2. Un misterio


Sabía que no podía fallar. El señor tenebroso había confiado en él, lo había elegido con un propósito: dañar a su familia.
Draco no se permitiría aquel insulto, podía restaurar el honor de su apellido. Podía proteger a su madre de la forma en que su padre no había hecho. Él podía hacer las cosas diferentes, solo tenía que prepararse más, solo tenia que llevarse una vida, tan solo una y todo terminaría.

— ¡Basta! —. Draco estaba agitado, el sudor resbalaba por su cuerpo. Su camisa blanca ya estaba empapada por el sudor, le dolían los huesos de las manos de la presión qué había hecho al tomarse de la silla.

— ¿Crees que el señor oscuro parará sólo porqué le estás pidiendo que se detenga? yo no lo creo, Draco. —dijo Snape con voz severa, antes de volver a entrar a su mente.

Llegó a los recuerdos más profundos de su memoria. Viajando hasta cuando era niño, concentrándose en uno de sus recuerdos especialmente:

—Seré el mejor en encontrar criaturas mágicas madre, tal vez descubra una nueva especie.

Podía escuchar el sonido infantil de su voz emocionada, cuando aún ni siquiera ingresaba al colegio.

—Lo que quieras hacer mi cielo, tu seras increíble en ello —. Cissy, su madre, colocó un beso en su frente.

— ¿Una nueva especie? ¿Acaso eres Luna Lovegood? que patético eres — dijo Snape, mientras él se esforzaba en empujarlo fuera de ese recuerdo.

— No — dijo Draco apretando los dientes.

Podía sentir la barrera en su mente formarse, eran como pequeños muros levantándose. Estaba luchando con toda sus fuerzas por mantenerlo alejado, parecía estarlo logrando, pero su profesor y padrino, presiono con más dureza.

— Se que no eres tan cruel como aparentas ser Malfoy, la copa de quidditch, tú me advertiste. Sabías que habría un ataque, a veces pienso que gracias a eso fue que no pasó a mayores.

Cuando lo sintió llegando a su punto débil se recargó de energía y lo lanzó fuera de su mente, finalmente. Aunque era demasiado tarde.

Snape arrastró los pies hacia atrás, mientras lo miraba con desaprobación, pero no con sorpresa.

— ¿La señorita sabelotodo? ¿De verdad, Draco?

— No digas ni una sola maldita palabra. No lo hagas.

Apenas y pudo moverse por el dolor de cabeza que sentía, un ligero mareó lo golpeó.

— ¿Sabes el peligro en el que la pones al pensar de esa manera en ella? Deberás aprender a
controlar tu mente o de lo contrario prepárate para verla morir.

Esa no era ni siquiera una posibilidad en su mente, su bruja merecia una vida feliz, merecía vivir en un cuento de hadas de esos que solía leer en la biblioteca, aquellos que le robaban sonrisas o la hacían suspirar extasiada cuando creía que nadie la observaba.

— Lo haré — gruñó.

Snape lo tomó del hombro con suavidad.

— No uses tu fuerza mental como lo haces, concentra toda tu magia hacia adentro.

— ¿Cómo? — preguntó con desesperación —. Solo ayúdame a mantenerla a salvo y completar mi misión.

— Ella no te perdonará nunca si lo haces, incluso aunque hayas cambiado tu actitud en una mínima parte con ella.

— No quiero su perdón. Nunca he pretendido confesarme. Solo quiero que esté a salvo.

— ¿Cómo lo harás? ella no dejará a Potter solo, nunca lo hará y eso siempre la tendrá en un foco rojo, no es la primera vez que Potter y sus amigos desafían al señor tenebroso.

Aquellas frías palabras estaban llenas de una absoluta verdad, Draco quería proteger a alguien que se esforzaba en ponerse en peligro, alguien que siempre lucharía por lo que creyese correcto incluso si eso ponía en juego su vida.

— Encontraré una manera de mantenerla a salvo a ella y a mi madre.

Su padrino suspiro molesto ante su respuesta.

— ¡Encontrarás la muerte, Draco! — le riño por primera vez.

— Sé el precio que voy a pagar por eso.

— ¡Le prometí a tu madre protegerte y nunca he rotó una promesa! — su padrino le miraba con un peculiar brillo en los ojos.

— No será fácil, si esto termina mal quiero asegurarme de que hice algo bien — respondió.

— Si la quieres harás lo que has hecho todos estos años, mantenerla alejada de ti.

—Eso intentó — refutó.

—Esfuerzate más, deja de ser un joven estúpido y hormonal, mantén tu mente clara — Snape dio unos pasos hacia atrás —. Ella no merece morir por un impulso de deseo no correspondido.

Draco se mordió la lengua para no gritarle en su cara que lo que sentía por Hermione no era deseo, sino... Afecto. Un afecto qué no sabía cómo había crecido en su interior.

— ¿Crees que no lo sé? — gruño Draco en respuesta.

Snape negó con la cabeza; entonces, sin avisar, entró en su mente.

Draco se retorció en la silla en la que se encontraba sentado nuevamente. Hizo lo que su padrino le dijo, dejó de usar su fuerza mental, y se concentró en su magia, en como la sentía fluir a través de su cuerpo, como un pequeño hormigueo.

— Bien Draco, ya casi no puedo ver tus recuerdos, ni sentir tu miedo.

Sintió como la magia corría hacia adentro. Los muros se ñ alzaron uno a uno, con pequeñas telas transparentes tejidas como lo hacían las arañas, todos sus recuerdos peligrosos se fueron colgando sobre la delgada tela,
adhiriéndose, volviéndose completamente invisibles.

— Lo tienes — bramo Snape con cierto tono de orgullo.

El platinado abrió sus ojos y lo miró fijamente. Notó como el temblor de sus manos se había vuelto más liegro, casi imperceptible, solo sentía por sus venas la sangre fría correr pero sus huesos no dolían, la única sensación que tenia era aquellas molestas náuseas qué sentía.

— Sigue practicando. Eres un oclumen natural, está en ti Draco; tanto como la legeremancia, al igual que tu madre.

— Hice lo que me dijiste. Fue diferente — Snape asintió.

— Lo intentaremos nuevamente después de clases. Te exigiré más pero debes resistirlo, tengo entendido que Bellatrix comenzará a entrenarte — Draco hizo una mueca de disgusto ante esa perspectiva —. Ella no será nada amable, será brutal y disfrutará haciéndote sentir de la peor manera, pero sé que lo manejaras bien, porque irás preparado, Draco.

No sabía si tenía miedo, Bellatrix era la hermana desquiciada de su madre. Muy leal, devota al señor oscuro y una guerrera inigualable en el arte de combate. No tenía ninguna expectativa ante ello, solo esperaba soportarlo.

— Me esforzaré.

Snape le miro con cierta condescendencia e incluso un poco de lástima, eso no le gustaba, lo hacía sentir miserable y suficiente tenía con sus propios pensamientos.

— Draco, te diré algo: los pensamientos podrían no ser honestos, pero las emociones si lo son—. Le dijo señalando la puerta —. Puedes irte.

Él lo hizo.

Se fue quedándose con aquellas últimas palabras. Podía manejar sus pensamientos, pero no sus emociones. 

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— ¡Detente, para ya! — sollozo.

Ginny se encontraba en la sala de menesteres hecha un ovillo sobre el piso, con la ropa desarreglada y rasguños qué se había provocado ella misma.

Solo quería que el dolor se detuviera, recordaba perfectamente la última vez que se había sentido así. Cuando había sido poseída por el diario de Tom Ryddle, algo había cambiado en ella y aunque habían tratado de buscar alguna solución a sus brotes de magia, lo habían atribuido a una consecuencia de aquel mal capítulo en su vida.

Sus sollozos se volvían cada vez más fuertes. Hacía tiempo había comenzado a sentirse nuevamente fuera de sí misma. Era una sensación que iba y venía, que la mantenía la mayor parte del tiempo en una constante molestia, podía sentir que lo escuchaba susurrar en su cabeza o otras veces simplemente podía sentir la magia oscura atravesandola por dentro de su piel.

Se había negado a decírselo a sus hermanos, a sus padres, porque no quería preocuparlos, tampoco a sus amigos, no quería que Harry se sintiera culpable por ello, por lo que había recurrido a una persona en la que sabía podía confiar, el director del colegio quién no dudo ni un segundo en tenderle una mano y claro, Luna. La platinada la había encontrado en un momento de crisis, Ginny no encontraba forma de darle una respuesta convincente por lo que le explicó lo que sucedía, claro, omitiendo ciertos detalles de la historia y por supuesto haciéndole prometer qué no se lo diría a nadie.

Sintió como algo frío la tomaba de los brazos y la movía con fuerza, entonces escuchó no
muy lejano a ella:

— Mierda, estás hecha un asco.

Ginny alzó su vista hacia la voz que la llamaba. Para su sorpresa era Pansy Parkinson quién se encontraba ahí a su lado.

La slytherin estaba arrodillada, con cuidado la ayudó a sentarse mientras la sostenía de un brazo.
La pelirroja se hizo hacia atrás con desconfianza, lo que provocó que Pansy se riera de ella.

— Puedes decir gracias, simplemente. No pretendía besarte, si es lo que pensabas — sonrió maliciosa.

— ¿Qué haces aquí? — soltó Ginny apenada por que alguien como ella le viese en una situación tan embarazosa.

— Trataba de ayudarte, pensé que te estabas convulsionando. Pero si solo querías esconderte a llorar, bueno, debiste colocar hechizos silenciadores, te escuchas hasta el fondo del pasillo. Por un momento creí que eras Myrtle la llorona, pero dudo mucho que ella se aleje demasiado de los baños — explico Pansy con tranquilidad.

— ¿Por qué me estás ayudando? — preguntó Ginny con la voz ronca, limpiándose las lágrimas.

La pelinegra la miro con cierto desdén.

— Ya te lo he dicho. Creí que era una convulsión. Oye, sé que no soy tu persona favorita, créeme tu tampoco eres la mía, pero quiero pensar que lo que haría una persona razonable en una situación como esta es ayudar —. La pelirroja la miro fijamente — Tal vez debí buscar a alguien más — añadió luego de que Ginny se quedará muda.

— Me sorprende que intentes ayudar a alguien, nunca lo has hecho.

— No soy una mala persona, al menos no para dejar morir a alguien.

Ginny la miró con indiferencia, Pansy rodó los ojos y se alejó de ella. Mientras se ponía de
pie.

— Yo no estaba muriendo — dijo refutó —. Y sé que tú no haces nada fuera de tu propio beneficio.

— ¿Sabes? A veces creo que la estupidez de Gryffindor avanza más rápido que su inteligencia, me importa una mierda si me crees o no, me voy.

— Espera, no soy estúpida — Ginny suspiro bajando su guardia y aquella actitud orgullosa —. Gracias Pansy, te podría pedir qué...

— ¿Qué no diga nada? Dalo por hecho, no quiero que me relacionen con una traidora de sangre y tampoco me interesa divulgar rumores sobre alguien tan poco importante.

En ese momento la puerta se abrió de golpe dejando ver a una Luna Lovegood preocupada.

— ¡Ginny! Oh...

Luna miró a Pansy con confusión, esta le sonrió con decencia y sin decir nada se marchó, cerrando la puerta trás ella.

— ¿Pelearon? ¿te lastimo? — Luna le miraba con aquellos ojos grises soñadores.

—No Luna, de hecho me estaba ayudando. — Ginny tomo la mano de la rubia con cariño y alivio —. Que bueno que estas aquí.

— ¿Pansy te estaba ayudando? — preguntó Luna sorprendida.

— Estaba en medio de una crisis cuando llegó — dijo Ginny doblando sus piernas hasta que sus rodilla tocaron su pecho —. Nada de importancia, creo que es porque he estado muy estresada.

— Ginny, debemos decírselo a alguien, ¿por qué no hablamos con Hermione?

— Está bien Luna, muchas gracias por estar aquí. Pero no sé lo digas a nadie, por favor.

— Pero...

— Hermione tendrá cosas mucho más importantes que hacer cuando Harry se enfrente a Voldemort. Él la necesitará más que yo, además esta molesta conmigo.

Luna no parecía muy convencida ante su respuesta.

— No creo que este molesta contigo — murmuró Luna con voz amable —. Tu hermano suele ser un poco idiota, nunca la he visto enojarse con él, al menos no demasiado tiempo.

— Es por... Esto, no quería decir lo que dije. En verdad siento haber discutido con ella, hablaré con Mione.

— Te ayudo — dijo Luna sonriente, ayudándola a ponerse de pie.

Ambas abandonaron la sala de menesteres, aquel lugar que había servido para el ED y que ahora extrañaban muchísimo.

Ginny murmuró un hechizo sobre si misma, las heridas que se había provocado desaparecieron.

— Extraño entrenar, era uno de mis pasatiempos favoritos además de dibujar.

— Lo sé, tal vez podríamos hacerlo de nuevo alguna vez. En vacaciones — sugirió Ginny.

Las dos iban pasando por el pasillo cuando tropezaron con un chico alto de cabello ondulado y castaño. Ginny observó como los ojos de su amiga le siguieron hasta donde podían con la mirada.

— ¿Quién era ese, Tony, no, Thadeus? — murmuró tratando de recordar.

— Theodore Nott — respondió Luna y sus mejillas se sonrojaron.

— Ahh... Tu salvador — añadió Ginny con cierta picardía, tratando de ignorar el dolor punzante en su cabeza.

— Sí, él es muy amable — respondió con suavidad.

— Lo noté cuando paso por nuestro lado como si no te conociera, qué tonto — chasqueo la lengua.

— Así es él, creo que no hay nadie en mundo lo suficientemente importante para llamar su atención, excepto... A veces.

Luna sabía qué Theo Nott era un chico reservado, se había dado cuenta de ello cuando lo conoció, pero parecía actuar en los momentos adecuados, como aquella vez que la defendió de Crabbe y Goyle. No estaba segura de que tipo de broma iban a lanzarle, pero él los había detenido a tiempo.

También recordaba la ocasión que su suéter de frangas de colores desapareció y él se lo entrego sin decir una palabra, simplemente lo había colocado sobre su mesa de estudio y aunque ella agradeció él no la miró. Sin embargo Luna por su parte, no podía dejar de mirarle a él. Pocas cosas o personas lograban captar su atención el tiempo suficiente, a veces comparaba a Theodore Nott con una criatura mágica, a la cual ninguna persona conocía pero si lo hiciese seguramente se sorprendería.

— Un narcisista, que extraño viniendo de un slytherin — soltó Ginny con ironía.

Luna le sonrió.

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💚🐍
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— ¿Estás segura, Pansy?— preguntó Theo.

— Completamente, yo misma la vi retorcerse de dolor en el suelo.

Theo camino hacia la estantería de su sala común, tomo un libro antiguo de color azul electrico.

— Es extraño la vi hace un momento con Luna Lovegood, no parecía haber tenido una extraña crisis como dices, se veía normal — murmuró mientras comenzaba a buscar.

— Ah, sugieres que vine a contar un chisme inventado de la Waesley menor.

— No seas dramática Pans, no dije eso — se defendió Theo —. Digo que es extraño que este como si nada.

Draco miro a ambos pero no dijo nada.

— ¿No se destruyó ese horrocrux? — preguntó Pansy con impaciencia.

— Pansy — atajó Draco con frialdad —. Cualquier idiota podría oírte, no hables de eso.

— Perdón, su alteza — dijo la pelinegra dejándose caer en el sillón.

— Hay cosas que dejan marca en el alma. Tal vez el señor oscuro está intentando ver a través de
Ginny, por qué ya no puede acceder a la mente de Potter como antes. “Puedes destruir el recuerdo, pero el lazó en sangre quedará”—. Leyó en voz alta — Aquí esta esta podría ser una respuesta.

—¿Qué carajo quiere decir eso Nott? — preguntó Pansy.

—Él estuvo bastante tiempo dentro de ella, pudo unir su sangre con un hechizo mágico.

Draco bufo.

— No creo que el recuerdo del señor oscuro tuviese el tiempo ni el poder de crear algún tipo de magia con sangre, Theo.

— Pero ¿y si sabe que ella es importante para él y encontró una manera? — preguntó Pansy.

—Entonces los planes van a cambiar— dijo Draco —. Si logra acceder a red, todos estaremos jodidos, porque si ella sabe algo, él lo descubrirá.

— Draco tiene razón, no creo tampoco qué se haya tomado el tiempo de volver aquí para unir su sangre a la de la pelirroja, debe haber una explicación lógica para eso, pero tenemos muy poca información sobre los horrocrux —. Explico Theo, volviendo su vista al estante.

— Si ingresa su mente... Mierda, claro que sabe cosas, es la novia de Potter— dijo Pansy molesta — ¿Y si me ha visto ya ayudándola?

La pelinegra se puso pálida, más pálida de lo que ya era.

— No hay forma de proteger su mente. Incluso si se va del colegio, él sabrá dónde está la
pelirroja y la usará — murmuró Theo —. Al menos que aprendiera a oculir, pero no todos son capaces de lograr eso.

— ¿Lograr qué? — pregunto Zabini ingresando al lugar con una sonrisa en el rostro —. Vaya esto parece un velorio.

— Cállate, Blaise — dijo Draco.

— ¿No hay una manera? — esta vez preguntó Pansy mirando a
Theo, pero este la ignoró, mientras hojeaba otro libro de runas antiguas.

— Si encontramos la manera de ayudarla alguien deberá acercarse a ella — Theo les miro fijamente.

—¿A quién vamos ayudar o qué? Contexto, por favor — Blaise les miró sin entender.

— Recuerdame porqué estás aquí — dijo Pansy.

— Me ofendes Pans, es tan obvio. Porqué somos amigos — respondió el aludido.

— ¡Ya cállense! — riño Draco con desesperación —. No me dejan pensar, ¿tienen idea de lo que sucederá si el señor oscuro tiene la mente de Ginny Weasley a su disposición?

Los slytherin se miraron entre sí.

— Significa que no podremos hacer ninguna acción qué nos deje bien parados después de esto sin que él se de cuenta, nos mata él o nos unimos a nuestros padres y nos pudrimos en azkaban — murmuró Pansy.

— De igual forma, esta es magia oscura y antigua. No sé de qué forma se conectan, no entiendo como funciona — admitió Theo.

— Si encuentran una forma de ayudarla, yo lo haré — les dijo Pansy.

Draco y Theo la miraron con asombro.

— Ella solo mirara a través de mis ojos. Mi padre estará encantado de verme traicionar a la familia, finalmente tendría un motivo para desterrarme de su linaje y apellido. Ustedes no tendrán que relacionarse, porque nunca serían vistos.

— Pansy — murmuró Draco.

Ella le sonrió.

— Esta bien dragón, no nos pongamos sentimentales antes de tiempo, ni siquiera sabemos que mierda pasa por su mente, tal vez solo este loca y ya, como Luna Lovegood.

— Cállate — espetó Theo regalándole una gélida mirada —. Luna no está loca, no vuelvas a hablar así de ella.

— ¡Uy, nuestro chico Nott esta enamorado! — dijo con voz melosa Blaise.

Draco miro a Theo, ambos compartieron un espacie de mensaje secreto a través de sus mentes.

«Honor. Amor. Lealtad. Familia.»

Bueno, ¿ya me van a explicar que demonios pasa? — pregunto Blaise con exasperación.

Pansy le lanzó un cojín en la cara.

— ¡Auch, ten cuidado con mi hermoso rostro!

Draco sabía que si la mente de la pelirroja por alguna razón no estaba a salvo, nadie lo estaba, especialmente Hermione.

— ¿Crees que Potter gane la guerra? — le preguntó Theo a través de su mente.

— No lo sé, si mató al director... Si lo mató, no sé — respondió con sinceridad.

Solamente Theo sabía que Draco no buscaba redención, de hecho no esperaba salir vivo de eso y aun así quería que sus amigos vivieran, que vivirán por él lo mejor que pudieran sus vidas.

— Estoy contigo hermano, hasta el final — Theo lo dijo con seguridad, con firmeza.

— Losé.

«Oh, Granger ¿por qué demonios tenías que ser amiga de ellos? Si solo lo fueras de Longbotton sería más fácil, pero incluso de esa manera, eres demasiado buena para pasar desapercibida y ni siquiera lo intentas. » —pensó.

Ahora debía concentrarse en deshacerse del director, el que creían era, el mejor mago de todos los tiempos. No quería hacerlo, realmente no deseaba esa tarea ¿pero qué le quedaba? La vida de sus padres estaba en juego. Podía sobrevivir sin Lucius, pero no podía imaginarse sin Narcissa, no a esta edad. No todavía. No nunca.

Tanto que pensar.
Tanto que planear.
Tanto que realizar.

¡Espero que les guste la historia! Estaré actualizando pronto. 🐍💚

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