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— Ella esta teniendo pesadillas— formulaste en dirección hacia Charles, quien se dirigía en dirección hacia la habitación que compartías con Jean.
— Esta bien (T/N), no te preocupes— generó el de silla de ruedas—. No dejes que se acerquen los demás— pronunció él mayor hacia Hank, quién se encontraba en la puerta de entrada.
— Ella estará bien ¿cierto?— le preguntaste a Hank, quién solo frunció sus labios.
— Estará bien— afirmó el de anteojos, mientras observaba como es que mirabas a la pelirroja dentro de la habitación con preocupación.
Te habías despertado debido a un pequeño temblor, al instante decidiste observar a la fémina que dormía a tu lado y que casi sin saberlo ella estaría utilizando sus poderes aún estado sometida, la verdad es que esta situación nunca había pasado por lo que te preocupaba la situación de Jean. Así que habías tomado la decisión de ir por Charles o Hank, pero este último llegado primero.
Habías salido de la habitación ya que a que no querías que ocurriera algo peor, quizás hasta Jean podría comenzar a atacarte con sus poderes y tu no podrías usar los tuyos aún, así que sería una gran desventaja. Estabas fuera de la habitación con gran preocupación, querías ayudar pero no sabías cómo.
— Todo estará bien ahora— generó Charles, mientras salía de la habitación—. Puedes ir a descansar (T/N)— finalizó con una sonrisa sincera, tratando de calmar tus nervios.
Asentiste mientras te dirigías a la habitación con cierta rapidez, sin pronunciar ninguna palabra al respecto. Para cuando habías entrado al lugar nuevamente, Jean se encontraba observando a la pared con un semblante serio, como si estuviera pensando en lo que acababa de suceder.
— ¿Estás bien?— le preguntaste después de tomar asiento en tu cama, ya que estabas dispuesta a dormir otra vez.
Jean abrió un poco los ojos por la sorpresa, no esperaba que le preguntarás algo, o mejor dicho no esperaba que le hablarás. Tú nunca hablas con nadie en especial, siempre te reservabas tus comentarios, aunque pronunciaste unas simples palabras, ella lo había tomado como si en verdad te preocuparas por ella, aunque nunca conversarán.
— Si— tomó asiento observándote con una ligera sonrisa—. Lamento haberte despertado.
— No te preocupes— te acercaste a tu cama, dispuesta a dormir—. Las pesadillas son inusuales— le prestaste importancia—. Descansa.
— Descansa también, (T/N)— se despidió Jean, cerrando sus orbes completamente.
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— (T/N)— te llamó una voz familiar, justo cuando estabas apunto de dirigirte hacia tu habitación. Las clases del día ya habían finalizado.
Te giraste para ver a aquella persona, se trataba de tu compañera pelirroja, alías Jean Grey. Ella se encontraba junto a un chico, el cual no lograste reconocer ya que nunca lo habías visto antes. Ella tras ver tu reacción suponía que te sentías curiosa por su acompañante, así que se acercó a ti con una sonrisa ahora sabías que utilizar como tema de conversación.
— Él es Scott Summers— presentó al chico de cabellos castaños quién poseía unos lentes que tenían los cristales en color rojo. Este solamente asintió en forma de saludo—. ¿Quieres estar con nosotros?— preguntó la fémina, sin saber cómo invitarte a conversar con ellos.
En tu última platica con él profesor, la cual había sido hace algunos días, te había pedido como un gran favor que trataras de realizar una conversación extensa con personas de tu edad, ya que él pensaba que con eso trataría de curar tu problema de timidez o al menos harías amigos en el intento.
— Esta bien— formulaste con una sonrisa pequeña, mientras te acercabas a Jean de forma tímida, algo que no pasó desapercibido por Scott quien se preguntaba el porqué de tu actitud.
— ¿Ya terminaste tus tareas?— te cuestionó Jean, con una ligera sonrisa amistosa.
La de cabellos pelirrojos estaba feliz de que finalmente decidieras conversar con ella, todo esto se derivaba a los acontecimientos que sucedieron en la mañana, aquello las ayudó a realizar una conversación de más de cinco palabras. Esperaba que al menos te comportarás de la misma manera con sus demás compañeros de la mansión, aunque eso era pedir mucho y eso lo sabía.
A los pocos minutos después habías reconocido a una persona que se acercaba hacia ustedes, se trataba de la joven de Júbilo, ella mantenía un rostro sereno mientras caminaba junto a un chico de tez color azul, lo que había causando una pequeña impresión en ti debido a su apariencia, y debías de admitir que tenías cierta curiosidad acerca de saber cual era su mutación.
— Ya estoy pensando en cómo escapar— generó el de lentes color carmesí, mientras se acercaba a ambos recién llegados—. ¿Qué dices si llevamos de excursión a este tipo azul?— le preguntó a Júbilo, quien observó a el mencionado con una sonrisa juguetona—. Debe de haber un centro comercial aquí.
— ¿Comercial?— inquirió el chico de piel azul con un acento marcado, provocando una risa en Scott y sorpresa en los demás.
Aunque la mayoría del tiempo no salías de la mansión, por lo menos tu sabías que era ese lugar, pero él ¿Por qué no?
— Esto es una mala idea— admitió Jean a tu lado, mientras se acercaba un poco a los jóvenes—. Scott— le llamó la pelirroja con desánimo, transmitiéndole así que estaba inconforme con el plan.
— Ustedes han estado encerrados aquí por mucho tiempo— afirmó el antes mencionado, con cierta razón en su tono de voz—. Y ni siquiera esta el profesor.
— Quiero ir al centro comercial— pidió el de cabellos negros y piel azulina, a lo que decidiste acercarte un poco a Jean—. Conocer.
— Esta arreglado— pronunció Scott con una sonrisa, al momento de observar a los presentes.
— Yo preferiría no ir— formulaste en voz baja alado de Jean, quién se giró a verte con un toque de sorpresa.
— ¿Por qué no?— cuestionó Júbilo acercándose a ti—. Ya has salido muchas veces de la escuela ¿verdad?— afirmó para sí misma.
— Solo con el p-permiso del profesor o Hank— te limítate a bajar la mirada debido a la poca tensión que se había formado, Júbilo lo había notado así que solo río un poco para suavizar el ambiente.
— Esta bien (T/N), sino quieres ir no pasa nada— comentó Jean, observandote con una sonrisa.
— Te traeremos algo— agregó Júbilo con una sonrisa, asentiste manteniendo la mirada baja.
— Ad-diós— te despediste de los presentes, mientras que alguno de ellos se despedía.
Antes de irse, él profesor te había dado el permiso para que tu lograras comprar algunas cosas personales, pero como todos los días, irías a visitar a tu actual novio, no había problema en donde te encontrabas ya que él siempre te encontraría, por eso no lograste aceptar la salida que había organizado Scott. Quizás aquella salida te hubiera ayudado con tu temor social, pero estabas más a gusto estando con Peter.
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Cuando llegaste a una pequeña tienda de comercio observaste a tus alrededores esperando aún, lo que te aprecio extraño es que usualmente Peter siempre llegaba antes que tu, o inclusive ambos se encontraban en el camino. Ahora no podías dejar de pensar en cosas negativas, o quizás solo estaría haciendo algo que tomó su tiempo, pero de lo que estabas segura es que él llegaría.
Estabas apunto de entrar, solo que antes de hacerlo algo se había colocado frente a ti lo que lograste reconocer como un campo de fuerza de color púrpura y con ciertos toques de transparencia, el cual comenzó a disiparse revelando varios cuerpos desconocidos.
— ¿Es ella?— cuestionó una joven de tez morena, para después observabar de reojo a una mujer de un mechón púrpura.
— Si— respondió con un toque de seriedad.
— ¿Q-quiénes son ustedes?— tartamudeste con cierto pavor mientras retrocedía varios pasos.
— Mi niña...— el más grande de ellos se acercó a ti, a paso lento—. No tienes que temer.
— Retrocede— pronunciaste en un tono amenazador.
Tenías que aprender a defenderte, por ello habias tenido clases para controlar tus poderes, así que después de varios segundos unas llamas en color carmesí comenzaron a aparecer en tus brazos. Ambas mujeres que anteriormente estaban conversaron, habían observado aquella escena con sorpresa, la tercera persona simplemente se había impresionado un poco. Mientras que el hombre que se encontraba frente a ti, sonrió complacido.
— Nunca te había visto en mi vida— dejaste en claro hacia él de tez azul, quién solo escuchó atentamente.
No sabias si realmente podrías acabar con las cuatro presencias, suponía que ellos también eran mutantes. Estabas indefensa debido a que tu mutación usualmente se salía de control gracias a tus sentimientos, aunque ellos aún no lo sabían.
— Eso no importa— los orbes de aquel hombre comenzaron a tornarse blanquecinos—. Los demás no entienden tus poderes, pero yo sí. Conozco todo tu alcance— observaste como es que las llamas de tus brazos comenzaban a expandirse hasta tus hombros e inclusive llegaste a ver algunas llamas en tu cuello—. A diferencia de otros que te quieren encerrar, yo prometo que te liberaré de esa oscuridad. ¿No es lo que más anhelas? Tocar a una persona sin miedo de quemarlo.
Lo observaste con un semblante afligido, estaba mencionando las cosas que tu siempre soñaste con hacer. Querías tocar a una persona sin miedo de dañarla, eso era lo que más anhelabas después de todo sentías que las clases del profesor no estaban dando muchos resultados.
— ¿Cómo sabes eso?— cuestionaste retrocediendo un poco, él mayor solo río.
— Yo se todo de mis hijos, como también se que tomarás una buena decisión, mi niña— colocó una mano frente a ti, esperando que tomarás—. No te preocupes, estarás en buenas manos. Nadie va a poder hacerte daño, tu poderes no interferirán con tu vida a partir de ahora ¿Quieres eso?
— Si— respondiste bajando la mirada, para al mismo tiempo bajar las llamas de tus manos.
— Entonces toma mi mano— lo observaste con toque de temor—. Te aseguro que no pasará nada.
Te acercaste hacia él con cierta confusión, solamente pensabas en que quizás él te ayudaría. Lo necesitabas, después de todo ¿qué podría pasar? Así que tomaste su mano con miedo, provocando una gran sonrisa satisfecha en él. Todo lo que querías en la vida era ser aceptada, querer tocar, abrazar, besar a muchas personas y quizás esta persona te ayudaría a cumplir ese sueño tan ansiado.
— Eso es— generó el de tez azul con satisfacción—. Ahora nada podrá asustarte, mi pequeña Blackfire.
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