El bosque
Mi corazón late con fuerza....en ese momento miles de pensamientos cruzaron por mi mente, seria este mi fin.. Porque yo...lo ultimo que se cruzo por mi mente antes de cerrar con fuerza mis ojos fue la dulce sonrisa de mi madre aquella que me brindaba, después cometer alguna travesura, como si a través de esa cálida sonrisa me dijera todo estará bien cariño...
Soy arrastrada por el ya desolado pasillo, por mas que tratara de forcejear no lograba liberarme de su agarre era firme, trate de gritar pero su mano me lo impedía, la persona que estaba privándome de mi libertar me arrastro hasta el interior de un salón vacío y cuando estaba decidida por morder su mano el me soltó..
Mi ritmo cardiaco aumentaba, lo primero que hubiera hecho era salir corriendo de ese lugar pero por alguna razón me gire lentamente...
"Asustada gatita"
Sus labios se curvaron hacia arriba en una sonrisa torcida su pálido rostro esos ojos celeste que te helaban hasta el alma..
mas el sonido de una risa me despertó del trance..
—Tendrías que a ver visto tu cara jajajajaja—Exclamo mientras se sostenía La boca del estomago
—¡Zeth! Que demonios..—dije recobrando el aire, con la mano en mi pecho—¡Eres un completo Idiota!
Si en ese momento hubiera tenido algo a la mano, ya se lo hubiera arrojado, hasta eso tenia suerte. pase por su lado no sin antes empujarlo y decirle que se fuera al diablo, pero en el momento en que le doy la espalda para caminar lejos de el, uno de sus brazos se desliza por mis hombros y me abraza de costado
—Oh, vamos beth era una broma, me perdonas-Dijo, plantándome un beso en la mejilla. Alce una ceja y le hice una seña para que me soltara de una vez, lo capto en seguida.
—claro como si fuera normal que te arrastren por los pasillos..
—Por supuesto.. además quería hablar contigo.. oí el rumor de que el profesor de lengua, se ausentará— Murmuro, sonriéndome—¿Sabes por cuanto tiempo?
—Así que esa es tu forma de hablar con las demás personas secuestrarlas, causarles un posible ataque de pánico..
—Oh vamos nena era un broma...
—Mi nombre es annabeth no nena y no, simplemente nos han comentado que es posible que se tarde en lo suyo— conteste, bajando los escalones para salir a la calle.—En todo caso traerán un sustituto, no creo que tarden demasiado si se prolonga.
El castaño hizo un mohín
—Aguafiestas.
Lo mire y puse una mueca de odio fingida. Una ves que estábamos ya afuera del instituto. Me dispuse a ir a mi casa, cuando nuevamente soy tomada de un brazo y tirada hacia atrás.
—Entonces, Beth estoy ¿perdonado?
—¡No!—le digo molesta, El solo rueda los ojos.
—Entonces, déjame acompañarte a casa, las calles no son seguras—Dijo, a la vez que se colocaba a mi lado
—Eso no hará que te perdone....—Dije sin apartar la mirada del camino.
—Tal vez no, pero Sabre donde vives—Dijo mostrando los dientes en una cándida y tímida sonrisa.—Además, creo que vivimos por los mismos rumbos, yo también tomo este camino sabes.
Durante el trayecto hacia mi hogar, el siguió divagando sobre temas diferentes y, sin que faltase, menciono sobre un pequeño pueblo perdido en medio de la nada. Y con la nada se refería inundablemente al bosque que lo rodeaba. También había aprendido algunas viejas leyendas y la más famosa del pueblo.
"La leyenda de la bestia"
—¿De verdad crees que ocurrió aquí?¿En este mismo bosque?—pregunte con escepticismo a mi nuevo "amigo".
—Es solo una vieja leyenda Beth, nada de lo que dicen es real.—dijo de manera despreocupada
—Si, pero sabes que muchas de las leyendas fueron basadas en la vida real o nunca te has preguntado ¿Quién inventaría algo así?
Suspiró—No se, solo son historias inventadas para asustar a los niños..
Al cabo de poco tiempo y acompañado de un bostezo de pleno cansancio, llegué a la puerta de mi casa. Metí mi mano en el bolsillo izquierdo de mi pantalón hasta tocar algo metálico y frio. Saque las llaves y tanteándolas con su típico sonido, hice el amago de abrir la puerta.
—Bueno, mi bella dama fue un placer acompañarla, pero me temo que, debo retirarme.
—Gracias... por acompañarme—Le contesté, desde la puerta.—Hasta mañana..—le sonreí.
El solo se despidió con una sonrisa y sin decir ni una palabra se marchó. Sin mucho animo termine por entra a la casa. Lance aun lado la mochila y sin esperar mas me dirijo hacia la cocina.
—¿Mama?..—Pregunte al aire—......¿Joshua?..me comeré tus galletas a la de una, a la de dos..
Antes de llegar al tres, mis ojos lograron ver una nota amarillenta sobre la mesa. Desganada la cogí y leí.
He salido a comprar mandado, me he llevado a Joshua conmigo, siento no estar ahí, para comer como habíamos quedado. Pero te he dejado pizza en el horno para que la calientes cuando quieras, y no le abras a extraños.
Te quiere, Mamá
—Si, como si siempre lo hiciera..—dije mientras le daba un mordisco a una de las galletas— no creo que Joshua se de cuenta.
Suspiré y arrugué la nota, arrojándola a la basura. Salí de la cocina para dirigirme hacia mi cuarto, tarareando una canción que tenia en mente, subí los escalones que me llevaban al segundo piso. Una vez que entrara y cerrara la puerta de mi cuarto. Me acerque al armario, me disponía a cambiarme de ropa, por una más cómoda. cuando estaba por quitarme la blusa mis músculos se tensaron parando toda acción en seco, al creer oír algo afuera de mi puerta.
Me quede quieta, y con un rostro desfigurado rote mi cuello para fijar mi atención en ese lugar en concreto.
Cogí algo de aire, y acto seguido me acerqué hacia el manillar de la puerta para abrirla. Un poco inquieta, lo giré y, con cautela mire por el pequeño resquicio de espacio; Nada
¿Me lo habré imaginado o se habrá caído algo?
La abrí del todo y salí al pasillo, acercándome a las escaleras, mirando de un lado a otro.
Otro ruido.
Esta vez mi respiración se corto por un momento. Con cuidado y sin hacer un solo ruido tome la lámpara de la mesita que tenia detrás y la llevé conmigo. Baje las escaleras con ella en alto, Me recosté sobre la pared de la cocina, donde volvió a sonar otro ruido.
En puntillas, me adentre a la cocina. Mi inquietud aumento en cuanto vi una sombra de espaldas. Creí ver como tenia algo en mano, algo afilado, que hizo que mi piel se erizara.
De repente, se giró y se topó de bruces contra mí. Grito para luego maldecir.
—¿N-Nick?—interrogue confundida. Sin duda esa era una voz masculina. Reconocible para mi.
Baje lentamente la lámpara, en cuanto lo vi, estaba con la mano en el pecho intentando recobrarse del susto. Respirando agitadamente, me fije en sus manos y lo afilado que había presenciado. Eran unos anzuelo
—¡Maldición!...Annabeth.. —exclamo, muerto del miedo—¿Qué estas..?
—Escuche ruidos..c-crei que... estaba sola— deje la lampara en la mesa, atónita por la situación.—Cuando llegue no había nadien..pensé que era un ladrón..
Miro de reojo la lampara sobre la mesa.—Aunque me alegro que sepas que hacer en un caso así, pero a la otra busca un batt o algo con el que puedas golpearlo.
Suspiré.—Vas de pesca?—dije mientras me cruzaba de brazos.
El sonrió.
—Si, acompañare a Marcos, pero tendremos que pasar primero por el bosque.
—¿El bosque?. Pero creí que no.. estaba permitido entrar—Pregunte confundida—Espera hay un lago en el bosque...
—Si, al parecer ¿Quieres acompañarnos?—dijo, mientras se giraba y me miraba, esperando una respuesta.
Asentí.
—Bien, pues. Vamos antes de que regrese tu madre Y me de el sermón de mi vida..—dijo tomando las llaves, para dirigirse hacia la puerta de salida—oh, por cierto, Marco ya esta afuera.. no te tardes
El bosque, siempre me pareció un lugar místico y hermoso, que oculta criaturas hermosas, un lugar lleno de vida, y una inmensa tranquilidad algo hermoso el dulce aroma a hiervas mojadas. Ese lugar que es custodiado por hermosas ninfas que cuidan del bosque. Aunque eso ultimo es solo en los cuentos.
A pesar de la advertencia que nos habían dado el primer día que llegamos a Blackwood o al menos, eso había sido para mi madre. En cambio yo tenia algo de curiosidad de ir al bosque y descubrir esos secretos que oculta o eso es lo que dicen, ¿Qué malo podría pasar?. Después de todo, es solo un bosque...
Tome una chaqueta, y me lleve mi celular para tomar algunas fotografías en el camino y, bueno uno nunca sabe para que otra cosa lo puede ocupar.
Íbamos por un sendero muy estrecho, algunas de las ramas chocaban contra el cristal de mi ventana de vez en cuando, se deslizaban por el como si nos estuvieran advirtiendo que no nos adentraremos en su profundidad.
—Saben, este es el bosque más grande del estado...la mayoría de los turistas que llegan aquí optan por ir a caminar o acampar en el bosque mas no llegan muy lejos algunos regresan algo asustados o otros ya no los volvemos a ver.
Los que deciden acampar en el, dicen que por las noches se escuchan gritos o se sienten observados. A veces encuentran restos de humanos. algunos dicen que hay un monstro en lo profundo de este bosque, No creo en los seres mágicos o seres sobrenaturales pero lo que sea que haya en este bosque, no son mas que animales salvajes....—dijo dedicándome una mirada a través del retrovisor.
El me guiño un ojo y yo aparte la mirada al segundo.
—Venga Marco, no la asustes, pero por otra parte hace frío ¿No lo creen?—Exclamo Nick, abrazándose así mismo para darse calor.
—No tengo miedo...—dije en un susurro, volviendo a posar la mirada sobre los dos hombres que charlaban entre si.
Al cabo de unos minutos, la camioneta se detuvo.
—Bien, hasta aquí llegamos, el resto del tramo iremos caminando—Dijo Marco, una vez que estaba abajo.
—Creí que iríamos en la camioneta.. seria más rápido llegar ¿No crees?.—Exclamo Nick, una vez que se encontraba fuera de la camioneta.
—Más adelante hay algunos troncos sobre el camino además el suelo todavía esta algo húmedo, por lo que nos podemos quedar atascados en el lodo. es mejor ir caminando
—Bien.. Beth si quieres puedes quedarte en la camioneta..—Dijo Nick, mientras me observaba
Ambos tenían su mirada sobre mi, sin embargo me negué.
—Bien será mejor que no te separes.—dijo Nick mientras me dedicaba una última mirada, para comenzar a seguir a Marco
Un leve escalofrió recorrió su cuerpo, y dedicándole una última mirada a la camioneta, debatiéndose, entre ir o quedarse pero algo le intuía que debía ir.. Soltando una gran bocanada de aire, una vez que miró su entorno, decidida comenzó a caminar tras aquellos dos hombres hacia la profundidad del bosque.
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