❝A mí personalmente no me gustan las sorpresas❞
Jungkook soltó un suspiro de exasperación mientras se dirigía hacia la cocina. Al pasar por el sofá vio a Suga durmiendo profundamente en la misma pose que había adoptado luego de que terminaran de almorzar. Los demás se habían retirado a descansar a sus respectivos dormitorios, pero la única persona que en ese momento se encontraba desaparecida era su novia.
¿En dónde diablos se habría metido?
El maknae volteó el rostro cuando su oído pudo distinguir voces que provenían de la terraza de ese mismo piso. Cambiando la dirección de sus pasos, se encaminó hacia la puerta corrediza que se encontraba ligeramente abierta, y asomó la cabeza a través de ella.
A tan sólo unos metros, Taehyung y Chaeyoung estaban apoyados sobre la barandilla de vidrio, mirando hacia el horizonte. Cuando ella volteó el rostro para mirarlo, él alzó una mano y le echó el cabello hacia atrás con mucha suavidad. Y a continuación continuaron mirándose en silencio.
— ¿Están filmando un drama? —el tono de burla de Jungkook los sacó de su trance. Estando perdidos como estaban el uno en el otro, ni siquiera habían notado que el morocho se encontraba de pie a sus espaldas, observándolos de brazos cruzados.
Taehyung frunció el ceño, mirándolo de reojo.
— ¿Has venido a molestar?
Para su sorpresa, Jungkook no estaba de ánimo para seguir burlándose de ellos.
— No... —suspiró—. En realidad estaba buscando a Liz. Pero no está por ningún lado —explicó, sin poder evitar comprobar los alrededores mientras hablaba.
Chaeyoung alzó ambas cejas al notar lo decaído que sonaba. Esa casa era realmente grande, ¿pero qué tan difícil podía ser encontrar a una persona como Lisa, cuya sola presencia era llamativa?
— ¿La estás buscando por algo importante? —le preguntó Taehyung, repentinamente preocupado. No estaba acostumbrado a que el maknae de BTS se viera así de desanimado.
Jungkook se encogió de hombros.
— Para preguntarle si quería dormir conmigo.
Taehyung pestañeó un par de veces, hasta que Chaeyoung soltó una carcajada, tapándose la boca.
— De acuerdo, eso es demasiada información —lo amonestó el mayor, aunque su verdadera intención había sido la de hacerlos reír. Se había preocupado en vano, porque era evidente que el "problema" de su maknae no era tal.
Jungkook sacudió la cabeza, sonriendo levemente. No solía dormir de tarde, pero la casa había caído en un absoluto silencio y el cuerpo había comenzado a pesarle. Sus hyungs y noonas se habían retirado a dormir al menos dos horas de siesta, pero cuando él había regresado a su dormitorio, Lisa ya no se encontraba allí.
— ¿Has pensado en que podría estar en la playa? —intervino Chaeyoung, recordando de repente que su mejor amiga había estado insistiendo con visitar la playa durante el día. Jungkook la miró, sopesando esa posibilidad. Al cabo de unos segundos, chasqueó los dedos, haciéndola reír con la comicidad de dicho gesto.
— Gracias. Como era de esperar, fuiste de mucha más ayuda que él —comentó, señalando a Taehyung con la cabeza. Y, antes de que el mayor pudiera responder, dio media vuelta y se dirigió hacia la puerta principal de la casa.
Dado que su lugar de residencia había sido escogido, entre muchas otras razones, por su cercanía a la playa, y dado que Jungkook estaba perdiendo la paciencia, llegó a su destino en tan sólo un momento. Entrecerró los ojos, escaneando los alrededores con atención.
Y entonces la vio.
Estaba de espaldas a él, de pie, mirando hacia el agua. Cuando la tuvo a tan sólo un par de metros de distancia, Jungkook reparó en cómo estaba vestida: llevaba unos shorts de jean que le quedaban como una segunda piel... y una sudadera con capucha de color negro que le pertenecía a él, por lo que le quedaba grande y holgada.
Jungkook no pudo evitar detenerse sobre sus pasos, no queriendo perturbarla. Pero, como si lo hubiera sentido, ella volteó el rostro y lo vio. Y su sonrisa le iluminó la mirada.
Fue como si una flecha se hubiera clavado en medio de su pecho.
Lidiando con la sensación de aturdimiento que lo había invadido de repente, Jungkook la vio correr a su encuentro con los brazos abiertos. Lisa lo abrazó por la cintura, recostando su cabeza sobre su hombro, y él, como por inercia, la envolvió con sus brazos y la meció levemente.
Se quedaron en esa posición, en silencio, durante unos cuantos segundos, hasta que ella se echó hacia atrás para poder mirarlo a la cara.
— ¿Sabes en qué estaba pensando antes de que vinieras? —él sacudió la cabeza, al tiempo que alzaba una mano y le tocaba el cabello con delicadeza—. Estaba mirando al mar, pensando en lo mucho que me gusta estar aquí, con todos. Y entonces pensé: "desearía que Jungkook estuviera aquí mismo, viendo lo mismo que yo". Lo increíble es que, justo cuando me encontraba pensando en eso, ¡volteé y vi que realmente estabas aquí! —y, al terminar de hablar, se lo quedó mirando con los ojos bien abiertos, como una niña pequeña que relata un acontecimiento extraordinario.
Jungkook soltó un suspiro. Nunca habría pensado que él sería una de esas personas. Alguien que ni siquiera podía pensar con claridad en momentos así. A pesar de que la gente a su alrededor solía hablar de amor, una cosa era escuchar sobre ello, y otra muy diferente era sentirlo en carne propia. Jungkook lo había descubierto con la chica que estaba justo allí.
Nunca habría pensado que lo encontraría tan pronto en su vida. Ni con tanta intensidad. Pero no recordaba cómo era sentirse de un modo que no fuera así.
Lisa alzó las cejas al no obtener respuesta alguna por parte de Jungkook. Pero, justo cuando abría la boca para decir algo, él la detuvo con una sola mirada.
— Habría estado aquí antes si no hubieras desaparecido sin decirme nada —la retó en un tono juguetón mientras se preparaba para la respuesta que ella podría darle. Lisa entonces le mostró la misma sonrisa traviesa a la que ya se había acostumbrado.
— Supuse que no te agradaría descubrir que tomé prestada la sudadera que estabas usando... así que huí —y se encogió de hombros con toda la naturalidad del mundo, haciéndolo reír por su desfachatez.
— ¿De qué estás hablando? Tú siempre usas mi ropa —y Jungkook nunca lo había encontrado ni remotamente molesto.
Sabiendo que él estaba en lo cierto y que, por lo tanto, estaba muy cerca de perder ese debate, la tailandesa optó por guardar silencio. Encontrando su actitud en extremo divertida, Jungkook la tomó de la mano para instarla a que lo siguiera hasta la orilla.
El atardecer se hizo presente al cabo de media hora. Y cuando sintió que Jungkook se le acercaba y la abrazaba por la espalda, Lisa no pudo evitar soltar una carcajada.
— Esto debe ser, sin lugar a dudas, lo más romántico que hemos hecho desde que estamos juntos —declaró, sacudiendo la cabeza ante la postal que se encontraba ante sus ojos. Jungkook soltó un bufido que ella pudo escuchar con toda claridad.
— Eso no habla muy bien de mí como novio.
La risa de la tailandesa se expandió por el aire una vez más.
— No pretendía ofenderte —se volteó para poder mirarlo a la cara, y echó los brazos por encima de sus hombros—. Pero... el atardecer, los abrazos por la espalda... —Lisa ladeó la cabeza, con la diversión bailándole en los ojos.
— Son cosas del estilo de Taehyung hyung y Chaeyoung —completó el morocho, como si le hubiera leído la mente. Y, medio segundo después, ambos se encontraban riendo burlonamente. Pero cuando las risas se apagaron, Jungkook se pasó la lengua por los labios y, pensando aún en lo que Lisa había señalado, le tomó el rostro con una mano—. Regresemos a nuestro estilo, entonces.
Y acto seguido, se inclinó y capturó su boca con la suya.
Lisa se dejó hacer, sintiendo que todas sus terminaciones nerviosas cobraban vida. Pero cuando comenzaba a perder la noción del tiempo, sintió que él se apartaba.
— Volvamos —y, acostumbrada a que Jungkook escatimara en palabras, no puso peros cuando él la tomó de la mano nuevamente para conducirla hacia la casa.
Al llegar a la sala de estar, se encontraron con que todo el mundo parecía haber despertado al mismo tiempo. Jennie estaba sentada en medio del sofá, cepillándose el cabello con el fin de recogérselo en una cola alta. A su lado, Suga, que no parecía haber vuelto del todo a la realidad, pestañeaba con lentitud mirando hacia la nada. Jin, Rosé y Jimin estaban atareados en la cocina, probablemente sirviendo algo de beber para todos, y Namjoon, Jisoo y J-hope conversaban con tranquilidad en la terraza.
Lisa se dirigió hacia la cocina, atraída por el ruido que provenía de ese lugar. Pero pronto deseó no haberlo hecho, porque Jin, notando que no estaba haciendo nada, le adjudicó una tarea en una fracción de segundo. Sin embargo, la tailandesa acató sus órdenes y tomó la bandeja de vasos que el mayor le había puesto en las manos con mucho cuidado. Cuando se encontraba de regreso a la sala de estar, Taehyung, que acababa de bajar por las escaleras, la interceptó y, tomando al pasar uno de los vasos llenos de jugo que llevaba en la bandeja como si fuera el anfitrión de una fiesta y ella una moza, se colocó en donde todos podían verlo.
— Me gustaría hacer un anuncio, ahora que todos se encuentran aquí —comenzó, para luego fruncir el ceño al ver que nadie parecía prestarle especial atención. Tratando de que ese último hecho no resultara evidente a ojos de Jungkook, que ya estaba sonriendo burlonamente, se dirigió hacia la terraza y llamó a los que se encontraban allí. Al cabo de un par de minutos, y con cierta ayuda del líder de BTS, todos estaban mirándolo. Satisfecho, el rubio les sonrió antes de volver a tomar la palabra—. Tenemos un anuncio que hacer.
— ¿Tú y quién más? —preguntó J-hope, alzando ambas cejas. Encontraba realmente divertida la actitud que su dongsaeng estaba teniendo, pero no terminaba de comprender de qué ocurrencia estaría hablando esta vez.
— Yo... y ellos cuatro —indicó, señalando a los aludidos con su vaso. Jimin, Jungkook, Lisa y Chaeyoung no parecieron sorprenderse ante dicho gesto, por lo que Taehyung continuó hablando como si nunca hubiera sido interrumpido—. Como sabrán, mañana es mi cumpleaños.
— Así es —respondieron Namjoon y Jisoo al mismo tiempo, ganándose cada uno su propio señalamiento con el vaso por parte de Taehyung.
— Exacto —avaló el rubio, provocando las risitas de varios de los presentes por lo extraño e incoherente de su discurso. Ya estaban acostumbrados a que la mente de Taehyung fuera más rápido que su lengua, así que nadie dijo nada—. Y es por ese motivo que nosotros cinco hemos preparado una sorpresa para esta noche, a manera de festejo por mi cumpleaños —y, con un último asentimiento de autosatisfacción, Taehyung tomó un sorbo de jugo y esperó por las reacciones de los demás.
Y sólo la voz de Suga, grave y ronca por el sueño, se hizo escuchar.
— A mí personalmente no me gustan las sorpresas.
Fue entonces que la sala se llenó de las risas que todos habían estado conteniendo durante el ceremonial discurso de Taehyung. Cuando todo el mundo se hubo tranquilizado, Jimin se colocó junto a su mejor amigo y le pasó un brazo por los hombros, en un claro gesto de apoyo moral.
— Ya está bien. Taehyungie habla en serio. Realmente tenemos una sorpresa —y a continuación le hizo una seña con la cabeza a Jungkook que claramente quería decir "di algo tú también". El maknae, tomado por sorpresa, se aclaró la garganta y asintió.
— La tenemos.
Jimin le dedicó una mirada de incredulidad. Vaya ayuda. Pero entonces Lisa se puso de pie y caminó hacia ellos.
— Ya lo han escuchado. Así que vístanse bien y reúnanse aquí en dos horas y media, ¿entendido? —su actitud hizo que todos enmudecieran. Pero no queriendo sonar maleducada, Lisa completó su pedido con una deslumbrante sonrisa. Estaba claro que la línea maknae al cuadrado no dejaba que nadie se metiera con uno de los suyos, pensó Jin mientras sonreía con disimulo ante la mirada que Namjoon le había enviado.
— Y les agradeceríamos que fueran puntuales —intercedió en último lugar Rosé, riendo para sus adentros al notar lo callados que sus oppas y unnies se encontraban de repente. No estaban acostumbrados a que ellos dieran las órdenes, pero tendrían que ir superándolo. Después de todo, ese viaje era, en todo sentido, la manifestación de lo que ellos cinco habían estado planeando desde hacía meses.
Completamente satisfecho con los resultados, Taehyung le guiñó un ojo, haciéndola sonreír más ampliamente, antes de volverse hacia Jimin y hacerle un comentario en voz baja para, acto seguido, dirigirse juntos hacia la escalera en medio de sendas carcajadas, seguidos de cerca por Jungkook.
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