❝IS MY BIRTHDAY!!!❞

Y así fue. Hartos de esperar por algo que ni siquiera sabían qué era —y, aunque ninguno estuviera dispuesto a admitirlo, un poco ansiosos—, se dejaron guiar por Jungkook y Lisa hacia el camino que rodeaba la inmensa casa. Cuando el terreno comenzó a volverse arenoso y difícil de transitar, reconocieron que estaban entrando en la playa.

Sonriendo ante las inconfundibles quejas que provenían de Jennie a sus espaldas, Namjoon volteó el rostro y vio que Jin llevaba del brazo a las unnies de Blackpink, una de cada lado, para ayudarlas a caminar a pesar de sus zapatos altos. Pero cuando la expresión de la rapera se transformó por completo sin razón aparente, el líder de BTS alzó una ceja y volvió la vista hacia el frente, con la intención de descubrir qué era lo que había causado semejante cambio en el rostro de la morocha.

Y entonces él también se encontró pestañeando sin poder creer lo que sus ojos veían.

— ¿Estamos yendo hacia... lo que creo que estamos yendo? —preguntó Jin, siendo secundado por las quedas exclamaciones de asombro de Jisoo y Jennie.

Jungkook lo ignoró olímpicamente, pero Lisa, a su lado, volteó la cabeza y le mostró una gran sonrisa.

— Oppa, deberían ver sus rostros en este momento —dijo, pero luego se lo pensó mejor y tomó su teléfono móvil: grabaría sus reacciones en un video que seguramente quedaría para la posteridad.

Y es que no era para menos: frente a ellos se encontraba ahora el comienzo de un extenso muelle de color blanco que conducía a un yate... de dimensiones descomunales. Cuando sus pasos comenzaron a resonar por la superficie de madera del muelle, a ninguno le quedaba ninguna duda ya: la línea maknae al cuadrado había perdido todos los papeles. Pero no se estaban quejando. Nadie en su sano juicio se quejaría ante la perspectiva de poder subirse a semejante embarcación: de un inmaculado color blanco, se erigía como un gigante de tres pisos en la calma de las aguas que lo mecían.

Aún sorprendida, Jennie posó sus desorbitados ojos sobre el teléfono que Lisa estaba apuntando hacia su rostro.

— Ustedes están absolutamente locos —hizo una pausa, recorrió el yate con la mirada por segunda vez, y luego volvió a volcar toda su atención en la tailandesa—. ¡Y esa es la razón por la que los quiero tanto! —acto seguido, se alejó de Jin en dirección a los maknaes y los envolvió en un abrazo un tanto desordenado que hizo que los tres rieran—. Ugh, son demasiado altos para mi gusto. Abrazarlos no me queda cómodo —y, habiendo regresado a su usual apariencia de frialdad, dio media vuelta y caminó hacia una muy entusiasmada Jisoo.

— ¡Wow! Sólo había visto yates como este en las películas —los ojos de J-hope, llenos de la más genuina alegría, recorrieron la embarcación de cabo a rabo—. ¿Y bien? ¿Podemos subir?

— Eso es exactamente lo que yo me estaba preguntando —lo secundó Jin, y ambos miraron a Jungkook y Lisa, como pidiendo un permiso que esperaban llegara pronto. Pero justo cuando los maknaes se disponían a contestar, el sonido de una estridente música llegó hasta ellos con toda claridad desde algún lugar del yate. Asombrados por el volumen de la misma, todos miraron hacia arriba, sólo para encontrarse con la primera gran imagen de la noche.

Asomándose por la barandilla de vidrio que circundaba la más alta de las tres cubiertas escalonadas con las que contaba el yate, un muy festivo Taehyung se encontraba bailando con una copa de lo que parecía ser champagne en la mano, mientras alzaba la otra por encima de su cabeza.

IS MY BIRTHDAY!!!

Todos, desde el primero hasta el último de los presentes, soltaron sendas carcajadas y se lo quedaron mirando, entretenidos por el espectáculo que estaba ofreciendo de manera gratuita. Al cabo de unos segundos, Jimin se materializó de la nada para poder quitarlo de en medio y, entre risas, hacerles una seña para que comenzaran a subir por la escalera que se encontraba a un lado del barco.

Notando que las chicas podrían encontrar dicha subida un tanto dificultosa por la forma en que estaban vestidas y el calzado que llevaban, varios miembros de BTS dieron un paso hacia adelante, en un mudo ofrecimiento de ayuda. Sin embargo, Lisa fue más rápida que todos ellos, y se colocó junto a la escalera mientras tendía una mano hacia Jisoo. Con tranquilidad y sumo cuidado, y valiéndose de su prodigiosa estatura, fue acompañándola durante la primera parte del trayecto, hasta que se hubo asegurado de que Jimin podía ayudarla desde arriba. Luego repitió el procedimiento con Jennie.

Pero cuando todos pensaban que Lisa sería la siguiente en subir, la tailandesa sorprendió a todo el mundo extendiendo una mano hacia Jin. Éste, que no se había molestado en ocultar que la altura del yate lo intimidaba un poco, aceptó su mano de inmediato y, ante una que otra risita divertida, se dejó ayudar por sus dongsaengs hasta haber llegado a cubierta. J-hope, viendo que Lisa parecía estar dotada de una paciencia infinita, se apresuró a ser el siguiente en la fila, sonriendo de oreja a oreja durante todo el proceso.

Y entonces Jungkook se colocó frente a la escalera, aceptó la mano de Lisa y la miró. Soltando una carcajada, ella trató de soltarse de su agarre, pero no lo consiguió.

— Tú no necesitas de mi ayuda.

— Oh, sí que la necesito —respondió él, mostrándole una sonrisa ladeada. De manera instintiva, dejó que sus ojos vagaran por el cuerpo de Lisa, deleitándose por la forma en que había decidido vestirse esa noche: sus largas piernas quedaban al descubierto debido a lo cortos que eran sus shorts, de un vibrante color fucsia. La remera que llevaba era también corta, por lo que una franja de su abdomen era apreciable a simple vista. El conjunto había sido completado con un blazer negro de dimensiones un tanto grandes para Lisa, pero que aportaba una muy acertada dosis de carisma al atuendo.

Sin embargo, lo que realmente estaba volviéndolo loco eran esas botas negras hasta los muslos que no hacían más que traerle imágenes de cierta índole a la cabeza.

Jungkook alzó la mirada y vio que Lisa era consciente del escaneo visual al que había sido sometida. La tailandesa se echó el cabello hacia atrás, en un gesto tan calculado como inusual en ella.

— Puedes seguir mirando. No me molesta.

Jungkook se pasó la lengua por los labios justo antes de disponerse a contestarle, cuando Suga los interrumpió.

— ¿Podrían ponerse a coquetear en otro momento? Algunos de nosotros todavía estamos esperando para poder subir.

Los maknaes le dedicaron la misma mirada de indiferencia, mostrándose imperturbables ante su intervención. Los labios de Jungkook se curvaron en una sonrisa maligna antes de hacerle una seña a Lisa para que subiera primero. Ella, comprendiendo sus intenciones al instante, accedió a su mudo pedido sin hacerle preguntas.

— Entonces buena suerte subiendo por tu cuenta, hyung —y, dicho esto, el morocho subió tras Lisa y se perdió de vista en cuestión de segundos.

Suga soltó un suspiro y miró a Namjoon, que a duras penas estaba conteniendo la risa.

— A esos niños les hace falta un mayor disciplinamiento —concluyó, al tiempo que sacudía la cabeza y procedía a subir por la escalera.

Cuando, finalmente, todos estuvieron a bordo del yate, el mismo caos que la llegada a la casa había suscitado durante la tarde se hizo presente, pero con renovado ímpetu. Mientras la música los obligaba a elevar el volumen de sus voces para poder entenderse, caminaban de un lado a otro de la embarcación tratando de absorberlo todo.

La cubierta en la que se encontraban era la más alta de todas, por lo que la vista desde allí resultaba abrumadora. Sin embargo, el lugar era lo suficientemente impresionante como para que la atención de los presentes no se desviara hacia ningún otro lado. Una barra con asientos altos, una mesa y un living constituían todo el mobiliario, que asimismo dejaba espacio para lo que evidentemente sería una pista de baile. Un sinfín de bandejas con diferentes tipos de bocadillos habían sido desperdigadas por todos lados, así como también innumerables botellas de champagne y latas de cerveza.

Taehyung fue repartiendo abrazos por ahí, habiendo entrado en lo que parecía ser un completo modo anfitrión. Cuando pasaba de casualidad junto a alguien que no tenía una copa en la mano, él tomaba la primera que estuviera a la vista y se la colocaba entre los dedos, fueran cuales fueran las preferencias de esa persona.

Hasta que Jungkook bajó la mirada y descubrió que tenía no una sino dos copas en sus manos. Mientras trataba de recordar en qué momento su hyung se las había dado, su proceso mental se vio interrumpido cuando Lisa apareció frente a él y le arrebató una de las copas. Mirándolo a los ojos, bebió el contenido de un sólo trago y sin derramar ni una gota, y luego volvió a colocársela en la mano al tiempo que le daba un beso rápido y se marchaba como si nada hubiera sucedido. Jungkook no pudo evitar seguirla con la mirada, y sonrió al ver que se detenía frente a la mesa en la que el equipo de música había sido instalado y le pedía a J-hope, el DJ de turno, que la dejara poner cierta canción.

Jungkook vio que su hyung reía ante algo que la tailandesa le había dicho, pero que procedía a poner la canción que le había pedido de todas maneras, no sin antes haberle dirigido desde la distancia una mirada de diversión al maknae de BTS. Éste, sin comprender a qué se debía dicho gesto, se los quedó mirando, hasta que los acordes de una canción por demás conocida para él —y para todos los demás— comenzaron a resonar a un volumen ensordecedor.

Pero lo mejor vino cuando Lisa se hizo con un micrófono.

AYO, LADIES AND GENTLEMAN —entonó de un modo demasiado entusiasta, haciendo que todo el mundo dejara de hacer lo que habían estado haciendo hasta el momento—. Junbiga dwaettdamyeon bureulge, yeah! —Lisa se alejó de J-hope en dirección a Taehyung, quien en ese momento se encontraba caminando hacia ella con la mano en la que llevaba una copa extendida en un gesto de señalización—. Ttan nyeoseokdeulgwaneun dareuge... —el cumpleañero le pasó un brazo por los hombros, y se dispusieron entonces a completar la oración a una sola voz—. Nae seutaillo nae nae nae nae seutaillo, ayo!

Jungkook rió junto con los demás espectadores, pero pronto se dio cuenta de que los otros dos pretendían acercarse a él para incluirlo en su número, por lo que huyó despavorido hacia la barra. Rosé, sacudiendo la cabeza, lo esperaba con una sonrisa que se amplió cuando Jungkook se colocó estratégicamente detrás de la australiana, sin disimular sus intenciones de ser cubierto por ella.

— Que te pongas ahí no los detendrá en lo más mínimo —comentó Chaeyoung con toda tranquilidad, encontrando divertida su actitud. Si a Lisa y Taehyung se les metía algo en la cabeza y decidían llevarlo a cabo en conjunto, no había nada ni nadie que pudiera detenerlos. Sin embargo, Jungkook se limitó a encogerse de hombros ante su advertencia.

— No sé de quiénes estás hablando. Yo no los conozco.

La rubia rió ante su comentario, pero la expresión de alegría en su rostro se torció en una mueca de incomodidad sin previo aviso. Jungkook, viendo que ella se apoyaba en su hombro para aliviar lo que a juzgar por su lenguaje corporal era un dolor en la planta de sus pies, le pasó una mano por la cintura con cuidado mientras la interrogaba con la mirada. Rosé soltó un largo suspiro antes de explicarle que las botas que llevaba no eran particularmente cómodas y, como si hubiera adivinado que él la juzgaría por habérselas puesto de todos modos, agregó que algunas ocasiones ameritaban sacrificios especiales. Jungkook puso los ojos en blanco como toda respuesta, ganándose un codazo en las costillas que terminó haciéndolo reír. Pero luego de un rápido análisis visual de la cubierta, en el cual el morocho descubrió que no había silla que no estuviera ocupada, se inclinó hacia ella para que pudiera oírlo a pesar del volumen de la música.

— Regreso enseguida.

Habiendo identificado el objetivo, Jungkook se dirigió hacia el único que en ese momento se encontraba apartado de los demás, sentado en una solitaria silla y meciendo una copa cuyo contenido era indefinido. El maknae de BTS se detuvo junto a Jimin, quien parecía estar en una especie de pausa prolongada de la fiesta, y sin mediar palabra alguna con el mayor lo alzó de la silla para hacer que se pusiera de pie y se llevó el asiento con él, ante la estupefacta mirada del otro.

Rosé, que había sido testigo de todo desde la distancia, lo esperaba en la barra con ojos que brillaban de diversión.

— No debiste ser tan descortés con Jimin-oppa... ¡pero muchas gracias! —y, como no estaba dispuesta a seguir ni un segundo más de pie, se apresuró a sentarse en la silla que Jungkook había "conseguido" para ella antes de que el dueño original pudiera ir a reclamarla.

Para su sorpresa, Jungkook se sentó en el suelo junto a su silla sin mucha ceremonia. Permanecieron en un cómodo silencio durante un par de minutos, hasta que él volteó el rostro para poder mirarla más directamente.

— He querido preguntarte esto desde que llegamos a la isla, pero... —Jungkook hizo una pausa que aprovechó para reacomodarse en su lugar— ¿cómo estás?

Rosé alzó las cejas, sorprendida por la sencillez de su pregunta. Pero Jungkook era muy observador, y era probable que ya hubiera notado que una predecible melancolía la había invadido al regresar a su lugar de origen después de tanto tiempo. Cierto, esa isla no era donde había nacido, pero estaba relativamente cerca de los sitios que conocía y había amado en su infancia.

Sonriéndole de manera tranquilizadora, la rubia asintió.

— Estoy bien —pero al ver la duda en los ojos de Jungkook, decidió que un poco de honestidad no le haría mal a nadie—. Un poco más sensible de lo usual, tal vez, pero estoy bien —desviando la mirada hacia la pista de baile, en donde varios de los presentes se movían al ritmo de la música, agregó—: Estar con todos ustedes es tan divertido que simplemente no tengo tiempo para ponerme triste.

Jungkook le dedicó la mirada llena de calidez a la que ella ya se había acostumbrado.

— Pero, si te sintieras triste, no dudes en expresarlo. Nosotros sabremos entenderlo.

Rosé, tocada por el significado de sus palabras, extendió una mano que él tomó en el acto.

— Lo sé —aunque lo supiera, lo que Chaeyoung no dijo es que escucharlo la hacía sentir increíblemente reconfortada. No cambiaría la amistad que había surgido entre ambos grupos por nada del mundo, y se lo decía a sí misma con frecuencia porque todos los días tenía nuevas razones por las cuales estar agradecida.

Un intenso griterío hizo que su conversación se viera interrumpida, pero al identificar el origen del mismo ambos comenzaron a desternillarse de la risa. Lisa y Taehyung parecían haberse olvidado de que sus intenciones originales involucraban a Jungkook, pero Jimin, por su parte, no había corrido con su misma suerte: al haber sido ultrajado con el robo de su asiento, había sido abducido por su mejor amigo y la tailandesa, que en ese momento se encontraban apretujándolo en una especie de eufórico sándwich de baile. Pero entonces J-hope decidió cambiar de canción.

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