Capítulo 11: Coser y cantar.

Jack me ha estado contando más cosas sobre psicología humana cuando me he calmado. Por supuesto no ha tenido el detalle de suavizar las acciones narradas, lo que me ha causado otro trauma más.

Cuando ha dicho que la clase había acabado, le he recordado lo de Armin y ahora estamos andando hacia mi casa.

No hemos dicho ni una palabra en todo el camino. Me estoy dedicando a mirarle fijamente la cicatriz del ojo, es lo más horrendo que he visto en mi vida. Una vez más presiento que debería callarme y, obviamente, no lo hago.

— ¿Cómo te hiciste eso? — pregunto.

— Si te refieres a mi ojo no te lo voy a contar — me esperaba esa respuesta.

— ¿Por qué no? — insisto.

— Cállate — ordena con su embriagadora amabilidad.

— ¿Por qué? — soy consciente de que a veces me merecería una bofetada.

Jack para de avanzar y suspira nerviosamente. Creo que le estoy alterando.

— Porque no debería importarte — contesta con su habitual tono serio.

— ¿Y por qué nunca me respondes a nada?

Mi tutor está haciendo fuerza con los puños. Creo que debería haber parado ya de insistir...

Suspira de nuevo y comienza a caminar.

— No sabes preguntar. Cuando aprendas a hacer las preguntas apropiadas en el momento adecuado, responderé.

Yo estaba quieta y me ha dejado atrás. Tengo que trotar un poco hasta alcanzarle.

— ¿Por qué unas veces eres tan lista y otras tan tonta? — pregunta de repente — A veces me sorprendes con tu ingenio y otras me dan ganas de... — hace un gesto muy raro con las manos, como estrujando algo — Me sacas de mis casillas. Dime, ¿cómo eres tan inaguantable?

Esta pregunta ha colmado mi paciencia. Sé que tampoco tengo ningún motivo para estar enfadándome tanto... pero hay cosas que no puedo controlar.

— Cuando aprendas a hacer las preguntas apropiadas en el momento adecuado, te responderé — parafraseo y aún soy lo suficientemente descarada como para dedicarle un guiño.

No me atrevo a mirarle, pero supongo que no está poniendo muy buena cara...

Finalmente llegamos a la alcantarilla. Hago un gesto para indicar silencio y bajo antes que mi tutor para comprobar que no hay nadie. Cuando lo hago veo que los túneles parecen vacíos.

Extiendo la mano para ayudar a Jack, quien la acepta, aunque presiento que hubiera sabido descender solo. Le conduzco por el alcantarillado hasta llegar a mi habitación.

En ese momento Bichín, como poseída, salta hacia Jack. Me preparo para abalanzarme yo también sobre él para taparle la boca y evitar un grito, pero sorprendentemente esto no ocurre. Jack ha atrapado a Bichín y la está acariciando. Mi cara de desconcierto es digna de analizar: nunca antes había venido una persona que no se pusiera a gritar de asco al ver a mi rata.

— Parece limpia — dice mientras Bichín gruñe amistosamente —. La has criado tú, ¿me equivoco?

Sigo alucinando. Asiento con los ojos abiertos como platos.

— Pesa lo suyo, desde luego come más que tú — Bichín ha enredado la cola alrededor del brazo de mi tutor.

Me encojo de hombros poniendo, probablemente, cara de idiota. Está bien, Jack no tiene pinta de asustarse con cualquier cosa. Podría haber llegado a imaginarme que no iba a retroceder al ver a Bichín, pero habría apostado lo que fuera a que al menos la apartaba de un bofetón. Sin embargo, está acariciándola y jugueteando con ella... hasta pone una expresión de dulzura que nunca antes me hubiese imaginado en él.

Este gesto desaparece de repente.

— Sí, me gustan los animales — dice serio pero incómodo —. ¿Algún problema?

Como vuelvo a quedarme sin palabras, me limito a negar ansiosamente.

Jack se dirige a mi escritorio y deposita a Bichín en él con ternura, no sin antes acariciarle por última vez. Mi amiga se queda apoyada en sus patas traseras, con las delanteras extendidas. Está claro que mi tutor le ha caído bien...

— Vamos a ver al ninja — añade Jack mientras Armin se incorpora para mirarnos.

— ¿Qué hace este aquí? — pregunta.

— Vengo a coserte a petición de la novia cadáver — noto como las mejillas comienzan a arderme.

— Ah... — contesta el ninja.

— ¿Qué rodilla es? — pregunta Jack mientras se agacha y levanta la manta. No necesita contestación, pues después de ver el evidente boquete anatómico lo tiene bastante claro.

Se saca una bolsa transparente del bolsillo con hilo quirúrgico, tijeras y no sé qué más. Lo necesario para coser, supongo.

— Lo he robado esta mañana — afirma mi tutor con su ya familiar tono despectivo —. Sira, alcánzame el agua oxigenada y las gasas que te di ayer.

Hago lo que me dice y al instante comienza a desinfectarle la herida. Observo que lo está haciendo de una manera mucho más delicada que la que puse en práctica yo misma ayer. De hecho, Armin ni siquiera grita. Pensando en esto me muerdo el labio inferior en signo de culpabilidad y miro a Armin con resignación, aunque no se percata de ello.

Después de un rato echando agua oxigenada cuidadosamente, Jack empieza a coser. Esto debería estar doliéndole, pero Armin sigue estoico sin soltar un gemido ni medio.

— Qué fuerza de voluntad, no se te ha escapado ni un quejido — dice Jack de repente —. Te has estado haciendo el débil para que te cuide la novia cadáver, ¿me equivoco?

— ¿Pero qué dices? — la voz de Armin no muestra signos de dolor a pesar de que le están operando sin anestesia.

— Te estoy cosiendo a pelo y ni siquiera lo notas — sonríe pícaro —. ¿Me estás diciendo que no has podido aguantar un poco de fiebre? Podrías haber llegado hasta tu casa solo el primer día, sabes aguantar perfectamente el dolor.

Miro al ninja mostrando mi incertidumbre. ¿Es cierto lo que dice Jack?

— Tú qué sabes — Armin no pronuncia esto último como una pregunta, sino como un reproche —. Me he quedado porque no podía ni andar, todo por culpa de esta niñata...

— Ya... claro... — mi tutor esboza una sonrisa impertinente.

Armin se levanta de un salto impulsado por la ira y le da una patada a Jack. Éste último se ríe y el ninja se lanza a por él propiciándole un puñetazo. Mi tutor lo para e intenta devolvérselo aunque Armin lo esquiva sin mucha dificultad; colocándose detrás de él y dándole un rodillazo con el miembro herido, lo que provoca que Jack tropiece y se choque contra mi escritorio derribándolo.

— ¿Y eso no te ha dolido? — dice Jack jadeando refiriéndose al golpe dado por la rodilla ensangrentada.

Armin agarra de la camiseta a Jack con una especie de grito de guerra para atraerlo hacia sí y propiciarle otro golpe en la cara.

Por el momento me estoy manteniendo al margen, con Bichín en brazos. Ha saltado de la mesa cuando ha visto que mi tutor iba a caer.

El ninja se dedica a golpear fugazmente a Jack, sin recibir respuestas. Es como si a este último no le dolieran los golpes y pensara que es una pelea absurda. Creo distinguir una sonrisa arrogante en su rostro.

De repente, sin ningún tipo de dificultad, mi tutor agarra a Armin del cuello y lo estampa contra la pared causando que su nuca golpee contra ella. El ninja agarra la fuerte muñeca de Jack con ambos brazos para apartarlo de sí, esfuerzo vano.

— Por lo menos deja que termine de coser — dice Jack, aún jadeando por el esfuerzo.

Armin se rinde y baja las manos. Jack lo suelta y empuja suavemente, haciendo que el ninja caiga en el colchón.

— Menudo estropicio has hecho... — dice el cirujano al examinar la herida y ver que los puntos se han soltado.

Se limita a quitarlos y repetir el proceso de nuevo mientras yo reflexiono.

Si Armin ha sido capaz de pelearse con Jack haciendo caso omiso a su herida... ¿entonces ha estado fingiendo para quedarse conmigo? Será capullo... Sabía que tengo cero recursos y aun así no le ha importado verme sufrir para ayudarle. Me siento una idiota, y para colmo ya no puedo hacer nada para vengarme.

— Arréglame la mesa — ordeno.

— Yo cuando termine con este Romeo, me voy — dice Jack, sin compasión.

— No te decía a ti — miro a Armin fijamente.

El ninja se ríe pero no contesta. Si cree que así va a escaquearse lo tiene claro...

— Ya está — afirma mi tutor después de vendar la cicatriz.

— Genial — sin dar las gracias, Armin se levanta y se dispone a irse.

Este gesto evidencia, una vez más, el teatro que ha montado con a saber qué fin.

— La mesa — reitero con seriedad.

— Estás loca si crees que me voy a quedar arreglándote la puta mesa — se ríe de mí de nuevo.

Me dispongo a contestar pero Armin me ignora y se voltea para marcharse, Jack le agarra por la nuca y lo empotra contra la pared. Se quedan en la misma posición que antes, solo que esta vez mi tutor presiona el cuello del ninja con el antebrazo en vez de usar la mano.

— Ya creo que vas a arreglarle la puta mesa — parece enfadado, aunque el ninja no se siente intimidado.

Armin intenta propiciar de nuevo un rodillazo a mi tutor para escapar; pero este se adelanta y lo bloquea, dejándole indefenso.

— Vete a la mierda — dice Armin.

Jack lo suelta.

— Me tengo que ir — señala al ninja con un gesto amenazador —. Haz todo lo que te diga la novia cadáver — se seca el sudor le la frente —. Mañana preguntaré qué has hecho y si no la veo contenta no esperes seguir vivo.

El ninja no responde. Se limita a lanzar una mirada de odio pero con mientras Jack se funde con las tinieblas sin despedirse. Supongo que ese tipo de amenazas, viniendo de un asesino como Jack, van en serio.

Cuando mi tutor ya se ha alejado, decido insistir.

— Ahí la tienes — señalo la mesa con un brazo mientras Bichín está en el otro. La suelto y la dejo en el suelo.

Luego me doy la vuelta y me agacho para coger un lápiz que se ha caído del escritorio durante la pelea... o por lo menos lo que queda de él después de experimentar la voracidad de Bichín. Cuando me levanto siento que Armin se ha acercado a mí... demasiado. Siento su respiración moviendo mi pelo. Me giro para mirarle y me apoyo en la mesa con ambas manos, echándome hacia atrás.

El ninja me mira fijamente a los ojos y sigue mis movimientos. Yo le devuelvo la mirada: tiene los ojos realmente azules y brillantes, bordeados con una fina línea de un tono más oscuro. Me acaricia el rostro desde la frente hasta cogerme la barbilla, apartando un mechón de pelo blanco en el camino. Noto cómo presiona sobre ella hacia delante, acercándome a él mientras intenta arrimar sus labios con los míos.

En pocos segundos su boca está a dos centímetros de la mía. Veo cómo comienza a cerrar los ojos mientras yo, por instinto, sonrío.

Entonces pasa, levanto lentamente mi mano hasta entrelazarla entre su despeinado pero suave cabello negro y...





Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top