❝To: Taehyung❞

— Estoy exhausta.

Chaeyoung se dejó caer en el escalón que separaba la cubierta en dos zonas, al tiempo que soltaba un sonoro suspiro. Al cabo de unos segundos, sonrió cuando Taehyung la imitó pero, en lugar de sentarse a su lado, se recostó de forma horizontal y apoyó la cabeza en su regazo. Ella entonces alzó una mano y comenzó a acariciarle el cabello, logrando que cerrara los ojos y se relajara.

La fiesta había ido eventualmente llegando a su fin, y cuando todos se habían retirado a sus respectivas habitaciones, algunos con más predisposición a abandonar la cubierta que otros, sólo ellos dos y Jimin se habían quedado a tratar de organizar un poco el lugar. Después de todo, no podían dejar la comida y bebida que había sobrado al aire libre, y tampoco sería seguro que los vasos quedaran desparramados por doquier.

Al cabo de un rato, Jimin, a todas luces cansado, se había despedido de ambos con un abrazo a cada uno, prometiendo que cuando el sol saliera los ayudaría a terminar de limpiar.

— Aunque también me gustaría ver a Jungkook con una escoba en la mano —había agregado a último momento, antes de desaparecer por la puerta que conducía al interior del yate. El maknae de BTS, acompañado de Lisa, había desaparecido misteriosamente en dirección a la playa hacía un buen rato ya, y desde entonces no habían vuelto a verlos.

Pero Taehyung no parecía querer que la noche terminara tan pronto. Y no era para menos, pensó la rubia. A pesar de que el alcohol había ido perdiendo su efecto en el cumpleañero —entre otras cosas, porque Jimin se había pasado la última hora y media tratando de que nadie le sirviera otra copa de vino a su mejor amigo—, su humor no había hecho más que mejorar con cada minuto que pasaba. Y Chaeyoung no tenía el corazón como para pedirle que se fueran a dormir. El día de su cumpleaños, después de todo, acababa de comenzar.

Taehyung se removió en su regazo, disfrutando del sonido que las olas producían alrededor del yate. Los oídos le zumbaban por haber estado expuestos a música alta durante unas cuantas horas, pero eso no aminoraba la generalizada sensación de bienestar que se había adueñado de todo su ser. Todos sus sentidos estaban siendo estimulados. Los sonidos de la naturaleza, el aroma del refinado y sensual perfume de Chaeyoung, la forma en que sus manos acariciaban su cabello...

Justo cuando comenzaba a pensar que podría quedarse allí durante toda la madrugada, Taehyung sintió que su "apoyo" entraba en movimiento. Su primera reacción fue protestar, pero ella lo hizo callar con una sola mirada. No tenía otra opción más que la de obedecer ante su muda orden, por lo que se quitó de su regazo con aire desganado y se quedó sentado a su lado, observándola en silencio. Y entonces pudo comprender por qué lo habían "exiliado" con tanta frialdad.

Inclinándose hacia adelante, Chaeyoung maldijo entre dientes mientras bajaba el cierre de su bota izquierda. Sus pies estaban gritando de dolor, y ella no veía la hora de poder liberarlos de su sufrimiento.

— No pienso volver a ponerme estas botas en lo que resta de este viaje —anunció, deslizando el cierre con cuidado hasta el final. Pero cuando se disponía a quitarse la bota de una vez por todas, unas manos que no eran las suyas lo hicieron por ella.

Taehyung, que se había acercado aún más a Chaeyoung, le hizo una seña para que colocara ambas piernas en su regazo. Cuando ella le hizo caso, él apoyó una mano sobre su bota derecha, que aún seguía en su lugar, y a continuación comenzó a bajar el cierre con lentitud, cuidando de no pellizcar su piel en el proceso.

Cuando ambas botas estuvieron en el suelo, Chaeyoung soltó un suspiro de alivio y abrió la boca para poder darle las gracias, pero las palabras se esfumaron de su mente cuando sintió que las manos de Taehyung se hacían con uno de sus pies y comenzaban a masajearlo. Una oleada de placer la invadió en una milésima de segundo, haciendo que echara la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados. El calor de esas manos, de largos y elegantes dedos, se convirtió con rapidez en el mejor de los bálsamos para sus doloridos pies. Taehyung estuvo masajeando su pie derecho durante un buen rato antes de pasar al izquierdo. Y no pudo evitar sentirse complacido ante el hecho de que el cuerpo entero de Chaeyoung se estremeciera cada vez que él tocaba un punto especialmente sensible.

Queriendo subir la apuesta, Taehyung continuó masajeándole el pie con la mano derecha, mientras la otra hacía lo mismo pero con su delicado tobillo. Su mano izquierda se lanzó a la aventura de ir subiendo por su pierna, pasando por su rodilla y llegando hasta su muslo, en donde se detuvo para poder masajear la zona.

Chaeyoung, entonces, abrió los ojos después de un buen rato. Sus muslos no estaban particularmente doloridos, pero lo que Taehyung estaba haciendo con ella se sentía tan bien que no quería que dejara de hacerlo. Sin embargo, como todo lo bueno llegaba a su fin, él le sonrió, probablemente riéndose de su expresión, y se inclinó para poder darle un pequeño beso.

— Gracias por todo lo que has hecho por mí hoy —murmuró Taehyung, sabiendo que ella comprendería la verdadera extensión de sus palabras. Chaeyoung simplemente ladeó la cabeza y se encogió de hombros, la sonrisa nunca abandonando su rostro.

— No se cumplen 23 años todos los días.

Taehyung soltó un bufido.

— Y eso lo dice alguien que aún se niega a darme mi regalo.

La rubia soltó un carcajada, divertida por el repentino ceño fruncido que adornaba el apuesto rostro de su novio.

— Ya te dije que tu regalo está esperándote en Corea. Envuelto en un precioso papel de color azul —agregó con una sonrisa maliciosa. Conociendo a Taehyung, cada detalle que revelaba con respecto al famoso regalo empeoraba su entusiasmo y ganas de obtenerlo lo antes posible. Sin embargo, tendría que esperar, y no había nada que pudiera hacer al respecto. Después de todo, ella no le había mentido: su regalo ni siquiera estaba en el mismo continente que ellos en ese preciso momento.

El cumpleañero hizo un mohín que le dio toda la apariencia de ser un niño disgustado. Chaeyoung extendió un brazo y le pellizcó la mejilla con la mano, ganándose una mirada llena de reproche que sólo logró arrancarle otra carcajada. Su risa terminó por contagiarlo, pero se esforzó para que ella no pudiera notarlo.

No obstante, la australiana se encontraba ahora distraída con una idea en particular que acababa de ocurrírsele. La ocasión ideal para hacer lo que tenía en mente se le había presentado sin que ella hubiera tenido que buscarla activamente, y Chaeyoung no creía que eso fuera una simple casualidad.

El momento era el indicado.

Así que, para sorpresa de Taehyung, se puso de pie y le dijo que esperara allí, para luego dirigirse hacia el interior del yate sin perder ni un sólo segundo más. Él se limitó a seguirla con la mirada, confundido por su repentino arranque de energía, pero antes de que pudiera comenzar siquiera a hacer elucubraciones al respecto, ella ya se encontraba de vuelta, con un sobre blanco en las manos.

Chaeyoung regresó a su posición original en el escalón, junto a él, y le dirigió una rápida mirada de reojo antes de posarla sobre lo que traía con ella. Notando que se había puesto repentinamente nerviosa, la rubia sacudió la cabeza, recordando quién era la persona que estaba a su lado. Si había algo que Taehyung siempre había sabido hacer, era hacerla sentir cómoda.

So, I... wrote you something (1) —comenzó ella, sin darse cuenta de que había hablado en inglés de manera automática.

Taehyung alzó una ceja.

— ¿Me escribiste... algo? —tradujo en voz alta, abriendo los ojos cuando vio que Chaeyoung asentía muy enérgicamente.

— Una carta —aclaró, para que no quedara duda alguna. A pesar de que solía escribirle cartas a sus miembros con frecuencia, era la primera vez que lo hacía para Taehyung, por lo que su leve nerviosismo se explicaba por sí solo.

Pero entonces unos brazos que conocía muy bien la envolvieron en un efusivo abrazo. Riendo, Chaeyoung le dio una leve palmada en la espalda.

— ¿Ni siquiera sabes lo que dice y ya estás abrazándome?

Taehyung se separó de ella durante un segundo y la miró, alzando ambas cejas.

— ¿Dice en alguna parte de esa carta que quieres romper conmigo? —preguntó en un tono de voz monótono. Ella frunció el ceño, y luego soltó un bufido.

— No, pero--

Y sus palabras fueron nuevamente sofocadas por un abrazo que apenas le permitía respirar.

Taehyung estaba jugando con ella. Pretendía hacerla reír para que no se sintiera nerviosa. La conocía demasiado bien, y viceversa. Así que, comprendiendo sus verdaderas intenciones, Chaeyoung sacudió la cabeza mientras sonreía. Cuando él se apartó de ella, no sin antes acariciarle la cabeza con una mano, la rubia se re-acomodó en su lugar, echándose el cabello hacia atrás.

— La escribí enteramente en inglés —le informó ella, abriendo el sobre y extrayendo de él una hoja pulcramente doblada a la mitad. No necesitaba darle ninguna otra explicación. Taehyung sabía muy bien que a Chaeyoung le resultaba más fácil poder expresar sus pensamientos y sentimientos en su lengua natal, y esa era la razón por la que el rubio había reclutado a Namjoon como profesor particular de inglés. Le gustaba poder hacerla sentir como en casa. Escucharla hablar en inglés cuando creía que nadie le estaba prestando atención, y responderle entonces en el mismo idioma cuando menos se lo esperaba.

Así que Taehyung le dio un asentimiento como toda respuesta. Sin embargo, ella se llevó una mano a la boca para sofocar una risita.

— De hecho, esta otra hoja que ves aquí dentro es la versión en coreano —le explicó, abriendo la solapa del sobre para que él pudiera divisar la segunda hoja que se encontraba en su interior—. Pero no me siento muy confiada al respecto...

Las comisuras de la boca de Taehyung se curvaron hacia arriba, enternecido por la manera en que ella había murmurado esa última confesión. Decidió darle el tiempo necesario para que pudiera organizar sus pensamientos, por lo que ni siquiera hizo ademán de tomar la carta, sabiendo que ella se sobresaltaría. Pero luego de unas cuantas murmuraciones más, Chaeyoung finalmente volteó todo su cuerpo hacia la derecha, quedando frente a él.

— De acuerdo... —la australiana alzó la mirada, pero volvió a bajarla cuando descubrió que los ojos de Taehyung estaban posados sobre su rostro. Quien dijera que ese chico no podía ser intimidante, claramente no lo había tenido nunca a tan pocos centímetros de distancia. Chaeyoung se acomodó la blusa con una mano de manera distraída mientras comenzaba a leer la carta que sostenía con la otra mano—. To: Taehyung —soltó una risita, y le dedicó una mirada rápida—. Debí haberle agregado el "oppa", pero... como es una carta en inglés, simplemente no sonaba bien —explicó al tiempo que se encogía de hombros, haciéndolo sonreír por su detallada manera de hablar—. En primer lugar, ¡feliz cumpleaños! Este no es el primer cumpleaños que pasamos juntos, pero estoy segura de que, si todo sale según lo previsto, será el más especial de todos. Principalmente por el yate —su lectura se vio interrumpida por la risa de Taehyung, quien, a pesar de estar muy concentrado para no perderse en lo que ella iba diciendo, no había podido evitar que el sentido del humor de Chaeyoung lo distrajera. Pasado el momento, la rubia continuó—. Nunca habría pensado que un viaje como este pudiera ser posible. Pero me hace realmente feliz que vaya a convertirse en una realidad. Y es, en gran medida, debido a lo que generas en todos nosotros: el deseo de hacerte feliz. Todos deseamos que seas feliz... y yo más que nadie en este mundo —Chaeyoung hizo una pausa, notando que estaba yendo demasiado rápido. Al parecer sus nervios no se habían disipado del todo. Pero si no ralentizaba el ritmo de la lectura, Taehyung no sería capaz de seguirla—. Así que espero que para cuando estés leyendo esto, hayas tenido el mejor de los cumpleaños... Uhm, dibujé un corazón al final de esa frase.

Taehyung sonrió, pero no dijo nada. Podría haberla hecho reír señalando que en realidad su cumpleaños acababa de comenzar, pero no quería interrumpirla.

Hemos estado juntos durante un buen tiempo ya... —prosiguió ella— y en ese tiempo han habido días de todo tipo. Algunos han sido felices, y otros han sido tristes —Chaeyoung hizo una pausa, recordando que cuando había conocido a Taehyung no había tenido idea de lo difícil que resultaría estar en la situación en la que ellos se encontraban. Cuando uno era una celebridad, ni siquiera estar en una relación era algo sencillo—. Sin embargo, no cambiaría ni uno solo de ellos, porque en todos he aprendido algo nuevo. He aprendido que la distancia y el tiempo son realmente crueles, pero que no pueden hacer nada contra lo que es bueno y verdadero —la mano de Taehyung se movió y terminó sobre su pierna, en un gesto que a ella no se le pasó desapercibido—. He aprendido que la confianza es algo que se construye y mantiene con facilidad cuando estás con la persona indicada. También he aprendido que hay personas que pueden hacerte sentir segura desde el primer día... —Chaeyoung tuvo que volver a hacer una pausa, esta vez porque pudo sentir con toda claridad que la mano de Taehyung comenzaba a acariciar su pierna cariñosamente— y cuya influencia puede hacer que aprendas a aceptarte a ti mismo tal cual eres. Lo que quiero decir es, que he podido aprender todas esas cosas porque tú me las has enseñado —la rubia notó que la vista se le nublaba y que de pronto ver su propia letra no le resultaba tan fácil. Y fue entonces cuando se dio cuenta de que sus ojos estaban ahora llenos de lágrimas sin derramar—. Días felices y días tristes... pero realmente significativos. Desde que nos hemos conocido, cada día se ha sentido de esa forma. Pero el día que más atesoro en mis recuerdos... —Chaeyoung notó que las lágrimas al fin caían de sus ojos porque las vio estrellarse contra el papel que estaba sosteniendo. Luchando contra el nudo que sentía había ido a parar a su garganta, hizo un esfuerzo por terminar la oración— es el día en que me dijiste que tú también eres mi familia —concluyó, tomándose un par de segundos para poder respirar adecuadamente.

Taehyung apretó los dientes cuando sintió la imperiosa necesidad de abrazarla. Había llegado finalmente al tema más sensible de todos, uno que todo aquel que conociera a Chaeyoung sabía era su punto débil: el tener que vivir lejos de su familia y de todo lo que ella conocía. El rubio siempre se había preguntado cómo era que alguien podía decir o siquiera llegar a pensar que la chica que estaba frente a él no era fuerte. Más allá de su notable sensibilidad, y del apego que sentía por sus seres queridos, Rosie era una de las personas más fuertes e inquebrantables que conocía, y eso era algo que realmente admiraba de ella.

Después de todo, sus familias eran un tema muy delicado para ambos, y probablemente una de las principales razones por las cuales se habían gustado en un principio. Taehyung no había tardado en darse cuenta de que sus valores eran prácticamente los mismos: familia —en el sentido amplio de la palabra, miembros incluidos— primero, y luego todo lo demás. Nada jamás estaría a la altura ni sería tan importante para ellos como eso.

Sin embargo, se contuvo de abrazarla porque sabía que Chaeyoung realmente quería terminar de leer esa carta y parecía estar a punto de continuar.

Y esas no fueron simples palabras —la australiana se limpió una lágrima con el dorso de la mano, haciendo un gran esfuerzo para no alzar la mirada. Si sus ojos se encontraban con los de Taehyung en ese momento, no podría leer ni una sola línea más—. Es cierto. Tú eres una constante en mi vida. Eres parte de mi familia —Chaeyoung se vio forzada a hacer una pausa por enésima vez, sintiéndose levemente frustrada por su obvia falta de control sobre sus propias emociones—. Solía pensar que lo que te diré a continuación era un cliché, porque nunca había experimentado esta sensación antes. Pero ahora tengo la seguridad de que mi hogar es también el lugar en el que tú te encuentras.

Chaeyoung, que ya había decidido que dejaría de luchar contra las lágrimas que fluían libremente por su rostro, se distrajo cuando un movimiento frente a sus ojos logró captar su atención. Alzando la mirada, se encontró con el hecho de que Taehyung, al igual que ella, tenía los ojos llenos de lágrimas.

Taehyung estaba llorando. Y la imagen la impactó lo suficiente como para hacer que sus propias lágrimas se detuvieran en el acto. Lo había visto llorar en incontables ocasiones... pero nunca directamente a causa de ella. Era evidente que el contenido de esa carta lo había emocionado a él también, que además solía ser tan transparente como Chaeyoung a la hora de demostrar sus sentimientos o estados de ánimo.

Cuando notó que él parecía no poder pronunciar palabra alguna, ella lo tomó de la mano e hizo que sus dedos se entrelazaran.

Espero que podamos seguir aprendiendo cosas el uno del otro, y siendo justo como somos ahora... —Chaeyoung reparó en que esa había sido, efectivamente, la última oración de la carta. Pero no era, sin embargo, el final de la misma. Ciertas palabras esperaban pacientemente a que ella les diera vida. Las únicas palabras que nunca se habían dicho hasta el momento. Pero allí estaban, escritas de su puño y letra, como burlándose de ella y sus inseguridades.

La rubia abrió la boca, pero fue incapaz de pronunciarlas. Estaba completamente segura de que así era como se sentía con respecto a él, ni una sola de sus células lo dudaba. Pero... ¿por qué se le estaba haciendo tan difícil? Después de todo, ella--

Te amo.

Chaeyoung alzó la mirada, sintiendo que todo su cuerpo se congelaba en ese preciso instante. Y sus ojos se encontraron con los de Taehyung. Él, sin saberlo, se había adelantado a sus intenciones, arrebatándole todo el aire que sus pulmones contenían. Se quedaron mirando, como atrapados en una secuencia en cámara lenta de la que ninguno de los dos podía escapar. Pero entonces Chaeyoung se sintió como si un abrasador fuego hubiera derretido todo el hielo que la mantenía prisionera y hecho que su cuerpo se moviera por cuenta propia. Moviéndose hacia adelante, le tomó el rostro con ambas manos mientras sentía que los brazos de él se cerraban alrededor de su cintura.

I love you too.

Finalmente, lo había dicho. Y no recordaba haberse sentido así de completa nunca antes.

Taehyung inició un beso que, aunque suave en un comienzo, pronto se volvió una intensa demostración de intenciones. Sus manos abandonaron la comodidad de su cintura y se movieron hacia su largo cabello, enredándose en él con la familiaridad de haberlo hecho cientos de veces antes. Chaeyoung respondió empujando su torso de manera inconsciente, de tal modo que Taehyung quedara acostado sobre su espalda y ella pudiera apoyar todo su cuerpo sobre el suyo. Pero cuando las manos del rubio abandonaron su cabello y comenzaron a introducirse por debajo de su blusa, ella rió sobre su boca.

— Uhm... —alzó una ceja, mirándolo con cara de circunstancia. Él, comprendiendo a lo que se refería, asintió, pero lejos de detenerse, le hizo una seña para que se pusieran de pie.

Acto seguido, y para total sorpresa de Chaeyoung, Taehyung simplemente se inclinó y le pasó los brazos por detrás de las rodillas y la espalda, para luego cargarla hacia el interior del yate con una desfachatez tal que la hizo reír. Moviendo las piernas en un arranque de diversión, la rubia rió aún con más ganas cuando vio que había logrado desbalancearlo. Taehyung, aunque sonriendo, se negó a dejarla en el suelo, por lo que continuó con su camino sin inmutarse en lo más mínimo.

-o-o-o-o-

(1) Así que, yo... te escribí algo.

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