El Aguijón del Escorpión (Pt.2)
Soni había logrado detener la sangre tras una larga y tensa noche. Cada pocos minutos, se inclinaba sobre Mathew, revisando las heridas con sumo cuidado, su mirada fija en cada respiración que él tomaba, temiendo que la hemorragia volviera a iniciar. A la mañana siguiente, agotada y con los párpados pesados, Soni cayó dormida en una silla junto a él, sus ropas aún empapadas de la sangre de Mathew.
Cuando Mathew despertó, se sentía desorientado, con la mente todavía nublada por el dolor y la fatiga. Sus ojos recorrieron la habitación, y pronto se dio cuenta de que no estaba en su apartamento. Intentó moverse, pero un intenso dolor le recorrió el cuerpo, obligándolo a hacerlo lentamente. Al girar la cabeza, vio a Soni dormida a su lado, su rostro descansando en el borde de la silla y sus ropas manchadas de sangre seca, probablemente la suya.
A medida que su visión se aclaraba, comenzó a reconocer el entorno. Mirando más a su alrededor, notó su traje extendido sobre la mesa cercana, destrozado y cubierto de manchas de sangre seca. La tela estaba desgarrada, los cortes profundos exponiendo las partes de su piel que habían recibido los peores golpes. Con un esfuerzo doloroso, se acercó y tomó la máscara. Al sostenerla en sus manos, observó el daño: el lente derecho estaba completamente roto y tanto el costado como la parte superior estaban rasgados, desgarrados casi hasta volverse irreconocibles. Sosteniendo la máscara destruida, Mathew sintió una mezcla de frustración y rabia.
Soni: ayer estaban peor, créeme. Traté de salvar lo que pude, creo que no todo.
Mathew: —se volteó, asustado, al escuchar la voz de Soni, quien se frotaba uno de sus ojos, todavía con rastros de cansancio— si... es lo más seguro —respondió, nervioso. La tensión era palpable en la habitación, ambos conscientes de lo que implicaba el destrozado traje sobre la mesa. Esa tensión se rompió cuando Soni, con el ceño fruncido y voz cargada de rabia contenida, avanzó hacia la mesa—
Soni: hace cuanto... ¿hace cuanto haces esto? —preguntó, seca y directa, sin apartar la mirada del traje destrozado—
Mathew: —desvió la mirada, incómodo, mientras se rascaba la nuca— dos o talvez tres semanas después de que llegué aquí...
Soni: —dio un golpe en la mesa, su frustración reflejada en el movimiento, y luego se sujetó el puente de la nariz como intentando contenerse— claro que si... eso explica todo, tus llegadas tardías, tus escapadas en el almuerzo, las noches —su voz se volvía cada vez más tensa y enfadada, mientras todas las piezas encajaban en su cabeza— y... el diseño del juego.
Mathew: —recogió la máscara y el resto del traje con rapidez, evitando mirarla directamente— oye, te explicare todo luego ¿está bien? Pero ahora necesito encontrar una forma de detener a Scorpion —dijo, encaminándose hacia la puerta. Antes de que lograra dar un paso, Soni lo tomó firmemente del brazo—
Soni: espera. Ese tipo casi te mata y ahora... ¿ahora quieres ir a buscarlo? Vas a hacer que te maten.
Mathew: tal vez. Pero alguien tiene que detenerlo.
Soni: ¿y tienes que ser tu? ¿Por qué? ¿para demostrar que puedes? —replicó, mirándolo con una mezcla de frustración y preocupación—
Mathew: no es tan simple Soni.
Soni: entonces explícame. —se plantó frente a él, con la firmeza de alguien que no aceptaría evasivas—
Mathew: Soni.
Soni: vamos, explícame el porqué. Porque es tan importante que seas tu quien lo detenga. —la presión en su voz dejaba claro que no estaba dispuesta a dejarlo ir sin una respuesta—
Mathew: porque no hay nadie más que lo detenga.
Soni: —suspiró profundamente, su expresión se volvió amarga mientras sostenía su cabeza en un intento de mantenerse serena— ¡AY POR DIOS¡ ¡ESCUCHATE! Suenas como si fueras alguna clase de justiciero. Pero no lo eres, eres un sujeto que se viste de araña y sale a golpear a los malos como si fuera su trabajo.
Mathew: es mi responsabilidad.
Soni: ¡NO LO ES! —le gritó, perdiendo momentáneamente la compostura— Solo... ¿siquiera escuchas lo que estás diciendo?
Mathew: Soni, sé que esto puede ser difícil de procesar, pero he visto de primera mano lo que ese tipo puede hacer. La policía lo enfrentó y no pudieron hacer nada.
Soni: para eso tienen a la milicia o... a los X-men.
Mathew: para cuando lleguen será tarde... te explicare todo cuando regrese. Pero ahora necesito detener a este sujeto —le dijo, en un tono que intentaba poner fin a la conversación. Ella se quedó en silencio, y Mathew aprovechó para dirigirse nuevamente hacia la puerta—
Soni: si vas sin un plan te matara. ¿tienes una idea al menos de cómo vencerlo? —preguntó, observando su rostro, buscando alguna señal de estrategia. La duda en los ojos de Mathew le dio la respuesta que temía. Resignada, caminó hacia la puerta y suspiró— lo supuse... te ayudare a vencerlo, pero luego me explicaras todo.
Mathew: no tienes que —comenzó a decir, pero Soni lo interrumpió lanzándole la máscara destrozada a la cara—
Soni: tú tampoco tienes que hacerlo, y aun así estás decidido a ir. Al menos déjame tratar de que no te maten en el intento.
Mathew, sin otra opción y en falta de ideas, aceptó la ayuda de Soni con un leve asentimiento. Ella se fue a cambiar de ropa y, poco después, ambos partieron hacia el apartamento de Mathew. Al entrar, Soni no pudo evitar sorprenderse por el desorden; el lugar era un caos de ropa desordenada, herramientas, y papeles dispersos por todas partes. Mathew, indiferente al desastre, fue directo a su habitación para recoger algunas cosas.
Mientras él buscaba, Soni examinaba el lugar, cada rincón revelando más del complicado y caótico estilo de vida que él llevaba desde que había asumido la doble vida de héroe. Al acercarse a la mesa, algo le llamó la atención: un par de brazaletes de metal que parecían sofisticados y extrañamente diseñados. Sin pensarlo mucho, los tomó en sus manos, observándolos con curiosidad. Los brazaletes tenían ranuras, botones y una estructura firme, como si estuvieran destinados a alguna función específica.
Soni no pudo evitar preguntarse si estos dispositivos eran parte de algún plan improvisado de Mathew, una idea que no había compartido, o solo otro de sus experimentos a medias. La calidad y el acabado sugerían que podrían tener un propósito especial.
Soni: Oye ¿estos que son? —preguntó, sosteniendo el brazalete en sus manos con curiosidad—
Mathew: ¿Qué? —salió de su habitación con un repuesto de su traje, su expresión cambiando al notar lo que Soni sostenía. Sonrió, un poco avergonzado— Ah, eso es un intento de lanzatelarañas. He probado varias formas de mejorar mi telaraña o de darle más variedad, pero no funcionaron —Mientras hablaba, se cambiaba con rapidez, retirándose las vendas del pecho con cuidado para no lastimarse—
Soni: ¿Te estorban mucho? —preguntó, observando cómo se movía con precaución—
Mathew: No, impiden que la telaraña fluya —Para demostrarlo, lanzó un hilo directo a la pared, dejando a Soni boquiabierta por la hazaña del mutante—
Soni: ¿Esa cosa... sale de tu cuerpo? —dijo, inclinándose un poco hacia Mathew, sus ojos fijos en él con asombro. Al fijarse mejor, se acercó y puso las manos delicadamente sobre el área donde estaba la herida— pero. tu herida, ayer parecía estar intratable y ahora... —su voz se desvaneció mientras una mezcla de preocupación y curiosidad cruzaba su rostro, intentando comprender la rápida recuperación de Mathew—
Mathew: si... factor curativo mejorado —respondió, mientras se ponía la parte superior de su traje, ajustándose las piezas con un aire de determinación, y tomaba sus guantes, sintiendo cómo la tela se ajustaba a sus manos—
Soni: ¿y no probaste tubos de vacío? —preguntó, su mente ya estaba visualizando posibles soluciones—
Mathew: ¿para los lanzatelarañas? ¿Cómo se supone que los use? —frunció el ceño, confundido, sin entender del todo la conexión—
Soni: no usarlos directamente, me refiero a usar la idea de estos para hacer que tu telaraña pase como un- —sus palabras se detuvieron un momento, buscando la forma correcta de expresarse, su mente trabajando rápidamente—
Soni/Mathew: filtro de paso —exclamaron al unísono, sus ojos brillando con la chispa de una idea brillante—
Mathew: claro —se dijo a sí mismo, dándose una palmada en la cabeza, sintiendo que la epifanía lo iluminaba— ¿Cómo no se me ocurrió antes? Podría usar eso para hacer mis telarañas más flexibles, incluso —mientras hablaba, se acercó a la mesa con determinación, sus ojos brillando al ver las herramientas dispuestas ante él. Comenzó a tomar varias piezas, visualizando cómo encajarlas en su plan—
Soni: usar el lanzador como conductor eléctrico... ESO ES. CON ESO LO DETENDREMOS. —su voz se llenó de energía, y su rostro se iluminó con una mezcla de emoción y confianza, como si el triunfo estuviera al alcance de sus manos—
Mathew: su traje es de metal, con una descarga de alta tensión lo suficientemente potente como para derribarlo... —la emoción que lo había invadido se desvaneció rápidamente al recordar que aún era de día, lo que complicaba las cosas— espera ¿Darren no nos despedirá por llegar tarde? —su voz se tornó inquieta, consciente de que podrían enfrentar consecuencias por su retraso—
Soni: ah eso... si —Mientras hablaba, se acercó de nuevo a la mesa, tomando un destornillador con firmeza y comenzando a desarmar el brazalete con movimientos precisos— Le avisé que te habías enfermado y que te estaría cuidando estos días. Ya sabes, porque no tienes a nadie más —Sus palabras flotaron en el aire, impregnadas de una mezcla de preocupación y lealtad, como si intentara aliviar la carga que Mathew llevaba—
Mathew: oh... —se sintió algo ofendido por la insinuación. La incomodidad le subió por el rostro, pero también entendía que Soni solo quería ayudar. Asintió con la cabeza, tratando de ocultar su confusión—
Ambos habían comenzado a trabajar con entusiasmo en la nueva idea, rodeados de múltiples diseños esbozados en papeles dispersos y una acumulación de pruebas fallidas. Sin embargo, el estrés y la presión de trabajar contra reloj comenzaban a afectarles. Las risas iniciales se habían vuelto más esporádicas, y las miradas de frustración se cruzaban mientras trataban de resolver los problemas que surgían. Cada pequeño contratiempo parecía aumentar la tensión en el aire, convirtiendo su espacio de trabajo en un campo de batalla.
-Oficina de Tombstone-
Scorpion había vuelto a la oficina de Tombstone, un lugar sombrío y cargado de una tensión palpable. Tombstone estaba parado al lado de una mesa de billar, su mirada fija en la trayectoria de las bolas mientras jugaba, disfrutando de su momento de calma. Gargan, con su habitual desdén, lanzó un pedazo de tela del traje de Mathew sobre la mesa. La tela cayó con un suave susurro, un recordatorio tangible de la amenaza que se cernía sobre ellos.
Tombstone levantó una ceja, su expresión inmutable, y tras una breve pausa, volvió a concentrarse en su juego. El sonido de las bolas chocando resonó en la oficina, rompiendo el silencio, mientras Scorpion observaba la escena, sintiendo que la tensión crecía. La partida de pool del jefe contrastaba con la creciente preocupación por el futuro de Mathew, y la sensación de que el tiempo se estaba agotando lo consumía.
Tombstone: ¿y el resto?
Gargan: ¿acaso importa? Se fue, y no creo que vaya a mostrar su cara por aquí de nuevo —Dijo con desdén, mientras sus dedos jugaban con la bola 8, como si eso pudiera distraer a Tombstone. Justo cuando estaba a punto de hacer un tiro, Tombstone la golpeó con fuerza, provocando que la bola blanca se deslizara y entrara en una de las troneras—
Tombstone: —La despreocupación de Gargan fue como una chispa en un barril de pólvora. Se tomó su actitud como una ofensa personal. Con un movimiento rápido y cargado de furia, rompió el palo de pool en la cabeza de Gargan, el sonido seco resonó en la habitación, seguido del gemido de dolor del hombre. Lo empujó con fuerza contra la pared, su cuerpo aplastado contra el frío material— escúchame. Si no tengo el cuerpo de la araña en mi escritorio, tú no te quitaras esa cosa ¿entendiste? —Cada palabra era un golpe, su voz baja y amenazante, llenando el aire tenso con una promesa de violencia si no se cumplían sus exigencias—
Scorpion: ¿y quien dijo que quiero hacerlo? —respondió con desdén, lanzando a Tombstone contra su escritorio, el impacto resonó en la habitación. Los guardias, alarmados por el repentino estallido de violencia, intentaron dispararle, pero él movió su cola con rapidez, cortándoles la mano en un gesto brutal y preciso. Se acercó al albino con pasos firmes y decididos— ahora escúchame tú. Ya me cansé de ser el sujeto al que golpean, y este traje... me ha abierto los ojos. No necesito sacármelo, gracias a él puedo hacer lo que yo quiera, y no hay ningún Big Man, ni araña que pueda pararme. —Su voz se llenó de una confianza desafiante, el brillo en sus ojos reflejaba una nueva determinación, como si hubiera abrazado un poder que antes había rechazado con tanto desdén—
Scorpion, tras pronunciar sus palabras desafiantes, salió del cuarto con una calma inquietante, dejando atrás la confusión que había causado. A medida que la puerta se cerraba detrás de él, el sonido resonante de sus pasos se desvaneció en el pasillo.
Mientras tanto, el albino se levantó lentamente del suelo, ignorando el dolor de su caída. Su mirada fría se centró en los guardias que se acercaban para ayudarlo, el ceño fruncido reflejando su irritación. Con un movimiento despectivo, se sacudió el polvo de la ropa, tratando de recuperar su compostura.
Guardia: señor ¿quiere que vayamos por él?
Tombstone: claro que no —respondió con tranquilidad, mientras se desabrochaba el saco de su traje, dejando al descubierto su imponente figura— cumplió al pie de la letra su trabajo, entretener a la araña —Su voz era firme, y su mirada estaba fija en la mesa de pool. Se acercó, tomó la bola 8 con un movimiento despreocupado, y la lanzó hacia otras dos bolas de color verde y marrón. El impacto fue preciso, haciendo que ambas rebotaran entre sí antes de caer en los agujeros— Avísenle a Marko y Aleksei que tienen vía libre para saquear —La emoción de la partida contrastaba con la frialdad de su voz, una señal de que, aunque el caos lo rodeara, su control sobre la situación permanecía intacto—
Los siguientes dos días fueron un caos absoluto. La policía, tratando de detener los atracos de Scorpion, fracasó de manera estrepitosa; la mayoría de los agentes terminaban en el hospital, ya fuera por las heridas sufridas en los enfrentamientos o por el envenenamiento que Scorpion dejaba a su paso. La ciudad estaba sumida en la desesperación, y el miedo se apoderaba de sus calles.
Por otro lado, Marko y su compañero se lanzaron de lleno en una serie de atracos, siguiendo las directrices de los hombres del Big Man. Cada golpe y su éxito les otorgaba una creciente notoriedad en el submundo criminal. Las sirenas de la policía se volvían cada vez más frecuentes, pero nada parecía detener su avance.
Mientras tanto, la araña y Soni se concentraban en hacer funcionar los lanzatelarañas que habían estado diseñando. Sin embargo, cada intento resultaba en un fracaso monumental. Los brazaletes se quemaban en llamas anaranjadas o emitían chispas eléctricas que terminaban electrocutando a Mathew, quien, con cada nueva prueba, se encontraba más frustrado y adolorido.
Así transcurrieron los días, entre el caos de la ciudad y el creciente desafío de la araña para perfeccionar su tecnología, con el tiempo corriendo en su contra.
-Apartamento de Mathew-
-6:57 PM. Intento Nro°58-
Mathew: —Con desgano, colocó una cámara en un ángulo preciso, apuntando hacia el área abierta de su sala, el ruido de la grabación empezando a fluir— bien... este es el intento número "perdí la cuenta" de hacer funcionar estos lanzatelarañas... —Entró en el rango de visión de la cámara. Ajustó el lanzatelarañas en su muñeca, un dispositivo que parecía casi futurista, con cables que se retorcían como serpientes. El aparato tenía un cable conectado a él y a una batería de vehículo que zumbaba suavemente en el fondo, un recordatorio constante del poder que estaba a punto de liberar. Cuando terminó de prepararse, levantó el brazo con determinación y apuntó hacia una batería de auto ubicada en el otro lado de la habitación, una distancia que le pareció a la vez corta y abrumadora. Lanzó un hilo que se pegó firmemente al polo negativo de esta, el sonido del hilo zumbando al extenderse llenando el aire. Nervioso, colocó su mano sobre el lanzatelarañas, sintiendo la vibración del mecanismo bajo su piel— bien, probemos una carga leve de... 5 voltios —Al pronunciar esas palabras, sujetó con fuerza el lanzatelarañas, sintiendo cómo la telaraña se tensaba por la presión. De repente, soltó una leve chispa casi imperceptible, iluminando brevemente la sala. Mathew, atónito por este pequeño éxito, giró la cabeza para mirar a Soni. Ella estaba a su lado, con los ojos bien abiertos, la incredulidad en su rostro casi palpable. Era como si ambos estuvieran atrapados en una burbuja de asombro, el tiempo momentáneamente detenido. Mathew tragó saliva, el sabor de la adrenalina llenando su boca, y luego soltó el lanzatelarañas para poder manipularlo mejor— sube el voltaje a 8 —Dijo, su voz temblorosa de emoción. Al instante, la telaraña liberó una chispa más potente que la anterior, brillando como un rayo en dirección a la batería, iluminando la habitación con un destello eléctrico. Sintiéndose un poco desconfiado, Mathew tomó el cable conectado a la batería y lo acercó a la pared, junto al toma corriente, con un leve temblor en las manos— ok... conectando a corriente alterna —Cuando finalmente conectó el cable, una corriente eléctrica corrió como un rayo por la telaraña, y la batería comenzó a humear peligrosamente, emitiendo un olor a metal caliente que llenó el aire. Su corazón se detuvo por un momento; sabía que debía actuar rápido. Rápidamente desconectó el cable y cortó el hilo, evitando que la batería explotara. Con el pulso acelerado y la adrenalina corriendo por sus venas, Mathew quedó anonadado por el hecho de que finalmente había funcionado. En un arrebato de alegría, Soni corrió hacia él y lo abrazó con fuerza, su risa resonando en la sala como una melodía. Mathew, sorprendido y emocionado, la levantó involuntariamente en un gesto de celebración— ¡¡¡SI!!! —exclamó, su voz vibrante de emoción. Cuando finalmente la bajó, ambos se quedaron mirándose, un poco extasiados por lo que acababan de lograr. El aire estaba cargado de electricidad y alegría, como si el universo mismo les sonriera. Soni, con una mano temblorosa, puso su palma sobre su mejilla, acercándose lentamente a su rostro, sus corazones latiendo al unísono en ese instante cargado de tensión y expectativa. Pero de repente, la radio de la computadora sonó, rompiendo el momento y trayendo de vuelta la realidad, como un despertador que los sacaba de su ensueño—
Radio: —La estática crepitó y una voz urgente resonó a través del altavoz— aviso a todas las unidades. Scorpion esta atracando el banco entre la 72 y Madison, múltiples civiles heridos, se necesita apoyo.
Mathew: —La adrenalina lo golpeó como un rayo. Sus ojos se abrieron de par en par, el corazón latiendo con fuerza al darse cuenta de la gravedad de la situación— Scorpion... —Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, soltó a Soni, con su rostro sonrojado por la vergüenza— yo... eh... voy por mi traje.
Soni: —Con el mismo ímpetu, ella asintió, sus ojos llenos de preocupación por la resolución— s-sí. Voy por las baterías. —Se movió con rapidez hacia la mesa, donde las baterías aún chisporroteaban de la última prueba. La urgencia en su voz reflejaba la gravedad del momento, y su mente se centraba en asegurar que Mathew tuviera todo lo que necesitaba para enfrentar a Scorpion—
Mathew se estaba balanceando con agilidad mientras se dirigía a la estación de policía del capitán Stacy. La brisa nocturna acariciaba su rostro, una mezcla de nerviosismo y determinación llenaba su pecho. Llevaba su traje ajustado, que se ceñía a su figura como una segunda piel, pero el elemento más destacado era un cinturón negro que rodeaba su cintura. Este cinturón estaba repleto de varios tubos recubiertos, que a simple vista parecían ser baterías.
Cada paso que daba resonaba en su mente, y con cada balanceo entre los edificios, recordaba la urgencia de su misión. La estación de policía se alzaba ante él, iluminada por las luces parpadeantes de los coches patrulleros y los destellos de las sirenas, una señal del caos que estaba teniendo lugar en la ciudad. La combinación de adrenalina y preocupación lo impulsaba hacia adelante; sabía que tenía que llegar antes de que Scorpion causara más estragos.
Mathew: —Mientras se movía ágilmente entre los edificios, presionó el comunicador que se encontraba en su oreja, asegurándose de que funcionara correctamente— oye ¿me escuchas?
Soni: —La voz de Soni resonó en su oído, clara y firme, sin rastro de duda— fuerte y claro.
Mathew: —Mientras continuaba su camino entre los edificios, su mente se enfocaba en la tarea que tenía por delante— bien, llama al capitán Stacy, necesito que me haga un favor.
Soni: —La voz de Soni se mantuvo firme, aunque un atisbo de sorpresa se filtró en su tono— ¿tienes su número?
Mathew: —Evitó un par de cables caídos mientras respondía, su mente trabajando rápidamente— la línea 32 de la radio es su comunicador, comunícame con él ¿Puedes?
El capitán Stacy salía del departamento de policía, con su expresión seria y decidida, mientras hablaba rápidamente con varios agentes. Sus instrucciones eran claras, dirigiendo a los hombres y mujeres uniformados hacia la escena del atraco, donde se encontraba Scorpion causando estragos. Detrás de ellos, varias ambulancias estaban estacionadas, preparadas para atender a los civiles heridos. Justo en ese momento, el ruido blanco de la radio rompió el murmullo de la conversación. Stacy, al escuchar el sonido familiar, se detuvo y se volvió hacia el dispositivo, sabiendo que era un mensaje importante.
Mathew: —Mientras se movía ágilmente entre los edificios, presionó el comunicador en su oído— Capitán Stacy ¿me escucha?
Stacy: —Confundido por la voz que resonó en su radio, tomó el dispositivo y lo acercó a su boca, su ceño fruncido en preocupación— ¿Quién eres? ¿Cómo ingresaste a este canal?
Mathew: mire hacia arriba —Con una voz firme y decidida, instó al capitán—
Stacy: —Siguiendo su indicación, levantó la vista y se encontró con Mathew, quien le saludaba con la mano desde la cornisa del edificio frente al departamento. La silueta del joven héroe se recortaba contra el cielo, su traje ajustado brillando con los reflejos de las luces de la ciudad— infeliz hijo de...
Mathew: —Lo interrumpió rápidamente, sabiendo que cada segundo contaba— oiga, dejemos las peleas para después. Necesito que aleje a la gente de Scorpion, puedo detenerlo, pero no con tanta gente alrededor.
Stacy: —Frunciendo el ceño, lo miró con desconfianza, su expresión un claro reflejo de su escepticismo— ¿sí? Dame una razón para confiar en eso. La ultima vez desapareciste por dos días.
Mathew: —Sintiendo la presión de la situación, respondió con una voz llena de determinación— porque soy el único que puede hacerle frente sin terminar como sus agentes en los hospitales... —Al no escuchar una respuesta inmediata, soltó un suspiro de frustración, su corazón latiendo con fuerza mientras miraba a su alrededor, observando a los civiles inquietos que comenzaban a murmurar y a mirarse entre sí— oiga, si no detenemos a ese sujeto seguirá lastimando más gente ¿de verdad quiere eso?
Stacy: —Con algo de rabia e impotencia por la situación, pensó unos segundos antes de responder, sintiendo el peso de su responsabilidad como capitán de policía— armare un perímetro de tres calles a la redonda ¿te sirve?
Mathew: —Con una leve sonrisa de alivio, asintió, su determinación renovada— de sobra, gracias —Y al decir eso, se lanzó del edificio, la adrenalina bombeando en sus venas mientras sentía el viento fresco en su rostro. Cada centella de emoción le impulsaba hacia su objetivo, y su mente se centraba en la confrontación que se avecinaba—
Agente: —Un oficial, con el rostro pálido por la tensión, se acercó rápidamente a Stacy, su voz llena de urgencia— capitán, las fuerzas especiales están en el lugar.
Stacy: —Sin perder tiempo y con la mirada fija en la escena caótica que se desarrollaba a lo lejos, respondió con firmeza— diles que se retiren. Saquen a todas las personas de la zona y extiendan un perímetro de 3 calles alrededor del banco —Mientras hablaba, subió rápidamente a la patrulla, el motor rugiendo a medida que se preparaba para moverse— y dejen pasar a nuestro "amigo" arácnido.
Stacy sabía que la seguridad de los civiles dependía de su decisión. Miró hacia la multitud, viendo cómo algunos se alejaban lentamente mientras otros seguían grabando la escena, ignorando el peligro que se cernía sobre ellos. La tensión crecía en el aire, y con cada segundo que pasaba, el riesgo aumentaba.
Mathew estaba llegando al lugar. La mayoría de las personas ya habían sido evacuadas, gracias a las rápidas acciones del capitán Stacy, pero aún podía escuchar el eco de la confusión y el pánico a su alrededor. La escena era un caos: coches abandonados en medio de la calle, escombros esparcidos y el humo de los disparos llenando el aire.
Scorpion seguía armando destrozos, su figura imponente moviéndose con furia mientras arrasaba todo a su paso. Mathew sintió la adrenalina fluir por sus venas; sabía que no había tiempo que perder. Sin pensarlo dos veces, se lanzó columpiándose entre los edificios, aprovechando cada superficie para ganar impulso.
Mathew: —Esquivó el vehículo que Scorpion le arrojó con un salto, pegándose a uno de los edificios cercanos, sus dedos aferrándose a la pared de ladrillo— ¡eso es a lo que yo le llamo tráfico pesado! —Cuando su sentido arácnido se activó, sintió la inminente amenaza y reaccionó al instante, saltando para evitar la cola de Scorpion, que cortó el aire con un silbido peligroso. Aterrizando con precisión en el techo de un coche, se tomó un segundo para recuperar el aliento, mirando hacia abajo con una mezcla de diversión y determinación. Mientras se movía ágilmente entre los escombros, lanzó una broma para aligerar el ambiente— oye, vamos. Si te vas a poner así, voy a cambiar de super villano —Continuó esquivando los golpes de Scorpion, cada movimiento un testimonio de su entrenamiento y reflejos sobrehumanos. Su cuerpo se movía como un rayo, girando y saltando para evitar cada ataque, mientras su mente calculaba la siguiente maniobra. El sonido del impacto resonaba a su alrededor, mezclándose con el rugido de la furia de Scorpion. La ira del villano era palpable, cada golpe que lanzaba cargado de furia y frustración. Mathew podía sentir la energía eléctrica en el aire, una tensión que amenazaba con estallar en cualquier momento—
Scorpion: —Con un grito de rabia, su voz resonó en el aire— ¡¿NUNCA TE CALLAS?! ——Logró asestar un golpe con su cola, levantando a Mathew del suelo, su agarre firme como una prensa. Lo aplastó contra el asfalto, la dureza del golpe reverberando en su cuerpo. Con un movimiento rápido, levantó su cola, preparándose para el siguiente ataque, con la intención de acabar de una vez por todas—
Mathew: —A duras penas y con la falta de aire, logró responder— créeme, lo eh intentado —Con un último esfuerzo, lanzó una telaraña a la cara de Scorpion, cegándolo momentáneamente. Aprovechando la confusión, Mathew, con un movimiento rápido, le propinó una patada que lo lanzó unos metros hacia atrás. Recuperando el aliento, Mathew se preparó para el siguiente ataque. Sin dudar, le lanzó dos hilos de telaraña al pecho, atrapándolo momentáneamente— dulces sueños Scorpi.
La telaraña se electrificó, enviando una potente descarga eléctrica a través de los hilos y provocando que Scorpion se convulsionara momentáneamente, un grito de sorpresa y dolor escapando de sus labios. Sin embargo, pese a la intensa corriente que recorría su cuerpo, la furia de Scorpion fue aún más poderosa. Con un movimiento brusco, logró liberarse, cortando los hilos de telaraña con su cola como si fueran simples hilos de seda.
Furioso y desatado, giró en dirección a Mathew con una rapidez sorprendente, su mirada llena de rabia y determinación. Mathew apenas tuvo tiempo para reaccionar; sintió la presión del aire a su alrededor cambiar en un instante. Sin pensarlo dos veces, Scorpion se lanzó hacia él con la intención de taclearlo, una bestia imparable en su camino.
Mathew, sintiendo la inminente amenaza, apenas tuvo tiempo para preparar su defensa. Se agachó justo a tiempo, permitiendo que Scorpion pasara por encima de él, su enorme figura deslizándose peligrosamente cerca. La fuerza del impacto hizo temblar el suelo, creando una onda de choque que reverberó en el aire.
Aprovechando la apertura, Mathew se enderezó rápidamente, su mente enfocada en encontrar una forma de revertir la situación antes de que Scorpion pudiera volver a atacar.
Soni: —con un tono urgente— ¡baterías muertas, cambia!
Mathew: oh oh. —Saltó para esquivar la tacleada de Scorpion nuevamente, pero la astuta cola del villano lo atrapó de la pierna, levantándolo del suelo con una facilidad alarmante antes de arrojarlo contra el asfalto. El impacto lo desorientó, nublando momentáneamente su visión y dejándolo vulnerable. Aprovechando su momento de debilidad, Scorpion se abalanzó sobre él con una ferocidad animal, intentando atravesar su pecho con la afilada punta de su cola. Mathew, todavía aturdido, reaccionó en el último segundo, girando su cuerpo justo a tiempo para esquivar el ataque mortal. Sin embargo, Scorpion logró cortarlo en un lado; el golpe fue suficiente para abrir una herida profunda, y la sensación de ardor le atravesó el cuerpo, el veneno comenzando a hacer efecto— va a doler —La adrenalina corría por sus venas mientras luchaba por mantenerse consciente, el veneno afectando sus sentidos. Necesitaba encontrar una forma de revertir la situación y salir de este lío antes de que la oscuridad lo reclamara—
Scorpion: —Con un grito de furia, le dio un puñetazo en la cara a Mathew, haciéndolo caer al suelo con un impacto sordo. Mientras Mathew intentaba levantarse, Scorpion lo agarró de la cabeza, aplastándola contra el concreto de la calle. Con una presión amenazante, levantó la punta de su cola, apuntándola directamente al cuello de la araña— ¿últimas palabras?
Soni: —la desesperación llenaba su voz mientras gritaba— ¡MAT! ¡MAT, REACCIONA! ¡GOLPEALO, USA TU TELARAÑA, HAZ ALGO! ¡VAMOS, MUEVETE! —Mientras le gritaba eufóricamente, logró acceder a las cámaras de seguridad, observando con horror cómo Scorpion lo tenía atrapado. Su corazón latía desbocado al ver la situación crítica— ¡VAMOS, MÉXICO! ¡REACCIONA POR FAVOR!
Mathew: —Ante los gritos urgentes de Soni, logró concentrarse, su mente luchando por despejarse del aturdimiento. Con gran esfuerzo, enfocó su vista en la cola de Scorpion que se acercaba, lista para atravesarlo. Justo a tiempo, desvió el ataque con una patada rápida, sintiendo la satisfacción de haber esquivado el golpe mortal. Sin perder un segundo, lanzó hilos de telaraña al asfalto, usándolos como resortera para impulsarse y patear a Scorpion con toda su fuerza. Mathew tomó distancia, sus sentidos volviendo a agudizarse, el veneno comenzando a perder efecto. Observó cómo su visión se aclaraba, la confusión disipándose lentamente— el efecto del veneno... está pasando.
Soni: —Al escuchar a Mathew hablar, soltó un suspiro de alivio, sintiendo una mezcla de preocupación y gratitud— menos mal. Pensé que iba a matarte.
Mathew: —Mientras observaba a Scorpion correr hacia él, sus músculos tensos y preparados para moverse— las baterías no tienen la corriente suficiente para noquearlo. Necesito algo más potente. —Su voz era tensa, cada palabra cargada de urgencia y la adrenalina bombeando en sus venas—
Soni: recibido. Distráelo, voy a buscar los planos del alcantarillado —Comenzó a teclear frenéticamente en la computadora, su rostro iluminado por la luz azulada de la pantalla, donde gráficos y mapas parpadeaban mientras su mente se enfocaba en desentrañar una forma de ayudarlo—
Mathew: —Con un tono sarcástico, aunque su ansiedad se hacía evidente— ¿Qué se supone que estaba haciendo?
A pesar de la broma, el sudor comenzaba a acumularse en su frente mientras se preparaba para el próximo intercambio con Scorpion. Logró obtener una ligera ventaja al elevarse ágilmente por la pared del banco, sus movimientos fluidos como un felino, utilizando sus instintos para anticipar cada movimiento. Sin embargo, Scorpion, con un impulso casi sobrenatural, saltó hacia él, sus ojos destilando furia, y lo arrojó al suelo con un aterrizaje brusco que hizo vibrar el concreto. Antes de que Mathew pudiera recuperar el aliento, Scorpion se lanzó sobre él, el aire cargado de tensión y el sonido del caos a su alrededor. Mathew, utilizando su sentido arácnido, reaccionó al instante, esquivando el impacto con un giro ágil. Con un rápido movimiento, le dio una patada en la cara, el golpe resonando en el aire con una fuerza inesperada. Scorpion, enojado, no se dejó amedrentar. Con una velocidad sorprendente, ató las manos de Scorpion con telaraña, el hilo brillando con un ligero resplandor en medio del caos. Sin embargo, el villano rompió la telaraña con facilidad, como si fuera papel, y Mathew sintió una oleada de desesperación. Antes de que pudiera recomponerse, Scorpion giró sobre sí mismo, usando su cola como un látigo afilado. La cola se abalanzó sobre él, golpeándolo con una fuerza devastadora y enviándolo volando de nuevo hacia la calle, donde el impacto resonó en el asfalto. Mathew aterrizó de espaldas, el aire escapándose de sus pulmones mientras el mundo a su alrededor se tambaleaba y giraba, luchando por mantenerse consciente. El sonido de las sirenas y el murmullo de la multitud se desvanecían en su mente.
Soni: —Con un tono triunfante, la voz resonó en los auriculares de Mathew— lo tengo, 2 calles al esté hay una caja de conexión principal.
Mathew: —Sintiendo un renovado impulso de energía, asintió mientras su mente trabajaba rápidamente— recibido, gracias... ——Volteó con rapidez, sus ojos escaneando la calle en busca de una entrada al alcantarillado. Al localizarla, se lanzó en dirección a ella, su corazón latiendo con fuerza por la adrenalina— ¡Oye! ¡cerebro de Mandril! ¡por aquí! —Con un movimiento ágil, levantó la tapa con su telaraña y se deslizó dentro, sintiendo el aire fresco y húmedo del subterráneo envolviéndolo. Rápidamente, volvió a cerrar la entrada, asegurándose de que estuviera oculta. Sin embargo, la tapa fue arrancada con un estruendo por Scorpion, que estaba decidido a no dejarlo escapar. Mathew sintió cómo la vibración del impacto reverberaba a través del alcantarillado mientras corría por el túnel, su mente enfocada en el camino que Soni le había indicado. Los ecos de sus pasos resonaban en la oscuridad, pero el sonido del monstruo detrás de él se hacía cada vez más fuerte. Sabía que Scorpion lo seguiría a gran velocidad, y no podía permitir que lo alcanzara—
Scorpion: —Con un rugido de rabia, miró a Mathew con desdén— ahora entiendo porque Tombstone quería matarte —Se lanzó hacia Mathew, intentando clavarle la cola, pero la araña se movía ágilmente, retrocediendo poco a poco mientras esquivaba el ataque—
Mathew: —Con una sonrisa burlona, desafiándolo— ¿Tombstone? ¿Quién es? ¿tu jefe? —La satisfacción de provocarlo se desvaneció en un instante cuando Scorpion, con un movimiento rápido y furioso, logró golpearlo. Mathew fue lanzado contra la pared, el impacto resonando en su cuerpo mientras Scorpion lo aprisionaba con un brazo fuerte como el acero, la presión era casi insoportable—
Scorpion: —Con desprecio, miró a Mathew, su voz era un susurro amenazante— eso no debería de importarle a un cadáver.
Mathew: —Con el aliento entrecortado, respondió con desafío— tal vez si —Mientras sus ojos se movían, Mathew vio cómo la cola de Scorpion se abalanzaba hacia él con una velocidad aterradora, y en un último esfuerzo, logró desviar el ataque. La cola impactó contra un tubo conectado a la caja de conexión, liberando una descarga eléctrica. Scorpion fue golpeado por el choque, retrocediendo varios pasos, desorientado y tambaleándose como un boxeador golpeado. Al caer al suelo, Mathew se acercó, respirando con dificultad mientras recuperaba un poco de su compostura. Con un movimiento decidido, lo tomó del cuello del traje, sus ojos fijos en el villano caído. Con una mezcla de curiosidad y desafío, apretó ligeramente su agarre— oye, ¿Tombstone quién es?
Scorpion: —Con los ojos entrecerrados y la voz monótona, murmuró— "nunca se habla del Big Man" —Las palabras salieron de sus labios con un tono distante, casi como si estuviera repitiendo un mantra aprendido en algún oscuro rincón de su vida. Un momento después, su cuerpo se desplomó, cayendo inconsciente en el suelo de las alcantarillas, su pesada respiración resonando en el silencio—
Mathew: —Mirando al villano desmayado, frunció el ceño, tratando de asimilar la revelación— el Big Man... —Mathew tomó un profundo respiro, su mente aún agitada por la pelea—
Mathew ató a Scorpion con firmeza y lo arrastró fuera de las alcantarillas, sintiendo el peso del villano mientras lo llevaba columpiándose hacia donde estaban las patrullas. Al llegar, se acercó al Capitán Stacy, quien observaba la escena con una mezcla de incredulidad y admiración. Los agentes, armados y alertas, apuntaban a Scorpion, listos para actuar si era necesario. Mathew dejó caer el cuerpo del villano al suelo con un golpe sordo, asegurándose de que estuviera bien sujeto.
sintiéndose satisfecho de haber logrado contener la amenaza. Con un movimiento ágil, se lanzó nuevamente al aire, columpiándose de regreso a su apartamento. Mientras se alejaba, la inquietud de una pregunta lo perseguía: "¿Quién es el Big Man?" Sin embargo, el Capitán Stacy no tenía respuestas, solo había escuchado rumores vagos sobre ese nombre, envuelto en un manto de misterio.
Al llegar a su apartamento, Soni lo recibió con una mirada de ansiedad, sus ojos reflejaban preocupación. Era evidente que quería una explicación clara de lo que había estado sucediendo. Mathew, sintiéndose cansado pero decidido, se dio un baño para refrescarse y despejar su mente. Luego, se sentó con Soni y comenzó a relatarle todo lo que había ocurrido en las semanas desde su llegada a la ciudad. También le mostró a la araña, que ya tenía un terrario adecuado; la pequeña criatura se movía con gracia dentro de su nuevo hogar, ajena a los peligros que acechaban fuera.
Soni, abrumada por la cantidad de información, no supo cómo reaccionar de inmediato. Pero al final, con una sonrisa nerviosa, decidió que ambos necesitaban un descanso de la tensión acumulada. Con entusiasmo, le propuso salir esa noche a tomar algo en un bar cercano. Mathew, aunque no era su idea favorita, entendió por qué lo estaba invitando: ambos necesitaban un momento para desahogarse. A regañadientes, aceptó.
Esa noche, se encontraron en un bar acogedor, con luces tenues y un ambiente animado. La música suave llenaba el aire, creando el ambiente perfecto para relajarse. Las bebidas comenzaron a fluir y, a medida que la noche avanzaba, Mathew se limitó a un par de tragos, consciente de que debía mantener la cabeza clara. Soni, por otro lado, no se puso límites; su risa se volvió más desinhibida y sus palabras, más confusas a medida que se pasaba de copas.
En un momento dado, Mathew se levantó para ir al baño. Al regresar, notó que algunos hombres se habían acercado a Soni mientras él estaba ausente. La escena lo incomodó, una oleada de protectora irrumpió en él al ver cómo esos tipos intentaban hablarle, riendo de manera insistente. No le agradó nada, y una chispa de celos se encendió en su interior.
Mathew: ¡OIGAN! —Gritó con firmeza mientras se acercaba a uno de los hombres, tomándolo del hombro— ¡déjenla en paz!
Soni: MÉXICO!!! —Borracha y alegre, se acercó tambaleándose hacia Mathew— tranquilo, son amigos.
Sujeto: —Con una sonrisa arrogante, abrazó a Soni con un brazo, haciéndose el desentendido— ya la oíste, somos amigos
El sujeto se río, desestimando la advertencia, mientras intentaba llevar a Soni hacia atrás, estirando su brazo alrededor de ella. Sin pensar, Mathew reaccionó rápidamente; con un movimiento veloz, le conectó un puñetazo en la cara que lo dejó inconsciente, cayendo al suelo con un golpe sordo. Mathew giró para enfrentar al segundo sujeto, quien retrocedió un paso, visiblemente asustado por la escena que acababa de presenciar.
Mathew: —Soni comenzó a tambalearse peligrosamente, y Mathew, sin dudarlo, la sostuvo firmemente antes de que pudiera caer— bien. Creo que ya tomaste mucho por hoy.
Soni: Sus ojos brillaban con desdén y determinación, aunque su equilibrio era precario— ¡NO! ¡México no seas así! ¡todavía estoy sobria, puedo manejarme!
Mathew: —Con un tono sarcástico y bromista, miró a Soni, aún con la mirada de preocupación en su rostro— pues no parece.
Bar tender: —Desde detrás de la barra, con una voz fuerte y decidida, llamó la atención de Mathew— OYE. Alguien tiene que pagar por esto.
Mathew: —Mathew se giró hacia el bar tender, notando la mirada de desagrado en su rostro. El lugar, antes lleno de risas y música, ahora estaba envuelto en una tensión inesperada. Las copas vacías apiladas frente a ellos eran testigos del exceso de Soni. Susurrando a Soni mientras ajustaba su agarre— Espera aquí un segundo, ¿sí? —Soni solo asintió, pero sus ojos estaban desenfocados, incapaces de procesar lo que estaba sucediendo. Mathew, con un suspiro resignado, se acercó al bar tender, sintiendo que su cartera pronto sufriría un golpe—
De mala gana, Mathew terminó pagando la cuenta, sintiendo cómo su billetera se aligeraba con cada billete que entregaba al bar tender. Con un suspiro de frustración, tomó a Soni de la mano y la guio fuera del bar, sintiendo la mirada de desaprobación de algunos clientes que los seguían con la vista.
Una vez en su departamento, la llevó con cuidado a su habitación. Al entrar, el ambiente era familiar y reconfortante, pero Mathew sabía que la situación no lo era. Con delicadeza, la acomodó en la cama, notando la forma en que sus párpados luchaban por mantenerse abiertos.
Se agachó para quitarle los zapatos, asegurándose de que no ensuciara las sábanas. Mientras se esforzaba por desabrochar uno de los zapatos, escuchó un sonido inquietante: un intento de vómito proveniente del estómago de Soni. Su corazón se aceleró.
Mathew: NO EN LA CAMA —Rápidamente, la tomó con cuidado y la llevó al baño, guiándola hasta el inodoro justo a tiempo para que vomitara en grandes cantidades. Mientras ella se inclinaba, Mathew le sostuvo el cabello con firmeza, evitando que se manchara. La situación era un caos, y él solo podía suspirar, resignado a la escena—
Soni: —Levantando la cabeza con expresión confusa, sus ojos medio cerrados— oye... ahora... —hizo una pausa, como si estuviera tratando de recordar lo que quería decir— ahora somos superhéroes... ¿verdad?
Mathew: —Mathew observó su expresión confusa y desorientada. Soltó una risa baja, divertida y agotada, dejando escapar una sonrisa mientras negaba con la cabeza— sí. Lo somos
Soni: —Apoyándose en él, se tambaleó hasta llegar a la cama y, ya a su lado, se dejó caer pesadamente sobre el colchón. Con una voz adormilada y casi en un susurro, murmuró— quédate a dormir... ya es tarde —le pidió con una voz soñolienta a la vez que acomodaba su cabeza para dormirse—
Mathew: ——Este se sentó en el borde de la cama, mirándola durante unos momentos. La serenidad en el rostro de Soni lo hizo esbozar una sonrisa suave, y mientras pensaba en lo que había pasado aquella noche, sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la radio en su teléfono. La voz de la policía resonó, informando sobre una situación urgente en la ciudad. Mathew suspiró, sabiendo que la responsabilidad no descansaba. Con cuidado, la cubrió con la frazada, asegurándose de que estuviera cómoda, y la observó por un instante más antes de murmurar— descansa Soni —Luego se puso su traje con precisión y, al ajustar su máscara, dejó el apartamento en silencio, listo para dirigirse a donde la policía necesitaba su ayuda, deslizándose en la oscuridad de la noche en busca de su próximo enfrentamiento—
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