volando de la tienda y cayó al suelo. Lara siguió a Daryl y lo vio empujar a Justin contra un árbol antes de golpearlo en la cara con una sartén.

—¡Daryl! —gritó Lara cuando vio que se formaba la multitud—. ¡Daryl, basta! —ella tuvo que pelear con él por un segundo antes de agarrar su brazo—. Basta, ¿de acuerdo?

—Nos ocuparemos de él —dijo Carol detrás de ellos—. Pero no así.

—Solo hay una manera de ocuparse de estos imbéciles —dijo Daryl.

Lara suspiró mientras él se alejaba, antes de volverse hacia Justin—. Un hombre perdió su brazo por tu culpa. Tienes suerte, porque si él hubiera muerto, tú habrías sido el siguiente.

Justin la miró antes de mirar a Carol—. Necesitas mantener a tu perra con correa.

Lara apretó los dientes, tratando de alejarse antes de darse la vuelta y embestir a Justin tan fuerte como pudo. Se desplomó en el suelo y Lara se paró sobre él—. Eso fue por pegarme, por llamarme perra y por lo que le pasó a Aaron, idiota.

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