Capítulo 15: Impotencia policial.
El policía que me acompaña se encoge de hombros y abandona la sala.
Sin pedir permiso, Jack irrumpe en la estancia.
Mi respiración se agita automáticamente. No soy capaz de asumir que estoy en la misma habitación que un hombre que ha matado al padre de una inocente chica... Sabía que había asesinado a más personas antes de su último crimen, pero el mero hecho de confirmar lo despiadado que es este sujeto me hace no poder evitar temerle.
Por su expresión, ha debido notar lo nerviosa que estoy.
Sin seguir avanzando, se saca unos cuantos cartones doblados del bolsillo y me los alcanza.
Los cojo con desconfianza y desdoblo el primero de ellos, sujetando los otros dos con dificultad. Casi se me caen al suelo...
Son fotos, hechas a través de la ventana de un jardín. Dentro de ella hay una habitación adornada con muebles rústicos, entre ellos una cama sobre la que se encuentran dos individuos. Creo que estoy mirando la foto con tanta lentitud porque en el fondo mi subconsciente ya sabe lo que me voy a encontrar... Mis ojos van de las esquinas de la imagen hacia el centro...
Finalmente me armo de valor y examino las personas del impreso.
Una de ellas es una dulce niña que me resulta familiar, con las mejillas sonrosadas y los labios entreabiertos. Está dormida.
La otra es un hombre de mediana edad, situado encima de la criatura y dejando en evidencia la sucia y cruel acción que está realizando.
Podría negar lo evidente y preguntar a Jack por el significado de la foto, pero sé perfectamente quiénes son esos dos.
Son Celia y su padre.
Despliego las otras dos y compruebo que son de mismo calibre.
— Dormía a su hija con somníferos y la violaba — susurra Jack. Supongo que no quiere hablar en alto para que los policías no nos oigan. Como antes he comprobado, las paredes son de mala calidad.
Tengo los ojos llorosos, sigo sin poder asimilarlo. Pero sobretodo siento haber prejuzgado a mi tutor.
— ¿Librando al mundo de la escoria? — sonrío como puedo y le dedico una mirada de culpabilidad.
Se lleva el dedo a los labios para mandarme callar. Me muerdo el inferior y maldigo ser tan bocazas.
— Efectivamente — responde —. Ahora voy a tener que sacarte de aquí antes de que "ya sabes quién" se entere de lo que has hecho.
No ha sido muy específico, pero doy por hecho que se refiere a La Parca. Tienen mucho cuidado a la hora de cuidar su confidencialidad y si se enteran de que he llamado "asesino" públicamente a uno de sus queridos miembros, me matarán.
— ¿Cómo piensas hacerlo? — pregunto.
— Va a ser muy fácil — se rasca la nuca —. Tienes suerte de que la policía de Vilnuk sea tan inútil.
Sin pedir ningún tipo de permiso, abre la puerta de la sala y llama a los dos agentes con un silbido. Estaban entretenidos comiendo donuts.
— ¿Qué quiere? — dice con la boca llena uno de ellos.
Ninguno de estos deben ser los que me arrestaron en el hospital, si lo fueran hubiesen reconocido a Jack.
— ¿Tienen idea de que acaban de arrestar a una menor? — prosigue mi tutor.
— ¿De qué está hablando? — contesta el otro policía.
— De que han metido a una niña en una prisión para adultos. Y ustedes sabrán mejor que yo que eso es ilegal — maldito Jack. Tiene toda la razón del mundo.
— Sigo sin entend... — los agentes se están empezando a alterar.
— Me ha entendido perfectamente — interrumpe mi tutor.
— Esa chica no tiene menos de veinte años — dice uno de los agentes con arrogancia. Cierto que parece que tenga más de quince, pero... ¿veinte? ¿Tan deteriorada estoy?
— ¿Quiere comprobarlo? — insiste la parca.
— Ahora mismo, caballero — contesta con arrogancia el que acaba de hablar sin molestarse en dejar de comer.
El agente mira en todas las direcciones mientras se chupa los dedos y termina por sentarse en una mesa con un cutre ordenador, el único que hay en la sala. Tiene que apartar un taco de papeles desparramados por el teclado para poder escribir... lo que me recuerda a lo desordenada que estaba mi habitación cuando tenía casa.
— ¿Nombre? — me pregunta. Increíble. Ni siquiera se molestan en identificar a los presos. Qué bien que la ciudad esté en sus manos...
— Sira Windsor — responde Jack en mi lugar.
El policía da un trago a la taza de café que lleva consigo y pronto su rostro empieza a tornarse rojo, inundado por la vergüenza. Doy por hecho que ya me ha encontrado en su base de datos. Lanza una mirada de odio a mi tutor.
— Como les iba diciendo... han cometido un grave error... — comienza la parca — Creo que sería buena idea soltarla para disculparse por lo que han hecho, ¿no creen? Así nadie comentará nada a sus superiores y será bueno para todos.
Admiro más por momentos la inteligencia de mi tutor... y a la vez sigo sin creerme que la policía sea tan incompetente. ¿Cómo se les ha ocurrido apresar a un individuo sin comprobar su identidad...? En fin, supongo que "el hacer las cosas rápido y mal" es un instinto natural humano.
— Excelente proposición, caballero — responde el agente lleno de rabia.
Estoy a punto de decir que, ya que estamos, borren este "pequeño incidente" de mi historial. Enseguida caigo en, que si ni siquiera sabían a quién habían detenido, tampoco se habrán molestado en rellenar mi lista de antecedentes penales...
No hablamos nada más con los besugos que se hacen llamar "agentes de la ley" (mis más sinceros respetos a los besugos) y uno de ellos nos acompaña hasta la salida. Jack mantiene una pícara sonrisa, lo que delata que está orgulloso de su éxito.
— Así es como manipula una parca — dice cuando ya nos hemos alejado bastante de la cárcel.
Me pican los nudillos, la costra de las heridas que me hice el otro día al golpear el espejo se está desprendiendo. No puedo describir la sensación que siento al recordar el porqué de esas cicatrices... pero duele.
Sumida en mis pensamientos, me percato de que sigo caminando con mi tutor y aún llevo puesto el camisón...
— Ahora vas a tener que cambiarte. Es bastante evidente que ese trapo que llevas es uno de los uniformes de Rikers — parece como si me hubiese leído el pensamiento.
Me limito a asentir y entonces me acuerdo... tengo algo pendiente con Jack...
— ¿Por qué me has rescatado? — al momento me arrepiento de haberlo preguntado.
Me conozco lo suficiente como para saber que el único objetivo que tengo con esa pregunta es saciar la pequeña esperanza que me obliga a creer que lo ha hecho porque me tiene un mínimo aprecio... Pero ha sido demasiado arriesgado, sé que sólo ha venido a por mí para no tener problemas con La Parca...
Y me temo que no voy a ser capaz de soportar la segunda realidad.
No importarle a nadie es duro... y ser un iluso lo es aún más.
La pregunta es... ¿por qué quiero importarle a Jack?
Mi tutor entreabre los labios para responder cuando...
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