BLANCANIEVES AL RESCATE.

Hace ya muchos años existió en un hermoso reino un rey muy bondadoso. Este tuvo una hermosa hija, de tez pálida como la nieve, labios rojos cual carmín y un pelo negro cual azabache. Seguro que la gran mayoría ya conoce la historia de Blancanieves y los siete enanitos, pero apuesto un lote de manzanas a que nadie sabe la historia que a continuación voy a narrar.

Desde la victoria del bien sobre el mal han pasado ya 6 años gloriosos y también maravillosos. Blancanieves y su amado príncipe un pequeño hijo tuvieron, al cual sus historias todas las noches ellos le leyeron.

Es de noche y el pequeño principito incapaz de dormir, a su madre la lectura de un cuento le fue a pedir.

-Mamá cuentame tu historia-Dijo el pequeño principito acostado en su cama, mientras era arropado por su madre.

-Hace mucho tiempo, para ser exactos un tanto por ciento, existió en un hermoso reino el rey de reyes que tuvo a una hija que puso Blancanieves. Su tez blanca como la nieve, sus labios rojos cual carmín y su cabello de color azabache, suponían para la hermosura de su madrastra de un gran bache.
Esta con envidia la observaba, conteplaba y admiraba;
aunque la gran mayoría de las veces la odiaba y envidiaba.

-Esa historia no mamá, que ya todo el mundo la conoce y por eso ya no produce un gran goce. Quiero que me cuentes la otra, la de cuando a papá rescataste por pura potra.

-Está bien. Escúchame con atención porque esta historia tiene mucha acción.

Poco tiempo después de mudarme al castillo, tu abuelastra apareció y me tiró un ladrillo. Inconsciente me dejó, y a tu padre secuestró. Armada de valor a, tus tíos, los 7 enanitos reuní al solpor. Partimos del castillo de inmediato, pues la bruja ya se había ido hacía un buen rato. Corriendo contra corriente, nos adentramos en nuestro bosque arborescente. Cabalgamos un buen rato sin cesar, pues a la malvada bruja queríamos atrapar. Ya cansados y sin fuerzas para seguir, nos acostamos y nos pusimos a dormir. Al levantarnos fuimos a la casa de los enanos. En su casa reinaba el desorden, y les dije-Colocad bien todo es una orden-En ella provisiones agarramos, tantas que ya no cogían en nuestras manos.

Mientras, en una sala de una torre, la bruja retenía a tu padre. Seguía teniendo otro gran espejo, en el cual no paraba de mirar su reflejo. Se decía que este era mágico, aunque su final al contrario que el primero no fue trágico. La madrastra al espejo no paraba de preguntar -¿ Quién es la más hermosa de este lugar? Muerta de envidia por lo que este decía, a espiarnos a su espejo envió, la muy harpía.

Justo un día después de partir, nos encontramos a Bella en el bosqe que también quería una aventura vivir. Pasamos la noche en su castillo, en una habitación que había en el sotanilo. Al día siguiente, cargada con los mapas de todos los lugares,Bella, no se percató de que llevaba zapatos de distintos pares. Tu tío Feliz se rió ante su desliz y Sabiondo dijo-De los mapas yo respondo-.

Cabalgando, cabalgando llegamos al mar, en donde para cruzarlo una solución debíamos hallar. Un cangrejo Mocoso encontró, al cual una nota escribió. En una de sus patas la ató, y con un gran estornudo al cangrejo al mar envió. Al poco Ariel apareció, y a ayudarnos ella se decidió. En el mar se sumergió y cargada de delfines reapareció. En estos nos montamos, y cruzamos el mar como si fuéramos los grandes amos. Sentí un gran balanceo y pronto ya percibí el mareo. Al llegar a la otra orilla me despedí del mareo, mi gran pesadilla. Ariel mucha suerte nos deseó y luego en el mar nuevamente desapareció. En la orilla al calor del sol un rato permanecimos, tratando de que este secara nuestra ropa con muchos mimos.

Al reino de Mérida habíamos llegado, en el cual se dice que solo se adentra el más osado. En el inmenso bosque nos adentramos, y una mata de cabello rojo fuego al final encontramos. Mérida, su arco tenso sostenía apuntando a lo que delante tenía. A ella con cuidado me dirigí y mi situación le describí. Nos ofreció pasar la noche en su morada a cambio de nada. Al día siguiente su madre con ropa de abrigo nos vistió y desde un gran saliente nos despidió. Nos ofrecieron un barco para cruzar el gran charco. Al final Mérida se nos unió y en nuestra capitana se convirtió.

Navegando, navegando llegamos al reino de Elsa y Ana quiénes nos recibieron con un gran toque de campana. Allí a Elsa pudimos conocer, para así la magia poder mejor comprender. Con Cristof, Olaf y Sven hicimos muñecos de nieve en un santiamen. Muchos renos y trineos nos prestaron, y con la magia de la amistad nos obsequiaron.

En diciembre llegamos a Rusia, y allí conocimos a Anastasia. A pesar de que no era una princesa Disney, afirmó ser muy fan de Mickey. Su ayuda nos ofreció,y hasta China ella nos llevó.

Una vez en China atravesamos los bosques de bambú y he de decirte que yo estaba que trina. Meses sin ver a tu padre llevaba y mi estado de ánimo ya descatimaba. Al final con Mulán nos encontramos y técnicas de batalla con ella observamos. Caballos nos prestó y hasta la India Musho nos acompañó.

En la India de Musho nos despedimos, al tiempo que en un camello nos subimos. El desierto de Arabia atravesamos sin dejar ningún rastro por donde pasamos. Ante Jazmín y Aladdín nos encontramos después de una caminata que parecía no tener fin, por fín. Al Genio allí conocimos y su ayuda con suplica le pedimos. Alfombras voladoras allí nos dieron, y al día siguiente desde palacio nos despidieron.

En Alfombras voladoras el Pacífico sur desde las alturas contemplamos, como observadoras. En una isla nos detuvimos, y allí a Vaiana descubrimos. Su afinación con el mar nos asombró tanto como la belleza de su hogar. Incluso tu tío Gruñón no rosmó como fruto de la ilusión. A las alfombras a la India volvimos mandar, y encima de unas olas el Pacífico Sur empezamos a cruzar.

La primavera ya había empezado, cuando a Werowocomoco nosotros ya habíamos llegado. El amplio y vasto río Misisipi cruzamos, y allí al final a Pocahontas encontramos. Con un Sauce ella hablaba, y creímos que ella loca estaba. Se trataba de la Abuela Sauce, un árbol sabio que estaba al final de un cauce. Consejo a la Abuela Sauce le pedimos, y nos dijo -Ganaremos si nuestros corazones unimos-. Cogimos unas barcas, y el río Misisipi empezamos a cruzar, "Se que río abajo lo veré" es lo único que podíamos escuchar.

Llegamos a Nueva Orleans en donde entramos en un Company Pan's.

-Será un Pan's and Company ¿No mami?

-Calla y escucha que todavía no ha comenzado la gran lucha.
En el Pan's and Company todos nos miraron y luego una canción sobre nosotros improvisaron. Si mi memoria no me falla te la cantaré, pero para eso antes calla y te la susurraré.

Un día a Nueva Orleans un grupo muy peculiar llegó, y la gente al verlos, a cantar sobre ellos comenzó.
Una era blanca coma la nieve, con un pelo de color azabache y con los labios rojos cual carmín, a mí me hizo tilín.

Detrás de ella había siete enanos, cada uno con su peculiaridad: uno era Sabio, otro Mocoso, luego estaban Feliz, Romántico y Gruñón y no nos podemos olvidar de Mudito, que iba detras de Dormilón un enano muy amigo de su colchón.

Mas el grupo también se componía, de una chica cuyo pelo ardía. A su espalda ella un arco portaba, el cual nunca soltaba. Ella era muy temperamemtal, tanto que si la enfadabas te lanzaba sal.

También había una bella joven, a la cual los libros absorven. Se dice que esta de una bestia se enamoró y que luego en humano se convirtió. La profecía estaba rota, ¡ay que ver que suerte tuvo la prota!

Una joven india también las acompañaba, a la cual al viento mucho hablaba. Había otra muchacha con afinidad al mar, a la cual este olas le enviaba sin cesar. Pero sin duda el personaje mas singular era aquel del que nadie paraba de hablar. Su color azul y su gran tamaño a todos nos resultó un tanto extraño.

Un día a Nueva Orleans un grupo muy peculiar llegó, y la gente al verlos, a cantar sobre ellos comenzó.

Salimos de aquel bar con la esperanza de a Tiana encontrar. Seguimos el sonido de la música jazz y por fin hallamos algo de paz. A un hermoso restaurante fuimos parar en donde a Tiana oímos cantar. Allí nos ofrecieron anclas de rana, las cuales comimos con algo de desgana. Junto a Tiana visitamos a Mama Odie en el pantano,y ella, un amuleto y un consejo antes de la batalla nos dio de antemano.

De nuevo al mar luego fuimos a parar. Sobre las olas del Atlántico cabalgamos, al tiempo que las terribles tormentas bordeamos. El verano ya se aproximaba y la calor ya se notaba. La batalla estaba cada vez más cerca de suceder, y con esto por fin las famosas manzanas de nuestro reino volveríamos a vender. Tu padre libre al fin sería y yo de mi madrastra me desharía. A lo lejos tierra volvimos a observar, después de pasar unos cuantos días en la alta mar.

De nuevo a Europa llegamos y en Francia nosotros atracamos. A Cenicienta fuimos a ver así como a su hada madrina conocer. Calientes croissants tomamos mientras unas cuantas palabras también intercambiamos. Unas hermosas carrozas con forma de calabazas nos dejaron, conducidas por unos caballos que muy rápido trotaron. El hada madrina después de su bidibi bodibi bú me dijo -No te dejes llevar por la venganza tú-.

Montados en carrozas a Corona llegamos, y allí a Rapuncel visitamos. Tu padre en la antigua torre estaba retenido, y Rapuncel junto con Eugene eran los únicos que hasta allí habían ido. Las indicaciones nos dieron, y  hasta a Maximus nos ofrecieron. Para iluminar el camino de farolillos dispusimos, y después de tres días a lo lejos la torre ya vimos.
Ya faltaba poco para el enfrentamiento, y para a tu abuelastra darle un buen escarmiento.

-Bien ya llega la mejor parte en la que mamá su gran corazón reparte.

-Shh déjame continuar, si la historia quieres oir acabar.

Entre los arbustos nos escondimos para evitar por nuestros enemigos ser vistos. Por un agujero oculto entramos, y secretamente en la torre nos adentramos. A la malvada bruja vimos a través de la puerta, la cual sabía que estábamos detrás de esta. Su espejo mágico de nuestros movimientos la había informado, y al vernos en su cara no había rostro de un gran enfado. Estaba dispuesta a pelear para a mi príncipe así poder salvar. El consejo de Abuela Sauce vino a mi mente y decidí seguirlo a pesar de que el resto pensase que estaba demente.

-Dejemos nuestras rivalidades que ya nos estamos pareciendo un poco a Hades. Luchar nada bueno nos traerá, pero establecer la paz alegría a nuestros corazones nos dará. La decisión madrastra tuya es, así que no des un traspiés.

La madrasta asombrada me miró y de un segundo a otro su rostro cambió.

-No lo entiendo ¿ Como puedes perdonar a alguien con un corazón tan hediondo?Creo que mes estas mintiendo. Primero, mucho dañó yo te causé con una manzana que yo misma envenené. Segundo, a tu amado tuve aquí retenido cual polluelo en su nido.

-Todos en su momento merecemos el perdón, incluso aquel cuya alma es negra cual carbón.

-Entonces pido tu perdón y te suplico que me bendigas con tu gran corazón.El lado oscuro yo quiero dejar, para así el bueno ya poder alcanzar.

Al final no hubo una batalla y para celebrarlo nos comimos una caballa. La madrastra y Blancanieves amigas se hicieron y juntas otras grandes aventuras vivieron. Al final todos a sus casas regresaron, y para celebrar la victoria una fiesta de disfraces cada año hacer decidieron.

-Cuentaméla de nuevo que ya me dormiré luego.-Dijo el pequeño principito,el cual dio un pequeño bostecito.

-Ahora te toca dormir para que mañana en la fiesta te puedas divertir. Recuerda que todos se van ha presentar por lo que ojeras en tus ojos no se deben de dar.

-Está bien. Haré como Dormilón y adoraré a mi colchón.

El pequeño principito por fin se durmió y con la fiesta de disfraces de mañana soñó. Un gran día le esperaba pues una gran sorpresa sin saberlo le aguardaba.

A la mañana siguiente se despertó y de su gran cama se levantó. Como un buen niño tomó su desayuno para no estar en ayuno. Bebió su leche y se comió su manzana y todo lo hizo con mucha gana. Estaba tan entusiasmado con la fiesta que ya quería oir la orquesta. Las princesas y príncipes de todos los reinos acudirían y el triunfo del bien sobre el mal ellos celebrarían. Todos irían disfrazados y bien engalanados pero ante todo bien caracterizados.

La campana ya suena anunciando que la noche será buena. Todos los invitados van llegando, cada uno con un regalo transportando. Carrozas, caballos, alfombras voladoras, canoas... se van amontonando a la par que los nombres de los invitados se van clamando. En el gran comedor se adentran y allí en sus respectivas sillas todos se sientan. Como una gran familia todos empiezan a cenar, y con la sidra pronto los enanitos empiezan a cantar.

Sonreír y cantar,
es la magia que al mundo hace gozar.
Y soñar y vivir en paz
es la magia que al mundo hace más audaz.

Sonreír y cantar,
es la magia que al mundo hace gozar.
Es el hechizo que da la felicidad
al traer dicha a la ciudad.

Sonreír y cantar,
es la magia que al mundo hace gozar.
La esperaza nace con una sonrisa,
sonriendo lograrás ausentar dolor con mucha prisa.

Vigoroso serás,
y rebosante de juventud estarás.
Al saber sonreír y cantar,
al mundo harás gozar.

Pronto los otros se le unieron y a cantar todos se pusieron.

Cantar para celebrar
El triunfo del bien sobre el mal
A través de una victoria total,
Se hace sin pensar.

Cantar así es un placer,
pues ya no hay nada que temer.
Todos juntos reunidos
ya jamás seremos vencidos.

Somos fuerza, somos valor
pero también puro amor.
Con nuestros corazones unidos
Todos los días serán coloridos.

Cantar para celebrar
El triunfo del bien sobre el mal
A través de una victoria total,
Se hace sin pensar.

Pronto la sidra se terminó y con esto la cena también se acabó. A continuación, cada uno a distintas habitaciones se dirigieron, y allí con sus disfraces se vistieron.
¡Que disfraces más coloridos y sobre todo extrovertidos! Brujas, magos,hunos y osos en el salón se veían de los más esplendorosos. Pronto los organizadores bajaron y a todos con la boca abierta dejaron.
Blancanieves de Reina de las nieves vestía orgullosa por lo que veía. El príncipe de criado decidió vestir para así un día poder servir. Sabio de Einstein se disfrazó y con las mangas se tropezó. Dormilón se disfrazó de almohada, la cual estaba un tanto acolchada. Feliz vistió de payaso y comprobó que su decisión no fue un gran fracaso. Gruñón se vistió de ogro, y con este consiguió un gran logro. De Cupido fue Romántico, y a más de una hizo sacar su abanico. De doctor fue Mocoso, y ante todo era muy quisquilloso y meticuloso. De mimo fue Mudito, y no se oyó de el ni un ruidito. La madrastra de manzana vistió y el triunfo del bien ella demostró. Nuestro pequeño principito de todos un poco se vistió y con eso un gran premio se ganó. Durante un día el rey sería y a todos con su gran bondad dirigiría.

Al final todos se rieron y divirtieron y más fiestas de disfraces todos vivieron. Al acabar todos a sus hogares volvieron, aunque algunos se entretuvieron.

Todos vivieron felices y comieron perdices.

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