❝OH. MY. GOD.❞

— OH. MY. GOD.

Jennie volteó el rostro para poder ser testigo de las reacciones de los que venían con ella. Jin estaba ayudando a Jisoo a subir los escalones que estaban al comienzo de la colina sobre la cual se encontraba la casa, pero cuando ambos alzaron la cabeza Jennie pudo divisar el más absoluto asombro en sus rostros.

Aún sorprendida, la morocha percibió entonces que Suga había llegado junto a ella, por lo que se lo quedó mirando.

— ¿Estás feliz de que tu dinero haya sido utilizado para alquilar una casa como esta? —le preguntó él, sonriendo levemente ante la expresividad de su rostro. Ella se limitó a asentir. No era una persona precisamente fácil de sorprender, y mucho menos de satisfacer. Pero la casa era, sencillamente, impresionante.

Suga emprendió su camino hacia la puerta principal, por lo que Jennie decidió seguirlo.

— Es... enorme.

— Somos once personas —acotó él, con su típico tono de obviedad—. Realmente me alegro de que esos niños hayan usado el sentido común.

Jennie le golpeó un brazo con suavidad mientras soltaba una risa sofocada. Pero era cierto. Le habían demostrado, a ella y a todos los demás, que podían organizar un viaje de primera sin ayuda de nadie.

Suga llegó ante la puerta doble de vidrio que daba acceso a lo que parecía ser un vestíbulo, pero antes de que pudiera abrirla una persona lo hizo desde adentro.

— ¡Bienvenidos!

Y Jennie fue envuelta en un abrazo sofocante. Con mucha dificultad, logró sacar un brazo por debajo del cuerpo de Taehyung y palmearle la espalda. Él la soltó y, acto seguido, envolvió en un abrazo igual de efusivo a Suga, quien se quedó quieto, sin mover un sólo músculo, durante todo el acto. Sin embargo, el más joven no pareció sentirse rechazado, porque siguió su camino cuesta abajo para, seguramente, repetir su "ceremonia de bienvenida" con los demás.

Jennie y Suga compartieron una mirada, para luego entrar en la casa con una sonrisa.

Diez minutos después, la casa se había convertido en un absoluto caos. Los que habían llegado primero pretendían abrazar o hablar con los que acababan de llegar, pero estos últimos sólo tenían ojos para sus alrededores.

— ¡Esta casa tiene tres pisos! —exclamó Jisoo, girando sobre su propio eje en el centro de la espaciosa sala de estar, que se encontraba en el segundo piso. Se trataba de un enorme monoambiente en el que cocina, sala de estar y comedor convivían entre sí de manera perfectamente equilibrada. La unnie mayor de Blackpink procedió entonces a dejarse caer sobre el inmenso sofá de color gris en forma de U que se encontraba en medio de la estancia. Suspirando de felicidad, volteó el rostro para poder ver a todos los demás yendo y viniendo por la casa como si estuvieran en una búsqueda del tesoro.

Hasta que uno de los almohadones del sofá fue a parar a su rostro.

— Unnie, ¿qué estás haciendo ahí, acostada? ¡Ven a ver el piso de los dormitorios! —y, antes de que pudiera darse cuenta, Lisa ya la había tomado de la mano y estaba arrastrándola hacia las escaleras. En algún punto del camino Jisoo pudo distinguir que Suga estaba siendo víctima de un trato similar por parte de Jimin, haciéndola reír.

Pero la risa se atragantó en su garganta cuando Lisa, que había dicho la llevaría a ver los dormitorios, decidió en su lugar sacarla por una puerta de vidrio lateral que conducía a una amplia terraza. El sitio era lo suficientemente grande como para que dos mesas de al menos seis sillas cada una pudieran entrar en él.

Jisoo ya podía verse desayunando al aire libre en una de ellas.

Gritos desaforados hicieron que ambas se volvieran hacia el interior de la casa. Eran de J-hope y Jin, que parecían haberse puesto de acuerdo para aturdirlos a todos con sendas exclamaciones de asombro a cada paso que daban. Riendo nuevamente, Jisoo enganchó su brazo con el de la tailandesa, y juntas comenzaron a recorrer los distintos dormitorios que se encontraban en ese piso.

Media hora después, regresaron sobre sus pasos y se encontraron con una sala de estar completamente atestada de personas.

— Tengan cuidado al abrir las puertas de los dormitorios del tercer piso —aconsejó Jisoo en un tono casual cuando los demás notaron que se acercaba con la maknae—. Podría pasarles como a nosotras, y encontrarse con algo perturbador: una pareja en plena sesión de besuqueo.

Y, como si lo hubieran planificado, Taehyung y Chaeyoung, tomados de la mano, fueron los siguientes en entrar a la sala de estar, causando las risas de todo el mundo. Ellos se quedaron quietos, sin comprender el motivo detrás de semejante alboroto, hasta que la voz de Namjoon, aunque divertida, mandó a que hicieran silencio de una vez.

Bien —al fin estaban todos reunidos en un mismo lugar, pensó el líder de BTS. Si reunir a los seis que vivían con él a veces le resultaba imposible, hacer lo mismo con diez no era la más sencilla de las tareas—. Ya tendremos tiempo de ponernos al día con respecto a nuestros viajes hasta aquí, pero primero deberíamos almorzar.

Unas cuantas voces hambrientas se dejaron oír, haciendo que las comisuras de sus labios se curvaran en una sonrisa. No era para menos, apenas habían tenido tiempo de comer algo rápido en el ferry, pero nada podía ser comparado con un genuino almuerzo, a pesar de que ya no fuera mediodía.

— Entonces... hyung —llamó Namjoon, en alusión a Jin—. Supongo que querrás formar parte del grupo que vaya a hacer las compras.

Jin asintió de inmediato, sabiendo que el rol que le pertenecía en BTS era el mismo cuando estaban los once juntos.

— Yo iré contigo —continuó el líder, antes de ser interrumpido por Jisoo.

— Y yo. Al menos una de nosotras debería ir con ustedes —comentó. Nadie conocía las preferencias de sus miembros mejor que ella. Además, correspondía que todas las tareas de la casa fueran llevadas a cabo en conjunto, por lo que Jisoo no podía dejar que fueran solos.

— Cuenten conmigo también —intercedió Jennie mientras alzaba una mano desde su posición en el sofá al lado de Jungkook—. Estoy segura de que nosotros cuatro podremos encargarnos de eso.

Namjoon asintió. La línea maknae de BTS nunca accedía a realizar ese tipo de tareas a menos que fueran obligados, por lo que no había esperado realmente que ninguno de los tres se ofreciera como voluntario. J-hope también se mantuvo en su lugar, muy asombrado por las vistas que ofrecían los magníficos ventanales que rodeaban el segundo piso. Y Suga simplemente le devolvió una mirada somnolienta.

Entonces, estaba decidido.

Pero cuando se disponía, junto con Jin, Jisoo y Jennie, a ponerse de pie para ir a hacer las compras, la voz grave de Suga lo detuvo.

— Esperen —todos se voltearon a mirarlo, sorprendidos por su repentina intervención—. Antes de que se vayan, deberíamos decidir la cuestión de los dormitorios —como nadie dijo nada, Suga continuó—. Para que todos puedan ir instalándose mientras ustedes no están.

Al escuchar su explicación, todos volvieron a sentarse, considerando su punto. Y luego un rotundo silencio se hizo presente en la sala de estar. La elección de dormitorio y, más importante aún, de compañeros de dormitorio, siempre sería un tema delicado de tratar. De ambas cosas dependía en gran medida el disfrute personal de cada uno. Por lo tanto, la pregunta era: ¿qué criterios deberían utilizar para hacer dicha división de dormitorios de tal manera que todos quedaran conformes con los resultados?

Cada vez que BTS necesitaba resolver este mismo problema, se limitaban a hacer un juego. Pero ahora no estaban solos. En la situación en la que se encontraban...

— De acuerdo —volvió a hablar Suga, dándose cuenta de que los más jóvenes parecían repentinamente intranquilos—. Creo que muchos de nosotros estamos pensando en lo mismo, pero si nadie va a decirlo, yo lo haré —hizo una pausa, en la que absolutamente todas las miradas se posaron sobre su persona—. Allí hay una pareja, y aquí hay otra. Y a juzgar por sus caras de preocupación, lo que más quieren es que los dejemos compartir una habitación —soltó de un tirón, haciendo gala de su legendaria honestidad.

Al cabo de unos segundos de silencio, los miembros de más edad de ambos grupos explotaron en carcajadas. En contraposición, los cuatro aludidos abrieron los ojos como platos, alarmados por haber sido el objeto de ese último comentario. Taehyung y Chaeyoung, que seguían de pie a un costado del sofá, comenzaron a gesticular como si pretendieran decir algo en su defensa, pero nadie estaba escuchándolos. Lisa, por otro lado, no pudo evitar que una amplia sonrisa apareciera en su rostro al notar que los ojos de Jungkook desprendían chispas de diversión. Como durante mucho tiempo en el apartamento de BTS su novio era el único que había contado con un dormitorio para él solo, sus miembros estaban más que acostumbrados a que Lisa fuera a pasar la noche allí. Esa era la razón por la cual ninguno de los dos se sentía especialmente avergonzado en ese momento. Por lo tanto, cuando las risas fueron apagándose, Suga volvió a tomar la palabra.

— Ellos cuatro pueden quedarse con las dos habitaciones que dan a la playa. Ambas tienen camas matrimoniales —mencionó el rapero, haciendo que todo el mundo enmudeciera ante la mención de las camas. Sin notar esto último, Suga continuó—. Jennie y Jisoo podrían compartir la habitación que tiene dos camas individuales y una terraza pequeña —ellas asintieron de inmediato, encantadas de que él, que de repente sonaba como un agente inmobiliario, les hubiera adjudicado una habitación tan bella sin que se lo hubieran pedido—. Queda la habitación con dos camas dobles... y este sofá, que afortunadamente es muy grande y cómodo —completó, en un intento por sonar lo más convincente posible.

Namjoon se lo quedó mirando, sorprendido por su elocuencia. En menos de cinco minutos había solucionado la situación de seis personas. Sin embargo, la verdadera batalla estaba a punto de comenzar: el enfrentamiento por la última habitación con camas. Y todos parecían saberlo.

Pero Jimin habló de repente.

— Yo puedo dormir en el sofá.

Namjoon lo miró, reconociendo al instante que su amable naturaleza estaba haciendo acto de presencia. Pero algo no se sentía bien. Después de todo, Jimin también había formado parte del grupo que lo había organizado todo para que ellos pudieran disfrutar de esas vacaciones. No era justo que, por ser menor que los demás, tuviera que ceder su puesto.

— No, hyung dormirá en el sofá. Tú puedes quedarte en la habitación —le aseguró Namjoon, colocando una mano sobre su hombro. El más joven lo miró, como preguntándole si estaba seguro, por lo que él le mostró una sonrisa.

Jennie alzó una ceja. A pesar de que estaba familiarizada con las dinámicas internas de BTS, no podía dejar de sentirse complacida por el gran trabajo en equipo del que hacían gala, incluso en asuntos tan triviales como ese. Sus lazos de compañerismo y amistad eran realmente palpables. Pero Blackpink no se quedaba atrás en ese sentido, pensó mientras paseaba la mirada por sus miembros. Jennie podría jurar que todas estarían para ella cuando las necesitara. Siempre había sido así, y estaba segura de que siempre lo sería.

— De acuerdo, hyung —accedió Jimin, en un tono de voz suave. Sin embargo, unos segundos después, se puso de pie al tiempo que se encogía de hombros, en lo que parecía un imprevisto cambio de actitud—. Que tú seas el que tiene que dormir solo en el sofá tal vez sea lo mejor, porque después de todo eres el que más ronca de todos nosotros.

Su comentario suscitó una nueva oleada de risas, seguidas por las ahogadas protestas de un avergonzado Namjoon. Y Jennie recordó que su familia ya no constaba únicamente de las otras tres chicas que vivían con ella. Su familia era ahora mucho más numerosa.

Por lo que cuando finalmente se encontró sentada en el asiento trasero de una 4x4 en compañía de Namjoon, que le hacía comentarios burlones sobre lo mucho que Jin, al volante, y Jisoo, en el asiento del copiloto, se parecían a una pareja casada, Jennie dejó que el aire con aroma a salitre inundara sus pulmones mientras pensaba que era, ciertamente, muy afortunada.

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