Capítulo 20: Adiós, amiga.
—Para ser uno de nosotros hay que demostrar que eres de la familia — lo que menos me apetece ahora mismo es escuchar los horripilantes discursos de César —. Para ello tendréis que intentar llevaros bien con todos y cada uno de nuestros empleados con sólo decirles una frase. Ese pequeño conjunto de palabras tiene que ser suficiente para hacerles querer conoceros más, desear ser vuestros hermanos — continúa acompañándose de una gesticulación muy sobreactuada.
Los veinte aspirantes permanecemos en el comedor. Soy la que menos nerviosa está de todos, puesto que ya sé el resultado de toda esta parafernalia... no tiene el mínimo misterio para mí.
— Entre todos vosotros seleccionaremos a diez, que pasarán a la fase final — sin ánimo de ofender, tienen el falso proceso de selección más cutre del mundo... ¿éstas son las pruebas con fama de ser tan duras? Son puro cachondeo...
Nos conducen a una sala de espera y vamos pasando uno por uno a hablar con los trabajadores en privado. Las frases no pueden ser oídas por nadie más que ellos, lo que me tranquiliza bastante.
Soy de las últimas, el primer entrevistador es Shinji. Da igual lo que diga, total, voy a ganar...
Insisto: me siento tan absurda... pero tan poderosa a la vez...
— ¿Nomble? — me pregunta con su característico acento. Admiro la complejidad sintáctica de su pregunta...
— Sira Windsor — el caníbal lo apunta en un cuaderno.
— ¿Qué tienes que decilme? — muestra una gran sonrisa que, más que nada, da grima.
— ¿Sabes? Siempre me ha parecido ridículo tu traje de cocinero — lo mejor que se me ha ocurrido.
Mi entrevistador sonríe y asiente, indicando que pase a la siguiente sala.
La segunda es Noriko.
— Deberías comerte al que diseñó el símbolo de Acrap, es horrible — qué creativa soy...
Ahora toca el turno del tal Dylan, el pelirrojo.
— Contigo no he hablado en mi vida...— me encojo de hombros.
Y, en resumen, ese es el nivel de las magníficas frases con las que he deleitado a mis futuros compañeros.
Cuando todos terminan, nos sacan al escenario de fuera para anunciar los finalistas. Gerónimo es quien habla esta vez, tiene una libreta similar a la de los empleados-jueces entre sus manos.
Las cámaras televisivas están expectantes.
Después de una cálida ovación, Gerónimo empieza a hablar.
— Y los afortunados merecedores de pasar a la prueba final son — dice sin rodeos —: Jason Winsdor, Kylie Thompson, Nina Fiametta, Jake Sullivan, Luis Rivas, Jeremy Cobain, Susan Bellamy, Liam Biersack, Kate Williams y Sira Windsor — conociendo las extravagancias de La Parca y analizando los seleccionados, seguro que han elegido a aquellos con el nombre "más bonito".
No han cogido a mi madre, pero aun así está emocionada porque Albin y yo hemos entrado.
— ¡Enhorabuena! — nos felicita mientras nos abraza — No me lo puedo creer... — está realmente emocionada — A esta gente le ha dado igual vuestro estatus, vuestro apellido, vuestra fama... ¡Os valoran por quiénes sois en realidad!
Me quedo parada... tiene razón. Sé que mi madre no ha dicho eso pensando en lo mismo que yo, pero es cierto que en La Parca nunca me han juzgado... Y estoy segura de que saben perfectamente quién soy y de dónde vengo.
¿Lo hacen por interés o porque en verdad sólo odian a la verdadera escoria?
— Aun así... prefiero no hacerme ilusiones — reprocha Albin a pesar de que no puede evitar sonreír.
— Pues yo tengo una corazonada... no sé... Algo me dice que por una vez tendremos suerte — en otra ocasión sería realista y creería lo mismo que Albin. Pero esta vez, sabiendo lo que va a pasar, puedo permitirme el lujo de ser optimista.
Ada nos mira sonriendo desde la multitud.
El resto del día no tiene nada fuera de lo común exceptuando otra pequeña verbena de Acrap. Como me siento culpable, baño a Bichín igualmente al llegar a la alcantarilla.
En el entrenamiento me explican algunas técnicas de lucha que no se me dan tan mal como esperaba... Aun así, ésta vez es Armin quien me gana.
— ¿Quién es la que se ha confiado hoy? — me dice el ninja con el frío acero de su katana rozando mi yugular.
— Abusón — balbuceo.
— Exacto Armin, podrías haber dejado algo de ventaja a la novata... — dice Débora. Durante los últimos entrenamientos he estado haciendo buenas migas con ella.
— Déjalo — reprocho —. El pobre tiene miedo de que vuelva a machacarle...
— Tienes una espada en el cuello, no te conviene enfadarme... — Armin aprieta un poco más el filo contra mi piel.
— Y a ti no te conviene enfadar a Débora... — a estas alturas la ninja ya está en la espalda de Armin apuntándole con su arma.
— No vale aliarse — se queja el ninja.
— Bueno — Lenon se levanta —, fin del entrenamiento.
Ha estado toda la noche sentado, observándonos y burlándose de lo mal que peleábamos para desconcentrarnos y divertirse un rato. Sin embargo, tengo que admitir que me cae bien. Es muy gracioso.
Aprovecho la confusión para darle una patada a Armin y quitármelo de encima.
Ahora tengo que ir a despedirme de Jack, que casi nunca viene a mis sesiones de lucha porque es demasiado vago. Se excusa diciendo que los ninjas pelean mejor que él y que, en ese aspecto, son mejores profesores.
Entro en la sala de las parcas y dejo mi guadaña en el paragüero. Jack está sentado en la mesa comiéndose una palmera de chocolate mientras bebe café.
— ¿Ya no fumas? — pregunto. Hace tiempo que no le veo hacerlo, desde el otro día después de "escapar" de la cárcel no le he visto probar una calada.
— Delante de ti, no — responde.
— ¿Por qué? — curioseo.
— Porque te molesta y no quiero dañar tus delicados pulmones — dice con tono burlón.
Le miro con odio mientras él extiende el brazo para darme un bollo relleno de algo. Lo cojo sin pensármelo un momento, estoy muerta de hambre.
— ¿Qué tal el entrenamiento? — hace como que le interesa, pero sé que le da igual.
— Muy bien — tengo la boca llena.
— ¿Y tu misteriosa historia de amor con el ninja? — esta pregunta provoca que pare de masticar.
Podría soltarle un discurso sobre que sólo somos amigos y que es realmente molesto que intente picarme con ese tipo de rumores, pero eso es exactamente lo que mi tutor quiere oír... sería demasiado fácil.
— Mejor que nunca — respondo al final.
Jack no puede evitar sonreír.
— Me alegro — afirma.
— Bueno... me tengo que ir... — voy retrocediendo lentamente hacia la puerta — ¡Adiós!
Ya he terminado de engullir el bollo. Jack levanta un brazo para despedirse mientras salgo.
Armin me está esperando a la salida. Desde que nos llevamos bien, me acompaña a casa todos los días.
— A mí me hicieron las mismas pruebas que a ti para trabajar en el restaurante — le he preguntado por su "ceremonia de admisión" —. Mañana te toca hacer una entrevista de trabajo.
— Me esperaba tener que hacer cosas más raras... ya sabes... viniendo de La Parca...
— Shhh — interrumpe —. No hables tan alto, podrían oírnos.
— Perdón... — susurro.
Acabamos de llegar a la alcantarilla. Se despide de mí con un pequeño empujón, que es ahora nuestro saludo oficial.
Entro a mi casa y avanzo por los cada día más oscuros túneles cuando me doy cuenta que estoy sonriendo. Estaba repitiendo en mi mente la pelea del entrenamiento de hoy... y me hace sentir bien. Hacía tiempo que no me divertía tanto.
Bichín me recibe con un alegre gruñido. Como si fuera cosa del destino, tiene mi cuchilla entre sus patitas, qué bien me conoce... Se supone que debería sentirme culpable y usarla, como hago siempre, pero mi instinto me lleva a cogerla y arrojarla a la oscuridad.
Ya no la voy a necesitar... por ahora.
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