Capítulo 40: Coincidencias.
Los pájaros cantan en la madrugada mientras la poca nieve que queda termina de derretirse entre las tímidas flores y malas hierbas que se alzan entre algún hueco terroso de los adoquines. Tengo cuidado de no pisar ninguno de estos ignorados seres mientras paseo entre las amplias calles de la ciudad de los ricos. Una mansión detrás de otra se cruzan en mi camino mientras busco con insistencia un número. El 16.
Como Jack me dijo ayer, hay un árbol mal podado por el que se puede trepar fácilmente y colarse en el jardín. Luego me estuve quejando de los problemas y dudas que tengo con lo que siento o no siento por Armin y terminó confesándome que él también tiene dudas de ese tipo con una persona. No dijo si era hombre o mujer, sólo se rió y me dijo que y me lo diría cuando estuviera más seguro. Es increíble ver que incluso un tipo duro como Jack se convierte en un conejillo indefenso ante estas cosas...
Aterrizo y los aspersores me regalan la ducha que no me di ayer. Maldigo para mis adentros mientras se me mete el agua por los ojos y camino lentamente ocultando el ruido de los chapoteos entre el piar de las palomas.
De repente un meteorito cae del cielo y me golpea en la cabeza, derrumbándome.
— ¡Me cago en...! — no sabía lo que era ver las estrellas hasta ahora.
Intento levantarme a duras penas cuando otro meteorito me golpea por el otro costado y las galaxias me inundan la mente hasta...
**********************************
Me despierto entre cojines con seis pares de ojos azules mirándome fijamente.
Hay dos niños pequeños y una chica más o menos de mi edad, con la piel extremadamente oscura y brillante. No puedo evitar mirar lo pálidas que tengo las manos y morirme de envidia.
— ¿Hola? — pregunto insegura mientras intento recordar qué hago aquí y de qué conozco a esta gente.
— ¿Estás bien? — dice la chica, preocupada.
— Creo que sí... ¿Qué ha pasado?
— Me parece que has conocido a mi hermano y su puntería con la raqueta — se ríe amablemente.
Entonces recuerdo todo. Estaba a punto de espiar a los Goldman cuando algo me golpeó la cabeza. Debió de ser la pelota de ese crío...
Un momento...
Eso significa...
¡Estoy en casa de los Goldman!
Noto como mi sudor aumenta a litros por segundo mientras pienso en cómo narices voy a salir de esta.
— ¿Seguro que estás bien? — insiste la chica interrumpiendo mi pensamiento.
— Lo siento... Creo que me he colado en el sitio equivocado — comienzo a improvisar mi excusa.
— Lo imaginaba — me contesta mientras vuelve a reírse ante la atenta mirada de sus hermanos.
— Me llamo Kira — sonrío mientras me presento falsamente.
— Yo soy Raven, encantada — responde —. Estos son Will y Niall, mis hermanos. Will es el diablillo que te ha dado.
— Vaya — prosigo con amabilidad —. Tienes muchísima fuerza, ¿vas a ser tenista?
Los dos niños se estremecen, me miran mal y se van corriendo. Supongo que por muy amable que intente ser siempre me llevaré mal con los críos. A base de defender a Freddy en el colegio se me ha quedado una actitud intimidante hacia ellos... El reflejo de viejas costumbres, supongo.
— Lo siento, son un poco tímidos... — les excusa Raven.
— No pasa nada... Es culpa mía por aparecer por aquí de repente.
— Y bien, si no intentabas meterte aquí, ¿a dónde querías ir?
Hay muchos momentos en mi vida en los que he deseado morirme, pero nunca lo he deseado tanto como ahora.
— Verás... No le contaría nunca esto a nadie, pero ya que he aparecido en tu jardín tienes derecho a saberlo — suspiro intentando no parecer inquieta —. Hace un año que no veo a mi familia. He venido desde Vilnuk para intentar contactar con ellos. Ni siquiera sé dónde viven... Después de investigar un poco he pensado que vivían aquí — me encojo de hombros —. Y bueno, me he equivocado.
— Vaya... qué pena — me mira con compasión —. ¿Puedo preguntar por qué no sabes nada de ellos?
— Digamos que no he sido la mejor hija del mundo... De hecho he sido la peor. No les culpo por no querer verme... Por eso mismo me he colado sin llamar al timbre; si lo hacía sabía que no iban a abrirme. Pensé que entrando sin avisar tendría una oportunidad... Los echo tanto de menos — por primera vez en todo este rato digo algo sincero.
— ¿Sabes qué? — Raven se incorpora con vitalidad — ¡Te voy a ayudar a encontrarlos!
— Gracias pero creo que al final me voy a rendir... — que alguien me saque de aquí por favor...
— ¡Ni hablar! ¡No dejaré que te vayas sin nada!
— De verdad que no hace falta, hay cosas que no se pueden solucionar y...
— ¿Tienes una hermana pequeña superdotada que se llama Ada?
El corazón se me para y los ojos se me salen de órbita mientras intento asimilar lo que acabo de oír.
— Sssí... — tartamudeo —. ¿Cómo lo sabes?
— En mi clase hay una niña pelirroja que tiene tres años menos que yo. Al ver que teníais el pelo del mismo color se me ha ocurrido preguntar — sonríe alegre.
Increíblemente hoy me he puesto una peluca roja. Si verdaderamente esa niña es Ada, no me puedo creer que se haya teñido el pelo de rojo para ocultar su pasado de Windsor...
— Puede que sea sólo coincidencia...
— Se mudaron aquí hace más o menos un año. Creo que se apellida Sordwin — afirma pensativa.
No me cuesta mucho fijarme en que Sordwin es Windsor con las sílabas cambiadas. Los latidos me van a cien por hora.
— ¿Tú también te apellidas así?
Tengo terminantemente prohibido ver a mi familia, además todo lo que dice Raven coincide demasiado como para ser cierto.
《Sira, responde que no. 》
Asiento con la cabeza y la boca abierta.
《Ahora sí que la has cagado... 》
Si no me mata la Parca lo hará la curiosidad.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top