[08] NO ES FÁCIL
La linterna que brillaba en sus ojos la irritaba, pero considerando que era Enid la que la sostenía, Lara no se quejó y mantuvo la boca cerrada.
Sostenía un pedazo de tela en su nariz para tratar de detener el sangrado, y se dio cuenta de que un moretón comenzaba a formarse en su ojo izquierdo.
Enid finalmente apagó la linterna—. ¿Alguna vez tuviste una conmoción cerebral?
—Sí —dijo Lara.
—Bueno, creo que tienes otra —respondió Enid—. Aunque no puedo estar segura. Si experimentas mareos o náuseas, probablemente debería tomar eso como una excusa para descansar. El esfuerzo excesivo podría causar más daño.
—Genial —dijo Lara—. Más reposo.
—¿Estará bien? —preguntó Daryl.
—Sí, estará bien —respondió Enid—. Cuando esté durmiendo, asegúrate de despertarla cada algunas horas solo para estar seguros.
—Bien —respondió Daryl—. Espera, ¿qué?
—Se supone que no deberías dormir con una conmoción cerebral —dijo Enid—. Podría caer en un coma.
—Y realmente no queremos eso —dijo Lara.
—No, no queremos eso —dijo Enid—. Así que si vas a dormir, asegúrate de que alguien esté contigo.
Lara le sonrió—. Estoy orgullosa de ti.
—Gracias —dijo Enid—. Cuídate. Y no más peleas.
—Y si me peleo, me aseguraré de que no sea alguien el doble de grande que yo —respondió Lara.
Enid la señaló—. No más peleas.
—Está bien —dijo Lara—. Estoy orgullosa de ti, de verdad.
—Gracias —respondió Enid—. Ahora ve.
—Sí, tenemos que ir ver a Rick —dijo Daryl—. Vamos.
Mientras caminaban hacia la tienda de Rick, Lara miró a Daryl—. ¿Estás bien?
—¿Te dieron un puñetazo en la nariz y me preguntas si estoy bien? —preguntó Daryl—. Debería ser yo quien pregunte eso.
—Estoy bien —insistió Lara—. Tú eres el que tuvo arena en los ojos y al que usaron como saco de boxeo.
—Le dí algunos golpes —dijo Daryl.
—Sí, pero él también lo hizo —dijo Lara—. Y oye, solo estoy defendiendo a mi esposo.
—Ese imbécil se lo merecía —dijo Daryl.
Lara se rió—. Lo sé —luego se metieron en la tienda de Rick—. Entonces, ¿cuál es el castigo, jefe?
—Ninguno —respondió Rick—. Lo vamos a dejar ir.
—¿Así que no harás nada con ese imbécil? —espetó Daryl—. ¿Es en serio?
—Son solo unos días más —dijo Rick.
—Le dio a Lara una conmoción cerebral —espetó Daryl.
Los ojos de Lara se agrandaron—. No me metas en esto.
—A mí tampoco me gusta, pero hay que terminar el trabajo —dijo Rick—. Él es fuerte. Los Salvadores son más de la mitad de la fuerza laboral y ya desertaron demasiados.
—Sí, porque así son —dijo Daryl—. Algunos de ellos jamás aceptarán órdenes solo porque tú las des.
—Daryl tiene razón —dijo Lara—. Esta gente nunca tuvo que convivir con otros. Y no podemos esperar que simplemente olviden lo que pasó.
—Sé que no es fácil —dijo Rick—. Y no lo será por un tiempo, pero no se trata de olvidar. Se trata de avanzar, todos juntos. Si perseveramos, entenderán que estamos todos del mismo lado.
—¿Y es así? —preguntó Daryl en voz baja—. ¿Estamos del mismo lado, Rick?
—Bueno, dime tú —respondió Rick.
—He intentado decírtelo —dijo Daryl—. Pero tú no quieres abrir los ojos.
Se alejó y Rick lo llamó—. ¡Daryl!
—Yo me ocuparé de él —dijo Lara.
Rick tomó su mano cuando ella se disponía a irse—. Oye, ¿estás bien?
—Es como si estuviéramos en Atlanta de nuevo —dijo Lara, señalando su rostro. Luego miró a Carol—. Lo siento.
—No, está bien —dijo Carol—. Lamento lo que pasó y que haya vuelto a pasar.
—Eh, le pondré la mano a Justin en agua tibia mientras duerme para que se orine —dijo Lara—. O algo así. Todavía tengo una caja de polvos para la picazón que nunca se usó.
—¿Polvo para la picazón? —preguntó Rick—. Dios, justo cuando creo que no vas a actuar como una niña, tú...
—Oye, Glenn lo encontró, no yo —protestó Lara—. Ha estado en el cajón inferior durante años. Carl y yo íbamos a usarlo contigo, pero pensamos que nos gusta demasiado vivir como para hacer eso.
—Buena decisión —dijo Rick—. Será mejor que vayas a ver cómo está Daryl.
—Está bien —dijo Lara. Salió corriendo de la tienda y vio a Daryl alejarse—. ¡Daryl!
—¿Qué? —espetó él, sus ojos se suavizaron cuando vio a Lara—. ¿Qué quieres?
—Saber si estás bien —respondió Lara—. Sé que esto no ha sido fácil para ti.
—No, no lo es, e idiotas como él no ayudan —respondió Daryl.
—Lo sé —susurró Lara—. Pero Aaron va a llevar una cuadrilla para recolectar más madera. Podríamos ir con ellos. Nos daría tiempo para calmarnos.
—Sí —dijo Daryl—. ¿Segura que estarás bien?
—Sé cómo se siente una conmoción cerebral —dijo Lara—. Esto es solo un dolor de cabeza por recibir un golpe en la nariz. Estaré bien.
—Bueno, tu cara se ve horrible —dijo Daryl.
Lara puso los ojos en blanco—. Gracias, Pookie.
—Cállate.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top