Observo al público desde el escenario y no puedo evitar imaginarme a mí misma entre la multitud, vestida con mis antiguos harapos junto a mi hermano. Él estaba nervioso, ansioso por saber qué iba a decir aquel hombre que sostenía el micrófono. Yo no, estaba tranquila, sabía lo que pasaría: iba a pronunciar mi nombre y así por fin terminaría ese absurdo espectáculo para blanquear mi contrato con la Parca.

Esta vez es Celia a la que le toca soportar el numerito... Y cometer su primer asesinato.

Llevo semanas atormentando a su víctima tal y como hizo Jack con la mía. Aunque no soy su mentora, César decidió que le ayudara yo.

Todo ocurre a cámara lenta, no oigo personas, sólo las veo. Pienso en que a Celia ya le han advertido de lo que va a tener que cometer esta noche, cosa que para mí fue una sorpresa.

Hoy entrará a su propio callejón sin salida.