CAMBIOS
Felicidad, esa era la unica palabra capaz de describir lo que sentian Blas y Junior en estos momentos. Habian vuelto, no peleaban tanto como antes y si lo hacian nada eran cosas que un par de besos no pudieran solucionar.
También habian comenzado con los preparativos para la remodelacion del bar de Dante, que a partir de ahora en adelante, les pertenencia. Pero lo mas importante, lo que mas feliz les hacia es que volvieron a convivir, volvieron a su hogar, con peleas, desorden, pasión pero también mucho mucho amor.
Aunque esta vez no lo harian solos, ahora tenian un nuevo compañero junto a ellos, con el cual compartiríam esta nueva etapa de sus vidas. Como regalo de reconciliación, Blas tuvo la brillante idea de adoptar un perrito, de raza Japonesa pero que de igual modo lo hacia extra especial.
En el momento que Blas se lo presentó a Junior, lo hizo adoptandolo con el nombre de "Toribio" a lo que el menor no hizo ningún tipo de queja. No porque le gustara aquel nombre, sino porque no queria arruinar ese momento tan lindo que se habia formado.
Luego de unos dias, cuando todo ya habia vuelto a la normalidad, donde habian acordado volver a vivir juntos, principalmente para poder cuidar al perrito juntos, Junior sabia que era hora de sacar el tema que tanto se habia guardado los ultimos dias.
Junior estaba nervioso por lo que iba a hacer, talvez eso traeria una gran pelea entre ellos, y eso es lo que menos habian buscado desde su ultima reconciliacion.
-Blas... - habló despacito entrando al cuarto que compartía con su novio. Este estaba de espaldas, acomodando la ropa. - Blas necesito que hablemos de algo. - el rizado al escuchar esas palabras se paralizó, se le vino a la cabeza lo peor. Dejó lo que estaba haciendo, para cerrar las puertas del placard y girar a ver al amor de su vida.
-¿De que.. De que queres hablar? - dijo casi en un susurro debido al miedo de lo que le pudiera decir.
-No es nada de lo que te imaginas, tranquilo - el mayor suspiró aliviado - es algo que me viene jodiendo hace unos dias y la verdad que necesito decirlo. - el mayor no dijo nada, solo lo miro expectante, esperando a que siguiera hablando, ya que habian acordado dejar que el otro diga todo lo que tenga para decir sin interrupciones, para asi evitar malos entendidos. - lo que te queria decir era.. - respiró profundamente - quiero que le cambiemos el nombre al perro - dijo rápidamente siendo casi imposible distinguir sus palabras.
- ¿Qué? - preguntó automáticamente el mayor.
- Que quiero que le cambiemos el nombre a Toribio - dijo con tono de disgusto al pronunciar la última palabra.
-Si si ya entendi eso, lo que no entiendo por que queres cambiarlo recién ahora- el mayor estaba sorprendido por el repentino cambio de opinion de su novio sobre este tema.
- Es que no es de ahora el tema Blas, desde la primera vez que me lo dijiste que no me gusta, pero tenia miedo de que te enojes, de que nos peleemos por esto. No quiero arruinar todo lo lindo que volvímos a construir con peleas innecesarias- contestó la duda del mayor acercandose a este para rodearle el cuello con sus brazos.
- ¿Por qué crees que me iba a enojar? Me enoja que no confíes en mi, acordamos tambien tenernos la confianza para decirnos cualquier, porque aunque eso traiga peleas, si lo hablamos tranquilamente, si nos escuchamos, vamos a poder solucionarlo - trató de tranquilizarlo agarrandolo por la cintura para acortar mas la distancia entre ellos.
-¿Entonces no estas enojado? - queria estar 100% seguro de su respuesta. Blas negó con la cabeza.
-¿Como me voy a enojar por eso? El perro es de los dos, la responsabilidad es de los dos, y el nombre es algo muy importante asique tambien es algo que tenemos que estar de acuerdo los dos. Capaz tendria que habertelo consultado primero para qye elijamos uno juntos. - le respondió dandole un pequeño beso.
Beso que el menor decidió intensificar, dando paso a que sus lenguas entren en contacto con la otra. Hubiesen estado asi por un largo rato, o tal vez hubiesen terminado sobre la cama, haciendolo como casi siempre que se encontraban en aquella situación. Pero lamentablemente, un portazo, seguido de unos ladridos los devolvió a la realidad. Se separaron cuando el pequeño perrito se acercó a ambos tirandoseles encima.
-Me parece que alguien quiere jugar - comentó el menor sonriente, agachandose quedando a la altura de su mascota para asi poder acariciarlo amistosamente. - ¿quién tiene ganas de jugar? ¿Quien quién quién? - comenzó a hablarle con la misma voz que se utiliza cuando se le habla a un bebe.
-Es un perro, no un bebe amor. - soltó Blas en una risa haciendo indignar al menor.
- Shh... Que te puede escuchar, leí que a los perros no le gustan que les digan perro - comentó tapandose la boca, para despues volver a pararse junto a su novio.
-¿De donde sacaste eso? - indagó el mayor curioso.
-De internet.
-Ah, ¿y vos le crees a todo lo que dice internet?
-Obvio, siempre tienen la posta ahi. - el mayor solo rodo los ojos, para volver a acercarse a su novio platandole un corto beso.
- Che, ya que estamos, y Tori... digo el perro quiere jugar, ¿Queres que vayamos un rato a la plaza de aca la vuelta? Osea vamos, tomamos unos mates y lo llevamos a el. - El menor asintió sonriente, plantandole un tierno beso, para luego ir en busca de las cosas que necesitaban llevar.
Al llegar, se ubicaron bajo un árbol aislado de toda la gente. A pesar del hermoso dia que habia, no habia demasiada gente en el lugar.
-Pero que hermoso día - comentó el menor sentandose contra el arbol, flexionando sus piernas hacia los costados para que su novio pueda ubicarse entre medio de ellas.
- La verdad que si, esta hermoso el día. ¿Pero sabes que es mas hermoso? - el menor negó con la cabeza - Vos. - afirmó mirandolo fijamente, perdiendose en aquellos ojos marrones que tanto amaba.
El menor no pudo evitar morir de la ternura, uniendo sus labios con los del mayor, que tuvo que estirarse para profundizar más el beso. Cuando tuvieron que separarse por falta de aire, al bartender se le vino una duda a la cabeza.
- Y al final... ¿ Como vamos a nombrar al nuevo integrante de la casa? - Junior se giro a ver a su pequeña mascota, que se encontraba tirado en el pasto, mientras mordía uno de sus juguetes. Se mantuvo unos minutos pensando, hasta que comenzó a reirse, dejando mas confundido al mayor.
- ¿Que pasa? - preguntó muy confundido debido ante la reacción del menor.
- Que se me ocurrio uno pero no da. - respondió volviendo a tener una expresión de seriedad.
- Pero decime y lo vemos, peor que Toribio no puede ser - le insistió Blas dándose cuenta de lo malo que era el nombre que había elegido.
- Coquito - soltó sin ningúna otra advertencia. El mayor no respondió, haciendo que el confundido ahora sea Junior. Se incorporó al lado del menor, mirando para otro lado. - Blas... Uy no yo sabia que no te iba a gustar. Bueno si queres podemos pensar en ot-
Dejándolo con la palabra en la boca, Blas se levantó de donde estaba, yendo directamente a donde se encontraba el perro. Lo agarró en sus brazos, para luego volver hacia donde estaba el menor.
- Junior, te quiero presentar a Coquito. Coquito, el es Junior, y los dos vamos a ser tus papas. - al menor se le escapó una sonrisa de oreja a oreja. No podía creer el susto que le habia dado Blas, solo para confirmarle que estaba de acuerdo con el nombre que habia elegido.
El menor se levantó rapidamente, volviendo a unir sus labios con los de su novio. Al separarse agarró al perro en sus brazos.
- Hola coquito, con Blas vamos a cuidarte y amarte mucho ¿si? - Coquito giró a ver a Junior lambiendolo, en señal de aprobación, logrando que que Junior riera a causa de las cosquillas que le estaba dando.
Luego de resolver el problema del dia, empezaron a jugar con su amada mascota. Se tiraban el juguete entre ellos para que este intentara agarrarlo, corrían para todos los lados mientras coquito los seguía, entre otras cosas.
El sol comenzó a ocultarse, dandole paso a un hermoso atardecer. Los tres estaban exhaustos, pero completamente felices, porque la tarde no podria haber sido mas perfecta. Coquito descansaba sobre las piernas del menor, el cual descansaba su cabeza en el hombro de su novio, que lo abrazaba por la espalda dandole suaves masajes en ella.
Aquella imagen parecia sacada de un museo, los tres bajo un gran atardecer descansando y sintiendo la paz que tanto habian buscado y que solo podian encontrar estando juntos. Aunque la pareja sabia que el futuro que les esperaba seria distinto a todo lo que alguna vez imaginaron, no les importaba, porque sabian que seria muchisimo mejor. Ya que a veces los cambios vienen con muy buenas consecuencias.
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