Capítulo 16.
Capítulo 16: Más que humanos.
—Está bien, Snow —dice Mariana, mirándome con compasión—. No tienes que saberlo todo de inmediato. Sé que estás muy preocupada por Elise, pero es mejor si solo descansar. Aunque sea por hoy, ¿te parece?
—Mariana, solo sígueme contando lo de los Guardianes —pido. Estoy segura que si me voy a la cama sintiéndome así, con tantas dudas y tanto miedo, no voy a poder pegar un ojo toda la noche. Sé que por lo menos podré estar más tranquila sabiendo todo sobre este nuevo mundo que se ha abierto ante mí.
—De acuerdo —asiente Mariana, rindiéndose—. En nuestro mundo, existen clasificaciones para los distintos niveles de Hechiceros de Hielo. El primer nivel es el Novicio. —Eso activa otro recuerdo en memoria, uno donde yo dije que ni siquiera había llegado a ser Hechicera Novicia—. Y el último, es Avanzado. El Hechicero Novicio se da mayormente en la niñez, y es donde los niños empiezan a desarrollar su magia y asisten a la Academia de Hielo para aprender a usar sus habilidades. El Hechicero Avanzado es aquél que es muy talentoso en la magia y, gracias a ello, las hadas le conceden un segundo poder extra. A decir verdad, muy pocas personas logran alcanzar ese nivel. Actualmente solo existen unos veinte Hechiceros de Hielo Avanzados en todo el mundo.
—Eso es realmente poco —me sorprendo.
—Así es. No es nada fácil superar todas las pruebas y retos. Nathan, tu madre, ni yo somos Hechiceros Avanzados, aunque todos nos graduamos de la Academia. Yo soy una Hechicera Guardiana. Todos los hechiceros que nos graduamos de la Academia de Hielo tenemos la elección de continuar nuestros estudios en diferentes áreas. Algunos de nosotros aspiramos a llegar al último nivel y pasamos por un periodo de prueba en el que nos toca ser Guardianes, para conocer mejor el campo fuera del Glaciar y demostrar nuestras habilidades de combate. Si aprobamos la etapa, podemos continuar como Aprendices de Avanzados o volvernos Guardianes Profesionales. Depende de lo que decidamos. Algunas personas bastante hábiles han podido completar las pruebas en tiempo récord, demostrando ser los mejores en todo: Combate, Medicina, Mecánica, Informática... En fin, todo lo necesario para ser un excelente y prestigioso Avanzado. Muy poca gente logra completarlo todo siendo joven, por ejemplo Rigel logró completar su entrenamiento de Guardián en Francia mientras completaba sus estudios de Medicina y Botánica. Es realmente una maravilla. No es de sorprender que haya logrado entrar al Consejo siendo tan joven.
Me quedo paralizada de la sorpresa. Rigel. Es ese el nombre del niño de mis sueños.
—En cambio, personas como yo que no somos tan hábiles, debemos ir más despacio. Apenas he completado mis estudios en Combate para poder ser Guardiana. Me queda mucho camino por delante —finaliza Mariana.
—Mariana quiere ser Avanzada para unirse algún día a Consejo, yo solo quiero ser un Guardián Profesional —dice Nathan sacando el pecho de orgullo—. Toda mi familia lo ha sido y para mí es un honor seguir sus pasos.
—Y supongo que George también es mi Guardián —deduzco. Mariana asiente—. Entiendo, tengo muchos guardaespaldas —asiento, pensando—. Aún me queda una duda más por saber y prometo que después de esto, iré a dormir —digo al ver la mirada cansada de Mariana—. ¿Por qué no recuerdo absolutamente nada de mi pasado?
Mariana abre la boca y observa a Nathan.
—No lo sé, Snow —dice Mariana finalmente—. Eso es algo que nunca me contaron. Además, tú y yo nunca nos conocimos en el Glaciar.
—Yo tampoco lo sé, lo siento —dice Nathan.
Asiento con la cabeza, restregándome los ojos con las manos. Me arden los ojos por tratar de contener las irremediables ganas de llorar que siento. Aún tengo muchas preguntas, pero he hecho una promesa y lo mejor será cumplirla.
—Te mostraré el dormitorio de invitados —dice Mariana levantándose. Yo me levanto con ella y dejo que me guíe hasta el piso superior, dónde ella me indica un dormitorio al final del pasillo—. Si necesitas cualquier cosa, llámame.
—Espera un segundo —digo, deteniéndola antes de que salga del dormitorio—. Nathan dijo que tú los enviaste. ¿Cómo supiste que estaba en problemas?
—Alguien supo que el Clan del Hielo estaba en casa de Elise y me llamó. —Mariana frunce el ceño—. No supe quién fue, pero seguro que ha sido alguien del Glaciar que estaba pasando por allí. —Se encoge de hombros—. Quién haya sido, te ha salvado la vida.
Mariana me da una sonrisa más antes de marcharse.
Aún es temprano, pero ya me siento muy agotada como si fuera plena madrugada. Me dejo caer en la cama de la habitación de invitados, mirando el techo sin dejar de darle vueltas a toda la información que he recibido hoy. Aún me parece una locura, pero... Observo mis pálidas manos, preguntándome si será verdad. La mayor parte de mi ser no duda en que las palabras de Mariana son verdaderas.
Soy una Hechicera de Hielo. No tengo dudas sobre ello.
***
Yo pensaba que se me iba a hacer imposible dormir después del ajetreado día que tuve, pero en menos de diez minutos ya estaba durmiendo plácidamente, pero mis sueños estuvieron plagados de hechiceros de hielo y malvados enemigos que quieren cazarme.
Despierto al escuchar un portazo en el piso inferior. Tardo un momento en recordar que estoy en la casa de Mariana, en su habitación de invitados. Me pregunto qué hora es.
Todos los recuerdos del día anterior llegan a mi mente como una avalancha de nieve. Soy una Hechicera de Hielo, aunque no sepa hacer magia. Una vez más, observo mis manos, deseando desprender chispas de hielo, pero nada sucede. Recuerdo que en mi sueño aún no sabía usar mi magia.
Escucho en el piso inferior el sonido de voces y me apresuro a levantarme. Quiero saber quiénes son las nuevas visitas, sobretodo quiero saber si han tenido información sobre Elise. Quiero escuchar buenas noticias sobre mi amiga.
Bajo las escaleras como una exhalación y en consecuencia casi me estrello en el último escalón, pero nada de qué preocuparse. Nadie lo ha visto.
Sigo el murmullo de voces hasta la cocina, donde veo a la madre de Mariana y a un hombre de anteojos negros que supongo es su padre. Para mi sorpresa, la directora Ava Zafiro está tomando un té en el mostrador, charlando con Mariana. Nathan también sigue aquí y veo que el chico moreno de ayer también está, George. Mi corazón se acelera a un millón de latidos por segundo cuando veo a Elise, totalmente sana y salva comiendo una tostada con total delicadeza, como siempre. Me alegra verla sonriendo, como si nada hubiera pasado.
—¡Elise! —exclamo, acallando todas las conversaciones. Mi mejor amiga dejar de sonreír y me mira. La tostada se le resbala de las manos y casi derriba la silla al levantarse para venir a abrazarme. Ella es bastante delicada, pero abraza con la fuerza de un oso. Me deja sin respiración, pero no me importa—. ¡Me alegra tanto saber que estás bien!
—¡Lo mismo digo, Snow! —dice ella con la voz temblorosa de la emoción—. Estaba aterrorizada, ¡no sabía si saliste ilesa!
—¡Yo estaba peor, no supe nada de ti! —Me separo del abrazo, examinando a mi llorosa amiga más de cerca—. ¿No te han hecho daño?
El Clan del Hielo no tiene ningún derecho a tocar a mi amiga. Ella es humana y ellos no hieren a humanos, ¿verdad?
—Tenemos mucho de que hablar —dice ella, sonriente y guiándome a la mesa.
—Ya lo creo que sí —asiento, sentándome a su lado.
—¡Buen día, Blancanieves! —saluda Mariana, entregándome un plato lleno de tostadas y huevos revueltos—. Asumo que ayer no cenaste, así que debes comer muy bien.
—Muchas gracias. —Le muestro una sonrisa sincera, sintiéndome aliviada por primera vez en tantas horas. Se siente bien librarse de tanta preocupación.
—Mi abuela ha llamado a tu madre, y ella está perfectamente bien —me cuenta Mariana, sentándose en la silla delante de mí. Me siento aún más contenta—. Tu mamá se ha sentido muy aliviada de saber que estás bien, no ha podido venir pero asumo que te esperará en casa.
—Gracias —digo, sonriente a la directora. Luego caigo en la cuenta de algo—. ¿Usted lo sabe todo?
La directora Ava me da una sonrisa dulce.
—Snow, ¿quién crees que te ha asignado a Mariana de Guardiana? —Me guiña un ojo, dejándome perpleja. La directora de mi colegio es un ser mágico. Eso no lo vi venir.
—Mi abuela conoce a tu madre —me explica Mariana— y siempre ha sabido que eres una Hechicera de Hielo. Mi abuela, al ser directora, te asignó a tus nuevos tutores y te infiltró entre ellos a tus Guardianes, así nadie sospecharía nada por vernos pasar tiempo juntos. Lamento tanto no haberte podido presentar antes a George y Nathan, pero las circunstancias nunca lo permitieron. Pero este par de chicos son profesionales, siempre estuvieron pendientes de ti.
—Me alegra oírlo —digo con sinceridad, empezando a engullir la comida. Sí, tengo mucha hambre y ya todos sabemos que el hambre me puede poner de un humor espantoso. Es mejor darle de comer a mi estómago antes de que me convierta en un dragón furioso y empiece a comerme la mesa—. ¿Tus padres también son hechiceros? —me aventuro a preguntar.
—Sí. Ambos lo son, lo cual es bastante inusual. Normalmente los hechiceros se casan con humanos.
—Mi madre es la hechicera de mi familia —comenta Elise casualmente y yo casi me atraganto con el pan.
—¿Eres Hechicera de Hielo? —pregunto entre toses, tomando agua para pasar la tostada. Elise me mira fijamente.
—¿Es que no lo sabías ya?
—Mariana olvidó contarme esa parte. —Miro a la castaña buscando una explicación. Ella se encoge de hombros.
—No pude darte una lista completa de todos los Hechiceros de Hielo del país, Snow, lo siento —dice ella sin abandonar la sonrisa—. Aunque no sabía que Elise lo era hasta hoy, cuando nos contó todo lo sucedido.
—¿Y qué fue lo que pasó? —pregunto, observando a Elise.
—El Clan del Hielo irrumpió en la casa y no pude detenerles. No iban a hacerme daño, pero cuando vi que estaban subiendo las escaleras de inmediato deduje que iban a por ti. Supe, en ese momento, que también eres una Hechicera de Hielo.
Estoy sin palabras. Elise ha logrado sacar una deducción perfecta en menos tiempo de lo que a mí me tomó comprender la verdad sobre el mundo que me rodea. Ella siempre sabe cómo dejarme perpleja, aunque no debería sorprenderme. Elise puede parecer una muñequita de porcelana superficial, pero es bastante inteligente y perspicaz.
—¿Por qué no te pusiste en contacto de inmediato? —pregunto con un nudo en la garganta, no queriendo escuchar a mi mejor amiga decir que en realidad estuvo en peligro y eso le impidió comunicarse conmigo.
—Tuve que enfrentarme al Clan del Hielo sola mientras George estaba contigo y Nathan para salvarte. En ese momento, tuve que pelear con todo lo que daba mi magia. Congelé a uno de esos tipos, pero eran muy fuertes. Uno de ellos logró inmovilizarme y otro subió las escaleras. —La mirada de Elise queda perdida, sumida en sus recuerdos de la noche anterior—. La situación se puso muy complicada y todo fuera terminado peor si George no fuera aparecido para salvar el día. Él me ayudó en el momento indicado, pero el Clan tenía refuerzos y lograron noquearme. —Elise hace una breve pausa—. Desperté con un fuerte dolor de cabeza y mi casa estaba hecha un témpano de hielo. Mi padre había llegado a casa, vio a George y él le contó lo sucedido. Papá llamó a mi madre y ella vino en pocas horas. No pude salir de casa hasta que hablé con ambos y les di una larga conversación sobre lo sucedido. No me quisieron dejar salir de casa, pero George les convenció de que tenía que venir contigo a casa de Mariana porque era posible que el Clan del Hielo volviera a por mí ahora que sabe que también soy una hechicera. Vine muy temprano en la mañana, pero estabas dormida —finaliza mi amiga.
Permanezco un rato en silencio, procesando sus palabras.
—¿Elise, qué vamos a hacer ahora? —susurro, aterrada. Ahora somos un blanco fácil para los peores villanos del planeta y puede que yo tenga Guardianes, pero eso no significa que pueda permitirme salir al aire libre con total libertad y tranquilidad. Lo más probable es que ellos estén esperándome en el jardín con un rayo láser cuando salga.
¡Ay! ¿En qué momento mi vida pasó de preocuparme por aprobar Deportes a salvar mi pellejo? Siento que todo esto es una película y no veo la hora en que alguien grite <<¡corte!>> y así pueda tener un respiro. Porque realmente lo necesito.
Llevo menos de veinticuatro horas sabiendo la verdad sobre el mundo mágico que me rodea y ya estoy vuelta un manojo de nervios y miedo. Quiero enterrar mi cabeza bajo tierra como los avestruces y esconderme para siempre.
—Yo les diré que harán —Mariana toma el rumbo de la conversación—. Van a salir ahí, como dos chicas valientes y no se van a dejar derrumbar por el miedo. —Me da una mirada significativa—. Sé que el día anterior debió ser algo aterrador, pero yo soy tu Guardiana, Snow y desde ahora también seré Guardiana de Elise —anuncia Mariana—. George y Nathan también nos ayudarán a protegerlas, así que no hay nada que temer. Lo peor que pueden hacer ahora es demostrarle al Clan del Hielo que tienen miedo.
—Sí. Supongo que tienes razón —murmuro, tomando un sorbo de agua. Tomo una profunda respiración, invocando toda mi valentía interior que sé que debo tener en algún lugar muy dentro de mí.
—Y ahora, vamos a alistarnos que se hace tarde —nos apresura Mariana, poniéndose de pie y quitándonos los platos de la mesa.
Frunzo el ceño.
—¿De qué habla, a dónde vamos? —le pregnto a Elise.
Ella suelta una risita.
—Al colegio, Snow. ¿Olvidaste que hoy es martes y tenemos clases?
Me sonrojo, causando que mi amiga se ría aún más. Sí, había olvidado por completo que estamos a plena semana.
***Nota***
¡Hola, amigos! Sentimos la demora con las actualizaciones, pero les traemos buenas noticias: ahora las actualizaciones tienen fecha: ¡los fines de semana! Especialmente los sábados. Así ya no tendrán que esperar milenios por un capítulo :D Gracias por leer, ¡les mandamos mucho amor! ¡Feliz fin de semana!
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